29 de agosto de 1998

Saludo a todos los que siguen los mensajes de la Virgen y, como siempre, recordemos primero el mensaje del 25 de julio. María nos llamó a encontrarnos con Jesús por medio de la oración y a que, en ese encuentro con El, descubramos la belleza de las criaturas de Dios. Creo que debemos hacer hincapié nuevamente que es un fruto de la oración el llegar a descubrir lo que es bueno y bello. Dios Padre, como lo rezamos en el Credo, crea por Jesucristo porque todo ha sido creado por El.

Lo que Dios ha creado es bueno y bello. Así, en nuestra vida de oración con Jesús, lo bueno y bello debe ser descubierto. Lo mismo debe ocurrirnos con la vida de los demás y con la naturaleza entera. María no nos llama a cerrar nuestros ojos a lo que es malo, sino a abrirlos a lo bueno. Nuestra situación, en términos generales, es que la TV, los periódicos, la radio llenan nuestros oídos de malas noticias y nuestros ojos de imágenes de catástrofes, violencia, accidentes etc. Lo queramos o no, consciente o inconscientemente, el mal entra en nuestro corazón, en nuestra alma, y reaccionamos al mal y dejamos de ver lo que es bueno. Nosotros mismos estamos siempre en peligro de ver sólo lo que es malo y olvidar lo bueno. Recordemos, por ejemplo, cuando estamos con los amigos y hablamos de otra persona, ¿qué subrayamos, lo bueno o lo malo? También corremos el peligro de recordar más lo malo que lo que es claramente bueno. Aquí, creo yo, es siempre importante orar continuamente por la curación de nuestros recuerdos, porque el mal que hemos experimentado muy fácilmente puede sofocar e incluso ocultar lo que ha sido bueno, haciendo que nos detengamos siempre en el mal y éste nos atrape. Todos llegamos a sentir envidia al descubrir lo bueno en los demás y no siempre reaccionamos ante eso con gozo, sino más bien surge en nosotros la necesidad de negar, destruir o explicar lo bueno en otra persona como que es otra cosa. Por ejemplo, cuando alguien hace algo bueno podríamos inclinarnos a decir: "Oh, él pretende engrandecerse" o "El pretende ser visto y que lo alaben. Con estas ideas o palabras, destruimos lo que es bueno. A menudo nos sucede que cuando vemos algo bueno o que es mejor en los demás, no nos alegramos por ese bien, sino que nos entristecemos, nos enfadamos e incluso somos agresivos con esa persona. Todos los conflictos, especialmente en las familias, comienzan cuando ya no vemos lo bueno sino buscamos lo que es malo y luego empezamos a hablar del mal y finalmente acabamos tocándolo. El comienzo de la paz y de ser capaces de convivir con los demás es descubrir lo bueno que hay en ellos y en nosotros mismos y reconocerlo. Y si alguien piensa ahora que esa persona con la que vive no hay nada bueno, yo les aseguro que sí ha quedado algo bueno en ella, que puede volverse buena y que está esperando nuestra ayuda. Esto es lo que María, que nos mira como Madre, nos enseña y por tanto, debemos orar para poder vernos a nosotros mismos y a los demás del mismo modo en que María nos ve. Es particularmente importante buscar el silencio para encontrarnos con Jesús y la razón de que muchas veces no cambiemos habla del hecho de que no hemos tenido un encuentro con Jesús y Su amor. No pretendo aquí de hacerlos sentirse culpables por esto, sino que hablo más bien de la oportunidad que tenemos de hacerlo, porque la condición para un cambio es el encuentro con Jesús. Y por esto debemos orar.

Por el momento, Vicka, Jacov, Marija, Ivan e Ivanka están en casa con sus familias, mientras que Mirjana está en Italia con la suya. De estos tres, Jacov, Marija e Ivan siguen teniendo apariciones diarias y Vicka, desde mediados de julio, de nuevo está viviendo un receso en las apariciones hasta el 7 de septiembre. Hay muchos peregrinos en Medjugorje actualmente y al mirar atrás, nos damos cuenta de que hemos tenido muchísimos más peregrinos que el año pasado. El número de peregrinos de los países de Europa del Este parece crecer día a día.

Quisiera informarles brevemente sobre nuestro Festival de Oración de la Juventud que tuvo lugar del 31. 7. al 6. 8. Estimamos una afluencia de 6 mil a 7 mil jóvenes que asistieron al evento y participaron en todo el programa. Pero a las Misas celebradas durante esa semana asistieron entre 12 mil 7 15 mil personas. Todos los que nos hablaron, hablaron bien y de cosas muy importantes — el P. Andreas Gasparini, el P. Johannes Buob, Don Cosimo Cavalluzzo, Sor Elvira y el P. Jozo. Las noches merecen una mención especial. Tuvimos una gran Procesión Eucarística con la participación de la mayoría de los fieles de la Parroquia una noche, mientras que en otra, los jóvenes de la comunidad de Sor Elvira ofrecieron un espectáculo musical llamado EL ESPIRITU DE DIOS TRIUNFA SOBRE EL ESPIRITU DEL MUNDO. Su presentación fue realmente magistral y muchos se conmovieron profundamente con esta producción. Y en la última noche los jóvenes entonaron cantos en honor de la Virgen en 20 idiomas. Fue muy hermoso y enriquecedor escuchar cómo las diversas naciones expresan su piedad con la música.

En este mensaje, María de nuevo nos invita a la oración. En la primera frase…

HOY LOS INVITO A ACERCARSE AUN MAS A MI POR MEDIO DE LA ORACION

…Ella se refiere a un tema bastante amplio y es la oración. La oración es el medio por el cual nos acercamos a Dios y a Ella. Cualquier persona anhela profundamente estar cerca de quien ama y que lo ama. La situación más difícil para cualquiera es separarse de los que lo aman o cuando algo le molesta y se vuelve difícil para él acercarse a quienes ama. Una cosa es muy clara y es que María es nuestra Madre y su deseo y su anhelo son estar cerca de nosotros como cualquier madre quisiera, especialmente cuando estamos en dificultades. El problema radica en nosotros y es si está vivo el anhelo por la proximidad de María y si este anhelo nos mueve o algo más ha tomado ese lugar en nuestro corazón, de tal modo que ya no podemos cruzar cualquier valle y montaña. El hondo anhelo por la proximidad está siempre latente en nosotros y nuestro corazón desea siempre estar cerca de Dios y de María. Esto podemos decirlo porque cualquier corazón anhela la paz, el amor, el gozo y la confianza. María es nuestra Madre que puede darnos todo eso porque Ella está muy cerca de Dios.

Gracias a Dios, muchas personas que han venido a Medjugorje sienten esta proximidad, que les da fortaleza en sus vidas y les provoca un deseo continuo de orar, de ayunar, de asistir a Misa y de profundizar esta contigüidad y, como dice María, de acercarse aún más a Ella. En este mismo mensaje, nos dice de nuevo

YO SOY SU MADRE

Podemos entender y explicar Medjugorje sólo a través de que María se aparece y [la reconocemos] por el modo en que nos habla y nos llama. María se convirtió en nuestra Madre a raíz de su enorme sufrimiento, porque desde la Cruz, Jesús le dijo: "He ahí a tu hijo" y a Su amigo, el apóstol Juan: "He ahí a tu Madre". Con estas palabras, El se refirió a todos nosotros. Todo aquel que se mantiene firme en el sufrimiento sabe también cómo amar. Y por eso María dice…

Y LOS AMO

Su amor, dicen los videntes, es inconcebible. Cuando Ella está aquí, cuando habla, cuando ora, cuando advierte, cuando nos llama, lo hace con tanto amor que es imposible expresarlo con palabras. Recuerdo cuando Marija Pavlovic nos trajo el mensaje en el que la Virgen decía: "Yo los amo inmensamente", y la vidente lloraba porque se sentía incapaz de transmitirlo. Y es que ella podía transmitir las palabras a nombre de María, esto es, "Los amo inmensamente", pero el problema era que le parecía imposible transmitir la profundidad de ese amor. Pero se seguimos y estamos con María y con su Hijo en la oración, nuestro corazón seguramente sentirá este amor y, por medio de él, seremos liberados de todo lo que es malo y seremos sanados de nuestras heridas. Y un corazón de que se sabe amado puede albergar la paz, la confianza y la seguridad. Esta es también la razón para que podamos entender las siguientes palabras de este mensaje.

YO DESEO QUE CADA UNO DE USTEDES SE SALVE Y ESTE CONMIGO EN EL CIELO

Cuando amamos a alguien, deseamos estar siempre con él. Pero todos hemos vivido experiencias dolorosas a causa de separaciones, entre otras debido a la muerte, que es la separación última. Esta al igual que todas las demás separaciones siempre están conectadas con el miedo o incluso con la agresión. Pero cuando se trata de la muerte -debemos aceptarlo- nos sentimos totalmente incapaces, pero con Dios es diferente y aún cuando la muerte nos separe, no es el fin. En el Prefacio de la Misa de Difuntos, cantamos y decimos en la oración que la vida no es quitada sino cambiada y que este cambio es a la vida eterna. María que nos ama y que desea que nos acerquemos aún más a Ella en este camino a lo largo de nuestra vida, a fin de que esta proximidad y este amor puedan asegurarnos la eternidad. Es bueno que las personas que recorremos nuestro camino en la vida con todos sus dilemas, sufrimientos y problemas, recordemos que todo es temporal que que simplemente estamos en camino hacia una meta infinitamente mayor — vivir en la Luz de Dios. Esto es entonces el Cielo, estar próximos a Dios, estar en Su amor y nunca más volver a sentir miedo ni a estar distantes o separados de El. El Infierno es precisamente lo opuesto. Es la separación absoluta del amor de Dios y Su proximidad. Estar separados del amor eterno y nunca más tener la oportunidad de acercarse a Dios es lo que es tan terrible de estar en el Infierno.

Por eso debemos pedir la gracia de poder permanecer cerca de Dios y que seamos salvados a fin de quedarnos con El toda la eternidad. A veces nos hacen la pregunta -y quizá a menudo como en broma- "¿Qué vamos a hacer en el Cielo?". En el Cielo, estaremos cerca de todos los que nos aman y de aquellos a quienes nosotros amamos y ésta es la respuesta a esta pregunta de qué vamos a hacer ahí — se ama y se es amado para siempre. Por eso es muy importante orar continuamente pidiendo que este anhelo por el Cielo permanezca en nosotros todo el tiempo y que nada en nuestro camino nos distraiga de ello. Al final del mensaje de este mes, María de nuevo nos llama tres veces…

POR ESO… OREN, OREN, OREN

Ya estamos acostumbrados a este llamado y, en cierto modo, en cada mensaje lo repite. Pero, ¿por qué no respondemos a él? ¿Por qué tantos cristianos y tantas familias cristianas ya no oran? Esto es realmente un misterio, pero podemos dar una respuesta en términos generales. Cualquier persona corre el gran peligro de sólo perseguir metas terrenas y luego dice, que no tiene tiempo para orar. Cuando alguien se apega a este mundo y corre sólo detrás de las cosas materiales y de la diversión, la oración le parece una pérdida de tiempo. Necesitamos de este mundo y de las cosas materiales y tampoco la diversión está prohibida, pero nada en nuestra vida y en este mundo debe apartarnos del anhelo por la vida eterna, por la paz y por el amor que están en el Cielo. María es muy clara cuando dice

OREN, OREN, OREN, HASTA QUE SU VIDA SE CONVIERTA EN ORACION

Esto podemos entenderlo si nos damos cuenta de que la oración es un encuentro con Dios y que a partir de este encuentro con El podemos cambiar. La persona que realmente se encuentra con Dios en la oración, se convertirá ella misma en oración — sus palabras, sus pensamientos, sus obras, su entero comportamiento será en honor de Dios. ¡Esto es lo que significa la oración! Por supuesto, no debemos tomarlo como si María nos pidiera rezar el Rosario continuamente, sino que nuestro corazón y nuestra alma estén profundamente sumergidas en Dios y que actuemos en consecuencia. Tal como San Pablo cuando dijo que ya sea que comamos o bebamos, que durmamos o trabajemos, lo hagamos todo para gloria de Dios. En muchos otros mensajes, María ha dicho que debemos dar a Dios el primer lugar en nuestro corazón. Cuando Dios ocupe el primer lugar, nuestra vida será una oración.

Así pues, este mensaje es de nuevo un llamado maternal a que nos decidamos por la oración, a que sepamos lo que sucede en la oración, en el sentido de que podemos acercarnos aún más a María y por tanto, a Dios y en esa cercanía con Dios, renovemos nuestra vida en este mundo. Espero que todos los que se han decidido por la oración reciban nuevos impulsos y que aquellos aún no han comenzado a orar, se decidan a hacerlo ahora.

Oremos …

Dios, Padre nuestro, Te damos gracias por enviarnos a María y porque en estos tiempos ella nos llama, nos educa y nos guía. Con María, la Reina de la Paz, Te pedimos la fortaleza de Tu Espíritu para poder dejar atrás todo lo que nos impide acercarnos a Ti, oh Padre. También Te pedimos que abras nuestros corazones para poder sentir el amor de María y siempre llevemos en nosotros el deseo de Ti y del Cielo, cooperando así en la tarea de la Salvación. Con María Te pedimos también por todos los que se han cansado, por los que han renunciado al deseo de la salvación, de Ti y del Cielo renazcan ahora por el poder de Tu Espíritu, a fin de que construyan sus vidas según Tu voluntad. Te pedimos el espíritu de oración para todas las personas, para todas las familias, las comunidades, para todos los bautizados. Danos la fortaleza para que nuestra vida llegue a ser una oración y que cada uno de nosotros seamos en todo momento testigos de Tu amor y Tu fortaleza en este mundo. Te lo pedimos por intercesión de la Reina de la Paz y en el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Fra. Slavko, Medjugorje,
Agosto 27, 1998

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