En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén

 

  1. ORACION AL ESPIRITU SANTO

 

“Ven Espíritu Santo, entra en mi pequeño corazón para que pueda reconocer la grandeza del Padre Dios, y no le dé tanta importancia a mi imagen. Regálame una gran sencillez, para que reconozca claramente que yo no soy, ni puedo ser, el centro del universo. Entonces, los demás no tienen la obligación de estar pendientes de mí, girando a mi alrededor.

Prefiero girar alrededor del Padre Dios, para adorarlo, y alrededor de los demás, para servirlos. Dame la gracia de ser más sencillo para vivir feliz cada momento sin estar pendiente de mí mismo y de la mirada ajena.

Toma, Espíritu Santo, todos mis orgullos y vanidades, y quema todo eso con tu fuego divino. Dame la sencillez de los santos, la alegría humilde de Francisco de Asís, la generosidad desinteresada de Teresa de Calcuta. Ven Espíritu Santo, y regálame esa profunda sabiduría de la sencillez interior. Amén.”

 

  1. LEEMOS EL MENSAJE CON EL CORAZON DE MANERA PAUSADA

 

“Queridos hijos, en este tiempo de gracia los invito a todos a abrir sus corazones a la misericordia de Dios, para que a través de la oración, la penitencia y la decisión por la santidad, comiencen una vida nueva. Este tiempo primaveral los estimula en sus pensamientos y corazones a una vida nueva, a la renovación. Por eso, hijitos, yo estoy con ustedes para ayudarlos a que, con determinación, digan SÍ a Dios y a los Mandamientos de Dios. Ustedes no están solos, yo estoy con ustedes por medio de la gracia que el Altísimo me concede para ustedes y sus descendencias. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”.

 

  1. ORAMOS CON EL CORAZON A MARIA NUESTRA MADRE

 

“QUERIDOS HIJOS”

 

Me pongo en tu presencia, Oh Madre de Misericordia, para dejarme envolver por tu mirada y tus palabras de amor. Como quisiera que de una vez por todas esas palabra cariñosas tuyas que pronuncias desde tanto tiempo aquí en la tierra, por mi, me hicieran cambiar rotundamente mi vida. Las acepto hoy con mi corazón. Gracias Madre, tu amor es incansable y perseverante. Gracias por seguir buscándome para dejarme amar por tu Hijo Jesús. Padre Nuestro. Ave María. Gloria. Oramos en silencio y con el corazón.

 

“EN ESTE TIEMPO DE GRACIA LOS INVITO A TODOS A ABRIR SUS CORAZONES A LA MISERICORDIA DE DIOS, PARA QUE A TRAVÉS DE LA ORACIÓN, LA PENITENCIA Y LA DECISIÓN POR LA SANTIDAD, COMIENCEN UNA VIDA NUEVA”

 

Gracias Madre bendita por alentaros en el camino de la vida. Este tiempo de gracia es el tiempo de Dios entre nosotros por medio de tu amor maternal, que en estos días de cuaresma, se nos acerca para darnos de una manera particular su amor. Por medio de su misericordia se inclina hacia nosotros para abrazar nuestra pequeñez y nuestra fragilidad. Es en tu amor Madre, que podemos experimentar más vivamente esta cercanía del amor del Padre en Jesús nuestro Señor. Nuestro corazón necesita abrirse de en par a Jesucristo. Tú, estas entre nosotros para indicarnos el camino que lleva a la Nueva Vida en Cristo. Un camino que se forja por la oración y la penitencia, haciéndonos capaces de tomar la más firme decisión de ser santos. Madre, queremos vivir una vida nueva, unidos a Ti. Que no nos falte nunca tu ayuda y amor, sobre todo cuando el desánimo parece arrastrarnos al vacío de la vida. Padre Nuestro. Ave María. Gloria. Oramos en silencio y con el corazón.

 

“ESTE TIEMPO PRIMAVERAL LOS ESTIMULA EN SUS PENSAMIENTOS Y CORAZONES A UNA VIDA NUEVA, A LA RENOVACIÓN”

 

Reconocemos, Madre de la Reconciliación, que este tiempo cuaresmal es un tiempo de primavera para el alma, porque es el abrazo de Dios. Es el acercamiento de Padre por medio de su grande misericordia. Dios ha querido que tu presencia maternal, sea para nosotros garantía de la alegría de ser amados por su Hijo muy amado. Tu presencia entre nosotros es el cumplimiento de la palabra de Jesús que nos dice “como el Padre me ama, así los amo yo” un amor que no es un sentimiento vacío, sino vida y compromiso. Es vida porque es el amor que le da sentido a nuestra existencia, y compromiso porque es el amor que nos llama a permanecer unidos a Jesús y unidos como hermanos. Y tu has venido a nosotros, Madre, para mostrarnos y manifestarnos ese amor, por medio de tu cuidado, protección y auxilio. Padre Nuestro. Ave María. Gloria. Oramos en silencio y con el corazón.

 

“POR ESO, HIJITOS, YO ESTOY CON USTEDES PARA AYUDARLOS A QUE, CON DETERMINACIÓN, DIGAN SÍ A DIOS Y A LOS MANDAMIENTOS DE DIOS”

 

Madre de misericordia, has puesto tu casita en medio de nosotros y quien habrá que nos dañe si tu estas con nosotros. Con tu ejemplo de fidelidad y entrega a Dios, nos estimulas a dar un sí a Dios y a sus mandamientos como Tú lo hiciste, Madre. Gracias por que con tu pureza nos enseñas a rechazar lo perverso del pecado. Gracias porque con tu fidelidad nos enseñas a no vacilar en nuestra respuesta al amor fiel de Dios. Gracias porque con tu obediencia nos ayudas a aceptar la voluntad del Padre. Gracias porque con tu pobreza nos enseñas a vivir confiando siempre en la providencia divina. Bendita seas, Madre Reina de la Paz, por interceder por nosotros en nuestro deseo de vivir para Dios. Tú nos acompañas en el camino de la Santidad. Nos ayudas a tomar la firma decisión de vivir nuestro bautismo; ser verdaderamente santos; ser verdaderamente hijos del Padre; ser verdaderamente Iglesia, hermanos unos de los otros. Padre Nuestro. Ave María. Gloria. Oramos en silencio y con el corazón.

 

“USTEDES NO ESTÁN SOLOS, YO ESTOY CON USTEDES POR MEDIO DE LA GRACIA QUE EL ALTÍSIMO ME CONCEDE PARA USTEDES Y SUS DESCENDENCIAS”

 

Madre, tu presencia aquí en la tierra, es la gracia más grande que el Padre, por medio del amor de su Hijo, nos concede. Eres en este tiempo el hoy de Dios entre nosotros. Gracias por estar con nosotros. No nos sentimos solos. Tu presencia amorosa a través del tiempo, se concretiza hoy por medio de tu amor que se nos da en estas palabras tuyas, que son para nosotros aliento y esperanza. Hoy se actualizan de una manera misericordiosa aquellas palabras dichas a San Juan Diego. “No tengas miedo. ¿No estoy yo aquí que soy tu Madre?” Gracias Madre, por tenernos asidos a tus brazos. Gracias por tenernos en tus brazos, en el hueco de tu manto. Bendita seas Madre, porque cuando el desaliento nos llega, tus palabras renuevan nuestra esperanza. Gracias por tu presencia y bendición siempre presente a través del tiempo, en el hoy de nuestra historia y en el futuro, en nuestros descendientes. Padre Nuestro. Ave María. Gloria. Oramos en silencio y con el corazón.

 

“¡GRACIAS POR HABER RESPONDIDO A MI LLAMADO!”

 

Gracias Madre, por edificar nuestra vida con tu agradecimiento constante. Que dicha tan grande tener una mamá como tu, que aun antes de nuestra respuesta a tus palabras, tu agradecimiento nos ayuda a no desanimarnos. Con estas palabras nos enseñas que hemos de continuar el camino de la santidad, sin claudicar. Nos ayudamos a levantarnos siempre. Gracias por tu amor y tu fidelidad. Padre Nuestro. Ave María. Gloria. Oramos en silencio y con el corazón.

 

  1. DIRIJAMOS NUESTRA PLEGARIA A MARIA NUESTRA MADRE

 

Madre, que nos manifiestas siempre tu amor. Ruega por nosotros

Madre, que nos invitas a abrir el corazón a la misericordia de Dios. Ruega por nosotros

Madre, que nos llamas a una vida nueva. Ruega por nosotros

Madre, que nos ayudas a vivir los mandamientos de Dios. Ruega por nosotros

Madre, que nos acompañas con la gracia de tu presencia. Ruega por nosotros

Madre, que nos agradeces por escuchar tus palabras. Ruega por nosotros

 

  1. PEDIMOS LA INTERCESION DE NUESTRA MADRE

 

Dulce Madre no te alejes, tu vista de nosotros no apartes….

 

MARIA REINA DE LA PAZ. RUEGA POR NOSOTROS Y POR EL MUNDO ENTERO

P. RAFAEL ZACARIAS GARCIA

 

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