Entrevista a Marija por P. Livio

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P. Livio: Queridos amigos, ahora tenemos a Marija de Medjugorje que nos transmitirá el mensaje de la Reina de la Paz de hoy, día 25 de octubre 2020.

P. Livio: ¡Buenas tardes Marija!

Marija: ¡Buenas tardes padre Livio! Un saludo a todos los oyentes de Radio María. Hoy, como cada 25 de mes, la Virgen nos ha dado el siguiente mensaje:

“Queridos hijos, en este tiempo os llamo a regresar a Dios y a la oración. Invocad la ayuda de todos los santos con el fin de que sean para vosotros ejemplo y ayuda. Satanás es fuerte y lucha por atraer a cuantos corazones le sea posible. Quiere la guerra y el odio. Por eso llevo tanto tiempo con vosotros, para conduciros por el camino de la salvación, hacia Aquel que es el Camino, la Verdad y la Vida. Hijos mí­os, regresad al amor a Dios y Él será vuestra fuerza y vuestro refugio. ¡Gracias por haber respondido a mi llamada!”

P. Livio: Marija, después de la aparición de esta tarde, ¿podrías describirnos a la Virgen?

Marija: Muy bella, bellísima. La verdad es que esos cinco o diez minutos que dura la aparición, no se pueden comparar con el deseo del Paraíso. Quizás ahora, con el coronavirus, tendremos la posibilidad de ir antes de tiempo. De todas maneras, será cuando Dios quiera, aunque en el corazón permanece este gran deseo y la presencia de la Virgen lo acrecienta. Con la oración sentimos crecer este deseo y por esto la Virgen nos dice que invoquemos a todos los santos para que nos ayuden y sean para nosotros un ejemplo de vida. Sobre todo en este momento, si recordamos la historia pasada en la que hubo tantas epidemias, pestes y otras enfermedades, la Virgen y los santos siempre nos ayudaron. Ahora que estamos en el tiempo de la fiesta de Todos los Santos y de los difuntos, la Virgen quiere que nos acordemos de todos aquellos que nos han precedido y que no pensemos tanto en las cosas terrenas sino en las del Cielo. En estos días hemos oído hablar de otro ejemplo de vida con la beatificación del joven Carlo, pero debemos recordar que todos estamos llamados a la santidad ya en esta vida y así, con nuestro ejemplo, poder acercar a otros a Dios, a los santos, a la Iglesia, a los sacramentos. Esto es lo que la Virgen quiere cuando dice que vivamos el Paraíso aquí en la Tierra.

P. Livio: Sabes Marija, hay muchas personas que se preguntan por qué la Virgen no habla nunca de la pandemia. Quizás la Virgen nos quiere dar a entender que la verdadera pandemia peligrosa para nosotros es la espiritual.

Marija: Exactamente. Por esto la Virgen nos dice, también en este mensaje, que este es el motivo por el que Ella está con nosotros  tanto tiempo, para conducirnos hacia la camino de la salvación, hacia Aquel que es Camino, Verdad y Vida. En todos estos años de presencia de la Virgen, la pandemia más grande ha sido la del alma, el ver un corazón sin esperanza, la tristeza de tantos corazones sin Dios, la indiferencia, dar valor solo a las cosas materiales, sobre todo al dinero. Preguntémonos, ¿Qué es la vida sin Dios? Yo he conocido a muchas personas en Medjugorje que me decían que antes se habían aferrado a las cosas materiales y que después, gracias al Cielo, se aferraban a Dios, a los sacramentos, a la oración, llegando a encontrar la serenidad en el corazón. Muchos de ellos, antes tenían que tomar pastillas para dormir, mientras que con la oración podían dormir como angelitos.

P. Livio: Marija, quisiera hacerte una pregunta personal. Obviamente, el 1 de noviembre se invocan todos los santos, pero ¿tienes tú un santo que prefieras a todos los demás?

Marija: Seguramente. La verdad es que tengo toda una letanía, a veces hasta se ríen de mí, incluso mis hijos, porque yo, con el santo de cada día, o en cualquier ocasión, enciendo una vela y empiezo con todas mis jaculatorias y oraciones y después pido la intercesión del santo. Sobre todo en Medjugorje pido al padre Slavko, que aunque no sea todavía proclamado santo por la Iglesia, para mí sí lo es, porque la Virgen, el día después de su muerte, nos dijo que había nacido en el Cielo. Además, hemos tenido varias experiencias que nos lo testimonian. Una vez llegó a Medjugorje una señora latinoamericana, viuda reciente, con una amiga. Esa señora estaba desesperada por la pérdida repentina de su marido. Subieron a la colina de las apariciones, pero ella estaba muy confundida, estaba obsesionada con la muerte de su marido y no encontraba la paz. Pero allí encontró un fraile que le dijo que debía ir a la iglesia y confesarse y le dio también otros consejos. Ella fue a la iglesia en busca de ese fraile, vio una foto y dijo: “Este es el fraile que yo busco”. Le contestaron que ese fraile había muerto, pero ella aseguró que se había encontrado a ese fraile en la colina y que había hablado con él. Es decir, podemos ver o no a los santos o a nuestros difuntos, pero sí podemos sentir su proximidad y esto es la comunión de los santos. Yo a menudo le hablo a Don Bosco, porque él era un vidente. Leí que estando con sus jóvenes, a menudo, veía a la Virgen entre ellos. Él tenía muchas visiones, locuciones y sueños. Es decir, que la Virgen estaba en todas partes. Ahora, cuando se habla de nosotros, parece que la Virgen está en cada esquina de nuestra casa, de nuestra vida durante esos cinco minutos, en cambio Don Bosco vivió continuamente apariciones, tantas visiones, tantos sueños. Yo digo que Don Bosco era un hombre santo, sabio…, pero también un hombre astuto y valiente ya que su vida estuvo muchas veces en peligro. Me dirijo a él para pedirle ayuda, ya que él pasó por muchas cosas como las que estamos pasando nosotros. Si supieras padre Livio, usurparon mi identidad en internet y dijeron cosas sobre mí que no son ciertas, cuando ni siquiera las he llegado a pensar, además yo nunca uso ese tipo de programas. Pero el diablo sabe deslizarse en estas pequeñas brechas y hacer mucho daño. Por esto la Virgen nos llama a estar siempre más cerca de los santos y a pedir su intercesión. En una ocasión, la Virgen nos dijo: “Leed los libros de los santos e imitadles.” Yo cada año hago una oración especial y pido la intención de unas misas a san José de Cupertino, protector de los estudiantes, pensando en mis hijos. También a san Antonio, a san Francisco de Asís, como patrono de nuestra parroquia también yo me siento franciscana de familia. Cuando voy a Asís, me gusta ir a ver a las monjas por la mañana temprano y cuando no puedo viajar, las llevo siempre en el corazón a todas: las carmelitas, salesianas, claretianas… especialmente a las de clausura. En una ocasión viajé con el padre Slavko a América Latina y una vez me dijo que al día siguiente, de madrugada, iríamos a visitar a las monjas de clausura ya que ellas nunca podrían venir a Medjugorje, y así lo hicimos. Es muy bonito ver esas pequeñas santas en su clausura, que oran, que se sacrifican, que ayunan… son verdaderas pequeñas grandes santas y muchas de ellas ancianas.

P. Livio: Sí, además la Virgen dijo que los ancianos son un muro contra Satanás.

P. Livio: Marija, dime un poco cómo es el Paraíso ya que la Virgen os lo mostró. Cuando lo viste, ¿pudiste ver a los santos?

Marija: Nosotros no reconocimos a los santos porque allí son todos iguales. No son ni más gordos, ni flacos porque todos tienen un cuerpo nuevo y con la belleza que solo el Paraíso nos puede dar. A Vicka y Jacob los llevó al Paraíso, a mí en cambio, me dio la posibilidad de verlo como a través de una ventana. Yo le dije a Vicka que si la Virgen me hubiera llevado allí, yo no habría querido volver, me hubiera agarrado a alguna parte para quedarme allí (se ríe). Ellos experimentaron con su propio cuerpo esta experiencia del Paraíso, Purgatorio e Infierno.

P. Livio: Pero creo recordar que visteis a la gente vestida de diferentes colores.

Marija: Nosotros creemos que todos los que están en el Paraíso ya son santos. Los Santos aquí en la Tierra los hace la Iglesia. Hace poco me mandaron unos dibujos animados donde aparece la Virgen con mil pies bajo su manto y san Pedro que decía: “¡Ella es así!”, es decir, que Ella nos ayuda y nos protege para llevarnos con Ella al Paraíso. Yo creo profundamente que en Medjugorje la Virgen, empezando primero con nosotros, después con los jóvenes y más tarde con las familias, los esposos … creó tantos grupos de oración, que ahora son muy numerosos en todo el mundo. En realidad el primer grupo de oración que la Virgen pidió fue para la santificación de la familia, de hecho, nos pidió preparar un pequeño altar en nuestras casas frente al cual poder orar juntos, toda la familia. Esta fue la revolución. La oración ya no era una costumbre familiar, como lo sigue siendo para muchos todavía debido al ateísmo, al materialismo, al consumismo. Así pues, la Virgen empezó por querer proteger el núcleo familiar. Fue una experiencia muy bonita en mi familia, la cual trasmito a mis hijos esperando que ellos lo hagan también con los suyos. A pesar de que cada uno tiene una relación individual con Dios, es muy bonito sentir esa unión como familia en la oración. Mi madre, especialmente por la noche cuando ya estábamos todos en casa (tenía seis hijos) en el tiempo de oración conjunta, ella se sentía feliz y serena y agradecía siempre a Dios por haberle dado esa riqueza tan grande que son los hijos. Hoy en día, ya no se considera una riqueza los hijos. A veces cuando me encontraban con mis cuatro hijos, me preguntaban con sorpresa si eran todos míos, como si yo fuera una oveja negra. Una vez en un parque, después de haber aparcado y sacado los cochecitos porque todavía eran pequeños, el señor del aparcamiento me preguntó si eran míos, le contesté afirmativamente y le dije además que me sentía muy orgullosa de ello. Me quiso hacer descuento por ello aunque yo no lo acepté. El hecho es que me miraba como si no fuera normal que una mujer tuviera, según él, tantos hijos.

P. Livio: Ahora te quiero hacer una pregunta un poco especial. Tú ves a la Virgen cada día, es decir, que es como si estuvieras en el Paraíso ya que como decía san Luís María Grignon de Montfort, la Virgen es el Paraíso de Dios, ahora, con el pánico que hay debido al coronavirus por miedo de morir, tú, Marija, personalmente ¿tienes miedo a la muerte?

Marija: Un día u otro tenemos que morir. Yo ahora tengo 55 años y sabemos que no viviré dos mil años, ni mil, ni cien. Yo creo que el problema más grande de este virus es el pánico. No debemos mirar la televisión las veinticuatro horas para saber del virus. Apaguemos la televisión y oremos. De este modo, no tendremos miedo, a pesar de ser conscientes de que la situación no es buena para la economía, en la que hay tantas personas que pierden el trabajo. Me acuerdo que cuando había comunismo, el padre de Vicka trabajaba en Alemania y su madre dijo que todos iban a morir de hambre porque si Vicka continuaba diciendo que la Virgen se le aparecía, quitarían el pasaporte del padre y no podría trabajar, por lo tanto, se habrían muerto de hambre ya que el campo no habría dado lo suficiente para todos. Lo digo porque, ciertamente había miedo por el futuro, pero nos poníamos a rezar y estábamos mejor. Mi padre siempre decía que “No pasa nada que Dios no quiera”. Por lo tanto, le decimos a Dios: “Señor, Tú ves y provees”. Yo creo que este momento, como nos dice la Virgen, es el que el diablo quiere usar para atraernos más hacia él y quiere la guerra y el odio. Por esto, debemos ser cristianos al completo, cristianos que aman, que comparten. Parece que ahora nos hayamos vuelto más distantes entre nosotros, parece que se tenga miedo incluso de sonreír, de acercarse. Este miedo viene del diablo. En el pasado hubo también otras pandemias, pero creo que nunca llegó a ser una situación tan desesperada porque ahora nos están transmitiendo ese miedo que no es del todo real. Yo he hablado con personas que han tenido el coronavirus y que, gracias a Dios, lo han superado sin consecuencias. Es verdad que muchos han muerto, pero también debido a todas las complicaciones de salud precedentes. Por lo tanto, debemos saber que la mayoría no muere.

P. Livio: Debemos decir que no solamente existe la enfermedad física, sino también la psíquica. Muchas personas pierden la serenidad y por eso nos damos cuenta de lo importante que es la oración, el contacto con Dios también para curarnos psicológicamente y espiritualmente.

Marija: Ahora se va mucho al psicólogo y se toman muchas pastillas, mientras que antes, la gente se confesaba, se visitaba a las monjas y se hablaba con ellas, se recibían consejos y la gente se ponía más en manos de Dios. Pero hoy en día, con los avances de la medicina, se piensa poder llegar a los 90 años en vez de a los 80, como si lo importante fuera prolongar la vida, cuando en realidad en esta vida estamos solo de paso. Nuestra patria es el Cielo, por lo tanto, estemos tranquilos y oremos que Dios nos dará, paz, alegría, serenidad y también nos dará trabajo y todo lo que necesitamos.

P. Livio: Ciertamente. La Virgen nos dijo que esta vida es pasajera y que sin Dios no tiene sentido. Referente a esto, te quiero hacer una pregunta. Las palabras que ha dicho hoy la Virgen no las quiero subestimar: “Satanás es fuerte y lucha por atraer a cuantos corazones le sea posible. Quiere la guerra y el odio”. Estas palabras la Virgen las ha dicho en todos los tiempos más difíciles de estos últimos cuarenta años. Lo dijo cuando cayó el comunismo, cuando hubo la guerra de Bosnia, con el terrorismo y ahora lo vuelve a repetir. Al haber dicho también que: “Satanás reina y quiere destruir vuestra vida”, ¿te parece Marija que está por suceder algo tremendo que pueda destruir el mundo? ¿Digamos una guerra mundial?

Marija: No lo sé padre Livio. La Virgen dice que debemos orar y ayunar y que con la oración y el ayuno también las guerras se pueden alejar. Yo añado que vivamos en gracia de Dios, que vivamos los mandamientos de Dios porque debemos tener una línea de conducta en nuestra vida. Si no es así, viviremos en la desesperación. Cuando se vive en el pecado, se cae siempre en lo más profundo del mal, donde no hay respeto por la propia vida ni por la del prójimo. Pero Dios nos da a la Virgen y Ella nos dice: “Por eso llevo tanto tiempo entre vosotros, para llevaros al camino de la salvación”. Estas son las palabras santas que nos dice la Virgen. Dios se lo ha permitido.

P. Livio: Marija, la Virgen se ve fuerte, pero ¿de dónde recibe esta fuerza?

Marija: Se la damos nosotros. En el año nuevo del 2000, la Virgen nos pidió subir a la colina de las apariciones, como aparición extraordinaria. Subimos, oramos y la Virgen dijo: “Satanás está libre de sus cadenas”, pero nos dijo también: “Consagraos a mi corazón y al corazón de mi Hijo Jesús”. Es decir, si tenemos miedo, pongámonos bajo la protección de su Hijo y de su corazón inmaculado. Ella nos da el impulso para seguir el camino justo. Pero, está claro que depende de nosotros. Esta es la libertad que Dios nos ha dado. Tantas veces pienso: “maldita libertad”, pero por otra parte, no somos esclavos. Esta es la belleza de nuestra fe, que no somos esclavos, sino libres. Este es el fruto de nuestro amor hacia Dios, esta es la libertad que Él nos da, y nosotros elegimos. La Virgen nos llama a ser reflejo de Dios. Me acuerdo que en los primeros años, con el comunismo, teníamos miedo de morir, pero nosotros estábamos dispuestos a ello. Fíjate padre Livio que, cada mañana mientras me vestía, pensaba si ese iba a ser mi último día, pero lo vivía plenamente. También hoy lo vivo de este modo y pienso que es mejor vivir plenamente un día que tres estando mal.

P. Livio: Marija, te hago una última pregunta. Me siento muy tocado por cada palabra de la Virgen y creo que se deben reflexionar muy bien. Casi en todos los mensajes de estos últimos meses, la Virgen, al inicio del mensaje, dice: “Os llamo a regresar a Dios y a la oración”. ¿Te parece que es debido a que no la escuchamos? o ¿a qué puede ser debido que lo repita continuamente?

Marija: Yo creo que este mensaje es la clave para la liberación, incluso de esta pandemia, de las guerras, del miedo por el futuro. La Virgen nos dice: “Regresad a Dio, regresad a la oración”. Si nosotros verdaderamente regresamos a Dios, empezamos a amarlo más, empezamos a respetar más Sus leyes protegiendo así nuestras vidas, la de los demás y también protegiendo más nuestro planeta. Me contaron unos peregrinos de Brasil que se quemaban muchos bosques. ¡Una catástrofe! Una vez fui a Manaos y desde el avión veías estos bosques enormes y pensaba en toda la belleza que Dios nos ha dado y nosotros nos comportamos como si fuéramos los dueños de ello cuando no es así. ¡Dios es el único dueño! Dios nos lo ha dado para protegerlo y amarlo. Por esto la Virgen en los primeros años nos dijo: “En el lugar de Dios, habéis puesto el yo. Por esto, yo os llamo a poner a Dios en el primer lugar de vuestra vida”.

P. Livio: Gracias Marija.

Marija: Padre Livio, quería añadir unas palabras por lo que hace referencia a las guerras. Yo creo que ya hay guerra en muchos corazones. Creo que hay mucha gente prepotente que se creen dioses, sin ningún respeto hacia Dios y hacia Su creación.  Por esto, la Virgen nos llama a la conversión, porque la persona que se convierte se vuelve bendición para los demás. Yo creo que lo que más falta hace en nuestra humanidad es la humildad, la humildad de reconocerse pequeños en este gran mundo que Dios nos ha dado y mirarlo con respeto, amarlo y protegerlo.

P. Livio: Cierto Marija, muchas gracias. Ahora terminemos con la oración.

TRADUCCIÓN: Equipo de traductores de Amor de Déu

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