26 de febrero de 2013

Mensaje de la Virgen María Reina de la Paz del 25 de febrero de 2013 y reflexión del P. Francisco Ángel Verar Hernández

“Queridos hijos: También hoy los invito a la oración. El pecado los atrae hacia las cosas terrenales, yo, por el contrario, he venido a guiarlos hacia la santidad y hacia las cosas de Dios; sin embargo, ustedes se resisten y desperdician sus energías en la lucha entre el bien y el mal que están dentro de ustedes. Por eso hijitos, oren, oren, oren hasta que la oración se convierta para ustedes en alegría, así su vida se convertirá en un simple camino hacia Dios. ¡Gracias por haber respondido a mi llamada! “

El mensaje que la Virgen María ha dado para este mes se da al inicio de la Cuaresma y al momento en que el Santo Padre presenta su renuncia a la Sede de Pedro. Obsérvese que la Madre de Dios vuelve a llamar a la oración, porque sin duda, en estos momentos, es una prioridad pastoral. Se recuerda que también el mes pasado mencionó algo parecido cuando dijo: “¡Queridos hijos! También hoy los invito a la oración. Que vuestra oración se haga tan fuerte como piedra viva, hasta que con sus vidas se conviertan en testigos. Testimonien la belleza de su fe. Yo estoy con ustedes e intercedo ante mi Hijo por cada uno de ustedes. ¡Gracias por haber respondido a mi llamada!” Entonces, el mensaje de este mes viene a reforzar el del mes anterior.

El mensaje de este mes comienza diciendo: “También hoy los invito a la oración”. Son las mismas palabras como iniciaba el mensaje del mes pasado. Por tanto, la Virgen requiere hoy, más que nunca, de nuestras oraciones, porque dos veces ha dicho textualmente: “También hoy los invito a la oración.” Y mencionó el mes pasado, que la oración debe ser tan fuerte como “piedra viva”. Entonces, hay que orar y remover los obstáculos que puedan existir para no hacerlo. Por otro lado, en el mensaje de este mes dice algo importante: que la gran barrera del porqué muchos cristianos no pueden aceptar su llamada a la santidad, es porque viven en pecado. Entonces, el problema no son las cosas terrenales a las que cualquiera se apega, sino el pecado que conlleva a ellas. Este énfasis es significativo destacarlo, porque si los creyentes no se libran del pecado, en vez de inclinarse a la santidad, se inclinarán hacia las cosas terrenales. Por consiguiente, para desarrollar la virtud no queda otra que liberarse del pecado. No obstante, puede existir una grave dificultad: mucha gente no acepta que vive en pecado, a tal punto, que el mismo pecado puede ser para de la misma estructura de su personalidad. Y como es obvio, de esta manera, difícilmente se pueden convertir. Es en tales circunstancias donde se comprende la importancia del mensaje de la Virgen: hace tomar conciencia a cualquiera de su distanciamiento de Dios por el apego a las cosas materiales, y se podría afirmar aún: entre un alma más está apegada a las cosas materiales, más distante se encuentra de Dios y de la vida de virtud. En tal sentido los mensajes de la Virgen ayudan a examinar la conciencia. María no te dice que estás mal, que estás excluyéndote de la vida eterna… Pero te da elementos para que reflexiones y saques personalmente tus conclusiones, toda vez que respeta tu libertad. Ella te dice hoy: “si te atraen las cosas materiales y no las de Dios, sino te atrae la santidad… es porque el pecado te está dominando; abre los ojos, ten cuidado, no sigas así; estás a tiempo de cambiar, piensa más en la vida eterna.”

Otro elemento que te da discernimiento para que sepas como marcha tu vida ante Dios, se fundamenta en las luchas interiores. Un cristiano que viva su vocación como se debe no tiene porqué resistirse a la santidad y desperdiciar energías luchando entre el bien y el mal. ¡Imposible! Eso ocurre cuando se quiere estar con Dios y a la vez con el mal, con el pecado. Inclusive, hay gente que piensa que Dios no puede colmar el corazón de felicidad sin en él, no hay un pequeño espacio para el pecado, y de esta manera viven toda la vida ofendiendo a Dios; permaneciendo en dos aguas. Son las almas tibias que menciona el Apocalipsis: “Conozco tu conducta: no eres ni frío ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente! Ahora bien, puesto que eres tibio, y no frío ni caliente, voy a vomitarte de mi boca.” Ap. 3:15-16.

La Virgen no quiere almas que se la pasen toda la vida luchando contra el mal porque no han optado como deben por Dios, por el contrario, quiere almas santas. Por eso recuerda: “yo… he venido a guiarlos hacia la santidad y hacia las cosas de Dios” Medjugorje, entonces, es una llamada a la santidad y a las cosas de Dios. Quien no entiende esto, no entiende Medjugorje. María quiere presentar a Su Hijo un pueblo santo pero no puede obligar a nadie a tomar con responsabilidad la santidad. Sólo espera la firme decisión basada en la voluntad propia. Por eso continúa hablando, para remover las conciencias; lo malo es que aún, después de 31 años y 8 meses de apariciones diarias, muchas conciencias duermen en la desidia. Y María quiere acabar con eso; pero no obliga a nadie, sólo exhorta y hace ver la falta. Entonces, hay que responder a la Madre, hay que decidirse por la santidad y romper con las estructuras internas del pecado que ofenden a Dios y sumergen al alma en crisis entre el bien y el mal.

La última parte del mensaje es el remedio contra todo: la oración continua y la oración con el corazón. La Virgen termina el mensaje como lo comenzó, dice: “Por eso hijitos, oren, oren, oren hasta que la oración se convierta para ustedes en alegría, así su vida se convertirá en un simple camino hacia Dios.” Tú tienes que darte cuenta que la única manera que tienes para derrotar el pecado que te domina, es por medio de la oración. No hay más. Si te decides a orar puedes vencer, de lo contrario el pecado terminará destruyéndote a ti. Es la oración lo que te hará ver tu miseria.

La Virgen ha dicho de nuevo: “oren, oren, oren hasta que la oración se convierta para ustedes es alegría” No ha dicho: “hagan dinero hasta que el dinero se convierta para ustedes en alegría” o el sexo, o el licor, las drogas, la tecnología, las modas, el trabajo… ¡NO! Ha dicho que es la oración lo que debe transformar el corazón en alegría. Y para alcanzar eso, hay que elaborar un plan personal y familiar de oración; darle espacio cada día a las tres partes del rosario rezado con el corazón. También hay que visitar y adorar a Jesús sacramentado, varias veces a la semana: debes decirle cada día a Jesús: “Tú eres mi Dios, Te quiero a Ti. Tú llenas mi corazón, nadie como Tú me hace tan feliz. Por eso estoy aquí postrado ante Ti. No necesito nada más, Tu llenas todo mi corazón. ¡Gracias Jesús!”.

También debes leer la Biblia. En la segunda semana de las apariciones de la Virgen en Medjugorje, Ella apareció llorando y dijo: “ustedes han olvidado la Biblia” Y a lo largo de estos 31 años y 8 meses ha hablado un sin número de veces sobre la Biblia, y ha dicho: “oren con la Biblia, léanla y medítenla cada día.” Entonces, en la oración, a veces usas el rosario, otras veces adoras a Jesús en el Santísimo, otras veces lees y meditas la Biblia, y ahora en Cuaresma, sobre todo, también haces el Vía Crucis, y haces oración frente a un Crucifijo que debes tener en casa. La Virgen dijo: “contemplen las Llagas de mi Hijo crucificado y pídanle que perdone sus pecados”. También debes tener tu grupo de oración, reunirte en casa a rezar con tus hijos y abrir tu casa para rezar con tus amigos. En lugar de reunirte para cenar, beber licor, salir a restaurantes, practicar deportes… la Virgen quiere que tomes la iniciativa, e invites a tus amigos, a rezar el santo rosario y a leer la Biblia; quiere que les hables de Dios a tus amigos. También la Virgen desea que vayas a Misa, si es posible, todos los días; que comulgues, que llenes tu vida de Jesús. La Virgen ha dicho que la comunión es el momento más santo y más importante del día cuando Jesús vivo viene a nosotros. Entonces, hay que asistir a Misa y recibir a Jesús.

También la Madre quiere que se acompañe el trabajo y el estudio con la oración, que se recen jaculatorias durante el día, que se rece todos los días el Ángelus y que durante la jornada uno se recoja para hacer oración silenciosa a Dios; aunque sea, unos cinco minutos. También cada día hay que orar al Sagrado Corazón de Jesús y al Corazón Inmaculado de María para poder amar a todos; y que el amor, el cariño que se brinde a los amigos y desconocidos, sea natural, transparente, sincero, tierno; como el amor que Jesús y María nos brindan cada día.

Ahora pide que Dios te regale el don de orar siempre, sin desfallecer, y orar con el corazón.

“Señor, hoy Te abro mi corazón y me coloco delante de Ti con mis miserias, con mis egoísmos. Precisamente, por mis egoísmos es que no vivo la virtud como debo. Y es por eso mismo que el pecado me domina. Hoy, sin embargo, renuncio a esas distracciones y Te abro una vez más la puerta de mi corazón: ¡ven Señor y entra a mi corazón! Derriba la puerta de mi egoísmo, de mis apegos. Quiero iniciar en esta cuaresma el camino nuevo de la oración. Hoy Tu Madre, una vez más, me pide que ore y que renuncie al pecado para ser verdaderamente feliz. Me ha dicho una vez más, que la oración es lo que me hace realmente feliz. Quiero, como Ella dice: Orar, orar y orar, hasta que la oración se transforme en alegría en mí. Dame las fuerzas y la gracia para remover los obstáculos que impiden esta decisión. ¡Ayúdame! Ven Espíritu Santo, ven por María e inunda mi ser, Tu eres el Maestro por excelencia de la Oración, ven, ven, ven…”

 

 

 

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