Querido hermano y hermana en el Señor,

¡Recibe hoy la paz y alegría de Jesús y de María!

¡Seguramente tu deseas tener la fuerza espiritual necesaria para no desanimarte ante las dificultades de la vida…!

¡Seguramente tú deseas tener la autoridad espiritual para rechazar a Satanás, las tentaciones, y el pecado…!

¡Seguramente tú deseas tener la fortaleza para poder sostener a otras personas, llevándoles paz y alegría…!

Si éste es tu deseo y tu anhelo, entonces la Reina del cielo te da las claves para tener esa fuerza y esa paz en todas las circunstancias que tendrás que vivir a lo largo de este año; y estas claves son: la oración, el ayuno y la renuncia.

La práctica diaria de estas tres joyas de nuestra vida espiritual, nos ayudarán a despertar y a renacer.

Lamentablemente, son muchos los católicos que viven como dormidos, o con agonía espiritual. Esto les impide tener paz y alegría.

Sin embargo, cuando empiezan a poner en práctica la renuncia, el ayuno y la oración, van saliendo del letargo en el que se encontraban; comienzan a ver la vida con ojos nuevos; experimentan un nuevo nivel de amor que necesitan compartir con otras personas. Entonces se les hace más fácil perdonar a los demás, tener paciencia con todos y tomar con buen humor las cosas que antes les hacían enojar o que les amargaba.

La oración: es esencial para pedirle al Espíritu Santo la fortaleza necesaria para poder renunciar a todo lo que no es de Dios; a todo lo que sea contrario a su voluntad, incluso aquello que tiene apariencia de bien, pero que no es la voluntad del Señor para nosotros.

La oración nos ayudará a renunciar a pensar mal de los demás, y a dejar de ejercer -como dice el Papa Francisco- el terrorismo de los chismes, para aprender a minimizar los defectos ajenos y revalorizar las cualidades de los demás. Entonces ayunaremos no sólo de alimentos, sino también de todo pecado de pensamiento, palabras, obra u omisión que podría alejarnos del Corazón Inmaculado de la Virgen María.

Si nosotros ejercitamos el apostolado de compartir los mensajes de la Reina de la Paz…, y si además compartimos reflexiones de diversos sacerdotes y testimonios de laicos, entonces debemos pedir al Espíritu Santo la sinceridad y la coherencia de vida, leyendo, reflexionando y tratando de poner en práctica -primero nosotros- su contenido.

Esta es -a mi entender- la clave de un ayuno, renuncia y oración que será agradable a Dios y que producirá efectos de bendición no sólo en nosotros y en nuestras familias, sino también en la Iglesia, en nuestros países y en el mundo entero.

Integrando la renuncia -a todo lo que no es de Dios-, al ayuno a pan y agua, y la oración hecha con el corazón, entonces retrocederá la pandemia no sólo del covid, sino de tantos otros males aún más graves que afectan a la salud espiritual y que pone en riesgo la vida eterna.

Que Nuestra Madre Reina de la Paz y San José -en este su año- nos ayuden a recorrer con su intercesión este camino de permanente conversión, fuente de una creciente paz y alegría para nosotros y para quienes nos rodean. Que así sea.

 

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