Mensaje de la santísima Virgen María Reina de la Paz del 25 de septiembre de 2016, Medjugorje Bosnia Herzegovina y reflexión del P. Francisco Verar

 

“Queridos hijos, hoy los invito a la oración. Que la oración sea vida para ustedes. Solamente así su corazón se llenará de paz y alegría. Dios estará cerca de ustedes, y ustedes lo sentirán en su corazón como un amigo. Hablarán con Él como con alguien que ya conocen e, hijitos, sentirán la necesidad de testimoniar, porque Jesús estará en vuestro corazón y ustedes estarán unidos en Él. Yo estoy con ustedes y los amo a todos con mi amor materno. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

En el mensaje de este mes, la Madre nuevamente invita a sus hijos a la oración, como ha hecho otras veces. Muchos se pueden preguntar del porqué tal insistencia. Pero la Madre no da detalles, solamente invita. La razón puede ser, porque gran parte de sus hijos abandonan la vida de oración o bien, no saben la importancia que la oración tiene en la vida. Pero también, pueden haber otras 2 razones.

Es probable que la Madre insista también en la oración como vida, porque muchos acaban de descubrir Medjugorje y quiere reforzarles el concepto que Medjugorje es, ante todo, un llamado a la oración constante y con el corazón.  Otra razón puede ser, porque ahora el mundo, como nunca antes, necesita de más oración. Pero sea cual fuere la razón del porqué la Madre insiste tanto en este particular, Ella espera que sus hijos respondan como deben. Entonces, ha dicho una vez más: “Queridos hijos, hoy los invito a la oración. Que la oración sea vida para ustedes.”

Esta expresión ha sido típica de la Madre en estos 35 años y 3 meses de apariciones diarias para la Iglesia y la humanidad. Algunos se pueden cansar de oír lo mismo, pero la Madre no se cansa de repetirlo porque es una buena Madre. Una madre indiferente al bien de sus hijos se puede cansar de repetir lo que conviene a sus hijos, sobre todo cuando ve que sus hijos no le hacen caso. Pero no este no el caso de María. Seguramente, Ella ve que muchos de sus hijos no le dan importancia a sus llamados, pero aun así no claudica. Por el contrario, vuelve ha insistir y siempre lo hará mientras duren estas apariciones. Porque cuando Dios Padre determine que concluyan, no se volverá ha escuchar este llamado ni otro similar. Considérese que las apariciones de Medjugorje no son hasta la Segunda Venida de Jesús o hasta el fin del mundo. Probablemente, algún día terminarán, pero no se sabe cuando. Lo hermoso es que aun se dan y aun la Madre da sus mensajes. Y considera además, que en este momento lo que debe decir al mundo y a la Iglesia de parte de Dios es: “Queridos hijos, hoy los invito a la oración. Que la oración sea vida para ustedes.” Y así hay que recordar, que la oración se hace vida cuando cada día se toma el tiempo para hacerla.

Teresa de Ávila cuando llegó al noveno grado de la oración (matrimonio espiritual), ya no tenía necesidad de pasar largas horas delante del sagrario, o en su celda, porque había logrado la Unión Transformante con la Santísima Trinidad. Pero ese no es el caso de nosotros, porque no hemos llegado a ese grado. Por lo tanto,  cada día debemos trazarnos un programa de oración que comience poniéndonos siempre delante del Señor, pedir el Espíritu Santo, confesar con el corazón nuestros pecados, y orar desde el fondo del alma. Esto hay que hacerlo en privado todos los días y en comunidad cuando se pueda.

La Virgen en Medjugorje ha enseñado qué es orar. Ha dicho que la oración no es algo que se pueda aprender en los libros o en cursos, sino que cada cual aprende hacerlo desde su experiencia con Dios. También ha dicho que para orar debemos tomar el rosario, meditar los misterios, meditar la Biblia, adorar en silencio a Jesús eucaristía, tener un grupo de oración donde se pueda orar con el corazón. En el grupo de oración no se trata solo de rezar el rosario, sino además de dar espacio a la oración espontanea, con el corazón. Se puede hacer esta oración antes de cada misterio: meditar en voz alta sin ayuda de libros. Se trata de un ejercicio semanal y constante. Por lo cual, los grupos de oración deben ser pequeños, para permitir que cada quien ore con el corazón, sin pensar quien lo escucha, ni como hace su oración. También después del rosario se puede seguir orando con oraciones espontaneas o bien sustituir, sustituir a veces el rezo del rosario con solo oraciones espontaneas. Lo mismo se debe hacer en familia y en privado.

Entonces, la Madre ha dicho una vez más: “Queridos hijos, hoy los invito a la oración. Que la oración sea vida para ustedes.” Por lo cual, no se trata de orar por orar sino que la oración se haga la misma vida, o bien, que la vida se haga oración. Por eso hay que dedicar cada día un espacio a la oración. ¡Obsérvese que en el mensaje la Madre no habla a las religiosas, a los sacerdotes o a laicos! ¡No! Habla a todos en general. Sea cual fuere el estado de vida; todos absolutamente, deben procurar que la oración se haga vida. Como también puede ocurrir lo contario: fuere cual fuere el estado de vida, la oración puede ser ignorada, abandonada, subestimada.

También la Madre ha dicho: “Solamente así su corazón se llenará de paz y alegría. Dios estará cerca de ustedes, y ustedes lo sentirán en su corazón como un amigo.” Esta parte del mensaje es importante, porque la Madre sabe que muchos de sus hijos no tienen paz ni alegría en el corazón. Y esto puede ocurrir aun en muchos medjugorianos. Téngase en cuenta que la paz y la alegría no viene al corazón solo por ir a Medjugorje, o cuando se habla de Medjugorje o al trabajar por Medjugorje, sino por la oración. Y cuando alguno siente que ha perdido la paz y la alegría, entonces, debe orar más. No trabajar más por María, sino colocarse delante de Jesús y abrir el corazón. Si el corazón no se abre como se debe, no llegará la paz a él ni la alegría; aunque trabaje por Medjugorje y se considere medjugoriano. Y con la paz y la alegría también llegará a él Dios. Además, se hablará de Él como quien habla con un amigo, y de esta forma se dará testimonio Suyo.  No de sí mimo. Porque hoy día muchos, en lugar de dar testimonio de Dios, dan más testimonio de sí mismos, y eso no es correcto. Porque, ante todo, somos cristianos, seguimos a Jesús y Él debe estar siempre en el centro de nuestra vida, no nosotros ni nuestros intereses; no el trabajo ni los estudios. Entonces, cuando se ora bien, se da testimonio como se debe de Jesús. Él al centro, no la persona. Por lo cual, la Virgen especifica, que por la oración bien hecha “Jesús estará en nuestro corazón y nosotros estaremos unidos en Él ”

Para muchos puede ser difícil que Jesús esté presente en el corazón y vivir unido Él porque no encuentran tiempo para orar, toda vez que tienen que atender a los hijos, el trabajo, los estudios… Pero en realidad, esas no son razones de peso. La verdadera razón, puede ser otra: porque oran muy poco, no están con Jesús como deben. El problema es siempre la falta de oración, porque entre menos la gente ora, más atribulada vive y menos tiempo tienen para orar.

Muchos cuando oyen hablar a la Virgen que pide oración constante, y que la oración sea vida, pueden pensar que ya oran lo suficiente. Pero con el mensaje de este mes deben pensar más bien en otra cosa: si tienen ya suficiente paz y alegría en el corazón, si Jesús vive permanentemente en Él, si viven unidos a Jesús, si están siempre dispuestos a dar testimonio de Él; no de sí mismo. Si esto no es así, entonces es falso que oran como deben.

También muchos pueden decir: “Pero, ¿de donde saco el tiempo para orar si no lo tengo?” Y María podría responderles, como ha hecho en otros mensajes: “No tienes tiempo para orar porque oras muy poco, porque cuando saques más tiempo para la oración verás que hasta te sobrará tiempo para lo que antes no tenía” Entonces, el problema de la gente que no encuentra tiempo para la oración, quizá en el fondo es, que aman a Jesús como deben. Porque cuando una persona ama a alguien, a su mujer, a su marido, a sus hijos… saca el tiempo para atenderle, para servirle, para estar con él. Pero, ¿qué pasa cuando al que hay que atender es a Jesús? ¡Para muchos ya no hay tiempo! Entonces, el problema no es el tiempo sino la falta de amor al Señor.

En la práctica se ve que mientras más se ama a Jesús más se ama al prójimo porque Jesús nos acerca al prójimo. Pero cuanto menos le amamos menos se ama al prójimo. Por eso hay tantas peleas entre personas que supuestamente se aman, hasta divorcios, separaciones… La razón: porque no está Jesús en el corazón. Entonces, no es que haya que amar más al prójimo, sino orar más para que Jesús esté más en el corazón y de tal forma haya más amor.

Al final la Madre dice lo que otras veces ha repetido: “Yo estoy con ustedes y los amo a todos con mi amor materno.” ¡Sea alabado Jesucristo!

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