¡Queridos hermanos reciban hoy siempre la paz y la alegría de Jesús y de María!

En el mensaje que nuestra madre nos da para esta Navidad me gustaría que ahondemos en los temas de la fe y del miedo. son temas recurrentes en los mensajes con los cuales en  más de 40 años la Reina de la paz quiere formarnos.

En esta ocasión la Virgen María quiere confrontarnos con nuestra realidad interior, al afirmar: “ustedes viven en la aflicción y en el miedo”; y además nos asegura que “Jesús nos libera de todos los miedos”.

Todo lo que la Virgen nos dice en sus mensajes es en consonancia con las palabras de su Hijo Jesús.

De hecho, en repetidas ocasiones Nuestro Señor en los Evangelios nos invita a acrecentar nuestra fe en él, para así vencer los temores y los miedos. Como por ejemplo, cuando le dijo a Jairo, un jefe de la sinagoga: “No temas, solamente ten fe” (Marcos 5:36).

A través de estas palabras de Jesús y de los mensajes de la Reina de la Paz, Dios nos anima a expulsar el miedo que ha hecho nido en nuestra mente y que se agazapa en algún rincón del corazón.  Ellos nos alientan a llenarnos de confianza en el amor y en el poder de Dios para no dejarnos hundir por las dificultades de la vida.

Este es un tema sobre el cual me apasiona predicar en los retiros espirituales y en los congresos, así como también fueron surgiendo diversos libros acerca de la sanación de los orígenes de los miedos, entre los que se encuentran: “Rosario para ser libres de los temores y los miedos”; “No temas solamente ten fe”.

El miedo puede llegar a ser como nuestra propia sombra, la cual nos sigue a todas partes. Forma parte de nuestra naturaleza humana, y está tan enraizado en nosotros que en ocasiones hasta se nos hace difícil llegar a identificar esa oscura sombra que se agazapa en forma de pensamientos sombríos, y que nos sigue de manera inexorable e incesante, robándonos la serenidad y la paz.

Además, a causa de la pandemia y de las consecuencias que el covid-19 ha dejado en la sociedad, parecería que se han activado un sinnúmero de enfermedades físicas que se encuentran asociadas a los temores inconscientes, al miedo y la ansiedad; así como también se han suscitado una gran cantidad de conflictos en las relaciones familiares y con otras personas. Por lo cual Nuestra Señora no cesa de recordarnos: “En esos momentos en que las cosas se pongan difíciles, no tengan miedo” (Mensaje 24 de mayo 1984).

Desde el primer libro de la Biblia el miedo está presente. Así se lo manifiesta de manera explícita Adán a Dios, cuando él le pregunta el motivo por el cual se ha escondido; a lo que Adán responde: Oí tus pasos por el jardín…, y tuve miedo porque estaba desnudo”. (Gen. 3:10).

A través de estas pocas palabras pronunciadas por Adán, podemos llegar a vislumbrar -en líneas generales- aquello que suscita el miedo en el primer hombre: por un lado, el darse cuenta de la propia desnudez; lo cual representa la toma de conciencia de los propios límites, y la experiencia vivencial de la propia fragilidad.  Y a esto se le suma: el miedo a Dios, quién es percibido como “la máxima grandeza” y Aquel a quien no podemos abarcar totalmente con nuestro intelecto, ni controlar a nuestro capricho, como se puede hacer con muchos elementos de la creación.

La Reina de la paz nos enseña cómo gestionar nuestra fragilidad y debilidad, al decirnos: “Hijos míos, ustedes no quieren aceptar que son débiles y pequeños, pero pueden ser fuertes y grandes haciendo la voluntad de Dios” (Mensaje, 2 de noviembre de 2010).

Como seres humanos que somos, las limitaciones y fragilidades forman parte del pesebre de nuestra vida en el cual nace Nuestro Salvador, y por lo tanto nos llevan a comprender que no podemos construir una vida en plenitud independientemente de Dios y de sus mandamientos; pero a su vez nos recuerda como los seres humanos nos necesitamos los unos a los otros, y como es necesario desarrollar el respeto y la valoración mutua.

En definitiva, todo temor o miedo nos habla de aquello que no podemos controlar, cambiar o manejar, pues son acontecimientos o situaciones que podrían estar mucho más allá de nuestro entendimiento y de las propias fuerzas.

La Virgen María viene en tu auxilio

“No temas, ¿no estoy yo aquí que soy tu Madre?”

Nuestra Señora de Guadalupe

Así como a través de Adán y Eva el miedo impregnó a toda la humanidad; por medio de Jesús y de María podemos obtener la victoria sobre nuestros temores más profundos.

Cuando el arcángel Gabriel se presentó en Nazareth a la Virgen María, utilizó dos verbos en imperativo con los cuales indicaba dos pedidos y deseos venidos del cielo: “alégrate” (Lucas 1:28) y “no temas” (Lucas 1:30).

Hoy el cielo por medio de la Reina de la Paz y de la Navidad, también te dice a ti: “No temas… alégrate, Dios está contigo”.

La Virgen María, que venció los temores y miedos naturales para dejar espacio a la auténtica alegría que precede a toda encarnación, nos sigue invitando también a nosotros para que no nos dejemos vencer por los pensamientos que suscitan miedo y las emociones de turbación que terminan predisponiéndonos a la tristeza y a diversas formas de enfermedad.

Cuando la Virgen María se le apareció a Juan Diego, en la Colina del Tepeyac, en México, sus palabras fueron de profunda consolación: “Oye y ten entendido, hijo mío el más pequeño, que es nada lo que te asusta y aflige. No se turbe tu corazón, no temas esa ni ninguna otra enfermedad o angustia. ¿Acaso no estoy aquí yo, que soy tu madre? ¿No estás bajo mi sombra? ¿No soy tu salud? ¿No estás por ventura en mi regazo?”.[1]

“No temas, ¿no estoy yo aquí que soy tu Madre?”, continúa siendo el pedido y la pregunta con la cual Dios y la Virgen María interpelan nuestro nivel de fe y de confianza. Y es que tenemos miedo de tantas cosas; no solo de la pandemia y de la enfermedad, sino también de la falta de trabajo y de dinero, de los efectos de la corrupción generalizada en muchos países, la falta de valorización de la vida desde la concepción, los robos y la inseguridad, al futuro… En definitiva, la lista de lo que alimenta nuestras pesadillas es interminable. Pero aun así Ella nos dice: “No temas, yo estoy contigo”.

Desde ese momento en México, hasta la actualidad en Medjugorje, la Virgen continúa repitiéndonos que:Jesús nos libera de todos los miedos”

Ante la llegada de un nuevo año y apoyándote en las enseñanzas de Jesús y de la Reina de la Paz, te acompaño con mi oración sacerdotal, para que tú también te animes a mirar de frente los miedos y todo aquello que los genera. Que puedas descubrir que acontecimientos de tu historia personal, familiar o intergeneracional los alimenta, para poder así ponerlos a los pies del pesebre de Nuestro Señor Jesucristo y en las manos de la Virgen María y la intercesión de San José, para así recibir la sanación interior y la paz que tú necesitas y que mereces tener.

“Yo soy quien te dice: ‘No temas, yo te ayudaré’.”

Isaías 41:13

Felicidades y Rocío de Bendiciones para el 2023

Padre Gustavo E. Jamut, omv

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