28 de mayo de 1999

Saludo a todos los que esperan los mensajes de la Virgen y que tratan de seguirlos. Como siempre, recordemos antes el mensaje de abril. En él, María nuevamente nos invitó primero a orar y a través de todos sus mensajes aquí resulta claro, que la oración es extremadamente importante para la Virgen, pero resulta claro también que muchas personas todavía aún no oran. Debemos hacer todo lo posible a fin de que nuestra oración sea un encuentro con Dios y es que muchas veces para nosotros la palabra Œoración¹ significa en realidad pedir algo que necesitamos. Es cierto, en ese encuentro, también debemos pedir por nuestras necesidades, pero tampoco debemos olvidar que encontrarnos con Dios significa asimismo alabarlo, darle gracias, tratar de entender Su voluntad y luego seguirla, estar en silencio con el y finalmente pedirle lo que necesitamos. El segundo punto en el mensaje de abril fue que María quiere que seamos portadores gozosos de paz en este mundo sin paz. Hay que aclarar que llevar la paz y el amor es la tarea más hermosa que un ser humano puede recibir, porque no hay nada más grande que cualquiera de nosotros pueda desear que la paz y el amor. Con todo, es también la tarea más difícil de realizar, porque, si fuera tan fácil, el mundo entero estaría lleno de portadores de paz y de amor. ¿Por qué es tan difícil? El último señalamiento que María hace en ese mensaje nos ayuda a entenderlo. Ella nos dice ora e intercede por nosotros para que nuestro comportamiento sea siempre cristiano. A fin de entender mejor el comportamiento cristiano, pensemos en lo que comúnmente consideramos un comportamiento normal. Lo normal es que ajustemos nuestro comportamiento al comportamiento de los demás. Esto significa que cuando alguien nos lastima, al llenarnos de odio en nuestro corazón, lo normal es que decidamos injuriarlo y pagarle con la misma moneda. Si alguien nos hace el bien, le correspondemos con el bien, pero si alguien nos daña, también nosotros lo dañamos. Pero Jesús, al referirse a este tipo normal de comportamiento, dijo que es así se comportan los paganos y que por eso no tiene nada de especial. El comportamiento cristiano consiste en ajustar mis pensamientos, palabras y obras según el comportamiento de Cristo y no según el de los demás. Es decir, hacer con otros lo que Cristo hace conmigo, lo que El me dice y piensa de mí. Esto es muy difícil para nosotros y no hay técnicas ni energías que puedan llevarnos instantáneamente a tener un comportamiento cristiano. Más bien se trata de trabajar espiritualmente en nosotros mismos a través de la oración, el ayuno, la confesión etc. e insistir en ello sinceramente hasta que todo eso se convierta en algo normal para nosotros y llegue a ser un alimento diario para nuestro espíritu. Si actuamos así, seguramente paso a paso nuestro comportamiento será cada día más cristiano. María quiere que seamos sus testigos a través de la oración y el ayuno y en esto, Medjugorje ha dado nueva vida a la ayuno. El ayuno es un llamado celestial y una costumbre bíblica y también cristiana. Sabemos que el ayuno había sido olvidado en general y esto no era correcto. Por eso, es bueno que renovemos nuestra decisión y que oremos nuevamente pidiendo la gracia de ser capaces de ayunar.

Los videntes Vicka, Ivan y Marija, según creemos nosotros, siguen teniendo apariciones diarias. Marija estuvo aquí 10 días en mayo y nos prometió volver para el Aniversario. Ivan y Vicka están en casa y dan su testimonio a los peregrinos diariamente, mientras que Mirjana, Ivanka y Jacov también están en casa y llevan una vida de familia normal. Mirjana y Jacov también hablan con los peregrinos ocasionalmente, mientras que Ivanka ha escogido vivir más tranquilamente. El flujo de peregrinos está creciendo nuevamente día a día. La reacción inicial de temor por la guerra de Kosovo y Yugoslavia, parece que se ha desvanecido. Nunca hubo un motivo real para este temor, pero cuando la gente tiene miedo no hay nada que hacer. Sin embargo, este miedo se ha desvanecido y la gente está regresando en cantidades cada vez mayores.

En lo personal, yo quisiera decirles que del 30 de junio al 6 de julio tendremos una Conferencia Internacional de Sacerdotes a la cual invito a todos los sacerdotes. Les pido a todos los grupos de oración que avisen a sus sacerdotes de este evento. El lema del encuentro será: DIOS PADRE, CREADOR DE LA VIDA – LOS SACERDOTES AL SERVICIO DE LA VIDA, AL SERVICIO DE LA VIDA NO NACIDA Y AL SERVICIO DE LA VIDA HERIDA. Sobre esto último estará hablando Sor Elvira. La conferencia también abordará el papel de los sacerdotes en la sanación. El Padre Jozo y otros más también nos hablarán. Invitamos cordialmente a todos y les pedimos a todos que oren por los sacerdotes.

Como ya es costumbre desde enero de 1987, María nos ha dado nuevamente un mensaje el día 25 del mes a través de Marija Pavlovic-Lunetti. Al leer este mensaje, vemos que la Virgen sigue fiel a su plan al pedir que nos convirtamos, que tengamos fe, que abramos nuestros corazones a Dios y que la aceptemos como maestra, a fin de que Ella pueda llevarnos al amor de Dios. Nos dice también que nos será más fácil orar, cuando llevemos el amor de Dios en nuestro corazón. Pero, como hemos estado haciendo desde hace algún tiempo con nuestras reflexiones, analicemos el mensaje punto por punto.

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TAMBIEN HOY LOS INVITO A CONVERTIRSE

La conversión es un llamado que se repite constantemente en la Biblia y María simplemente reitera este llamado bíblico. Ella nos ha invitado a la conversión muchas veces y muchas veces también hemos hablado de este tema en estas reflexiones. Debemos ser conscientes del hecho de que, con este mensaje, también hemos de prepararnos al próximo 18° Aniversario de las Apariciones en Medjugorje y, teniendo esto en mente, también sería bueno subrayar una vez más el propósito de la conversión. La conversión tiene muchas facetas. Primeramente es un llamado de Dios a volvernos a El y a guiar nuestra vida entera de todo corazón conforme a El, viviendo así bajo Su luz. Una parte importante de volver nuestra vida a Dios es apartarnos del mundo. Esto implica igualmente apartarnos de nosotros mismos, en el sentido de desterrar todo egoísmo y orgullo. Significa también apartarnos de nuestras heridas y de nuestra naturaleza pecadora. No debemos apegarnos a nada, ni siquiera a nosotros mismos. Si hay algún bien en nosotros y le prestamos demasiada atención, podemos caer en la soberbia y de nuevo alejarnos de Dios. Asimismo debemos apartarnos de los demás, en el sentido de que no permitamos que nuestro comportamiento se amolde a lo que ellos hacen y aquí, especialmente, debemos apartarnos de todo pecado. Esta es la faceta más difícil de la conversión, porque debemos distanciarnos de lo que hace el resto del mundo. Con todo, el mal y el pecado no nos soltarán tan fácilmente, porque tienen en nosotros buenos colaboradores debido a nuestro orgullo, a nuestra egoísmo y a otros malos hábitos. Estamos, pues, siempre necesitados del espíritu de fortaleza para permanecer fuertes en esta lucha entre el bien y el mal. La conversión significa, por tanto, acercarse más a Dios y apartarse del mal. Este volverse a Dios implica realmente crecer, crecer es la meta principal de la conversión. Sin embargo, podría fácilmente suceder que entendamos por conversión que sólo debemos apartarnos del mal, llegando a pensar que ya estamos convertidos porque no hacemos el mal, sin preocuparnos al mismo tiempo de crecer en el bien. Cuántas veces oímos decir a un cristiano: ³Yo soy un buen cristiano. No mato, no robo, no hago ningún mal.² Ciertamente es bueno no matar, no robar y no hacer ningún mal; pero para el cristiano auténtico no basta con no hacer el mal. Nuestra tarea consiste más bien en hacer siempre más y más el bien y hacerlo con un corazón alegre. Es aquí donde vemos que la conversión se relaciona con crecer en el bien. Una vez que hayamos aceptado de todo corazón este aspecto de la conversión y que trabajamos en ello continuamente, empezaremos a crecer efectivamente en nuestra relación con Dios, con los demás y con todo lo que nos rodea. Sólo entonces habremos entendido lo que la Virgen desea realmente de nosotros. Sólo de este modo podremos prepararnos bien al 18° Aniversario de las Apariciones de la Virgen. Más adelante, María nos dice…

Y A CREER MAS FIRMEMENTE EN DIOS

Veamos primero el término en latín ŒCREDO¹, el cual proviene de dos palabras: ŒCOR DARE¹ que significa ŒCORAZON PARA DAR¹ o dar el propio corazón. Este es el significado fundamental de la fe y de creer, aunque ciertamente debemos diferenciar ambos conceptos. Si bien el conocimiento es naturalmente muy importante para nuestra fe, la fe concierne primordialmente a la apertura del corazón. Fe significa amar, dar y confiar, porque aquel que confía también se mantiene firme. Por eso decimos AMEN, palabra de origen arameo, que significa mantenerse firmes en Dios, tener paz y no tener temor. Lo que María nos dice aquí nos recuerda igualmente el primero de los Diez Mandamientos: ³Yo soy el Señor, tu Dios, y nadie más.² En el mundo actual es común ver que muchas personas que no tienen fe en Dios aún así creen en algo, aunque se trate más bien de una superstición o de una falsa fe que tanto se ha extendido hoy en día. ¡Cuántas personas buscan respuesta a sus vidas y especialmente a su futuro en los horóscopos, acudiendo a médiums o haciendo uso de péndulos, de la lectura del tarot, de la palma de sus manos etc…? Todas esas cosas dejan a la gente descentrada, la hacen perder la firmeza y por eso hay tantas personas deprimidas, que han perdido el sentido de la vida, que están enojadas y que han perdido el camino. Esta es también la razón de que muchas personas se nieguen a la reconciliación, de que haya tanta violencia, de que la vida no nacida se asesine con tanta frialdad y de que las guerras estallen tan fácilmente. Todo esto es un síntoma de que la gente está descentrada.

Dios creó al hombre para El y el hombre nunca encontrará la paz sino en Dios. Así lo dijo San Agustín y fue por experiencia propia, ya que su corazón no pudo encontrar la paz hasta que no encontró a Dios. Si vemos la vida de María, nos daremos cuenta de que Ella puso a Dios en primer lugar en su vida. Y eso mismo nos ha pedido que nosotros lo hagamos en muchos de sus mensajes. Poner a Dios en primer lugar en nuestra vida significa en realidad estar en Dios, en Su luz, en Su vida, en Su amor y en Su misericordia. Es aquí donde podemos descubrir la conexión entre la conversión y la fe, porque convertirse significa seguir el camino que nos lleva siempre a profundizar más en la fe, en Dios. Es muy importante que, después de este mensaje, nos decidamos a orar pidiendo la gracia de la fe y que demostremos también que somos buenos alumnos de la escuela de María, porque estar en la escuela de María significa decidirnos por Dios sin importar cuál sea nuestra situación. Comenzaremos un nuevo camino o seguiremos en este buen camino sólo si nos decidimos por Dios continuamente. No olvidemos que la primera oración que María rezó con los videntes aquí fueron las primeras palabras del Credo: ³Creo en Dios…². Ella dijo también que había venido a decirnos que Dios existe. En este mundo ateo, sin Dios, en el que la gente ha perdido a Dios, al mismo tiempo ha perdido todo sentido de lo moral y de lo ético. El único camino que puede conducir nuevamente a la gente y al mundo entero a la paz es sencillamente la decisión por Dios. El tercer punto que María señala en el mensaje de este mes es…

USTEDES BUSCAN LA PAZ Y ORAN DE DIFERENTES MANERAS, PERO AUN NO LE HAN ENTREGADO SUS CORAZONES A DIOS PARA QUE EL LOS LLENE DE SU AMOR

Este llamado, por supuesto, está estrechamente relacionado con el llamado a creer más firmemente en Dios. Y es que cuando creemos más firmemente, nuestro corazón ya está en Dios. Por eso, es crucial que nos preguntemos qué es lo que nos impide entregar nuestro corazón a El o bien, cuál es el motivo para que aún no le hayamos entregado nuestro corazón. Aquí sencillamente debemos pensar en nuestro pecado, porque es el pecado lo que nos aparta de Dios. Y la situación de pecado consiste primero que nada en haberle cerrado nuestro corazón a Dios y, a causa del pecado, habernos vuelto al mundo. También la soberbia es un gran obstáculo aquí. La soberbia es, respecto a la fe, la instancia más resistente y renuente. Dios dice: "Yo soy tu Dios y nadie más". Pero la soberbia hace decir a la gente: "¿Quién eres Tú?" y con ello se erige a sí misma en dios. Con todo, Dios quiere encontrar nuestro corazón abierto a fin de poder llenarlo de Su amor. Por eso no es comprensible y tampoco explicable que una persona pueda tenerle miedo a Dios, cuando El de hecho desea llenar nuestro corazón con lo que más anhela y que es el amor. Y cuando nuestro corazón está lleno de amor, entonces nuestra vida puede también conformarse tal como nosotros anhelamos que sea. Como consecuencia, las vidas de otros también cambiarán de la forma que más anhelan, porque desearemos para ellos lo que nosotros ya tenemos. Nadie desea vivir con personas que en su soberbia se han erigido como dioses o que adoran otros ídolos del mundo, porque es entonces que la gente corre peligro. Todo el miedo que es tan evidente en todas partes hoy en día surge por la misma razón y es que el corazón de los hombres ya no está lleno de amor. La Biblia nos dice que donde hay amor no puede haber temor. Por tanto, una vez más sólo nos queda la decisión de orar pidiendo la gracia del amor, para que seamos capaces, en el amor, de renovar nuestra relación con Dios y vivamos así en paz. María dice además…

POR ESO ESTOY CON USTEDES, PARA INSTRUIRLOS Y ACERCARLOS MAS AL AMOR DE DIOS

Ella menciona aquí dos motivos para estar con nosotros: para instruirnos y para acercarnos más a Dios. Pronto serán 18 años desde que comenzó a aparecerse aquí y esto significa que Ella realmente está con nosotros diariamente. Debemos reconocer que María, en este mensaje, no habla de Sí misma simplemente como nuestra Madre, sino también como nuestra maestra. En su encíclica de 1987, MADRE DEL REDENTOR, el Papa hace hincapié en que María no sólo fue Madre de Jesús sino también Su maestra y que por tanto, es igualmente nuestra Madre y nuestra maestra. El Papa dijo también que María es quien mejor puede ayudarnos a conocer a Jesús porque fue Ella, y nadie más, quien mejor lo conoció precisamente por ser Su Madre y Su maestra. Ella nos puede ayudar a conocer a Jesús como ningún otro Santo. Por tanto, es bueno ser conscientes del hecho de que cada uno aceptamos a nuestra madre terrena con alegría, porque las madres siempre sirven a los hijos más que ninguna otra cosa. Por ejemplo, cuando una mamá cocina, limpia, lava o plancha y hace todas esas otras cosas que son tan necesarias para el bienestar de los hijos, es siempre aceptada y querida. Pero es más difícil aceptarla como maestra y es ahí donde surge el conflicto. Y es que tan pronto como ella comienza a necesitar algo de nosotros, por ejemplo cuando trató de enseñarnos a decir "gracias" o a hacer algo, nosotros, ya desde pequeños, aprendimos a decir "no" y a oponer resistencia. Con todo, es ciertamente la madre como maestra la que sabe todo porque conoce bien a su hijo, ella sabe todo lo que él es capaz de hacer y conoce todas sus debilidades. Por eso, su rol como maestra es siempre apropiado. No obstante, especialmente en los años de la primera juventud, se dan muchos conflictos entre padres e hijos porque los hijos no aceptan a sus progenitores como maestros. Lo mismo sucede entre María y nosotros. Disfrutamos muchísimo que nos diga: "Los amo inmensamente", "ustedes me pertenecen", "Yo soy su Madre", "Yo oro por su conversión", y no tenemos problema en aceptar estas palabras. Pero cuando viene a nosotros como maestra y nos dice: "oren diariamente", "oren sin cesar", "vayan a la Santa Misa", "adoren a mi Hijo", o cuando dice "ayunen", de pronto encontramos muchas excusas y nos resistimos bastante a escuchar lo que Ella nos enseña. Es fácil aceptar a María como nuestra Madre, a fin de que nos sirva, pero es muy difícil aceptarla como maestra. Esto lo vemos a menudo con los peregrinos, cuando por ejemplo vienen en busca de una ayuda, cuando vienen buscando precisamente a la Madre que ayuda y que sirve. Esto, por supuesto, está bien, sobre todo si después de recibir la ayuda que necesitaban aceptan también lo que Ella les pide. Pero todos corremos el riesgo de olvidar fácilmente lo que María nos dice como maestra además de Madre.

Ahora que nos preparamos para el 18° Aniversario, yo quisiera decirles que, a pesar de cualquier resistencia que podamos encontrar y de todos nuestros malos hábitos, debemos aceptar a María como maestra y que, sin importar cómo nos sintamos, simplemente hagamos lo que Ella nos pide. Por tanto, debemos orar en la mañana, durante el día y en la noche, ayunar dos veces por semana, acudir a la confesión mensual, asistir a la Santa Misa, leer la Sagrada Escritura, amar a Dios y amar y ser misericordiosos con los demás — simplemente hacer todo lo que Ella nos ha enseñado como nuestra maestra. Si hacemos todas estas cosas, entonces todo lo demás que Ella desea también se realizará y nos llevará al amor de Dios. Aquí podríamos recordar lo que María hace con Mirjana el día 2 de cada mes, que es orar por los no creyentes y esto quiere decir, por aquellos que aún no han experimentado el amor de Dios. Esta oración comenzó el 2 de agosto de 1987 y se repite cada mes. Es uno de los deseos más importantes de María, porque sólo la experiencia del amor de Dios puede llevarnos a hacer lo que Ella nos pide. Pensemos un momento en nuestra experiencia humana. Si amamos al maestro, llegaremos a amar la materia que nos enseña, pero si no amamos al maestro, nunca llegaremos a amar la materia. Así, si amamos a nuestra Madre, aceptaremos más fácilmente lo que Ella está tratando de decirnos. Aunque, ciertamente, todos sabemos que es más fácil amar cuando nos ofrecen un camino más fácil que aquel que nuestra Madre Celestial nos está ofreciendo. Al final y a fin de resolver el problema de orar y de todo lo demás, María nos dice que debemos amar a fin de poder hacer lo que Ella nos dice…

SI USTEDES AMAN A DIOS POR ENCIMA DE TODO LO DEMAS, LES SERA FACIL ORAR Y ABRIRLE SUS CORAZONES A EL

Aquí resulta claro que debemos orar pidiendo diariamente la gracia de poder amar. Y yo espero que en estos 18 años sigan conduciéndonos más profundamente en el amor que Dios nos tiene. Quisiera terminar con esto nuestra reflexión, pero antes les pido a cada uno que también oren diariamente por el mundo entero, por todos los demás, por nosotros para que lleguemos a experimentar el amor de Dios y para que nuestros corazones estén abiertos al encuentro con Dios. Entonces orar será fácil y también la paz podrá venir a nosotros.

OREMOS…

Dios, Padre nuestro, Te damos gracias por el amor que nos has revelado a través de Tu Hijo Jesucristo. Hoy, con María, Tu humilde sierva que te amó con todo el corazón, Te pedimos que envíes al Espíritu de amor a nuestros corazones, a nuestras familias, a nuestras comunidades, a la Iglesia Católica y a todas las demás iglesias cristianas. Envía Tu Espíritu a los corazones de todos los que dirigen las diferentes iglesias y al mundo entero; haz que llegue a la política, a la economía, a la investigación, a la tecnología y envía también Tu Espíritu a todos los corazones humanos hasta que todo odio y todo sentimiento negativo haya sido removido. Padre, sana todos los corazones con Tu amor paternal, a fin de que cada corazón, gracias a Tu amor, se abra a Ti y ocupes el primer lugar en la vida de todos los seres humanos. Entonces podremos comenzar una nueva vida en Tu amor. Te damos gracias por 18 años de la presencia de María con nosotros, la Reina de la Paz, y Te pedimos que llenes los corazones de los videntes y de sus familiares con Tu amor, así como los de todos los peregrinos y todos los grupos de oración, para que permanezcan fieles a María. Llena también los corazones de aquellos cuya decisión se ha enfriado o que ya han abandonado todo lo que habían aprendido de María. Por medio de Tu Espíritu de amor, llévanos a todos a vencer el mal y haz que seamos buenos testigos Tuyos en esta tierra. Que Tu Bendición de Paz venga sobre todos nosotros para protegernos y guiarnos, por Cristo, Nuestro Señor. Amén.

Fra. Slavko, Medjugorje,
Medjugorje, Mayo 27, 1999

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