Entrevista a Marija por P. Livio

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P. Livio: Queridos amigos, aquí tenemos en línea a Marija de Medjugorje que nos comunicará el mensaje de la Reina de la Paz del día de hoy, 25 de septiembre de 2020.

P. Livio: ¡Buenas tardes Marija!

Marija: ¡Buenas tardes padre Livio! Saludo a todos los oyentes de Radio María. Gracias a Dios, la Virgen nos ha dado hoy el siguiente mensaje:

“¡Queridos hijos! Estoy con vosotros durante tanto tiempo porque Dios es grande en Su amor y en mi presencia. Os invito, hijos míos: regresad a Dios y a la oración. Que el amor sea la medida de vuestra vida, y no olvidéis, hijos míos, que la oración y el ayuno hacen milagros en vosotros y a vuestro alrededor. Que todo lo que hagáis sea para la gloria de Dios; entonces el cielo llenará vuestro corazón de alegría y sentiréis que Dios os ama y que me está enviando para salvaros y salvar la tierra en la que vivís. ¡Gracias por haber respondido a mi llamada!”

 P. Livio: Marija, este mensaje me parece muy luminoso, muy alentador, como si se abriera el Cielo y se posase su luz sobre la Tierra.

Marija: Sí, a mí me parece muy bello. La Virgen dice que está tanto tempo con nosotros porque Dios es grande en su Amor. Es decir, que Dios ha mandado a Su Esposa, a Su Madre, a Jesús para salvarnos y para decirnos que no nos olvida, sobre todo en estos momentos difíciles. Dios está con nosotros y debemos ser conscientes de ello. Yo considero que la presencia de la Virgen es un don, no solamente para nosotros, sino también para el mundo entero. Aunque nosotros no somos conscientes, Dios con Su gran Amor quiere ayudarnos, salvarnos, guiarnos hacia el camino de la vida eterna. Y ¿a quién podía mandar sino a Su Esposa, a Su Madre para decirnos que Dios es Amor? y por ese gran Amor nos concede la presencia de Su Madre entre nosotros. La Virgen es la que ha pisado la cabeza del diablo y nosotros rogamos y creemos que también en esta pandemia, en este momento difícil, de confusión, de incertidumbre, de incredulidad, la Virgen quiere terminar con esa incredulidad y llevarnos a Dios. Con su presencia nos quiere colmar del Cielo, nos quiere colmar de alegría, de Amor hacia Dios y hacia todo aquello que Él ha creado por nosotros.

P. Livio: Me ha sorprendido el hecho de que la Virgen en alguna ocasión en el pasado en sus mensajes ha dicho que Ella había recibido esa gracia de estar tanto tiempo entre nosotros porque Ella se lo había pedido. Es decir, que la Virgen se lo pidió, que Ella también ha querido esa larga presencia.

Marija: La Virgen dijo: “Dios me ha permitido estar entre vosotros”. Esto, a mí, me causa una ternura inmensa porque en todas las ocasiones vemos que la Virgen es colaboradora, es corredentora. La Virgen es la mano extendida hacia esta pobre humanidad que tiene tanta necesidad de Dios. Ella está entre el Cielo y la Tierra, entre esta pobre humanidad y la humanidad ya traspasada a la vida eterna. La Virgen nos da la oportunidad de acercarnos a Dios a través de los sacramentos, de la oración, del ayuno, de la penitencia… Pero sobre todo nos da la oportunidad de Su Amor, porque, como ha dicho esta tarde: “la medida de vuestro vivir, sea el amor”. Pienso también en nosotros que estamos viviendo los mensajes de Medjugorje y me pregunto si sabemos testimoniar debidamente esos mensajes, si realmente los hemos hecho nuestros. Por esto, la Virgen quiere que esa medida sea en nosotros la misma que Ella tiene hacia nosotros. Inmenso amor hacia nosotros y nosotros hacia el prójimo. Jesús nos dijo: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”. La Virgen nos llama a ser esas manos extendidas para el mundo.

P. Livio: Marija, ahora ya estamos en el cuadragésimo año, es decir que es la más larga de las apariciones cristianas de la historia. Con tantos mensajes, la Virgen ha sido para nosotros: madre, maestra y guía de dos generaciones. Esta larga presencia, según tú ¿A qué es debido? ¿Por qué motivo hay esta solicitud por parte de Dios y de Jesús, para enviar a su madre todos los días por tanto tiempo? ¿Cuál es la razón, según tú?

Marija: Padre Livio, ¿Quién lo iba a imaginar? nosotros que éramos niños de un pequeño pueblo y con todos los malos tratos que recibimos. Me acuerdo que, como si fuéramos sacos de patatas, nos metieron en la furgoneta de la ambulancia y nos llevaron al manicomio y para asustarnos nos llevaron allí donde meten a los muertos. Me pregunto que si ahora a un niño de diez años le hicieran como le hicieron a Jakov, cómo reaccionaría en aquel tiempo de comunismo. Nuestra reacción fue de un amor inmenso por la Virgen. Éramos conscientes del amor que nos daba la Virgen y seguimos adelante. Cuando una persona siente este amor en su corazón, es capaz de hacer milagros. La Virgen nos llama precisamente a esto. Nosotros que resistimos al comunismo, esta maldita ideología sin Dios, ¿Quién podía imaginar que llegarían estos tiempos? Pero la Virgen es probablemente la mujer del futuro, la mujer que ve el más allá, porque Ella viene del Paraíso, Ella conoce muy bien nuestra situación física y psíquica, la situación de esta pobre humanidad que pretende vivir a ciegas, sin Dios. La Virgen, con un amor inmenso, nos está guiando. La ideología del comunismo que vivimos en el pasado, con tantos muertos y que todavía hoy se sigun encontrando porque algunos comunistas antes de morir confiesan dónde los mataron y donde los sepultaron. Así también hoy, existe esa confusión, estas ideologías que nos inculcan, como el no saber si somos hombre o mujer, si somos madre o padre, como si pudiéramos vivir en la tierra más de mil años. En cambio, como dicen las Sagradas Escrituras, para los más fuertes ochenta y los menos setenta. Con Dios o sin Dios, pobre es nuestra vida y sin Dios deberíamos desesperarnos. La Virgen está con nosotros para darnos esperanza. Ella ha dicho esta tarde: “Todo lo que hagáis, sea para gloria de Dios; entonces el Cielo llenará vuestro corazón de alegría y sentiréis que Dios os ama”. Es decir, una persona que se siente amada por Dios, siente la felicidad. Esta es la belleza de la presencia de la Virgen. Muchas personas se han consagrado por haber sentido ese encuentro con Dios, por haber sentido su corazón lleno de esa felicidad. Vemos que Dios les sigue llamando y experimentan una alegría, un entusiasmo increíbles. Son almas tan bellas en medio de este mundo tan confuso, tan ignorante…  La Virgen nos llama, también hoy, a la santidad. Debemos medir el amor que sentimos por Dios. Creo que el Cielo nos agradecerá nuestros sacrificios, nuestros ayunos, nuestras pequeñas renuncias.

P. Livio: Sabes Marija, me ha sorprendido mucho el hecho de que en dos mensajes recientes, uno era el de Iván el día 19, la Virgen dijo: “si no oráis, no sentiréis mi amor” y hoy, después de pocos días, nos dice que debemos orar para sentir que Dios nos ama. Es decir, que si no sentimos el Amor de Dios, significa que nuestra oración es estéril, vacía.

Marija: Sí, desafortunadamente muchas veces es así. También para nosotros, que hemos acogido sus mensajes, pero si no lo hacemos con un gran amor, con un gran impulso hacia los sacramentos, hacia la Santa Misa, hacia la oración, entonces, es como un zumo sin sabor, como una rosa sin perfume. Por eso, la Virgen nos llama a la oración hasta que sintamos el perfume del Paraíso. Esto significa que no debemos orar para nuestras necesidades o enfermedades, sino para concienciarnos de que la vida es corta y debemos aprovechar este tiempo en que el Paraíso nos espera.

P. Livio: Veo que ahora, en cada mensaje en estos últimos meses, la Virgen repite esta frase: “Hijos, os invito a volver a Dios y a la oración”. Quizás no la escuchamos porque sigue repitiéndolo. Creo que nos ocupamos más de la salud del cuerpo que de la salud del alma.

Marija: Sí, este es el problema y es un problema serio. Las cosas de la tierra nos atraen tanto que se vuelven lo más importante. Yo digo, está bien tener un coche para poder desplazarnos más fácilmente, pero al mismo tiempo, yo creo profundamente que si nos apegamos demasiado a las cosas materiales como el coche, la casa cómoda, la moda…, nuestra alma pierde sensibilidad. En cambio, podemos comprobar que cuando uno más reza y más a menudo se confiesa, se vuelve más atento con su alma y empieza a sentir la santidad. Aquí en Medjugorje, cuando por vía del Covid se dijo de cerrar la iglesia, nuestro ex obispo dijo que debíamos hacer lo contrario, es decir, celebrar muchas más misas con menos gente. Hace poco hablé con el padre Miro que es un sacerdote de la parroquia de Medjugorje, con el cual íbamos juntos a la escuela, y me dijo que su experiencia durante esta pandemia había sido muy buena. Pasaba mucho tiempo en la iglesia rezando y cuando llegaba la gente, al verle allí, querían confesarse. Es muy importante encontrar a los sacerdotes en la iglesia y encontrar esa gran disponibilidad para la confesión. Desafortunadamente, esta situación no ha sido la misma en Italia ni en otros países, porque muchas iglesias han estado cerradas por el peligro que representaba. Creo que todos nosotros hemos sentido esa nostalgia, esa necesidad de estar en la iglesia, porque nosotros somos la Iglesia. La misma Virgen nos ha dicho que la Iglesia no son las piedras que la forman, sino nosotros. Por esto, Ella dice esta tarde que el Amor de Dios es grande y también a través de su presencia. La Virgen nos quiere decir que nosotros somos esas piedras vivas, esas piedras de amor hacia nuestra familia, nuestros vecinos, en nuestro trabajo, en el hospital, etc. ¡Nosotros somos la Iglesia!

P. Livio: Sí Marija, y creo también que debemos ayudar a nuestros sacerdotes, a nuestra parroquia para reavivar la Iglesia. Como has dicho, somos piedras vivas y después del Covid, la Iglesia se ha vuelto pobre, como desierta. Debemos regresar a ella porque es la casa de Dios, como dijo la Virgen en un mensaje del inicio de las apariciones.

Marija: Exactamente. Me acuerdo siempre de la bella experiencia del Cura de Ars, a quien tantas personas no entendían porque pasaba tantas horas en la iglesia y le preguntaban qué hacía tanto tiempo allí y él les respondía siempre que él miraba al Señor y el Señor le miraba a él y eso le bastaba. Es decir, que cuando uno está enamorado de Dios, aquella mirada de amor, de complicidad, como en una pareja de enamorados que cuando se miran, no tienen mucho que decirse. Así pues también nosotros con Dios. Es verdad que la Virgen nos pide orar día y noche, pero también vivir ese momento de tú a tú con Dios y ese momento lo hacemos precisamente en la iglesia.

P. Livio: Marija, hay una frase que a mí me gusta mucho, además porque habiendo estado en Medjugorje casi desde el principio, he visto cuán cierta es, pero quisiera saber si tú, después de casi cuarenta años, ¿eres capaz de afirmar que la oración y el ayuno pueden obrar milagros?

Marija: Sí padre Livio, lo hemos experimentado muchas veces y en muchas situaciones, sobre todo porque la respuesta del pueblo croata y alrededores en aquel tiempo, era al cien por cien. Me acuerdo que cuando la gente llegaba a nuestra casa nos miraban para ver como éramos pensando encontrar en nosotros algo peculiar, pero nosotros éramos normales, hijos de familia humilde. Una vez llegó el director del diario Glas Concila, que era sacerdote y decía que había hablado con uno de los videntes y, en su forma de hablar, había visto el Evangelio y la sencillez. Yo creo que todos nosotros no tenemos que hablar demasiado, sino que debemos hacerlo con la sencillez de nuestra forma de vida y con nuestro amor. También con el ayuno y la oración debemos creer que Dios obra milagros. La Virgen nos pedía novenas al grupo de oración de la montaña. Me acuerdo que el padre Slavko era cristocéntrico y cuando lo enviaron a Medjugorje para controlarnos, se enamoró de la Virgen. Tuvo la experiencia de Jesús a través de María, allí descubrió a María. Tantas veces subíamos al Krizevac cada día sobre todo en invierno cuando había menos peregrinos y nosotros teníamos más tiempo. Me acuerdo de aquellas oraciones, de todos los ayunos y pequeños sacrificios que ofrecíamos, además del frio que pasábamos. Yo a menudo pensaba que, si llegaba la Bora fuerte, se nos podía llevar. A pesar de todo, lo hacíamos siempre con mucho, mucho amor. El Señor siempre nos respondió, aunque a veces no fuera aquello que deseábamos en aquel momento, pero siempre era una respuesta buena y justa y nosotros aceptábamos Su voluntad. A veces rezábamos por una persona enferma que después moría, pero sabíamos que había ido al Cielo y esto nos llenaba de alegría. Lo mismo con el padre Slavko, él era joven, era un amigo, era el sacerdote de nuestras familias y sin embargo, un día de imprevisto, la Virgen se lo llevó. Me acuerdo que el marido de Vicka, que en aquel tiempo todavía no lo era, cuando nos vimos me dijo con mucha tristeza que el padre Slavko había muerto y al día siguiente, que era 25 noviembre, durante la aparición la Virgen nos dijo que el padre Slavko había nacido en el Cielo. Toda la tristeza que sentíamos, se convirtió en una alegría inmensa al pensar que él estaba ya con la Virgen, con Jesús. Nos habíamos sentido incluso decepcionados por el hecho de que Dios nos lo hubiera arrebatado, pero nos dimos cuenta de que Dios no quiere que nos aferremos tanto a las personas o a las cosas terrenas. A veces es como si nos despojara de las cosas, también de la amistad, como era la del padre Slavko para nosotros los videntes. Uno piensa que con lo joven que era, hubiera podido hacer todavía mucho, pero seguramente, ahora, como santo, puede hacer mucho más.

P. Livio: Sí Marija, si se tuvieran que explicar todos los milagros que Dios obra en el corazón, en tantas cosas cotidianas, en la presencia de la Virgen entre nosotros, su luz que se difunde en el mundo, las conversiones que son innumerables, la fe que se refuerza gracias a estos mensajes… y también los milagros de curación física. Deberíamos abrir mejor los ojos frente a todos esos milagros que se obran a través de la Virgen y después, si verdaderamente oramos, es cuando los cumple. En una ocasión la Virgen dijo: “La duración de esta guerra depende de vuestras oraciones”. Esto me sorprendió enormemente porque nos da a conocer la importancia de la oración para el mundo, además de la del corazón.

Marija: Sí, es verdad. Lo que me sorprende mucho de la Virgen durante todos estos años, es el hecho de que no se ha cansado nunca de nosotros, siempre nos ha invitado con un gran amor, también con mucha constancia en los mensajes que empezó a dar al inicio para la parroquia de Medjugorje y después para todos los que querían seguir sus mensajes. También con sus apariciones extraordinarias la Virgen nos dice que estemos tranquilos, que ella está con nosotros. La Virgen, con este inmenso amor, nos dice hoy: “Estoy con vosotros por tanto tiempo porque Dios es grande en Su Amor”. Con este Amor inmenso que Dios siente hacia la humanidad, no nos dice solamente que quiere ayudarnos, sino que quiere salvarnos. Por esto utiliza el anzuelo de la Virgen porque Ella es madre, Ella es la mujer sensible, Ella es nuestra estrella matutina que nos guía en esta vida terrena para mostrarnos el Cielo. De hecho, a nosotros nos llevó a ver el Cielo, el Purgatorio y el Infierno, sobre todo a Jacob y a Vicka, para recordarnos que existen y que la vida en la tierra es una peregrinación hacia la vida eterna. Este es el mensaje que la Virgen ha venido a darnos con su presencia.

P. Livio: Marija, recuerdo que en el día de la Anunciación, el 25 de marzo la Virgen dijo: “Debéis abriros a Dios porque Satanás reina y quiere destruir vuestras vidas y el planeta donde vivís”. Ahora, en cambio, la Virgen ha dicho lo contrario, en sentido positivo. Ha dicho: “Dios os ama y me manda para salvar vuestras vidas y la tierra en la que vivís”. Es decir, Satanás intenta destruirnos, pero la Virgen está aquí para salvarnos a nosotros y a la tierra en la que vivimos. Solo la Virgen nos salva de este peligro, ahora que Satanás está libre de las cadenas.

Marija: Nosotros somos conscientes de esto desde el principio, pero quizás no somos conscientes de que podemos colaborar, por esto, la Virgen nos dice que seamos sus manos extendidas. La Virgen nos pide que oremos porque cuando nosotros oramos, Ella nos puede ayudar. Este es el secreto, si nosotros empezamos a hacer nuestra parte, Dios hará la suya. Todo depende de nosotros. Debemos estar convencidos del proyecto de Dios y que a través de la Virgen nos ayudará y salvará. Yo creo que al igual que las ideologías que vivimos en el pasado, este momento también pasará. Dios vencerá porque es grande y misericordioso y está listo para la batalla.

P. Livio: Marija, ya para terminar. El mes de octubre es el mes del Santo Rosario y quiero recordar la frase que dijo la Virgen: “Debéis hacer frente a Satanás con el rosario entre las manos”. Me parece una invitación que debemos hacer a toda la familia de Radio María para renovar con fuerza en este mes de octubre la oración del Rosario.

Marija: Sí, creo profundamente que lo debemos hacer, principalmente en familia. La Virgen quiere que tengamos un pequeño altar en casa, un rincón donde poder rezar con la familia ya que la familia es el mejor grupo de oración y el más auténtico. Pienso en tantas familias que han resucitado gracias a Medjugorje, gracias a la oración.

P. Livio: Gracias Marija y terminamos con la oración.

                                                            TRADUCCIÓN: Equipo de traductores de la Asociación Amor de Déu

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