P. Livio: Queridos amigos, ahora tenemos en directo a Marija de Medjugorje que nos transmite el mensaje del 25 de enero de 2021. ¡Hola Marija!

Marija: Hola a todos los oyentes de Radio María. Hoy es 25 de enero, y como cada día 25 de mes la Virgen nos ha dado el siguiente mensaje:

“Queridos hijos, en este tiempo os invito a la oración, al ayuno y a la renuncia, para que seáis más fuertes en la fe. Este es el tiempo del despertar y del renacer. Así como la naturaleza se da, también vosotros, hijos míos, pensad en todo lo que habéis recibido; sed portadores alegres de la paz y del amor para que estéis bien en la tierra. Anhelad el cielo, porque en el cielo no hay tristeza ni odio. Por eso, hijos míos, decidíos de nuevo por la conversión y que la santidad reine en vuestras vidas. ¡Gracias por haber respondido a mi llamada!”

P. Livio: Marija, se trata de un mensaje de bellas palabras, casi un adelanto de la primavera.

Marija: En esa aparición extraordinaria, cuando la Virgen nos dijo que podíamos tocarla, estábamos en medio del campo. De vez en cuando, cuando veo en casa a los amigos, por la noche, después del programa de la parroquia, después de cenar, cuando ya nos acercamos a las once de la noche, les sugiero un paseo nocturno, rezando el rosario y caminando hacia el lugar donde la Virgen nos permitió tocarla. Allí cerca hay unas viñas muy bien cuidadas, con un pequeño muro. En verano, o en primavera, después de rezar el rosario, nos sentamos allí que casi es medianoche, en el silencio, y me quedo mirando las viñas. Así que les pregunto a mis amigos “¿qué recuerdos os traen estas viñas? Esas palabras de Jesús que dice Yo soy la vid, vosotros los sarmientos”. Jesús también utilizaba palabras relacionadas con la naturaleza, con el cielo y la tierra, y en este mensaje la Virgen nos habla también así, diciendo que la naturaleza está despertando, está naciendo, y nosotros también tenemos que renacer en la conversión.

P. Livio: Esta noche, hacia las ocho, mirando desde la ventana de mi casa se veía todavía un ligero color rojo de la puesta del sol, mientras hace apenas un mes, en Navidad, a media tarde ya estaba oscuro. Los días se alargan, hay más luz, y por lo tanto también para nosotros es el tiempo de despertar, de renacer, como dice la Virgen.

Marija: También para nosotros es un momento importante. Vamos escuchando demasiada información con las noticias sobre los muertos, los enfermos, las situaciones de los contagios aquí y allá, así que acabamos olvidando lo más importante. Por esto la Virgen nos invita a la oración, al ayuno y a la renuncia, para que podamos ser más fuertes en la fe. Así que debemos empezar a rezar, ayunar, renunciar. Pensemos por ejemplo en renunciar a todas esas cosas que nos distraen, llevándose tiempo precioso que podríamos dedicar a Dios, a la oración, a nuestra alma, ya que hoy en día muchos médicos me comentan que las plantas hospitalarias dedicadas a las enfermedades mentales están abarrotadas, puesto que el hombre ya no confía en Dios sino que confía en el hombre – por esto la Virgen nos está llamando a la oración: para que confiemos en Dios y en su gracia.

Livio: Marija, me ha sorprendido este inicio del mensaje de hoy, con la referencia a la oración, el ayuno y la renuncia. La Virgen une estas tres actividades porque nos encontramos en una situación de emergencia espiritual, condicionada tal vez por la disminución de la fe y el aumento del condicionamiento por parte del mundo, de sus pensamientos, del pensamiento único del mundo, todo centrado en las cosas terrenales, y nos cuesta mucho encontrar a Dios en nuestra cotidianidad. Tal vez, entre las renuncias, tendremos que poner también la televisión, Marija.

Marija: es verdad. Me acuerdo que en Medjugorje, cuando empezamos a hacer ayunos, novenas, renuncias, oraciones, etc., la Virgen siempre pedía nueve días. Por ejemplo, nueve días de ayuno – pan y agua –. Hoy en día, ¿quién tiene el valor de hacer un ayuno de pan y agua y oración durante nueve días? Muy pocos, porque ya no hay fe. Yo creo profundamente en las personas que rezan y ayunan, y que hacen renuncias – por ejemplo de la televisión, de internet, de tantas pequeñas cosas como los vicios a los que estamos enganchados –. Una amiga me dice siempre que en internet hay tantas oraciones, por ejemplo a san José, al que está dedicado este año 2021, pero no las hacemos porque ya no creemos en el poder de intercesión de los santos. Y hoy también la Virgen nos dice, de forma muy clara, que hay que rezar, ayunar y renunciar, para que seamos firmes en nuestra fe. Tenemos que empezar a rezar, a ayunar, a renunciar – en primer lugar, a renunciar al mal y todas sus seducciones –. La Virgen, y Jesús mismo, nos dicen que con la oración y el ayuno se pueden alejar determinados espíritus malignos. Si realmente tenemos fe, debemos creer en el poder de estas palabras, en la fidelidad de la Palabra de Dios, en la fidelidad del Evangelio. No podemos decir “yo soy creyente pero estoy a favor del aborto”: entonces no eres creyente.

P. Livio: Marija, leí una estadística que decía que en este tiempo de pandemia el 20% de la población reza más, pero en cambio me parece que son muy pocos los que observan el ayuno que pide la Virgen – pan y agua, el miércoles y el viernes –. Me parece que deberíamos reemprender el ayuno como se hacía los primeros tiempos en Medjugorje, puesto que la situación mundial es muy grave. La Virgen dijo que Satanás quiere destruir nuestras vidas y el planeta en el que vivimos. Y nosotros tendríamos que reemprender el ayuno dos días por semana, o al menos un día, en estos tiempos que creo son de los más difíciles de la historia humana.

Marija: Sí padre Livio. Creo que hay unas motivaciones importantes para que la Virgen nos pida el ayuno. Reemprender el ayuno puede ser una forma de renacer. Me acuerdo, en mi adolescencia, que los ayunos eran momentos también de gran alegría. Mi madre estaba siempre muy contenta, el viernes, ¡al ver la cocina tan limpia! Me acuerdo cuando empezaron a llegar los chicos desesperados de la Comunidad Cenacolo de sor Elvira, que se tumbaban a dormir en cualquier lugar, y asistían a las apariciones extraordinarias. Un día tenía gripe, y me quedé con un sacerdote del cual sor Elvira me había recomendado que le escuchara, porque estaba en un momento de crisis y por eso le había traído a Medjugorje. Después de cinco minutos de estar con él – estaba sentado en el sillón, al lado de la estufa que chisporroteaba –, se fue relajando y se durmió. Yo estaba sin fiebre, pero con dolor de garganta y no podía subir a la colina de las apariciones. Me había dicho que volverían pasada la medianoche, y querían que les pusiera a hervir agua para cuando volvieran. Yo había puesto la olla con el agua a hervir para preparar espaguetis para todos – eran una treintena de chicos, más los acompañantes y sor Elvira. Se había acabado el ayuno, así que preparé un sofrito de ajo para condimentar la pasta a media noche y cinco minutos, y lo celebramos con una fiesta grande, porque el ayuno te permite apreciar estas pequeñas alegrías. Entre los chicos había algunos de familias ricas, ya que entonces la droga era cara y los pobres apenas se la podían permitir, y me comentaban que les gustaba ayunar ya que en sus familias no lo habían hecho nunca antes. Y yo les decía que ¡ya era hora de empezar a ayunar! Gracias al ayuno vamos renunciando, en primer lugar, a la comida, y luego, poco a poco, renunciamos al pecado, o a la droga, que también es pecado. Con esos chicos, gracias al ayuno, tuvimos con el tiempo buenos resultados. Tal y como nos dijo la Virgen, con la oración y el ayuno se pueden eliminar incluso las guerras. A través de la oración y el ayuno aumenta nuestra fe, y mediante el Espíritu Santo empieza a obrar el poder de Dios.

P. Livio: En este mensaje hay una frase que considero que tiene una belleza especial: “Así como la naturaleza se da, también vosotros, hijos míos, pensad en todo lo que habéis recibido”. Así que la Virgen nos invita a mirar a la naturaleza que se da, se despierta y da toda esa belleza que tenía escondida en sí. Por lo tanto, dad vosotros también el amor y la paz que habéis recibido, tal y como hace la naturaleza.

Marija: La Virgen nos llama exactamente a esto: ser agradecidos por haber recibido tanto. Tal y como dice la Escritura, quien ha recibido mucho debe dar mucho, y yo siento este deber de una forma especial.  A menudo le pido al Señor que me dé la alegría de ser portadora de paz y de amor a todos los que se cruzan en mi camino. Yo por carácter soy introvertida, tímida, pero confío en que la Virgen siga con su labor para que pueda ser más abierta y alegre. Me acuerdo los primeros años en la colina de las apariciones, cuando de la nada montábamos una fiesta porqué estábamos juntos, en el nombre de Jesús y en el nombre de la Virgen, con la oración. Y esto nos llenaba los corazones. Nuestras almas se unían a Dios y esto hacia que nos uniéramos los unos a los otros. En nuestros corazones albergaba una alegría verdadera. Por esto os digo: si queréis ser alegres, empezad a rezar, empezad a vivir con amor vuestra fe. Aunque a vuestro alrededor solo hubiese lobos y víboras, vosotros os convertiréis en portadores de alegría, portadores de paz, y también el lobo se convertirá en hermano lobo.

P. Livio: Marija, ya es la tercera o cuarta vez que la Virgen afirma que nosotros podemos estar bien en este planeta – ¿te acuerdas del día en que dijo que la vida en este planeta puede ser agradable? – y realmente me sorprende como la Virgen nos dice que si tenemos a Jesús en el corazón, si tenemos paz en el corazón, en esta tierra se está bien, a la espera de llegar al Cielo.

Marija: Yo he entendido que la Virgen nos dice que la tierra es un don y todo nos está sometido, pero lamentablemente nosotros empezamos a destruir no exclusivamente nuestras vidas, sino también la tierra donde vivimos. Por eso la Virgen nos pide que recemos, que amemos, que nos convirtamos en portadores de paz. De esta forma viviréis bien, y el bien se reflejará en vosotros. Porque la Virgen nos dijo que empezáramos a vivir la santidad aquí en la tierra que empezáramos a vivir el paraíso aquí en la tierra. Nosotros tenemos el paraíso o el infierno, y la sensación es que – no se por qué motivo – el ser humano tiende a escoger el infierno. La Virgen nos asegura que hay la posibilidad de vivir el paraíso aquí en la tierra, y nos lo repite a menudo, pero nosotros seguimos empeñados en vivir en nuestro mal.

P. Livio: Es verdad. Marija, tú que ves a la Virgen cada día, y también la has visto esta tarde, ¿tienes ganas de ir al Cielo para contemplarla toda la eternidad o prefieres verla durante mucho tiempo en esta tierra? Ella dice “anhelad al Cielo, porque en el Cielo no hay ni tristeza ni odio”.

Marija: Exactamente. Podemos ver a la Virgen, y observar que es bellísima incluso cuando se pone seria. Cuando nos comunica mensajes como éste, que invita a la oración, al ayuno y a la renuncia, se nos muestra muy seria, pero al mismo tiempo mi corazón estaba tan abierto y gozoso porque al ver a la Virgen también veía el paraíso, su alegría espiritual. Así que ¿qué debemos temer? La Virgen nos está guiando, la Virgen nos está llevando hacia el gozo eterno, hacia el paraíso. Seguramente hay muchos problemas, como las enfermedades, el hambre, el paro, etc., mas lo más importante es la actitud de los primeros mártires, que cantaban a la espera de la muerte sin rendirse a la tristeza y a las lágrimas. Nosotros, a través de la oración, pedimos ayuda. Si tenemos fe, debemos creer también que Dios nos premia.

P. Livio: Marija, me parece que la Virgen tiene bien presente nuestra situación con personas que viven con el miedo a la muerte, con el miedo al Covid, personas para las cuales la salud del cuerpo se ha convertido en lo más importante.

Marija: Lo que afirma la Virgen es que hemos puesto el ser humano en el lugar de Dios. Y nos está pidiendo poner a Dios en primer lugar, ya que sin Dios el hombre no puede hacer nada. Somos polvo y nos convertiremos en polvo. En cambio la Virgen nos está llamando a volver a Dios, a poner Dios en primer lugar en las prioridades de nuestras vidas. Entonces nuestras oraciones serán atendidas, nuestra alma se llenará de gozo y nosotros nos convertiremos en lo que dice la Virgen cuando afirma que nuestra expresión será una expresión de gozo, de paz, de amor.

P. Livio: Marija, ¿te acuerdas cuando en los primeros tiempos de Medjugorje vosotros hacíais propósitos de santidad?

Marija: ¡También estabas tú, padre Livio! (Ríen)

P. Livio: Ya, pero la santidad es la consecuencia de la conversión. La Virgen nos pide que elijamos la conversión y la santidad, ya que la conversión continua lleva a una vida santa, algo fundamental hoy en día, cuando vemos que la muerte anda a nuestro lado y nos puede llegar la hora en cualquier momento.

Marija: En los primeros años, cuando tú también ibas detrás de nosotros en la colina de las apariciones – con ciertas dificultades, ya que nosotros corríamos como cabras – a veces incluso nos olvidábamos de comer. Este es el entusiasmo que todos necesitamos, a pesar de que, como bien decías, la muerte anda a nuestro lado. Pero nosotros vamos detrás de Jesús resucitado, porque sabemos que Jesús nació, murió y resucitó. Y nosotros somos hijos de Jesús resucitado, y esto es de lo que tenemos que dar testimonio.  Por esto nuestra fe es fe de belleza, y no como piensan algunos una fe de sacrificios, sin alegría. La Virgen nos llama a ser alegres. Tú sabes que en Medjugorje no nieva nunca; pues un día, cuando estábamos en la colina de las apariciones, nevó, y me acuerdo que disfrutamos muchísimo porque nos deslizábamos sobre la nieve y reíamos. A causa de ese día, creo que estuvimos llevando magulladuras en la piel durante un mes, pero eso no importaba, ni el dolor contaba, sino solo la alegría de esos momentos. Por eso creo que el gozo es superior a cualquier tristeza, a cualquier dolor, a cualquier enfermedad y, naturalmente, al miedo a la muerte. Lo que nos alegra es saber que el Cielo nos espera. De esta manera, ya no piensas como antes, sino de una forma diferente y mejor.

P. Livio: Marija, la última pregunta. Nos encontramos en 2021, en junio se cumplirán 40 años de la primera aparición de la Virgen en Medjugorje. ¿Este aniversario tiene un significado especial?

Marija: Padre Livio, ¡ahora no te metas con los secretos! ¿Vale?

P.Livio: Ya, pero el número cuarenta nos recuerda los cuarenta días de Jesús en el desierto, los cuarenta años del éxodo del pueblo de Israel hacia la Tierra Prometida, es un número que tiene un significado bíblico.

Marija: Seguramente es un aniversario grande y extraordinario. Me acuerdo que los primeros días nos preparábamos para como en Lourdes o Fátima, donde la Virgen apareció contadas veces, en cambio lo que está pasando en Medjugorje es… ¡híper-extraordinario! No sabemos el por qué de esta duración, pero ahora empezamos a obtener respuestas. Porque el ser humano se cree Dios, la humanidad, incluso la comunidad científica, cree que todo el poder está en sus manos. Luego vemos que un pequeño, insignificante y estúpido virus nos pone a todos de rodillas. Una pequeña aguja nos ha desinflado en pocos segundos. Me acuerdo de un científico estadounidense que venía a Medjugorje, que ahora ya está muerto; era de color, y me preguntaba si por la noche lograba verle, en la colina de las apariciones, y yo le contestaba que le veía solo cuando se reía, porqué veía sus dientes. El me tenía mucho cariño; su madre le había dicho que era demasiado vieja para viajar, así que le pidió que cuando viajara a Europa para dar conferencias, fuera a visitar Medjugorje. Acabó en mi casa, creo por decisión del padre Slavko, y vino varias veces en peregrinación. Me dijo que después de volver de Medjugorje a su centro de trabajo en Estados Unidos, había pedido que se construyera una capilla para la adoración eucarística. Allí rezaba pidiéndole al Espíritu Santo que le iluminara, porque los seres humanos llegamos hasta cierto punto, pero no más allá, y por eso dependemos de Dios, que nos da la luz. Me decía que todo el centro de investigación se había convertido en un centro de adoración.

P. Livio: Muchas gracias por este extraordinario testimonio, Marija. Y ahora acabemos con la oración.

TRADUCCIÓN: Equipo de traductores de Amor de Déu

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