29 de mayo de 1997

Primeramente, un cordial saludo a quienes leerán esta reflexión y comencemos por recordar de nuevo lo que María nos dijo en el mensaje de abril. Allí, Ella nos llamó a estar unidos con Dios Creador, a fin de que nuestra vida tenga sentido. María nos dijo también por qué Ella está con nosotros y esto, porque Dios nos la envía por amor para que pueda ayudarnos a comprender que sin El no hay futuro, ni gozo ni salvación eterna. Ella nos invitaba también a abandonar el pecado y aceptar la oración en todo momento para que, en la oración, podamos llegar a conocer el sentido de la vida y finalmente que Dios se da a quien Lo busca. Debemos estar conscientes que María, en ese mensaje, nos dijo lo mismo que tantas veces hemos oído en el Evangelio después de Pascua y, especialmente, el del día de la Ascensión. Jesús oró para que llegáramos a ser uno con El, como El es uno con el Padre y que todos los que crean en El también sean uno entre ellos.

Desde lo más hondo, nuestra naturaleza busca a Dios y Lo anhelamos como los niños a sus padres. La unión con Dios es la condición para que podamos encontrar el propósito de la vida, para que tengamos gozo y un futuro y finalmente la vida eterna también. Sin Dios, que es nuestro camino, nuestra verdad y nuestra luz, por supuesto que no hay futuro. El hecho de que mucha gente viva hoy en el temor, sumergida en la depresión, que muchos -y especialmente los jóvenes- hayan perdido el sentido de la vida se explica fácilmente porque es como un clamor en busca de Dios; desde la oscuridad, un clamor por la luz, desde el odio un clamor por el amor, desde la falta interior de libertad, un clamor por la libertad y desde la muerte, un clamor por la vida. Es muy importante aquí que nos preguntemos de nuevo si hemos abandonado el pecado, porque el pecado nos separa de los demás al igual que de Dios.

La razón del pecado es la soberbia y soberbia significa, rechazar a Dios y Su ley, para crear una vida sin más reglas que las propias y a través de ello, ponerse uno mismo, a los demás y al mundo entero en peligro. La soberbia es el rechazo de Dios y de la humildad, que María desea enseñarnos y que es aceptar a Dios. Humildad significa tener el valor de servir y de cooperar con Dios. Cuando Dios nos dice que perdonemos, el humilde dice: "Dios, Tú sabes que eso es difícil, pero si Tú me lo pides lo haré." Cuando Dios nos dice que amemos, el humilde dice: "Dios, Tú sabes cuán difícil es amar en este mundo, pero si Tú me lo pides, amaré a todos, aún a mis peores enemigos." La pregunta que debemos hacernos constantemente es qué nos impide buscar a Dios. Esto, de nuevo, es la soberbia que rechaza a Dios y los humildes saben que necesitan de Dios y simplemente Lo buscan. Espero que durante este tiempo sigamos buscando a Dios continuamente y que abandonemos todo aquello que nos impida hacerlo.

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En el mensaje de este mes, María expresa realmente los mismos pensamientos que en Abril.

LOS INVITO A GLORIFICAR A DIOS

Esto, de nuevo,se refiere a buscar a Dios y que Dios se da a quien Lo busca, pero especialmente a estar unidos a Dios y dejar atrás todo pecado. ¿Qué significa realmente el llamado a glorificar a Dios? Podemos glorificar a Dios a través de nuestras palabras y obras. Dios puso en nosotros las semillas divinas. Nosotros podemos crecer en el amor, la paz, la fe, la esperanza, la verdad, honestidad y bondad, de tal modo que, cuando estamos con El, podemos dejar crecer todos esos frutos en nuestra vida, frutos que todos añoramos. Y es que toda persona espera ser aceptada, amada, respetada, protegida por otros; espera igualmente permanecer en un contacto simple y auténtico con los demás y los demás esperan lo mismo de nosotros. Si estamos en contacto con Dios en la oración, Dios nos dará la gracia y las condiciones que requieren estas semillas en nosotros, a fin de que crezcan y den fruto. Por tanto, toda persona que ama, tiene paz y esperanza, es honesta y vive en la verdad, piensa en los demás y especialmente en los pequeños, los pobres, los desamparados; con cada acción glorifica, alaba y honra a Dios. Especialmente los padres de familia deben entenderlo bien.

Si un hijo trae a casa buenas calificaciones en algún área en particular, también los padres estarán contentos y a través de ello serán honrados. Cualquier padre y madre de familia estará muy consciente de que ese hijo o hija es suyo. A través del bien que hacen los hijos, los padres son honrados también, y lo mismo sucede con Dios. El nos ha dado dones maravillosos y es honrado cuando la gente los ve en nosotros. Y Jesús dijo asimismo que cuando la gente ve nuestras buenas obras también glorifican a Dios. Pero si el hijo no va bien, si le está yendo mal, los padres no se levantarán y dirán: "Este es nuestro hijo" o "esta es nuestra hija"; y lo mismo sucede con Dios. Cuando somos malos o no tenemos amor, cuando vivimos en medio del odio y nos destruimos unos a otros, no podemos glorificar a Dios.

Antes de que abordemos una cuestión muy importante en relación al mensaje de María, recuerdo muy claramente la discusión con una persona que había abandonado la Iglesia y que tenía cosas negativas que decir acerca de todos, del Obispo, de los sacerdotes, de los fieles y que no quería tener ya nada que ver con la Iglesia. Una vez que expresó todo su enojo sobre la Iglesia, yo traté de señalarle todo lo que es correcto y bueno en la Iglesia, pero no tuve éxito. Luego, en un cierto punto, de nuevo le hablé y mencioné que había algo que tenía que aceptar y era que ciertamente la Madre Teresa y su misión eran algo bueno en la Iglesia y para el mundo entero. Inmediatamente lo aceptó e incluso dijo que creía en Dios, que creía en el amor de la Madre Teresa y su labor, pero que aún así no podía creer en la Iglesia de los demás. La pregunta que debemos hacernos es, ¿qué imagen proyectamos nosotros mismos de Dios? ¿Qué piensa la gente acerca del Dios en quien creemos? ¿Es un Dios de amor, misericordia, bondad, paz o, a través de nuestro comportamiento, es un Dios diferente y por tanto incierto? Si nosotros, mediante nuestras palabras y acciones, mostramos una imagen buena y auténtica de Dios, también los demás encontrarán más fácilmente al Dios único y verdadero. En sus cartas, San Pablo nos dice en varias ocasiones que lo hagamos todo para la gloria de Dios. Esto significa que, si comemos y bebemos, si trabajamos o dormimos, si oremos o hacemos cualquier cosa, todo puede transformarse para gloria de Dios. Además, María desea que

EL NOMBRE DE DIOS SEA SANTO EN SUS CORAZONES Y EN SUS VIDAS

Cuando realmente oramos y cuando hablamos o hacemos bien, estamos mostrando de hecho que el nombre de Dios es santo. Pero también es importante lo que dice María: "en nuestros corazones y en nuestras vidas." Aquí podemos tocar también otro problema y es uno que continuamente encontramos en la Biblia. Cuando Dios, a través de los profetas, dice que "Este pueblo se acerca a mí tan solo con palabras y me honra sólo con los labios, pero su corazón sigue lejos de mí," o cuando dice el profeta: "Vienen al Templo a orar o a traer ofrendas, pero cuando regresan a casa continúan con la misma injusticia que antes", sólo con un corazón puro y humilde puede glorificar a Dios y Su nombre santificado. Pero de ahí deben surgir igualmente las obras con las que glorifiquemos a Dios y de esto, Santiago habló muy claramente. El quería ver obras y luego, a través de ellas, poder reconocer que también había Fe; pero rechazó de igual modo la Fe sin obras.

El más grave desacuerdo que tuvo Jesús fue con quienes daban gloria a Dios con sus labios, pero en su relación con los demás no actuaban como Dios quería que lo hicieran. Alguien que ora y ayuna pero también juzga a los demás o dice que cree pero no está dispuesto a ayudar y ver a Jesús en los pobres, es un fariseo. Jesús dijo muchas palabras duras acerca de los fariseos. También es muy cierto que nos resulta más fácil ver lo que se supone debemos de hacer que tener la fortaleza para hacerlo. San Pablo tuvo el mismo problema cuando afirmó que sentía dos leyes en su vida — una que encontraba buena pero que no seguía y otra, que sabía que no era buena pero seguía. "¡Pobre de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo que me lleva a la muerte? ¡Gracias sean dadas a Dios por Jesucristo nuestro Señor!" Si sabemos, primero que nada, que alabamos y honramos a Dios en nuestro corazón y luego tratamos, a través de nuestras obras y relaciones con los demás, de honrarlo también -recordando claramente nuestras propias debilidades- éste es también el camino como podemos escaparnos de ser fariseos. Pero si nos quedamos a nivel de los labios, sin cambiar nada en nuestras relaciones con los demás, entonces somos fariseos. Cuando intentamos glorificar a Dios y santificar Su nombre entre nosotros, nos conservamos y estamos en la santidad de Dios en todo lo que hacemos. Si permanecemos en contacto con El de este modo y estamos…

EN LA SANTIDAD DE DIOS, EL ESTA CON USTEDES Y LES DARA LA PAZ Y EL GOZO QUE SOLO PROVIENE DE DIOS A TRAVES DE LA ORACION

Quienes creen en Dios, refiriéndome con esto a quienes han confiado su corazón y su vida entera a El, vivirán y, dicho de otro modo, DEBEN vivir en paz. Quien tiene demasiado temor o no tiene del todo gozo en su vida, posee la mejor prueba de que no está viviendo en la santidad de Dios. Esto, sin embargo, no significa que a veces no podamos estar tristes o perder temporalmente la paz. Pero si se trata de una falta constante de paz interior, entonces algo anda mal en nuestro interior. Jesús habló igualmente del gozo que se puede tener cuando se sufre o al cargar la propia cruz. Esto es ciertamente una gran lección para nosotros, pero seguramente si Dios dice que es posible, es porque lo es. Mientras más nos aparte del gozo cualquier situación en nuestra vida, más tenemos que orar y ayunar, y así encontraremos la fortaleza para superar todas las situaciones posibles con paz y con gozo. María continúa con…

RENUEVEN LA ORACION EN SUS FAMILIAS

¿Cuántas veces nos ha invitado a orar? En estos 16 años, son incontables las veces en que Ella lo ha repetido. En lo personal, ¿realmente hemos comenzado a orar más? ¿Hemos comenzado a orar más en las familias y en los grupos de oración? De ser así, debemos dar conscientemente gracias a Dios por habernos concedido la gracia de hacerlo. Con todo, si aún no hemos comenzado o entretanto nos hemos cansado, sería bueno renovar una vez más el hacerlo. En estos 16 años de Medjugorje, es cierto que muchas personas han llegado a la decisión de orar, ayunar, acudir a la Misa y la Confesión y leer la Biblia regularmente. Y yo espero que muchos más continuarán haciéndolo. Pero hay igual cantidad de personas que aún deben comenzar y otros más que por alguna razón se han cansado de hacerlo. El 16º Aniversario que se acerca nos dará otra vez un nuevo impulso para renovar la vida que hemos prometido y así también seguramente glorificaremos a Dios y a María como la Reina de la Paz, que nos está ayudando aquí. Si hacemos lo que Ella noa pide en nuestras familias…

SUS CORAZONES GLORIFICARAN EL SANTO NOMBRE DE DIOS Y…

María nos promete que…

EL CIELO REINARA EN SUS CORAZONES

El Cielo es, por supuesto, el lugar de la presencia de Dios, el lugar de la paz, el amor y la comprensión y el lugar que añora todo corazón humano. Recuerdo que alguien preguntó una vez a Marija, qué hacía la gente realmente en el Cielo. Ella respondió que, en el Cielo, se da gracias a Dios con gozo por todo lo que El ha hecho por nosotros, aunque nosotros no hayamos notado o visto qué sucedía. Y para eso necesitamos la eternidad, ¡porque el amor de Dios por nosotros es tan grande! Así que un corazón en el que reina el Cielo significa un corazón donde existe la gratitud, y la gratitud es un comportamiento en el que reconocemos a Dios en todo lo que tenemos y muy conscientemente nos percatamos de que nos ha sido dado por Su amor. De ahí que lo único procedente es que le demos gracias a El y darle gracias es el fruto más maravilloso de la Fe. Si somos agradecidos con Dios y también con quienes nos rodean, porque la gente nos hace tanto bien, también tendremos paz. Y al final, María dice…

YO ESTOY CERCA DE USTEDES E INTERCEDO POR USTEDES ANTE DIOS

Muy a menudo decimos -y yo lo repito hoy- que María no nos ha traído un mensaje nuevo aquí en Medjugorje, porque todo lo que Ella nos ha dicho durante estos 16 años es simplemente lo que encontramos en los Evangelios y en la enseñanza y las tradiciones de la Iglesia. Con todo, sí hay un nuevo mensaje aquí en Medjugorje y es sencillamente la presencia extraordinaria de Nuestra Señora con nosotros. ¡Sin esta diaria presencia extraordinaria de María, simplemente no puede explicarse Medjugorje! Todos los peregrinos que vienen aquí lo hacen, más que nada, debido a su extraordinaria presencia. Y cuando llegan aquí, comienzan a orar, a ayunar, a acudir a la Misa y la Confesión. No hay otro impulso para que la gente venga a Medjugorje diferente a esta presencia extraordinaria de María. Si pensamos en lo que dijeron quienes no aceptaban la presencia de María, nos referimos a los comunistas que decían que esto era una contrarrevolución, y luego a alguien que trató de explicarlo todo achacándolo a las drogas o a alguna enfermedad psíquica. Después, los Franciscanos fueron acusados de crear todo esto por ambición al dinero, pero, con todo, Medjugorje no puede explicarse simplemente achacándolo a las drogas, la enfermedad o el dinero. Más bien es una gran gracia que Dios nos ofrece, a fin de podamos volvernos a El para alcanzar la paz interior y verdaderamente debemos agradecerle una y otra vez por estos 16 años. Quisiera sugerir que este mes fuera un mes de acción de gracias a Dios por habernos enviado a María. Como Ella nos dijo en Abril, "Dios me envía a ustedes por amor, para que yo pueda ayudarles a comprender que sin El no hay futuro ni gozo, pero sobre todo no hay salvación eterna." Oremos y expresemos nuestra gratitud:

Ahora Oremos

Dios, Padre nuestro todopoderoso, todos nosotros conscientemente Te damos gracias durante este mes porque eres nuestro Dios, porque eres nuestro Padre, por habernos enviado a Tu Hijo a salvarnos, por habernos enviado Tu Espíritu para santificarnos. Te damos gracias, oh Padre, por habernos revelado Tu santo nombre y por darnos la oportunidad de crecer en el amor, la fe, la esperanza, la bondad, la verdad y la paz y poder glorificarte de este modo. Te damos gracias por habernos permitido vivir en Tu gloria y en Tu presencia y, haciéndolo así, nos has dado Tu amor y Tu gozo. Gracias por habernos enviado a María que incansablemente nos visita día a día en Tu nombre y que ora por nosotros. Te damos gracias por habernos hecho más patente Tu presencia a través de su presencia entre nosotros. Te pedimos la gracia de llegar a ser y permanecer uno con Ella y Contigo, que nada nos separe de Ti. Te pedimos la gracia de que podamos glorificar Tu nombre en nuestras familias, en nuestras comunidades y en el mundo entero. Te damos gracias por cada palabra que nos has dicho, a través de María, durante estos 16 años. Que nosotros y todos los que han venido aquí en estos 16 años Te alaben y Te bendigan por su presencia extraordinaria entre nosotros. Te damos gracias por todos los que aún vendrán aquí buscándote y luego encontrándote a Ti en Medjugorje por medio de María. Te damos gracias por todos los que han encontrado aquí la paz interior y los que han sido sanados en el cuerpo y el alma. Por favor, perdónanos por las veces que hemos fallado, por las veces que hemos sido ciegos y sordos a Tu amor y a los signos de Tu amor. Abre nuestros ojos, abre nuestros corazones y Te pedimos que por favor bendigas a los videntes, a fin de que puedan cumplir con su tarea en este mundo conforme a Tu voluntad. Bendice a esta Parroquia y a todos los Sacerdotes y Hermanas que viven y trabajan aquí. Bendice a todos los peregrinos y a todos los Sacerdotes que vienen con ellos, que a su vez oyen confesiones incansablemente y luego comparten sus testimonios. Bendice a todos los que oran en familia y han formado grupos de oración. Bendice a todos los que, a través de Medjugorje, se han decidido por el sacerdocio o la vida religiosa. Bendice también, oh Padre, a quienes a nivel material han ayudado a los refugiados, los heridos y los huérfanos de guerra. Bendícenos y acompáñanos para que, durante este tiempo, junto con María, podamos glorificarte como nuestro Dios que nos ama. Te damos gracias y con María, Reina de la Paz, Te pedimos que bendigas a todos aquellos que aún están en contra de Medjugorje como un lugar de paz y que de ese modo pronto podamos ser uno en Tu Espíritu que vive y reina en la eternidad. Amén.

Fra. Slavko, Medjugorje,
Medjugorje, Mayo 29 de 1997

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