Entrevista a Marija por P. Livio

Compartir:

P. Livio: Queridos amigos, ahora tenemos en línea a Marija de Medjugorje que nos comunicará el mensaje de la Reina de la Paz de hoy 25 de noviembre 2020.

P. Livio: ¡Buenas tardes Marija!

Marija: ¡Buenas tardes padre Livio! Un saludo muy cordial a todos los oyentes de Radio María. Como cada 25 de mes, la Virgen nos ha dado un mensaje, y el de hoy, es el siguiente:

Queridos hijos, este es un tiempo de amor, de afabilidad, de oración y de alegría. Rezad, hijos míos, para que el Niño Jesús nazca en vuestros corazones. Abrid vuestros corazones a Jesús que se da a cada uno de vosotros. Dios me ha enviado a ser alegría y esperanza en este tiempo. Y yo os digo: sin el Niño Jesús no tenéis la ternura ni el sentimiento del Cielo que están escondidos en el Recién Nacido. Por eso, hijos míos, trabajad en vosotros mismos. Al leer la Sagrada Escritura descubriréis el nacimiento de Jesús y la alegría, como en los primeros días que Medjugorje dio a la humanidad. La historia será verdadera: lo que también hoy se repite en vosotros y en torno a vosotros. Trabajad y construid la paz a través del sacramento de la Confesión. Reconciliaros con Dios, hijos míos, y veréis milagros en torno a vosotros. ¡Gracias por haber respondido a mi llamada!

P. Livio: Marija, este es un mensaje extraordinario, un mensaje de Navidad, incluso me atrevería a decir, que es uno de los mensajes más navideños que ha dado en todo este tiempo.

Marija: Sí, es verdad. Es un mensaje muy bello, muy largo y muy navideño, como tú dices, y también es un mensaje muy comprometido. La Virgen, antes de que empecemos a decorar las casas con los adornos navideños, ya quiere empezar a obrar en y con nosotros, quiere transmitirnos las instrucciones para vivir este tiempo a la espera de la Navidad. Yo misma he quedado sorprendida por este mensaje, y me ha dado una alegría enorme, como en los primeros años en Medjugorje, cuando la Virgen nos decía que los campos no eran cultivados y que por el frio, la gente estaba tranquila en casa cerca de la estufa. No quiero decir, que la Virgen nos quiera cerca de la estufa, pero casi. Es bonito ver cómo la Virgen nos ha recordado la alegría de esos primeros años de su presencia entre nosotros. Ese es un don al que, desafortunadamente, parece que nos hayamos acostumbrado. Para mí, gracias a Dios, no es así. Antes de la aparición, estando con unos amigos, les decía que, gracias al Cielo, también hoy la Virgen nos iba a dar un mensaje porque Dios es tan misericordioso que nos manda a Su Madre para decirnos que nos ama. La ternura que Dios siente por la humanidad, con la presencia de la Virgen, no ha cesado. La Virgen nos quiere acercar al Paraíso para aliviarnos de todas las preocupaciones de este mundo de hoy. Como en tiempos del comunismo, durante el cual nos preocupábamos de cómo poder expresar de la mejor manera la Navidad en nuestras casas ya que no podíamos poner ningún signo que se viera por la ventana, pero la Virgen nos ayudaba con su presencia y nos decía que pusiéramos una flor en el pesebre de la iglesia como signo de nuestra pertenencia a Jesús y de lo que nuestro corazón le quería ofrecer. Con estos pequeños detalles, concretos como el de una flor, sentíamos una inmensa alegría escondida en el corazón ya que no podíamos decir para que queríamos esa flor. Era una cosa nuestra, personal que debíamos y queríamos hacer y nos llenaba de alegría. Era una cosa pequeña, pero grande a los ojos de Dios porque era una invitación de la Virgen.

P. Livio: En este mensaje se ve realmente que la Virgen es una madre que lleva en brazos a su Niño, pero también nos lleva a nosotros. ¿Cómo estaba hoy la Virgen? ¿Sonreía cuando te ha dado el mensaje?

Marija: La Virgen se veía serena, como siempre, a pesar de la situación que nosotros vivimos. Aquí, ya sabes que estamos en la zona roja. De hecho, mis amigos de Medjugorje me preguntan por qué no vamos allí ya que se está mucho mejor. Pero en estos días hemos tenido un luto en casa ya que ha muerto mi suegra con 94 años y habíamos decidido quedarnos aquí para estar cerca de ella y tengo que decir que ha sido un tiempo de unidad familiar y al mismo tiempo también de gracia. Cuando ya no había nada que hacer y nos preguntaron si la queríamos llevar al hospital o tenerla en casa, decidimos que se quedase en casa como siempre se había hecho en Medjugorje en estos casos. Además, si la mandábamos al hospital significaba no poder estar cerca de ella con la oración, el afecto y las pequeñas cosas que le podían dar un poco de alegría. Este ha sido para mí también un tiempo de gracia porque la muerte forma parte de la vida. Hoy en día se quiere esconder la muerte y  deshacerse del muerto lo antes posible sin importar los sufrimientos espirituales de la persona enferma. Nosotros hemos vivido un tiempo de gracia y lo siento como un don de Dios que, a pesar de estar en la zona roja del Covid, hemos podido rezar mucho más y estar más unidos que nunca.

P. Livio: Marija, Piensas entonces que, a pesar de todo lo que está sucediendo, con toda esta agitación ¿podemos igualmente vivir con profundidad la alegría de la Navidad?

Marija: ¡Y no solamente! Yo digo que todos los nacidos, morirán. Esto es lo importante y la Virgen nos llama para que seamos conscientes de que la muerte forma parte de la vida. Hoy, de forma muy especial, la Virgen nos muestra a Jesús Niño, nos habla de Su ternura, de Su amor, Su calor, Su alegría… todo ese sentimiento del Cielo que se esconde en el recién nacido. Esto me ha llenado de una inmensa felicidad porque cada corazón delante de un recién nacido se deshace. Este debe ser un estímulo para todos nosotros, para trabajar más en nosotros mismos. La Virgen nos quiere decir que, en este momento no es importante si nos dicen que estamos en zona roja o en zona amarilla, lo importante es la relación que haya entre nosotros y Dios y esto nadie nos lo puede quitar. Nosotros estamos en el proyecto de Dios y esto nos debe dar la paz interior. No debemos buscar nuestra tranquilidad en las medicinas, en las vitaminas, etc., etc. Cuando la hermana muerte llama a la puerta, no hay medicina o vitamina que valga. Por tal motivo, nosotros debemos estar siempre preparados, porque la muerte forma parte de nuestra vida. La Virgen nos mostró el Paraíso, el Purgatorio y el Infierno para decirnos que nuestra vida no se acaba aquí sino que continúa en el Paraíso. Ayer celebramos 20 años de la muerte del padre Slavko y para nosotros era un día de fiesta porque celebrábamos el haberlo conocido. El padre Slavko era un sacerdote que vino a Medjugorje mandado por su obispo para observar todo lo que sucedía en Medjugorje. El padre Slavko se puso en primera línea y empezó a seguir todo lo que la Virgen pedía. Era un gran hombre, un hombre humilde, tan humilde que daba a los demás lo que le regalaban a él. Una vez, yo le regalé un jersey muy bonito, muy franciscano y pensé que le iría muy bien para subir a la colina porque era de muy buena lana. Pasaban los días y yo no le veía el jersey hasta que le pregunté y él ¿Qué crees que me respondió? Que se lo había dado a otra persona que lo necesitaba más que él. Yo le veía siempre con un jersey de algodón y me hacia sentir mal, por eso pensé que era el regalo ideal para él. La Virgen, durante estos años, nos ha explicado en tantos mensajes que nosotros somos un regalo para los demás y los demás para nosotros, que somos un don de Dios. Yo pienso en tantos peregrinos que vinieron a Medjugorje, tantas personas que llevo en el corazón y que ahora ya están en el Paraíso. Tantas personas que en este momento escuchan Radio María y nos sentimos unidos en el amor, en la batalla, en la oración … siendo, como dice la Virgen, el mundo nuevo, aquel mundo nuevo que lo ve todo positivo, más bonito, más alegre, más amoroso. Gente que cada día combate contra el mal con pequeños gestos de amor y de oración. Recordemos que la Virgen dijo que con la oración y el ayuno, incluso las guerras podemos alejar. Por lo tanto, debemos creer que el bien vence sobre el mal, incluso en la situación actual.

P. Livio: Marija, la Virgen nos dice que la Navidad es una historia real y que esta historia de Navidad se puede revivir también hoy. ¿Qué quiere decir con esto?

Marija: Quiere decir que nosotros debemos permitir que Jesús nazca en nuestro corazón como puede ser a través de la lectura de la Sagrada Escritura, como nos ha dicho la Virgen en tantos mensajes. También en el mensaje de hoy nos dice que leyendo la Sagrada Escritura descubriremos el nacimiento de Jesús y la alegría. De ese modo, también nosotros sentiremos la ternura que los pastores sintieron cuando se acercaron a Jesús y la alegría que sintieron los Reyes Magos. La felicidad del nacimiento no fue solo para la Virgen y san José, sino también para todos aquellos que se le acercaron. Por esto, nosotros debemos trabajar para construir esa paz que nos llega solamente a través de Dios. La Virgen nos pide construir un mundo que no se acabe nunca porque, como cristianos, no moriremos nunca. Hemos nacido a imagen de Dios y por eso no moriremos nunca ya que cuando muramos en la Tierra, naceremos en el Paraíso, tal como nos dijo la Virgen del padre Slavko.  La Virgen llevó a Vicka y Jacob físicamente al Paraíso, al Purgatorio y al Infierno para que testimoniaran a aquellos que no creen que existan. Los demás videntes lo vimos solo como a través de una ventana. En el Paraíso veíamos a las personas felices, hermosas… eran imagen de Dios. En la Tierra hay gente guapa, gente fea, gente delgada, gente gorda, en cambio en el Paraíso son todos perfectos como Dios. Nosotros debemos intentar ir hacia esa perfección como nos pide la Virgen desde hace casi cuarenta años.

P. Livio: Entendemos que la Navidad es una historia real si la vivimos en nuestro corazón, por lo tanto, debemos hacer que Jesús nazca en nuestro corazón. Así comprenderemos que es una historia real porque la podemos experimentar.

Marija: Exactamente. Yo entiendo siempre mejor porqué la Virgen nos dijo que pusiéramos la Sagrada Escritura en un lugar visible de la casa y la leyéramos cada día. Yo me acuerdo que en mi familia no era el sacerdote el que venía a casa para bendecirnos, sino que era mi padre el que lo hacia y aquel signo de la cruz en la frente cuando salíamos de casa, o el agua bendita que mi madre echaba en la casa y sobre nosotros antes de que nos despertáramos. A veces nos reíamos de ella diciéndole que bastaba una gota y no media botella, pero ella era tan generosa, que lo era también con el agua bendita. También ponía en la comida la sal bendecida diciendo que ello hacía siempre bien. Por esto, en este tiempo de preparación para la Navidad, debemos prepararnos también con esas pequeñas oraciones juntos, volviendo a esas costumbres de antes que muchos han olvidado. Podríamos empezar ahora en el tiempo de Adviento, como si se tratara del calendario de los niños en el que hay una chocolatina para cada día, con siete Pater, Ave María y Gloria, un rosario, las letanías, etc. En Medjugorje tenemos una costumbre muy bonita que por la mañana, durante el tiempo de adviento, a las cinco de la mañana hay la Santa Misa y las únicas luces encendidas en la iglesia, hasta hace muy pocos años, eran las de las velas del altar lo que significaba la espera del nacimiento de Jesús. Me acuerdo que, muchos días después de la misa se volvía a casa y nos metíamos otra vez en cama ya que todavía era oscuro, frío y no había nada que hacer. Incluso íbamos con el pijama debajo del abrigo con bufanda, gorro y las botas, así era más fácil meterse en la cama una vez volvíamos a casa. Debo decir que siento nostalgia de esos tiempos. Es verdad que ahora no podemos ir a misa a las cinco de la mañana, pero sí que al despertarnos, antes de desayunar, podemos hacer una pequeña oración. Cada uno de nosotros puede elegir alguna, como por ejemplo, una oración al Niño Jesús que, si buscamos en internet, encontraremos muchas.

P. Livio: Marija, la Virgen nos llama también al sacramento de la confesión.

Marija: Sí, esta es la cosa más bonita. Me acuerdo de que cuando la Virgen llegó con el nombre de Reina de la Paz a Medjugorje, nos dijo: “Paz, paz, paz”, “Paz entre Dios y entre los hombres”. Este es el mensaje más importante de la Virgen con el cual se presentó en Medjugorje. Me acuerdo de que en la primera Navidad que la Virgen pidió que fuéramos a confesarnos, lo primero que se debía hacer era pedir perdón al prójimo. Es decir, no puedo ir a confesarme si primero no hago las paces con mi hermano. Esta Navidad puede ser también especial en esto ahora que estamos más juntos con la familia más cercana. Tantas veces la relación se empobrece, surge indiferencia. Ahora es un buen momento para hacer algo para reavivar esa relación y hacer que haya paz y haciendo ese gesto del perdón para así poder ser un verdadero don unos para otros. Este tiempo de Adviento nos ayuda mucho. Me acuerdo que durante ese tiempo, como grupo de oración, nos poníamos en el silencio de nuestra habitación, o yendo a la colina de la aparición o a la colina de la Cruz con papel y lápiz para preparar nuestra confesión. No esa confesión en la que se repiten siempre los mismos pecados, sino que debe ser un camino. El padre Slavko, que era mi guía espiritual, y lo digo con mucho orgullo. Él era el que siempre se sacrificaba, parecía duro cuando me hacia levantar temprano por la mañana para ir a la colina de la aparición o la colina de Cruz, pero eso que parecía un sacrificio, me hacía sentir muy bien, a pesar del frío que hacía en muchas ocasiones. A esa hora de la mañana con la aurora en el cielo al descender la colina, sentía una gran felicidad. Lo hermoso de ese sentimiento es que sientes haberlo hecho por Dios. Se siente una satisfacción enorme cuando se ora por los que no oran, se ama por los que no aman a Jesús. ¡Estas experiencias son extraordinarias! Sobre todo después de una confesión bien hecha que te hace sentir en paz con Dios y con el prójimo. Desde la colina decía todas las oraciones del movimiento de Renovación del Espíritu y me sentía la mano extendida de Dios en este mundo. Nosotros debemos ser bendición para todos, no maldición sobre todo en estos momentos en que el mundo está tan necesitado de paz y de esta bendición que se encuentra solamente en Dios.

P. Livio: Sí Marija. Esta frase de la Virgen me ha impresionado mucho porque realmente este es un mundo descuidado, con gente enfadada, con miedo por el futuro, con más daños espirituales que de salud. Si nosotros, todos, acogiésemos a la Virgen y creyéramos que Dios la ha mandado para ser gozo y esperanza en este tiempo de prueba, sería todo muy diferente.

Marija: Es verdad. Es muy bello sentir que la Virgen es el verdadero gozo. Yo lo experimento cada día porque, como tú sabes padre Livio, Ivan, Vicka y yo tenemos todavía la aparición diaria. Pero hay gente que no entiende el sentido de todas esas apariciones y a veces me preguntan lo que tiene que decirnos. Yo les contesto siempre que la Virgen es nuestra certeza de que Dios no nos abandona y de que nos ama. En estos tiempos, a través de la Virgen, Dios ama a toda la humanidad.

P. Livio: Sí, realmente es así. Aunque la misma Virgen dice que solamente una pequeña parte la entiende y la sigue.

Marija: Sí, en este momento en que esperamos que tantas personas vuelvan a Dios, vemos que son tantas las personas que han vuelto a la oración pero que no van a la iglesia. Ahora nos han metido en la cabeza, como a nosotros durante el comunismo, que la fe no es una cosa de la sociedad sino una cosa personal. En cambio, no es así. Yo formo parte de la sociedad y mi fe forma parte de ella. Dios nos dio los diez Mandamientos y nos pidió seguirlos y respetarlos para vivir en armonía. La Virgen nos insiste precisamente en que volvamos a Jesús, a aquel Niño Jesús que nació en un establo por no encontrar un lugar en las casas. Pero también hoy el Niño Jesús nacerá en el corazón de tantas personas. Agradezcamos pues a la Virgen que nos está repitiendo continuamente que no nos olvidemos de que Dios le ha permitido estar entre nosotros.

P. Livio: Marija, ¿Tú harás el pesebre en tu casa este año?

Marija: ¡Por supuesto! Nunca he dejado de hacerlo. Tantas veces incluso dos, uno dentro de la casa y uno en el balcón. Es a través de estos signos que damos testimonio a los demás. Os quiero contar una cosa que me pasó hace algún tiempo. Detrás de casa tenemos un parking muy grande cerca de un hospital donde llevo a nuestro perro de paseo ya que también él lo necesita. Mientras daba el paseo, yo rezaba con el rosario en el bolsillo cuando vi a un hombre que iba de aquí para allá rezando con un rosario de madera en la mano. Me acerqué a él y vi a una persona con paz interior, me fijé en él para ver si era un sacerdote ya que es muy raro ver en la ciudad a alguien que reza abiertamente. Le dije que era bonito ver a una persona rezando así en la calle y él me contestó que cada día, después del trabajo, iba allí para rezar por todas las personas que estaban en el hospital. Me gustó mucho oír eso y me dio una idea. Pensé que ya que yo no puedo entrar en el hospital, sí puedo rezar por ellos. Son tantas las ideas que podemos poner en práctica como la de este señor con el rosario.

P. Livio: La Virgen en este mensaje nos dice que veremos milagros a nuestro alrededor. Debemos pensar entonces que con la oración podremos poner fin a la tragedia de la humanidad como la de esta pandemia.

Marija: Sí, porque la Virgen nos ha dicho que con la oración y el ayuno podemos alejar las guerras. Nosotros debemos rezar y ponernos en manos de Dios ya que la vida y la muerte están en sus manos. Debemos estar tranquilos porque no sabemos de donde viene esta pandemia y debemos confiar en el Señor, confiar en Su Santísima Madre y orar porque sabemos que la oración hace milagros. La Virgen nos lo ha dicho miles de veces y nosotros debemos confiar. Solo el Señor sabe lo que es bueno para nosotros, para nuestra alma, para nuestra familia y para nuestro futuro y en nuestra vida cotidiana debemos intentar mejorarlo intentando hacer todo el bien que podamos caminando hacia la perfección. Debemos ser responsables de dejar un futuro mejor a nuestros hijos.

P. Livio: Dejemos pues que el Niño Jesús nazca en nuestro corazón.

Marija: Sí, la cosa importante es estar con Dios. Cuando cumplimos la voluntad de Dios, nuestro corazón está en paz y con gozo.

P. Livio: Gracias Marija por tu testimonio y pasamos ahora a la oración.

 

 TRADUCCIÓN: Equipo de traductores de Amor de Déu

Compartir: