Novena a María Reina de la Paz

Novena a María Reina de la Paz

Con gran alegría y entusiasmo, los invitamos a caminar de la mano de María hacia el 43° Aniversario de sus apariciones en Medjugorje, con las meditaciones en breves videos de fray Marko Bandić y fray Ante Vukoja.

“Queridos hijos, en estos días el Señor me ha permitido concederles aún más gracias. Por eso, queridos hijos, deseo invitarlos nuevamente a que oren. Oren sin cesar y así les daré el gozo que el Señor me da a mí. Con estas gracias, hijitos, deseo que sus sufrimientos se transformen en gozo. Soy vuestra Madre y deseo ayudarlos. Gracias por haber respondido a mi llamado”. (19/06/1991)

Hacia el 43⁰ Aniversario de las apariciones de la Reina de la Paz.

Fray Marko nació en Mostar y tiene 35 años. Usó el hábito franciscano por primera vez en 2014, y los votos solemnes los profesó en Medjugorje en 2019. Fray Marko cuenta que Medjugorje tuvo un papel importante en su vocación sacerdotal, donde solía venir en peregrinación dos veces al mes cuando era estudiante. Le encanta tocar y cantar, y ama trabajar con la gente, especialmente con los jóvenes. Quiere ser la luz y la mano extendida de la misericordia de Dios en el confesionario a través del sacramento de la reconciliación.

El diácono fray Ante es de Ljubotići, “un pueblo muy, muy hermoso”, como el mismo lo ha llamado, en la zona de la ciudad de Široki Brieg. Tiene 25 años y en poco menos de dos meses, más exactamente el 29 de julio, va a ser ordenado sacerdote franciscano. Este es un tiempo que fray Ante está viviendo con mucha emoción, alegría y felicidad, así nos lo dijo y agregó: “estuve esperando esto, el ser sacerdote, toda mi vida”. Le gusta mucho trabajar con los jóvenes y la música. Toca varios instrumentos, entre ellos el piano, y canta desde que es niño.

Cada día iremos agregando el video correspondiente a la Novena preparada especialmente para este 43º Aniversario de la Reina de la Paz.

Primer día: La fe de María

Desde el momento en que María dijo al ángel Gabriel: he aquí la esclava del Señor… hasta el final de su vida, María permaneció obediente al Señor. Ella deja su plan de vida, el que tenía con su prometido José, y sigue el plan de Dios porque CREE que es mejor que todos sus proyectos.

Primer día: La fe de María

Segundo día: María, madre de todos nosotros

La maternidad de María es un don que proviene del Corazón de Jesús, que está lleno de amor y misericordia por la humanidad. Precisamente por eso, podemos ver la relación materna de María con la Iglesia como uno de los mayores dones de Jesús.

Segundo día de la Novena: María, madre de todos nosotros

Tercer día: La preocupación y el dolor de María

Vemos, pues, que la Madre de Dios no se libró de la angustia y del dolor en esta vida. María es la que acepta y pone toda su confianza en Dios. Podemos decir que todas las situaciones difíciles de la vida la acercaron a su Hijo, la hicieron más santa y virtuosa.

Tercer día de la Novena: La preocupación y el dolor de María

Cuarto día: María, la humilde sierva

La vocación de cada uno de nosotros es ser siervos de Dios. Estar allí cuando Dios llama, estar listos para cuando nos llame a donde Él quiera. Y eso implica humildad, pequeñez, pero también coraje. El verdadero discípulo de Dios debe tener esa prontitud y pequeñez de María cuando Él lo llama.

Cuarto día de la Novena: La humilde sierva

Quinto día: La obediencia de María

Por medio de la obediencia de María, el Espíritu Santo bajó sobre ella y concibió a Jesucristo. El “Hágase en mí” de María marcó toda su vida. La obediencia a Dios en todas las situaciones de la vida es una de las principales características de María, la sierva de Dios.

Quinto día de la Novena: La obediencia de María.

Sexto día: El silencio de María

Los primeros treinta años de la vida de Jesús están envueltos en el silencio. María guardó silencio con su Hijo para que también ella estuviera lista para su anuncio del Reino de Dios. María, que estaba en silencio, reconoció a Dios en su hijo y en las obras grandes que el Todopoderoso había hecho por ella.

Sexto día de la Novena: El silencio de María

Séptimo día: María, la principal intercesora

La imagen de las bodas de Caná de Galilea es la imagen de nuestra vida. Los novios, con toda la prisa que tienen el día de la boda, se olvidan de una cosa muy importante y es el vino.

María, al igual que hace 2000 años, lo ve todo y le dice a su Hijo: ¡No tienen vino! Ayúdalos. Te buscan. Están aquí.

Séptimo día de la Novena: María, la principal intercesora

Octavo día: El Inmaculado Corazón de María

María guardó cuidadosamente todas las cosas y las meditó en su corazón. Vemos que María también guarda en su corazón esos momentos de incomprensión, de angustia por la búsqueda de Jesús. Y esos momentos de incertidumbre son un don.

Octavo día de la Novena: El Inmaculado Corazón de María

Noveno día: María, madre y mejor discípula

Dijo Jesús: Mi madre y mis hermanos son todos los que cumplen la voluntad de mi Padre. Y la que mejor cumplía la voluntad de Dios, la que era fiel, y que estaba sentada a los pies de Jesús y escuchaba atentamente sus palabras, fue María. La que permaneció al pie de la cruz de Jesús desde el principio hasta el final fue María.

Noveno día de la Novena: María, Madre y mejor discípula

La Novena a la Reina de la Paz se puede seguir a través de la página web y de las redes sociales de la Fundación Centro Medjugorje:

 

O bien puedes rezar esta otra novena escrita que esta permanentemente en nuestra página web:

¿Cuándo y cómo hacer la Novena?

La Novena a María la Reina de la Paz comienza el 16 de junio y termina el 24, Solemnidad del Nacimiento de San Juan Bautista. Recordamos que una Novena es siempre un tiempo de oración, penitencia y conversión como preparación para una gran fiesta. Las Novenas en la Iglesia Católica se popularizaron, encontrando eco en el tiempo de oración que vivió María y los Apóstoles en el Cenáculo de Jerusalén, en la espera pentecostal del Espíritu. Por tanto, cada Novena tiene como fin: introducir a los fieles con María en el Cenáculo para actualizar la gracia de Pentecostés y, por ésta, la renovación de la fe bautismal y crismal.

Concluido el período de oración, penitencia y conversión, celebramos con gozo, cada 25 de junio, la gran fiesta de María Reina de la Paz. Cabe señalar, además, que la Novena que a continuación presentamos, puede rezarse cualquier mes del año, comenzando siempre el día 16 del mes hasta el 24. De esta manera podrá servir de intercesión por la paz y podrá preparar al devoto de María para recibir el próximo mensaje que aún nos trae el 25 de cada mes.

La Virgen espera que durante su Novena, los fieles acudan a la Confesión y recen cada día el santo Rosario. Que además dediquen algún tiempo a la Adoración a Jesús Sacramentado y, de ser posible, asistan a Misa diariamente.

La oración inicial de la Novena, para todos los días, según indicación de la Virgen, es la Oración al Espíritu Santo y la conclusiva: el MAGNIFICAT. Téngase en cuenta que ella misma cada año reza esta oración durante la Novena en Medjugorje.

Mensaje de preparación a la Novena

“¡Queridos hijos!: También hoy os invito a la oración. Ahora, como nunca antes, cuando mi plan ha comenzado a realizarse, Satanás es fuerte y quiere destruir mis proyectos de paz y de gozo, y haceos pensar que mi Hijo no es poderoso en sus decisiones. Por lo tanto os invito, queridos hijos, a orar, y a ayunar aún más intensamente. Os invito a alguna renuncia en los próximos nueve días, para que, con la ayuda de vosotros, se cumpla todo lo que quiero realizar según los secretos que comencé en Fátima. Os invito, queridos hijos, a comprender la importancia de mi venida y la seriedad de la situación. Quiero salvar todas las almas para presentarlas a Dios. Por lo tanto, oremos, para que cuanto ya he comenzado se realice plenamente. ¡Gracias por haber respondido a mi llamada!”
Mensaje de la Virgen 25-8-91

PRIMER DIA (16)

Tema: LA PAZ

Oración inicial

Sabemos, por el Evangelio, cómo Jesús fue misionero de paz. En su nacimiento los ángeles alabaron a Dios porque la paz había llegado “a los hombres en quienes Dios se complace”. Lc 2, 14.

Más adelante, cuando comenzó a predicar proclamó: “Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios”. Mt 5,9. Y cuando envió a misionar a sus discípulos les dio instrucciones precisas para invocar la paz en las familias: “En la casa en que entréis, decid primero: “Paz a esta casa.” Y si hubiere allí un hijo de paz, vuestra paz reposará sobre él; sí no, se volverá a vosotros. Lc 10,5-6. También, en el contexto de la Ultima Cena, mientras se despedía de los Apóstoles volvió sobre el tema de la paz: “Os dejo la paz, mi paz os doy; no os las doy como la da el mundo. No se turbe vuestro corazón, ni se acobarde” Jn 14, 27. Días después, la tarde de la Resurrección, volvió a insistir: “La paz sea con vosotros. Como el Padre me envió también yo os envío. A quienes les perdonéis los pecados les quedan perdonados y a quienes se les retengan les quedan retenidos”. Jn 20,20-23. Vemos entonces, cómo la paz era importante para Jesús y cómo delegaba su difusión a sus discípulos. También nosotros hoy, somos responsables de la paz. La paz no depende de los políticos ni de las negociaciones, sino de nuestra propia conversión a Dios. Es el mensaje que la Virgen hoy nos presenta.

Cuando la Madre de Dios habló por primera vez sobre la paz, sus lágrimas corrieron por sus mejillas, deslizándose por el vestido hasta el suelo. Alguien ha llamado, con justa razón, a la Colina de las Apariciones: la colina de las lágrimas de María. Aquel día mencionó que venía “por la paz” y que “la paz debía reinar entre Dios y los hombres y los hombres entre sí.” ¿De qué paz hablaba la Virgen? De la paz que es fruto de la redención. Fruto del misterio pascual de su Hijo. Por esa razón, aquel día la Virgen apareció frente a una gran cruz negra; para hacernos entender que la única paz posible para la humanidad es la que ya nos otorgó su Hijo por medio de su pascua.

En los mensajes de la “Gospa” sobre la paz, es claro, que para que la paz reine en el mundo, primero debe comenzar a reinar en cada corazón y en las familias. Sólo de esta forma, el hombre podrá interceder eficazmente por la paz. Ha dicho que “cuando se ora por la Paz y el corazón no está en paz con Dios y con el prójimo, esa oración no vale tanto.” María es Reina de la Paz, porque nos la ofrece primero al corazón y a nuestras familias. Con su paz, que es la paz de Jesús, podremos interceder entonces por los demás.

“¡Queridos hijos!: Hoy os invito a decidíos por la paz. Orad para que Dios os dé la verdadera paz. Vivid la paz en vuestros corazones y comprenderéis, queridos hijos, que la paz es un don de Dios.

Queridos hijos, sin amor no podéis vivir la paz. El fruto de la paz es el amor y el fruto del amor el perdón. Yo estoy con vosotros y os invito a todos, hijos míos, para que el primer paso que déis, sea perdonar a los de vuestra propia familia. De esta manera, tendréis la capacidad de perdonar a los demás. ¡Gracias por haber respondido a mí llamada!” Mensaje de la Virgen 25-1-96

PRECES

En la Virgen María, Reina de la Paz, Dios Padre nos muestra su amor. Por su intercesión, elevemos nuestras súplicas por nuestras necesidades y las de todo el mundo.

  • Por la Iglesia, extendida por todo el universo: para que acoja en sí misma, como la Virgen María, la Palabra de salvación y engendre la vida nueva a los que Dios ha llamado. Roguemos al Señor.
  • Por la paz y la justicia en la comunidad humana: para que sean derribados los proyectos de los soberbios, enaltecidos los humildes y colmados de bienes los pobres. Roguemos al Señor.
  • Por todos los creyentes en Cristo: para que María los sostenga, como en la Iglesia naciente, y lleguen a formar un solo corazón. Roguemos al Señor.
  • Por los consagrados al servicio del Reino de Dios: para que vivan su llamada con la misma generosidad con que María se ofreció a su Señor. Roguemos al Señor.
  • Por nosotros: para que creamos sin reservas en el cumplimiento de la Palabra de Dios y progresemos en el camino de la fe. Roguemos al Señor.

Oración

Dios omnipotente que has hecho grandes cosas en Aquella que todas las generaciones llaman dichosa, renueva, por su intercesión, en nosotros, las maravillas de tu Espíritu para que podamos bendecir tu Nombre eternamente. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Oración final

SEGUNDO DIA (17)

Tema: LA FE

Oración inicial

Cuando la Virgen habló por primera vez sobre la paz, mencionó que para lograrla: “era necesario tener fe”. Y la fe también ocupa un puesto relevante en la predicación de Jesús. En cierta ocasión el Señor dijo: “Tened fe en Dios, Yo os aseguro que quien diga a este monte: “Quítate y arrójate al mar y no vacila en su corazón, sino que crea que va a suceder lo que dice, lo obtendrá. Por eso os digo: Todo cuanto pidáis en la oración, creed que ya lo habéis recibido y lo obtendréis” Mc 11,22-24. La fe es la virtud teologal por medio de la cual el hombre se adhiere personalmente a Dios; y al mismo tiempo, e inseparablemente, el asentimiento libre a toda la verdad que Dios ha revelado. Es un don sobrenatural de Dios y un acto humano, consciente y libre, que corresponde a la dignidad de la persona humana. De la fe, nos dice el Catecismo de la Iglesia Católica que, “Abraham es el mejor modelo y la Virgen María su realización más perfecta”. CIC 144.

La Virgen con su presencia prolongada en Medjugorje pretende despertar la fe de los creyentes, a fin de obtener la paz y la conversión de los hombres. La Virgen ha dicho, que “para tener una fe firme es necesario dedicar tiempo a la oración y al ayuno.” Ha dicho además, que “no se debe ahondar demasiado en los problemas y en las preocupaciones, porque Dios tiene siempre su mirada en nosotros.” El mundo racionalista y materialista de hoy con sus propias capacidades y tecnologías, parece haber descuidado la fe. La Virgen ha dicho que “el mayor pecado del hombre de hoy consiste en la indiferencia a Dios”.

Curiosamente, no ha dicho que es el aborto, la drogadicción, el alcoholismo, o los divorcios… “sino la indiferencia a Dios”. Y era de esperarse, porque la indiferencia a Dios, es la raíz de todos los males que afectan la humanidad. Pero hay que destacar, que el pecado de la indiferencia a Dios no es sólo de los ateos, sino también de muchos creyentes. De aquellos que no ven el sentido de acudir a Misa regularmente, ayunar, leer la Biblia, Adorar a Jesús Sacramentado, comprometerse con la Iglesia… También allí hay una marcada indiferencia a Dios, falta de fe. La Virgen entonces, viene a renovar la vida cristiana. Invita a todos a darle a Dios el primer lugar en sus vidas. De esta manera se comienza a trabajar por la paz. Ella dice:

“¡Queridos hijos!: Escuchad: yo deseo hablaos e invitaos a que tengáis más fe y más confianza en Dios que os ama sin medida. Hijos míos, vosotros no sabéis vivir en la gracia de Dios, y por eso os invito de nuevo a llevar la Palabra de Dios en vuestros corazones y en vuestros pensamientos. Hijos míos, poned la Biblia en un puesto bien visible en vuestra familia: leedla y vividla. Instruid a vuestros hijos, porque si vosotros no sois ejemplo para ellos, se encaminarán hacia el ateísmo. Reflexionad y orad. De esta manera nacerá Dios en vuestro corazón y vuestro corazón estará lleno de alegría. ¡Gracias por haber respondido a mi llamada!”Mensaje de la Virgen 25-8-96

PRECES

María Santísima es la imagen de lo que el hombre puede llegar a ser cuando se abre a la Palabra de Dios. Por su intercesión, invocamos a Dios nuestro Padre.

  • Por el pueblo santo de Dios: para que, como María, que cooperó de manera especial en la obra de la redención, sea también testigo de la fe ante el mundo. Roguemos al Señor.
  • Por nuestros pastores: para que, imitando a la Virgen fiel, precedan y guíen al pueblo en la fidelidad a Cristo y lleven a los pobres la Buena Noticia de la salvación. Roguemos al Señor.
  • Por todos los que se entregan al servicio de los pobres, de los enfermos y de las personas ancianas: para que, como María en su visita a Isabel, sean imagen de la solicitud de Cristo por los hermanos. Roguemos al Señor.
  • Por los padres y madres de familia: para que, a ejemplo de María, que vivió la experiencia de la vida privada de Jesús en Nazaret, sepan vivir en la realidad cotidiana la luz y la fuerza de la fe. Roguemos al Señor.
  • Por nosotros y por nuestra asamblea: para que, invocando a María como Reina de la Paz, recibamos de Ella la perseverancia hasta el día luminoso del encuentro con su Hijo en el Templo de la gloria. Roguemos al Señor.

Oración

Oh Dios, que has hecho de la Virgen María, Esposa de tu Espíritu, la Colaboradora generosa del Redentor, concédenos también a nosotros adherirnos a Cristo, tu Palabra viviente, para cooperar en la salvación del mundo, Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Oración final

TERCER DÍA (18)

Tema: LA CONVERSIÓN

Oración inicial

La Virgen ha dicho que el mensaje más importante que trae a la humanidad es la conversión. Todo lo demás se resume en esto. Y la conversión era el centro de la predicación de Jesús: “El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; convertíos y creed en la Buena Nueva” Mc 1,15. María nos quiere introducir, entonces, en el Reino de su Hijo, y quiere que éste llegue a todos por la conversión. Si el corazón del hombre no cambia, no abandona el pecado y vuelve a Dios, difícilmente se podrá salvar. Todos, para María, estamos igualmente urgidos a la conversión. Ha dicho: “hay muchos creyentes que viven como verdaderos paganos; su nombre sólo aparece en los archivos parroquiales y no viven de acuerdo al cristianismo”. Para convertirse “hay que empezar a orar y tener una firme voluntad”. Exhorta: “Convertíos antes de que sea demasiado tarde, entregad vuestros corazones a Dios”. “Vosotros no sabéis lo que Dios enviará al mundo si no os convertís”. “Este tiempo mientras estoy con vosotros es el periodo de gracia y conversión.”

Tengamos presente, que la conversión es un proceso que abarca toda la vida y todas las dimensiones del ser humano. El hombre sólo terminará de convertirse cuando Dios lo llame a su presencia. La vida cristiana es toda conversión; conversión frente a las huestes del maligno, el mundo y la carne. Quien salga victorioso de la batalla “heredará la corona que no se marchita”.

1 Cor 9,25. María está con nosotros para ayudarnos a cambiar de vida. Si desaprovechamos esta extraordinaria gracia, podríamos salir perjudicados. Ella quiere que su Hijo triunfe en medio de las tinieblas y de tantos desaciertos de la humanidad. Los tiempos presentes urgen una verdadera renovación de la fe que comienza con la conversión del corazón.

¿Qué pasos se deben dar para vivir continuamente la conversión? Primero: el reconocimiento del pecado. Quien no reconoce el pecado no podrá convenirse. Muchos piensan que están bien con Dios, y sin embargo, viven en pecado. En realidad, la conversión es una gracia: reconocer y pedir perdón por las faltas que a diario se cometen. El segundo: el arrepentimiento con el dolor por haber ofendido a Dios y al prójimo. El tercero: la reconciliación con Dios, particularmente por medio del sacramento de la Confesión. El cuarto: la satisfacción. Muchos pecados causan daño al prójimo, y es preciso, hacer lo posible para repararlos; pero además, el pecado hiere y debilita al pecador mismo, así como sus relaciones con Dios y con el prójimo. Enseña el Catecismo de la Iglesia Católica que: “la absolución quita el pecado, pero no remedia todos los desórdenes que el pecado causó. Liberado del pecado, el pecador debe todavía recobrar la plena salud espiritual. Por tanto, debe hacer algo más para reparar sus pecados: debe “satisfacer” de manera apropiada o “expiar sus pecados”. CIC 1459.

Recordemos las palabras de la Madre:

“¡Queridos hijos!: Hoy os invito a la conversión: Este es el mensaje más importante que yo os doy aquí. Hijos míos, deseo que cada uno de vosotros sea portador de mis mensajes. Os invito, hijos míos, a vivir los mensajes que os he dado durante todos estos años. Este tiempo es tiempo de gracia, especialmente ahora que la Iglesia os invita a la oración y a la conversión. También yo os invito, hijos míos, a vivir los mensajes que os he dado en todas las ocasiones en las que aparezco aquí. ¡Gracias por haber respondido a mi llamada!”Mensaje de la Virgen 25-2-96.

PRECES

Oremos al Señor, que en María ha empezado el buen trabajo de la santificación de los hombres, y pidámosle que lo haga progresar hasta el día de la manifestación de su Hijo, Jesucristo, nuestro Señor:

  • Para que el Señor, que quiso prefigurar y culminar en María la plenitud de la gracia, conceda a todos los miembros de la Iglesia ser reflejo de la hermosura inmaculada de la Madre de Jesucristo. Roguemos al Señor.
  • Para que el Espíritu Santo, que engendró en las entrañas de María al Verbo eterno del Padre, impregne al mundo con su fuerza y haga nacer en todos los hombres un vivo deseo de la venida del Reino de Dios. Roguemos al Señor.
  • Para que quienes se han alejado del camino del bien, con la intercesión de María, refugio de pecadores, se conviertan de sus malos pasos y obtengan el perdón de sus culpas. Roguemos al Señor.
  • Para que todos nosotros, fija nuestra mirada en María, nos preparemos como Elia a recibir a Jesucristo y nos dispongamos a dar testimonio de fe y de amor. Roguemos al Señor.

Oración

Señor Dios nuestro, que has hecho resplandecer la aurora de la salvación en la Concepción Inmaculada de Santa María Virgen, escucha nuestra oración y haz fecunda la acción santificadora de la Iglesia, para que todos los hombres, una vez alcanzado el perdón de sus pecados, sean regenerados en tu amor. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Oración final

CUARTO DIA (19)

Tema: LA ORACIÓN

Oración inicial

Si la conversión es el mensaje más importante, la oración es el más persistente de María. Prácticamente, en todos sus mensajes, llama a la oración. Cuando comenzaron las apariciones, recomendó: “Rezad todos los días el Credo, siete Padrenuestros, Avemarías y Glorias en honor de las cinco llagas de Jesús, por las intenciones del Papa y para pedir el Espíritu Santo”. Después pidió rezar diariamente una parte del Rosario; y con motivo de la Vigilia de su Asunción a los Cielos, el 14 de agosto de 1984, las tres partes todos los días. Más adelante, invitó a las familias a orar una media hora antes de iniciar las labores y media hora, como acción de gracias al finalizar el trabajo del día. También recomendó la Adoración a Jesús Sacramentado, el Vía Crucis y la Veneración a la Cruz. Para pedir después, que durante la jornada cotidiana, se llenarán hasta los espacios más pequeños con jaculatorias. Después en el año 2000 pidió formar grupos de oración, y dijo: “¡Queridos hijos: que la oración sea la vida!” La oración, por consiguiente, es la vida del cristiano. A través de sus mensajes la Virgen desarrolla una auténtica pedagogía de la oración cristiana. No con formas o expresiones novedosas, sino adaptándose a las ya conocidas y avaladas por el Magisterio de la Iglesia.

La oración no debe ser jamás una actividad paralela a las demás, sino la vida misma del creyente. La Virgen ha superado la antigua oposición y dialéctica entre contemplación y acción. Nos hace descubrir con sus mensajes que el hombre está llamado a hacerse oración y la oración hombre. Ella espera que los fieles en el tiempo presente y con sus agitados ritmos de vida, retomen la vida de oración continua. A la pregunta del por qué pide tantas oraciones, responde:

“Mirad a vuestro alrededor y daos cuenta cuán grande es el pecado que domina en el mundo. Por tanto, orad para que triunfe Jesús” Mensaje de la Virgen 13-9-84.

Otro aspecto de la vida de oración que la Virgen desea suscitar en sus hijos, es que ésta se debe desarrollar “con el corazón.” Se trata, sobre todo, de asociar siempre, -evitando las distracciones- la mente y los sentidos a la oración interior del amor; en serenidad, paz y afecto. La oración con el corazón es uno de los aspectos relevantes de la espiritualidad de Medjugorje: “oración necesaria para los tiempos que se viven -dice María- y para adquirir la auténtica conversión.” En uno de sus mensajes dijo:

“¡Queridos hijos!: También hoy os invito o todos a la oración. Sabed, queridos hijitos, que Dios concede gracias especiales en la oración; por lo tanto, buscad y orad, para que podáis comprender todo lo que os ofrezco aquí. Yo os invito, queridos hijos, a la oración con el corazón; sabed que sin la oración no podéis comprender todo lo que Dios programa a través de vosotros. Por lo tanto, orad. Deseo que a través de cada uno se realicen los designios de Dios. Que pueda crecer y madurar cuanto Dios os ha otorgado en el corazón. Por lo tanto, orad para que la bendición de Dios os pueda proteger de todo el mal que os amenaza. Yo os bendigo, queridos hijos. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!” Mensaje de la Virgen 25-4-87.

PRECES

Unidos a María, figura e imagen de la Iglesia que un día será glorificada, presentemos nuestras oraciones a Dios Padre en favor de todos los hombres.

  • Por la Iglesia, pueblo de los creyentes: para que en todos sus miembros sea llamada dichosa por haber creído que la Palabra de Dios se cumplirá. Roguemos al Señor.
  • Por todos los que lo han dejado todo para seguir a Cristo: para que sepan, como María, escoger la mejor parte y entregarse totalmente a lo único necesario. Roguemos al Señor.
  • Por los jóvenes y los adolescentes: para que aspiren siempre a realizar en su vida ideales de pureza y caridad, imitando a la siempre Virgen María. Roguemos al Señor.
  • Por los que han perdido a los que aman: para que encuentren en María el afecto y la protección de una madre que recibió esta misión de su Hijo en la cruz. Roguemos al Señor.
  • Por los matrimonios y las familias cristianas: para que sean escuelas de amor y de aprecio a la vida frente a quienes quieren la muerte de los inocentes que todavía no han nacido. Roguemos al Señor.
  • Por todos nosotros: para que sepamos conservar todo lo referente a Cristo y al Reino de Dios, meditándolo en nuestro corazón por medio de la oración. Roguemos al Señor.

Oración

Padre de bondad, que estos deseos que te presentamos encuentren eco en tu amor generoso, y que nos ayude la intercesión poderosa de la Madre de tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo. Que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.

Oración final

QUINTO DÍA (20)

Tema: EL AYUNO

Oración inicial

Desde el tercer día de las apariciones la “Gospa” mencionó que era necesario ayunar para obtener la paz. Cuando le preguntaron, “¿cómo debía hacerse?” respondió: “El mejor ayuno es el ayuno a pan y agua”. Y en la vigilia de su Asunción el 14 de agosto de 1984, pidió que se hiciera dos veces por semana; los miércoles y los viernes. No para que de los dos días se eligiera uno, sino para que de los siete días de la semana se eligieran siempre los miércoles y los viernes para ayunar. ¿Por qué los miércoles y los viernes?

La respuesta es simple: Porque originalmente eran los días de ayuno de la Iglesia. Los primeros cristianos sustituyeron los días habituales de ayuno de los judíos (lunes y jueves) por el de los miércoles y los viernes. Así consta en la “Doctrina de los Doce Apóstoles”. Una especie de catecismo de los Padres Apostólicos redactado en Siria a finales del siglo II. El primer día de ayuno se hacía por la conversión de los pecadores porque ese día la iglesia recordaba la traición de Judas.

El segundo, en unión al sacrificio de Cristo en la cruz. Es un error pensar que dos días de ayuno a la semana es demasiado, o bien, pueden afectar la salud corporal. De ser así, habría que concluir que: “la Virgen viene a enfermarnos”. Y en realidad es lo contrario. Hoy es sabido que muchas enfermedades aparecen por desórdenes alimenticios. Cuando una persona visita un naturista, por lo general, le recomienda ayunar y nadie le rebate. Cuando muchos suben de peso y tienen problemas de salud comienzan a practicar ejercicios. La Virgen, sin embargo, nos invita a ayunar dos veces por semana a pan y agua, y muchos piensan que se ha equivocado. O bien, que no es necesario para su vida espiritual.

La Virgen ha dicho que:

“Con el ayuno y las oraciones se pueden detener las guerras y hasta suspender las leyes de la naturaleza. La caridad no puede sustituir el ayuno. Aquellos que no pueden ayunar pueden ofrecer la oración, la caridad y una Confesión. Todos, sin embargo, excepto los enfermos, deben ayunar.” Mensaje de la Virgen 21-7-81.

“El ayuno que muchos hacen comiendo pescado, en lugar de carne, no es ayuno, sino abstinencia. El verdadero ayuno consiste en renunciar a todos los pecados. Pero es necesario al renunciarlos, hacer participar también al cuerpo.” Mensaje de la Virgen 12-81.

“El ayuno ha sido olvidado en el último cuarto de siglo en el seno de la Iglesia Católica” Mensaje de la Virgen 5-84.

Es preciso recordar, que cuando la Virgen pide ayunar, no está pidiendo pasar hambre, sino sustituir las tres comidas habituales por sólo pan y agua. Los entendidos aseguran, que si durante el día se come suficiente pan y se bebe suficiente agua, se pueden obtener hasta 1200 calorías necesarias para desempeñar las labores cotidianas. No es recomendable, por otro lado, acompañar el ayuno con otras bebidas (por ejemplo café, te, gaseosas) porque pueden afectar el estómago. Cabe destacar, además, que la jornada de ayuno que la Virgen recomienda, concluye con la primera comida del día siguiente. En el idioma español, la raíz etimológica de “desayuno” significa, precisamente, terminar el ayuno (des- ayuno); comer después del ayuno.

El ayuno del cuerpo libera al hombre de las pasiones, de los miedos, de las inseguridades, etc., para proveer al espíritu de alegría, paz y amor. La Madre de Dios recuerda, además, que, “para poder orar con el corazón es necesario ayunar”. Quien ayuna con frecuencia tendrá menos problemas con las distracciones en la oración y estará más abierto a la voluntad de Dios.

El ayuno por consiguiente, es uno de los principales mensajes de la “Gospa”, y quizás el más práctico por haberse descuidado en la Iglesia. De sus mensajes leemos:

“¡Queridos hijos!: También hoy os invito a orar y ayunar por la paz. Como ya os he dicho, os repito también ahora: “Hijos míos, sólo con la oración y el ayuno también las guerras pueden ser detenidas”.
La paz es un don precioso de Dios. Buscad, orad y la recibiréis. Hablad de la paz y llevad la paz en vuestros corazones. Cuidadla como una flor que necesita agua, ternura y luz. Sed vosotros quienes llevéis la paz a los demás. Yo estoy con vosotros e intercedo por todos. ¡Gracias por haber respondido a mi llamada!” Mensaje de la Virgen 25-2-03

PRECES

Unidos todos fraternalmente, como hijos de un mismo Padre, Dios, y de una misma Madre, María, elevemos nuestras súplicas para que sean escuchadas por intercesión de la que es Madre de Dios y Madre nuestra:

  • Por la santa Iglesia de Dios: para que, en su compromiso de anunciar el Evangelio, anuncie también que María es Madre de Dios. Roguemos al Señor.
  • Por todos los hijos de la Iglesia: para que todos nos sintamos hijos de María y recurramos a Ella en todas las situaciones de nuestra vida como Madre tierna y cariñosa. Roguemos al Señor.
  • Por todos los que sufren desamparo en sus cuerpos o en sus almas: para que sientan el consuelo y la protección de María. Roguemos al Señor.
  • Por todos los que nos encontramos aquí reunidos: para que sintamos con dicha y entusiasmo la maternidad de María sobre nosotros. Roguemos al Señor.

Oración

Te pedimos, Señor, que escuches la oración de tu pueblo, a quien has entregado a tu Hijo Jesús a través de María, Madre de Cristo y Madre nuestra. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Oración final

SEXTO DÍA (21)

Tema: LA BIBLIA

Oración inicial

La Virgen propone a las familias que tengan en su hogar, un espacio reservado a la oración, denominado, en la tradición cristiana: “altar familiar.” En el centro del mismo, un Crucifijo y delante de él, la Biblia abierta, a fin de estimular a todos a la lectura y la meditación. También puede incluir la imagen de la Virgen, agua bendita y el Santo Rosario.

El altar familiar es un lugar privilegiado para el encuentro de oración diario o semanal. En él se reza el Rosario y se medita la Sagrada Escritura de acuerdo al calendario litúrgico. La Virgen hablando de la importancia de la meditación diaria de la Palabra de Dios dijo:

“¡Queridos hijos!: Os revelo un secreto espiritual: si queréis estar más fuertes contra el mal, haceos una conciencia activa. Para esto, orad mucho por la mañana y leed un texto del Evangelio. Grabad la Palabra divina en vuestro corazón y vividla durante la jornada, sobre todo en las pruebas, y en la noche estaréis más fuertes”. Mensaje de la Virgen 3-8-84

La Madre de Dios espera también, que los padres enseñen a sus hijos a leer y meditar la Biblia. Que oren con ellos y les den buenos consejos. Advierte, además, que:

“la televisión es un peligro moral para las familias”: Por culpa de la televisión, muchos ya no saben orar. Sería muy bueno renunciar a la televisión, porque después de haber visto los programas están distraídos y no logran entrar en oración. Podéis renunciar al alcohol, al cigarrillo y a otros placeres. Cada uno de vosotros sabe a qué puede renunciar. Mensaje de la Virgen 8-12-81

Cuando le abrimos el corazón a María es fácil renunciar a los placeres y encontrar el tiempo para orar en familia. También el Papa ha dicho: “La familia que reza unida, permanece unida”. El Santo Rosario, por antigua tradición, es una oración que se presta particularmente para reunir a la familia. Contemplando a Jesús, cada uno de sus miembros recupera también la capacidad de volverse a mirar a los ojos, para comunicar, solidarizarse, perdonarse recíprocamente y comenzar de nuevo con un pacto de amor renovado por el Espíritu de Dios. Muchos problemas de las familias contemporáneas, especialmente en las sociedades económicamente más desarrolladas, derivan de una creciente dificultad para comunicarse. No se consigue estar juntos y a veces los raros momentos de reunión quedan absorbidos por las imágenes de un televisor. Volver a rezar el Rosario en familia significa introducir en la vida cotidiana otras imágenes muy distintas, las del misterio que salva: la imagen del Redentor, la imagen de su Madre santísima”. RVM 41

La Biblia y el Rosario, pues, son medios apropiados para que la familia cristiana recupere su vocación al amor y esté más abierta a la voluntad de Dios. Ya Jesús había indicado: “Todo el que oiga estas palabras mías y las ponga en práctica, será como el hombre prudente que edificó su casa sobre roca: cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, y embistieron contra aquella casa; pero ella no cayó porque estaba cimentada sobre roca.” Mt 7,24-26. La Virgen en Medjugorje recuerda que la Palabra de Dios y la oración son “roca” del hogar. En un mensaje dijo:

“¡Queridos hijos!: Escuchad: Yo deseo hablaos e invitaos a tener más fe y confianza en Dios que os ama sin medida. Hijos míos, vosotros no sabéis vivir en la gracia de Dios. Por eso, nuevamente os llamo a todos a llevar la Palabra de Dios en el corazón y en vuestros pensamientos. Hijos míos: Poned la Biblia en un lugar visible en vuestras familias; leedla y vividla. Instruid a vuestros hijos, porque si vosotros no sois ejemplo para ellos se encaminarán por el ateísmo.
Reflexionad y orad; entonces Dios nacerá en vuestros corazones y vuestros corazones estarán alegres. ¡Gracias por haber respondido a mi llamada!” Mensaje de la Virgen 25-8-96

PRECES

Dios ha querido que la Madre de su Hijo fuese Santísima, llena de gracia y de bendición. Oremos para que haga partícipe a la Iglesia y a la humanidad de esta misma riqueza.

  • Por la Iglesia peregrina en el mundo: para que medite, como María, la Palabra de Dios y conforme su vida al mensaje que anuncia. Roguemos al Señor.
  • Por los discípulos del Señor: para que aprendan a valorar la pobreza y la riqueza con la sabiduría del “Magníficat”. Roguemos al Señor.
  • Por los cristianos que viven en la incertidumbre para que, a ejemplo de la Virgen María, se fíen totalmente del Señor. Roguemos al Señor.
  • Por los que de manera particular están viviendo el misterio del dolor: para que, en comunión con la Virgen María, saquen consuelo y esperanza de las fuentes del Salvador. Roguemos al Señor.
  • Por nosotros: para que, como María, la mujer fuerte, seamos adultos en la fe y cooperemos al misterio de la redención. Roguemos al Señor.

Oración Dios de la salvación, que en María has escuchado las expectativas y súplicas de la humanidad; haz que esta generación nuestra, libre de toda forma de orgullo y violencia, construya con la fuerza de tu Espíritu la nueva civilización del amor. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Oración final

SÉPTIMO DÍA (22)

Tema: LA CONFESIÓN

Oración inicial

La Confesión es otro de los mensajes principales de La Virgen. Ella ha dicho que los fieles deben acudir a la Santa Confesión cada mes, y siempre que se tenga conciencia de haber pecado gravemente. También ha dicho:

“No os confeséis por rutina para continuar siendo los mismos. No, así no está bien. La Confesión debe daos un nuevo impulso a vuestra vida de fe. Debe estimulaos y acercaos a Jesús. Si para vosotros la Confesión no significa nada, en verdad, difícilmente os convertiréis.” Mensaje de la Virgen 7-11-83

“La Confesión mensual será remedio eficaz para la Iglesia de Occidente. Porciones enteras de la Iglesia podrán sanarse si los fieles se confiesan una vez al mes” Mensaje de la Virgen 12-83

“Cuando acudáis a confesaos, no os preparéis cinco minutos antes, sino durante toda la jornada; aprovechad el momento de la Confesión para pedir del sacerdote un consejo práctico para vuestra vida espiritual.”

El 2 de agosto de 1981, los videntes narran la siguiente anécdota que nos hará reconocer cuán grave es el pecado ante Dios y la necesidad que todos tenemos de confesarnos frecuentemente:

La Virgen se le apareció a la vidente María Pavlovic en su habitación y le dijo: “Id todos juntos a la llanura de Gumno, pues, se está llevando a cabo una gran batalla, una batalla entre mi Hijo y Satanás; la puesta en juego son las almas.” Ese día, siguieron a los videntes unas cuarenta personas a la llanura indicada, unos 200 metros de la casa de Vicka. Antes de que la Virgen apareciera, algunos fieles dijeron a los videntes: “ya que no podemos verla, preguntadle si la podemos tocar.” Cuando la Virgen apareció le remitieron la inquietud y contestó”: “Siempre hay incrédulos. Decidles que me pueden tocar.” Entonces, los muchachos alargaron la mano de cada uno de ellos, hacia el sitio donde veían suspendida la aparición. Cuando ésta terminó la mayoría afirmó: “haber sentido algo extraño al tocar los vestidos de la Virgen”. Unos, una especie de corriente, otros, un calor o algo parecido a una tela de vestir.

Los videntes se retiraron mientras María Pavlovic permanecía llorando sentada en una piedra. Cuando le preguntaron: “¿por qué llora?” Respondió: “Porque vosotros habéis manchado el vestido de la Virgen. Mientras poníais las manos sobre sus vestidos, vimos aparecer unas manchas negras. Le preguntamos “¿por qué aparecen esas manchas?” y nos dijo: “Porque me habéis tocado en pecado. Decidles que se confiesen.”

Entonces, todos se fueron a confesar. Algunos llevaban muchos años sin hacerlo. Para la Virgen, era obvio, más importante que tocarla a Ella era la Confesión. La batalla en curso que se libraba era que el demonio hacía ver a muchos que no era necesario confesarse. Sin embargo, Cristo venció valiéndose de la curiosidad humana a través de María.

Recordemos que la Confesión es el sacramento más importante después del Bautismo, el único que anticipa, en cierta manera, el juicio a que será sometido el fiel al fin de su vida terrena. Menciona el Catecismo de la Iglesia Católica: “Porque es ahora, en esta vida, cuando nos es ofrecida la elección entre la vida y la muerte, y sólo por el camino de la conversión podemos entrar en el Reino del que el pecado grave nos aparta” CIC 1470.

La Virgen dice:

“¡Queridos hijos!: Os invito a abrir la puerta de vuestro corazón a Jesús, como una flor se abre al sol. Jesús desea colmar vuestros corazones de paz y de alegría. No podréis, hijos míos, realizar la paz si no estáis en paz con Jesús. Por eso, os invito a la Confesión, para que Jesús sea vuestra verdad y vuestra paz. Por lo tanto, hijos míos, orad para tener la fuerza de realizar lo que os digo. Yo estoy con vosotros y os amo. ¡Gracias por haber respondido a mi llamada!” Mensaje de la Virgen 25-1-95

PRECES

Oremos, hermanos, al Señor, que ha querido ensalzar a la Virgen María por encima de los coros de los ángeles y de los santos, y pidámosle que escuche nuestra oración:

  • Para que los hijos de la Iglesia, unidos a la gloriosa y santa María, Madre de Dios, proclamen la grandeza del Señor y se alegren en Dios, su salvador. Roguemos al Señor.
  • Para que la misericordia del Señor llegue a sus fieles de generación en generación, y todos los pueblos feliciten a Aquella en la cual Dios ha hecho obras grandes. Roguemos al Señor.
  • Para que el Señor, con las proezas de su brazo, enaltezca a los humildes, colme de bienes a los pobres y auxilie a Israel, como lo había prometido a los antiguos padres. Roguemos al Señor.
  • Para que Cristo, el rey que ha coronado a María Reina de la Paz, cuando entregue la creación al Padre, nos conceda, como a María, la posesión del reino preparado desde la creación del mundo. Roguemos al Señor.

Oración

Dios nuestro, que constituiste a la Madre de tu Hijo Madre y Reina nuestra; escucha nuestra oración y haz que, ayudados por la intercesión de María, participemos un día de la felicidad eterna. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Oración final

OCTAVO DÍA (23)

Tema: LA EUCARISTÍA

Oración inicial

La Eucaristía siempre ha sido el centro de la espiritualidad en Medjugorje. La Virgen desde el inicio introdujo a los videntes y a la parroquia en una profunda espiritualidad eucarística. Hasta el punto, que su aparición diaria ocurre, precisamente, veinte minutos antes de la gran concelebración eucarística; con todos los sacerdotes y peregrinos que llegan al Santuario. De esta manera, la aparición de la “Gospa” viene a ser una preparación para un encuentro más significativo de los fieles: el de la presencia de Jesús en el Altar. En Medjugorje todos entienden que la Eucaristía es lo primero.

La misma Virgen recomienda que “es mejor para los fieles permanecer en la iglesia preparándose para la Eucaristía, que estar con los videntes en el momento de la aparición”. Y a ellos les ha enseñado que “comulgar vale más que ser vidente”. También les ha dicho que: “Si tienen que escoger entre ir a Misa y encontrarse conmigo en la aparición prefieran la Eucaristía porque en ella está presente mi Hijo y en la aparición estoy yo”.

La Madre de Dios también se lamenta porque muchos católicos no entienden lo que es la Eucaristía. Un día apareció llorando, y al preguntarle: “por qué lo hacía” respondió: “Porque muchos no saben el valor que tiene la Eucaristía”. Fue entonces cuando pidió que antes de participar en Misa los fieles se prepararan, al menos, con 15 minutos de oración y al finalizar hicieran otro tanto “para agradecer a Dios por los múltiples beneficios recibidos”.

Por tal razón en Medjugorje, antes de iniciar cada día la Misa vespertina, se rezan 10 misterios del Rosario y al concluir el Credo, siete Padrenuestros, siete Avemarías y siete Glorias; para dar paso después a la tercera parte del Rosario. La Virgen ha mencionado, además, que “el momento más solemne de la Eucaristía y donde más gracias se pueden recibir, es durante la Consagración”.

Y en relación al culto de la Eucaristía fuera de Misa la “Gospa” recomienda: “Que se Adore sin interrupción el Santísimo Sacramento del Altar. Yo estoy siempre presente cuando los fieles están en Adoración. En ese momento se obtienen gracias particulares”. Es incomprensible, pues, el mensaje de Medjugorje sin la referencia explícita a la Eucaristía. La Virgen pide a los fieles “de ser posible asistir a Misa todos los días”. Y ha dicho “que la Eucaristía es la mejor y más completa de todas las oraciones”.

El 25 de abril de 1988 dio el siguiente mensaje que nos enseñará a valorar el gran tesoro que tenemos los católicos en nuestras iglesias:

“¡Queridos hijos!: Dios desea haceros santos y por eso a través de mí os invita al abandono total. ¡Que la Santa Misa sea para vosotros la vida! Trabajad para comprender que la iglesia es la casa de Dios; el lugar donde yo os reúno y deseo mostraos el camino que os conduce a Dios. ¡Venid y orad! No estéis fijándoos en los demás y no los critiquéis. Que vuestra vida sea, por el contrario, un testimonio en el camino de la santidad. Las iglesias son dignas de respeto y consagradas, porque Dios que se hizo hombre permanece en ellas día y noche. Por lo tanto, hijos míos, creed y orad, para que el Padre os acreciente la fe, y luego, pedid lo más conveniente. Yo estoy con vosotros y me alegro por vuestra conversión. ¡Gracias por haber respondido a mi llamada!” Mensaje de la Virgen 25-4-88

PRECES

Celebrando la memoria de la que es bienaventurada por todas las generaciones, presentemos nuestras voces suplicantes al Padre, que la llenó de gracia.

  • Por la Iglesia: para que, a ejemplo de María, acoja con fe la Palabra de Dios, la proclame con fuerza y la distribuya a todos los fieles como pan de vida. Roguemos al Señor.
  • Por todas las almas consagradas: para que, a ejemplo de María, presenten cada día a Dios Padre las necesidades de todos los hombres e intercedan por la salvación del mundo. Roguemos al Señor.
  • Por los hombres de buena voluntad: para que la honestidad y la bondad de sus vidas sean semilla de esperanza en Cristo salvador. Roguemos al Señor.
  • Por los enfermos y por todos los que sufren: para que, unidos a Cristo y a María, ofrezcan sus dolores por la reconciliación de todos los hombres. Roguemos al Señor.
  • Por nuestra comunidad, reunida para celebrar el culto divino: para que aprenda de María a amar la Eucaristía y hacer de la propia vida una ofrenda agradable a Dios y del culto un compromiso de vida. Roguemos al Señor.

Oración

Dios todopoderoso y eterno, que acogiste complacido la disponibilidad de la Virgen María para ser Madre de tu Hijo, ayúdanos a ser como Ella, creyente y modelo del culto divino, en todos los momentos de nuestra vida. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Oración final

NOVENO DÍA (24)

Tema: MARÍA REINA DE LOS PROFETAS

Oración inicial

El día que la Virgen escogió para aparecer en Medjugorje por primera vez, fue el día de la Solemnidad del Nacimiento de San Juan Bautista, el más grande de los profetas. Tal día conmemoramos el alumbramiento de santa Isabel, pariente cercana de la Madre de Dios. Y María, como la tradición indica, asistió a la venida al mundo del Precursor (Cf. Lc 1,56). Entonces, la Solemnidad del nacimiento de Juan el Bautista tiene, además, una clara dimensión mariana. María es la Reina de los Profetas y Ella nos invita ahora a construir la paz en el día del nacimiento del más grande de los profetas; a quien Ella asistió en su nacimiento.

La paz que la Virgen espera que construyamos, no tiene nada que ver con negociaciones políticas sino con la conversión, la oración y el ayuno. La Reina de los Profetas, como Precursora, hoy nos muestra el camino seguro para la reconciliación, la armonía y la paz entre los hombres.

La Virgen recuerda, que ha venido, “a invitarnos a alguna renuncia para que, con nuestra ayuda se cumpla todo lo que quiere realizar según los secretos que comenzó en Fátima.” (Cf. 25-8-9 1). Por tanto, las apariciones actuales de Medjugorje: son la continuidad y la conclusión de las de Fátima. Afirma, además, que “son las últimas apariciones suyas para la humanidad”. Quizá por ello, son tan largas y continuas.

Como en Fátima, el mensaje de María en Medjugorje, construye la paz del mundo. La Virgen ha prometido: “que cuando se realicen los 10 secretos que les ha confiado a los videntes, la vida del mundo cambiará y la humanidad volverá a Dios”. “Muchos – sostiene- se tirarán hasta de los cabellos y maldecirán los días que vivieron sin Dios”. Sin embargo, cabe destacar, que, su presencia prolongada intenta anticipar en cierta manera, el Triunfo final de su Corazón Inmaculado. Por tal razón, continúa invitándonos a la conversión, a fin de conquistar para Dios cuántos más corazones sea posible.

El mensaje, más relevante, por tanto, no es otro que: la presencia prolongada de Nuestra Señora. Si acogemos de corazón su invitación, podremos esperar para el futuro “un jardín”. De lo contrario, como advertiría Juan Pablo II, en el acto de Consagración a María del Nuevo Milenio, en el año del Gran Jubileo: “la humanidad podrá perecer en un cúmulo de escombros.” Por eso, a María, aurora de la Salvación, confiemos nuestro camino en el nuevo milenio, para que bajo su guía todos los hombres descubran a Cristo, Luz del mundo y único Salvador, que reina con el Padre y el Espíritu Santo por los siglos de los siglos”.

Ella nos dice:

“¡Queridos hijos!: Hoy os invito a que os hagáis misioneros de los mensajes que os doy aquí, a través de este lugar tan querido por mí. Dios me ha permitido permanecer de esta manera durante tanto tiempo con vosotros. Y por eso hijos míos, os invito a vivir con amor los mensajes que os doy y a transmitirlos en todo el mundo; para que así un río de amor fluya entre la gente llena de odio y sin paz. Os invito, hijos míos, a que sean paz donde no hay paz, y luz donde hay tinieblas; de manera que cada corazón acepte la luz y el camino de la salvación. ¡Gracias por haber respondido a mi llamada!” Mensaje de la Virgen 25-2-95

PRECES

Oremos, hermanos, al que hizo obras grandes en María, y pidámosle que haga también proezas con su brazo realizando nuestras peticiones:

  • Para que el Señor que quiso que la perfección de la Iglesia se prefigurara y culminara en la Madre de su Hijo, conceda a todos los fieles ser reflejo de la santidad que brilla en María. Roguemos al Señor.
  • Para que el Todopoderoso, que en su reino ha colmado a María de felicidad, ponga sus ojos en la familia humana y le conceda la esperanza de aquella vida eternamente feliz por la que, aun sin saberlo, suspiran todos los hombres. Roguemos al Señor.
  • Para que el Padre del cielo, que dispuso que en la realeza de María se anunciara en la Iglesia un signo seguro de la felicidad de los bienaventurados, se compadezca de quienes lloran y miran este mundo únicamente como un valle de lágrimas. Roguemos al Señor.
  • Para que el Rey de la gloria, que hizo de María la Virgen fidelísima, otorgue a los que hoy recordamos a la Madre de su Hijo ser plenamente fieles a la vocación a la que hemos sido llamados. Roguemos al Señor.

Oración

Por la gloria de tu nombre y por la intercesión de Santa María Reina de todos los Santos, compadécete, Señor, de nosotros y concédenos lo que te hemos pedido. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Oración final

ORACIONES PARA TODOS LOS DIAS

Oración al inicio de la novena cada día según indicación de la Virgen

Invocación al Espíritu Santo

Ven, Espíritu Santo,
y envía desde el cielo un
rayo de tu luz.

Ven, Padre de los pobres,
ven, dador de los dones,
ven, luz de los corazones.

Consolador magnífico,
dulce huésped del alma,
suave alivio.

Descanso en la fatiga,
brisa en el ardiente estío,
consuelo en el llanto.

¡Oh, luz santísima,
llena lo más íntimo
de los corazones de tus fieles!

Sin tu ayuda
nada hay en el hombre,
nada que sea bueno.

Lava lo que está sucio,
riega lo que está seco,
sana lo que está enfermo.

Doblega lo que está rígido,
calienta lo que está frío,
endereza lo que está desviado.

Concede a tus fieles
que en Ti confían,
Tus sagrados dones.

Dales el premio de la virtud,
dales el puerto de la salvación,
dales la felicidad eterna.
Amén. Aleluya, Aleluya.

V. Envía Tu Espíritu Señor
y será una nueva creación.
R. Y renovarás la faz de la tierra.

Oremos

Oh Dios, que has instruido los corazones de tus fieles con la luz de tu Espíritu Santo, concédenos por este mismo Espíritu, gozar siempre de su consuelo. Por Cristo Nuestro Señor. Amén

Oración al fin de la novena cada día según indicación de la Virgen

El Magníficat

Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi salvador porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí, su nombre es santo y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. El hace proezas con su brazo, dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de su misericordia, como lo había prometido a nuestros padres, en favor de Abraham y su descendencia por siempre. Lc 1:46-55.

(Gloria al Padre)

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