Mensaje del 25 de febrero de 2024

“Queridos hijos, oren y renueven su corazón para que el bien que han sembrado dé frutos de alegría y de unión con Dios. La cizaña se ha apoderado de muchos corazones y se han vuelto estériles. Por eso ustedes, hijitos, sean luz, amor y mis manos extendidas en este mundo que anhela a Dios que es amor. Gracias por haber respondido a mi llamado”.

En el mensaje de la Virgen notamos tres temas. El primero se refiere a nosotros: que la semilla del bien sembrada de fruto en oración y renovación de los corazones. En el segundo, la Virgen da un diagnóstico del estado: La cizaña se propaga por todo el mundo y vuelve estériles los corazones humanos. El tercero trata de un llamado a hacer algo para cambiar la situación.

 

1- Oren y renueven su corazón para que el bien que han sembrado dé frutos de alegría y de unión con Dios.

Si sólo leyéramos los medios de comunicación, pensaríamos que hay mucho más mal que bien en el mundo. Es cierto que el mal existe y que muchos lo siembran, pero la Virgen nos enseña a ver otra cosa: Ella es una madre que ve el bien que nosotros, sus hijos, sembramos y nos lo dice.

De hecho, hay personas entre nosotros que siembran el bien. Pero nos acostumbramos y si no tenemos un corazón puro y abierto, fácilmente nos quedamos ciegos y no vemos ese bien. ¡Y el bien existe! ¡Cuánto bien se siembra cada día en la familia! ¡Cuanto bien hacen los padres a sus hijos! ¡Cuántos hay que ayudan a las personas en necesidad, que abogan por la paz a su alrededor y en el mundo, que desempeñan responsablemente su trabajo en la escuela, en la fábrica, en la obra! ¡Cuánto bien siembran los médicos y las enfermeras! ¡Cuánto bien hacen los pilotos, los conductores de trenes, tranvías y autobuses que transportan a tantos pasajeros! Asimismo, sacerdotes y monjas, laicos…

Pero ahora sigue darnos cuenta de algo importante: el bien que hacemos no siempre tiene por qué dar buenos frutos. Alguien ayuda a los demás, pero no tiene alegría y no está en unión con Dios, porque está insatisfecho y decepcionado porque nadie ve que ha hecho el bien ni le da crédito por ello. Para comprender esto basta recordar a Pablo que dice: “Si hablara todas las lenguas de los hombres y de los ángeles, pero no tuviera amor, sería metal que resuena o címbalo que retiñe… Y si entrego todos mis bienes y si diera mi cuerpo a las llamas y no tengo amor, de nada sirve”. (1Cor 13,1-3)

Por eso la Virgen María nos llama a orar y renovar nuestro corazón, porque quiere que en nosotros se produzca una transformación del corazón. Un corazón transformado ve todo de manera diferente. Así, aunque alguien no vea el bien que he hecho, puedo estar alegre y en unión con Dios.

En el proceso de transformación del corazón puede ayudarnos una oración en la que me encomiendo a Dios: “Señor, Tú ves todo y sabes lo que he hecho. Por eso ya no me importa si la gente lo verá o no. Que lo que he hecho sea para tu gloria”.

De esta manera vivimos las palabras de Jesús: “Así también ustedes cuando hayan hecho todo lo que les fue mandado, digan: ¡Somos siervos inútiles! ¡Hemos hecho lo que teníamos que hacer!” (Lc 17,10). Así es como el corazón se renueva, se libera de expectativas y nos volvemos alegres y en unidad (en una fuerte conexión) con Dios.

¿Qué significa estar en unión con Dios?

Estamos en unión con Dios cuando somos como Dios. Cuando Dios hace el bien, siempre es incondicional y gratuito, independientemente de que la gente lo vea, lo reconozca y le agradezca. Cuando hacemos lo mismo, entonces somos semejantes a Dios, en unidad, uno con Él.

 

2- La cizaña se ha apoderado de muchos corazones y se han vuelto estériles.

La Virgen María nos advierte que la cizaña existe, que se está extendiendo por todo el mundo (ha afectado a muchos corazones) y está provocando esterilidad en las personas. ¿Qué es la cizaña?

La cizaña del campo es una planta que, debido a sustancias tóxicas, puede provocar intoxicaciones, parálisis en músculos y nervios y puede provocar la muerte en animales domésticos (aves, cerdos, cabras, conejos). En sentido figurado, es un símbolo de algo que es dañino, que perjudica las buenas relaciones y el trabajo, así como un símbolo de personas que perturban las buenas relaciones. Como hay gente así en todas partes, nació un dicho: En todo trigo hay cizaña.

¿A qué clase de cizaña se refiere la Virgen?

No lo sabemos, pero tomemos por ejemplo los chismes, las difamaciones y habladurías sobre cosas negativas en otras personas. ¡Y tanto que puede ser como la cizaña! ¡Y tanto que puede envenenar el corazón y las relaciones interpersonales! ¡Y tanto que puede volver estéril el corazón, hacer imposible el amor entre las personas e incluso hacia Dios, y luego bloquear la paz, la alegría, la unión, las buenas relaciones!

La cizaña puede ser una envidia que envenena el interior, lo que hace que los pensamientos y sentimientos de una persona vayan en una dirección que distorsiona la imagen de otra persona y, a menudo, provoca sentimientos negativos y una ruptura en las relaciones con amigos y familiares.

Los medios, las redes sociales pueden sembrar cizaña. Cada vez somos más conscientes de cómo a través de ellos la ideología de género se difunde más y más, y siembra la cizaña que “lava el cerebro” y desvía al mal camino. ¡Cuántas personas se han alejado de Dios y de la Iglesia, porque los medios de comunicación influyeron en ellos y los convencieron de su “verdad”!

Así es como la gente se vuelve estéril a la hora de sembrar el bien a su alrededor: no dan a luz a los hijos, no los educan en la sana enseñanza, no difunden la Buena Nueva de Jesús, no piensan en las necesidades de los demás sino sólo de sí mismos, tienen miedo, no tienen fe, tienen miedo del futuro…

 

3- Por eso ustedes, hijitos, sean luz, amor y mis manos extendidas en este mundo que anhela a Dios que es amor.

Pero, independientemente de que mucha gente esté sembrando cizaña, de que tantos se hayan alejado de la fe en Dios y de la Iglesia, la Virgen María vuelve a ver el bien que existe: en las personas hay un deseo, un anhelo de Dios que es amor. Es evidente que este deseo está profundamente inscripto en el corazón humano y no puede desaparecer. Puede ser recubierto con varias capas, como el enfoque exclusivo en las preocupaciones por las cosas materiales, luego las adicciones, o que la gente busque la satisfacción de este deseo en diversos movimientos religiosos, en el yoga y similares.

La Virgen no juzga a nadie, pero invita a sus hijos fieles a involucrarse. No para criticar a los que se han alejado de Dios y de la Iglesia, sino para ser luz para los que están en tinieblas, amor para los que carecen de amor y sus manos extendidas para cada persona.

La Virgen María es una madre que quiere ayudar a cada uno de sus hijos, especialmente a aquellos que están lejos de Dios y de su corazón. Quiere llevar luz, dar amor y abrazar con sus brazos a sus hijos que han sido afectados y envenenados por la cizaña. Pero no puede hacerlo sin nosotros. Ella nos necesita.

La Virgen nos llama porque cree en nosotros. Sólo falta que nosotros empecemos a tomar en serio a nuestra Madre. Si no la ayudamos, seguiremos siendo estériles. Y si la ayudamos, ¡qué alegría y qué experiencia que seamos tan semejantes, uno con Dios!

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