El
Viernes Santo se realizaron los oficios religiosos de la pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo, en el altar exterior de la iglesia Santiago Apóstol en Medjugorje. A las 16 horas se rezo el rosario, y a las 17 horas el oficio religioso de la Pasión de Cristo, fue dirigido por el vicario parroquial de Medjugorje, fray
Ivan Hrkać, y con él estaban el párroco de Medjugorje,
fray Zvonimir Pavičić,
fray Vjeko Milićević y muchos otros sacerdotes. La Pasión de nuestro Señor Jesucristo fue cantada por fray Zvonimir Pavičić y fray Vjeko Milićević junto a los miembros del
coro parroquial de Medjugorje "Reina de la Paz", bajo la dirección de
sor Irena Azinović.
"Hermanos y hermanas, hoy la iglesia está en gran silencio. Iniciamos este servicio en gran silencio, sin tocar campanas, sin cantar. Estamos todos reunidos aquí esta noche para conmemorar la pasión de Cristo. Nos sentimos desconcertados, conscientes de que no podemos comprender el horror o lo extraordinariamente sublime que es este momento y la grandeza de Dios, la cercanía de Dios con nosotros. Reunidos en esta santa ceremonia, recordamos el día más difícil y los momentos más difíciles que vivió Jesús durante su estancia en la tierra, y pasó por la tierra haciendo sólo el bien. La cruz es el centro de hoy, la cruz ante la que hoy nos inclinamos no es para nosotros sólo un medio de tortura, en el que los condenados mueren en terrible agonía. La cruz es signo de nuestra salvación. Quizás nos hemos acostumbrado tanto a ver a Jesús crucificado que este signo ya no tiene un significado real para nosotros".
"Por lo tanto, detengámonos hoy al menos por un momento, recordemos que hemos sido redimidos con el precioso precio pagado por nosotros por el Hijo de Dios. Especialmente aquí, en Medjugorje, en el agradecimiento de nuestros corazones, donde resuenan en nosotros las palabras de Jesús desde la cruz: 'He aquí a tu Madre'. Y nuestra Madre María, que silenciosamente escudriñó en su corazón esta hora tan dolorosa de la vida de Jesús y está hoy con nosotros como don. Como quien ora por nosotros, quien nos encomienda a su Hijo, quiere atraernos al misterio de la cruz, la cruz de Cristo, para transformar nuestro corazón, nuestras palabras y obras, nuestra vida a la luz de la buena nueva que Jesús trajo a esta tierra. Llevemos, pues, con nuestra Madre ante nuestro Salvador crucificado todo lo que somos, nuestras alegrías y tristezas, esperanzas y angustias, salud y enfermedad, todo lo que nos hace lo que somos porque Él llevó nuestros dolores en el árbol de la cruz. Que el Señor conceda que el silencio, la meditación y la templanza de hoy se conviertan en la alegría del amanecer pascual, no sólo en el culto de la Iglesia, sino también en nuestras vidas. Amén", dijo fray Ivan Hrkać en su sermón.
Al finalizar el rito de la Pasión del Señor, los fieles fueron uno a uno a besar a Jesús en la cruz y, como es costumbre en toda la Iglesia católica, también se recogió en Medjugorje la limosna para Tierra Santa.
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