2 de octubre de 2012

MENSAJE DE LA VIRGEN MARÍA REINA DE LA PAZ DEL 25 DE SEPTIEMBRE DE 2012 Y REFLEXIÓN DEL P. FRANCISCO ÁNGEL VERAR HERNÁNDEZ

“¡Queridos hijos! Mientras miran en la naturaleza la riqueza de colores que el Altísimo les da, abran el corazón y oren con agradecimiento por todo el bien que tienen, y digan: “he sido creado aquí para la eternidad”, y anhelen las cosas celestiales, porque Dios los ama con un amor infinito. Por eso, El también me dio a ustedes para decirles: solamente en Dios está vuestra paz y esperanza, queridos hijos. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

  1. Abrir el corazón y orar con agradecimiento.

Medjugorje es una gran oportunidad para la Iglesia, signo indiscutible de su vitalidad y de su renovación permanente. Y lo más bello de todo es que aún la Madre de Dios habla cada mes a fin de fortalecer la fe de sus hijos. En el mensaje de este mes —cuando Europa se dispone a entrar en el otoño—, la Virgen, que utiliza el lenguaje del cambio de estación, espera nuevamente que sus hijos se acerquen a Dios.  Dice: “Queridos hijos, mientras miran en la naturaleza la riqueza de colores que el Altísimo les da, abran el corazón y oren con agradecimiento…” Cualquiera que observe con atención la diversidad de colores de la naturaleza, percibirá que son infinitos e indescriptibles, toda vez que por la multiplicidad de tonalidades de las flores, las plantas, los árboles, el plumaje de las aves, la piel de los animales, la riqueza de colores de los minerales y las diversas tonalidades que el sol arroja en sus amaneceres y atardeceres…,  todo está en perfecta armonía para que el hombre disfrute. Probablemente, cuando la Virgen transmitió el mensaje, habrá pensado también en los días que pasó en Nazaret contemplado la hermosura de la creación y como, por medio de ella, encontraba cada día a Su Dios. Pero además, se puede suponer que la Virgen también hoy, contempla en el Paraíso un panorama similar al que vivió en Galilea y desea que sus hijos también consideren que por la eternidad, contemplarán los colores maravillosos de la herencia prometida.

Por otro lado, es sabido que la oración es uno de los contantes llamados que la Madre de Dios hace en Medjugorje, porque ha dicho que se rece cada día, como mínimo, tres partes del santo rosario y que esté siempre en la mano como signo a satanás que le pertenecemos a Ella. También ha dicho que se debe orar cada día por medio de la meditación de un texto de la Biblia, y en relación a la eucaristía enfatiza: “enamórense de Jesús sacramentado, Yo estoy siempre presente cuando los fieles están en adoración”, “adórenlo ininterrumpidamente…” Pero igualmente, se debe observar que ha mencionado varias veces: “vayan a la naturaleza para que encuentren a Dios.” Entonces, si se toman en su conjunto estos mensajes, es fácil descubrir que lo que la Madre quiere es que siempre y en todo lugar, los fieles hagan experiencia de Dios y recalca, por otro lado, algunos lugares y medios para hacerla.

De los recursos que la Reina de la Paz acentúa para hacer oración se pueden mencionar el santo rosario, la Lectio divina, la adoración eucarística y los grupos de oración. Mientras que los lugares preferenciales para hacerla son: la iglesia, la casa propia (altar familiar) y la contemplación de la naturaleza. Esta última en el pasado, también fue lugar preferido para muchos santos, como es el caso de san Francisco de Asís cuya memoria celebramos en el mes de octubre.

Para un campesino o agricultor que trabaja la tierra frecuentemente, no es difícil la contemplación de las maravillas que Dios ha creado. Pero para el hombre de la ciudad que pasa el día en una oficina frente a un ordenador (computador) o para los jóvenes que permanecen diariamente en un salón de clases entre libros o frente al internet, las cosas son diferentes. Por lo tanto, se debe reflexionar que estamos rodeados de cosas que han sido creadas directamente por Dios y que nos acercan a Él, como estamos envueltos de elementos que han sido hechos directamente por el hombre y que pueden alejar de Dios. Aunque tecnológicamente muchas herramientas son útiles y necesarias para la vida moderna del ser humano, seguramente no favorecen la oración. Yo pienso que antes que terminen las apariciones diarias de la Virgen nunca llegará a decir: “Acérquense al internet, al televisor o un estadio… y oren en agradecimiento a Dios”. Sin embargo, sí ha dicho muchas veces en estos 31 años: “vayan a la naturaleza y observen los colores que allí hay, y oren”. Por consiguiente, hay que estar en guardia frente a lo que el hombre crea y no favorece la oración, como asimilar, por otro lado, lo que Dios ha creado y sí es fuente de meditación que acerca a Él: las aves, los ríos, los océanos, la diversidad de flores, plantas, árboles, los colores vivos de la tierra… Téngase en cuenta, que una mano sabia y omnipotente hizo magistralmente todo y puso el hombre para que lo dominara. San Ireneo de Lyon dijo: “El hombre viviente es la gloria de Dios”.  

  1. Anhelar las cosas celestiales.

La segunda parte del mensaje también es significativa y está vinculada a la primera. La Madre dijo: “Digan: “He sido creado aquí para la eternidad” y anhelen las cosas celestiales, porque Dios los ama con un amor infinito”. Recuérdese que la Madre exhortó a contemplar los colores de la naturaleza y a orar con agradecimiento a Dios. Pero también invitó a repetir una jaculatoria específica: “He sido creado aquí para la eternidad”. Por tanto, se podría tomar una corona del rosario y repetir, al momento de contemplar los colores vivos de la naturaleza, la jaculatoria que la Virgen enseña. Se comenzaría con el Credo, el Padrenuestro y el avemaría para luego repetir 10 veces la jaculatoria. Seguidamente, se pueden rezar las otras decenas, y entre decena y decena el Padrenuestro, el Avemaría y el gloria. Es un ejercicio piadoso que ayuda a tomar conciencia de la realidad de la vida eterna.

También la Madre dice que debemos anhelar las “cosas celestiales”. Esta expresión es profunda y abarcadora. Habría que comenzar asumiendo algo de lo que representa la eternidad: como vivir en profundidad el amor trinitario de Dios, vivir en alianza permanente con María, la comunión con los ángeles y santos. Aprender a vivir con todos —y en la presencia amorosa de la majestad suprema del Altísimo—, en armonía, paz y gozo. “Las cosas celestiales” son las imperecederas y las propias de Dios, las mismas que Él promete a todos. La Virgen ha dicho que “desde la vida en la tierra se puede experimentar el Paraíso y la muerte será sólo una prolongación de lo que ya se vivió en la tierra”. Esto es posible cuando Dios ocupa siempre el centro de la vida del hombre.

  1. María pedagoga de paz y esperanza.

También en el mensaje la Virgen mencionó: “Por eso, Él también me dio a ustedes para decirles: solamente en Dios está vuestra paz y esperanza, queridos hijos”. En esta última parte de la exhortación de este mes, la Madre vuelve a recordar porque aún permanece entre nosotros en forma extraordinaria. Recuérdese que Medjugorje es una escuela de espiritualidad donde las lecciones más importantes las da la Virgen. Han pasado 31 años y 3 meses desde que apareció por primera vez invitando a la paz. Pero cuando los videntes la vieron por vez primera, ninguno pensaba que iba a crear  una “escuela de espiritualidad” por medio de sus mensajes. Y aún cuando termine de aparecer, la escuela de espiritualidad que la Virgen ha creado permanecerá siempre. ¿Y, qué es lo más importante de esta pedagogía materna hacia la santidad? A partir de los mismos mensajes de Nuestra Señora, aparece claro que lo fundamental es acogerla primero como Madre y Maestra de vida espiritual, por lo tanto hay que abrirle el corazón y dejarse conducir por sus palabras colmadas de amor. Fíjese que en el mensaje de este mes subraya que Dios nos ha puesto en sus manos para hablarnos. Sería pues un error el no saber corresponder a esta dicha. Pienso que en esto hay que hacer el camino de Jesús y el camino de Juan, el discípulo amado. Jesús cuando descendió del cielo al vientre purísimo de María era porque Dios Padre tenía confianza absoluta en los medio que Ella utilizaría para educarlo. Cuando Juan el discípulo amado de Jesús la acogió entre sus bienes, era porque él sabía las bendiciones que iba a recibir por medio de su compañía. Lo mismo hizo la iglesia primitiva en Pentecostés y miles de beatos y santos a través de la historia. Ahora nos toca a nosotros. Por consiguiente, no sólo hay que escuchar a la Madre cuando habla, sino que además hay que abrirle el corazón y emprender el camino con Ella cada día. María resume en una expresión lo que quiere hacer en todos: tomar conciencia que sólo en “Dios está nuestra paz y esperanza.” De seguro que cuando se desarrollen los “secretos” que la Virgen ha anunciado esto se entenderá mejor, pero no hay que esperar el momento para poner en práctica lo que Ella dice, de lo contrario será demasiado tarde.

Oremos.

Señor, aquí estoy una vez más frente a Ti. Tú eres mi luz y mi alegría. Como Francisco de Asís hoy Te digo: “Tu eres mi Dios y mi todo”. Gracias Jesús por haberme dado a Tu Madre para guiarme, para conducirme, para llenar mi corazón de paz y esperanza. Creo firmemente en tus promesas de eternidad. Sé que me has preparado una morada en la Casa de Tu Padre donde me esperas con los brazos abiertos para disfrutar de la eternidad: Jesús, sé que “he sido creado aquí para la eternidad”. Sé que por medio de la eucaristía y la confesión experimento algo del Paraíso. ¡Gracias Jesús por tus promesas! ¡Gracias por enviar a Tu Madre en esta hora particular de la historia de la humanidad!

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