“Queridos hijos: que este tiempo sea para ustedes un tiempo de oración. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

El mensaje de este 25 de mes tiene dos características. Por una parte la Virgen nos recuerda lo que tantas veces nos ha dicho, y que muchas veces sus hijos descuidan. Pero por otra, inusualmente, nos ha hablado brevemente. ¿Por qué razón? No nos lo ha dicho, pero sería temerario sacar nuestras propias conclusiones. Debemos, más bien, concentrarnos en lo que el mensaje dice en sí mismo, en lo que María nos esta pidiendo con todo su Corazón: “oren, oren, oren..”.

Vemos que el mensaje comienza como habitualmente nos habla: “Queridos hijos”. Este es un llamado a prestar atención, y a la vez una exhortación a responder como hijos ante la necesidad de una Madre. Al decirnos: “queridos hijos” nos esta expresando Su amor. Podría decir solo “Hijos”. Pero, sin embargo, nos dice: “queridos hijos”. Nos recuerda cada mes con esas palabras que Ella nunca no deja de amarnos, y que lo que nos pide nos lo pide desde el amor que nos tiene. Y en esa misma medida debemos también responder nosotros. Cuando nos dirigimos a Ella, igualmente debemos decirle: “Querida Madre, aquí estoy… quiero responder a tu llamado. Como tú te diriges a mí yo de igual modo me dirijo a Tu Corazón Inmaculado. Yo también te quiero a ti. Yo también te necesito” Ningún hijo de María debe sentir alejado de Ella porque Ella jamás rechaza a ninguno. María es toda amor, como Su Hijo.

Luego dice el mensaje: “Que este tiempo sea para ustedes tiempo de oración”. Sabemos que la oración siempre ha sido el mensaje más insistente de Nuestra Señora. Aunque está con nosotros por la paz del mundo, por nuestra santidad, por la conversión del mundo… siempre lo que más nos ha pedido es oración. No lo olvidemos. Y en el mensaje de este mes subraya, la expresión “en este tiempo”. Que nos quiere decir: “ahora”, quizás, también nos esta diciendo: “como nunca antes, necesito de la oración de ustedes. Necesito que pasen el mayor tiempo posible con Jesús. Que lo escuchen a El”. Entonces, como hijos de María, debemos tomar en serio esta llamada. La Madre sabe porqué lo pide. Recordemos siempre que el futuro no esta escrito, que todo lo que pueda ocurrir depende de nuestra respuesta como creyentes. Juan Pablo II en el acto de Consagración del Nuevo Milenio al Corazón Inmaculado de María, delante de la imagen de la Virgen de Fátima, dijo lo que María en Medjugorie siempre ha dicho con otras palabras: “La humanidad se encuentra frente a un encrucijada: podrá hacer del futuro un jardín o el futuro perecerá en un cúmulo de escombros”.

Maria necesita nuestras oraciones para que triunfe su Corazón Inmaculado, para que triunfe la voluntad de Dios siempre; en nuestras vidas, en la Iglesia y en el mundo. Por eso nos llama una vez más a la oración. Entonces, cada uno deberá pensar en como responder a esta llamada. Por una parte podemos responder rezando las tres partes del Rosario cada día, leyendo y meditando la Biblia,  pero por otra, hay que reservar espacios también para la oración en recogimiento interior en silencio, preferiblemente delante de Jesús Sacramentado. La personas que solo rezan el rosario se les puede hacer muy difícil escuchar a Dios, porque a Dios se le escucha en el silencio, en el recogimiento, sin prisas y con el corazón abierto de par en par. Estando a solas con El. Jesús dice: “Tu cuando vayas a orar, entra en tu habitación, cierra la puerta y tu Padre que escucha en lo secreto te recompensara”. Orar es siempre un dialogo. Hay una diferencia esencial entre rezar y orar. La oración es interacción de dos personas: Dios y nosotros. No un monologo. La Virgen dice: “oren en este tiempo”, es decir, “dialoguen con Dios, escúchenlo a El”. “Denle espacio a El en sus vidas”.

Mucha gente tiene dificultad para orar porque oran muy poco. Porque se aprende a orar orando. No hay cursos que enseñen a orar. La oración se aprende orando. La Virgen ha dicho que “La oración no es algo que se pueda aprender con libros, que sólo se aprende cuando cada uno se decide hacerla, siempre cada día un poco más”. “Como poner cada día una gota de agua en una flor que tienen en casa.” Debemos entender que por medio de la oración misma es que se aprende a orar, porque por medio del desarrollo de la oración es que Dios nos da la gracia para orar más y gustar de ella. Una persona que poco ora no debe esperar que de la noche a la mañana ore mucho y tenga de inmediato mucho deseo de orar. Recordemos  que el gusto por la oración Dios lo da por medio de la oración misma. Lo mismo que ocurre con un deporte, alguna diversión inclusive, con la cierto tipo de alimentos. La persona desarrolla el gusto por ello en la medida que lo frecuenta. Pero recordemos que no hay una “diversión” mayor que estar con Dios, que enamorarse de El. Y no hay mejor alimento para el alma y para el cuerpo que la oración misma. María lo sabe. Muchos cristianos no.

¿Cómo responder a la invitación de este mes? Pienso que lo primero es decidirse por Dios. Darle a Dios el primer lugar en el corazón, como nos lo pedía la Virgen en el mensaje anterior. Lo segundo: sacar el tiempo para El. Cuando una persona ama a otra busca siempre el tiempo para estar con esa persona. La gente saca poco tiempo para estar con Dios porque poco le ama. La Virgen con el llamado de este mes nos esta también diciendo: “amen más a Su Padre, a Su Salvador Jesús, a Su Espíritu Santo…Ocúpense de aquello que ante Dios es primero. Tercero: perseverar. No se trata de hacerlo de vez en cuando, cuando tengo deseos, cuando no tengo ocupaciones mayores. Y peor, cuando tengo alguna necesidad grave. Se trata de sacar tiempo todos los días tiempo exclusivo para estar con Dios. Como lo harían dos enamorados. La oración no debe ser un apéndice de la jornada. La oración no se debe hacer cuando estamos cansados, o por cumplir, o a la carrera. La oración se hace como un intercambio de amor hacia Alguien que mi corazón ama. Intercambio de amor hcia Alquilen que yo sé que nunca me ha fallado, ni me va a fallar, que yo sé que para El soy importante. Cuarto: Siempre que se ora se debe orar con amor, con el corazón. Debemos permitir que en cada oración que hacemos el Espíritu Santo fluya como un Rió de paz, de alegría y nos colme cada día más con Su amor. Quinto: llevar a la práctica en el acontecer de cada día lo que Dios nos ha dicho, sirviendo al prójimo. Porque la oración cristiana no es un acto egoísta, es un desafió de servicio al prójimo. En la medida que uno sirve al prójimo, en esa misma medida se debe orar para no ser un trabajador social. Y en la medida que uno ora hay que servir para no caer en la indiferencia ante las necesidades de los demás y no pensar exclusivamente en la salvación personal.

Entonces, aunque el menaje de este mes ha sido uno de los más cortos de la Virgen desde 1984 cuando comenzó a dar los mensajes a la parroquia y al mundo, es uno de los más profundos. Y al final, una vez más, nos dice, “¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”. Como diciéndonos: “Gracias porque yo se que ustedes responderán, que no me defraudarán”.

¡Sean alabados los Sagrados Corazones de Jesús y de María Reina de la Paz!

P. Francisco Verar

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