“Queridos hijos, también la naturaleza os ofrece signos de su amor a través de los frutos que os da. También vosotros, con mi venida, habéis recibido dones y frutos en abundancia. Hijos míos, en qué medida habéis respondido a mi llamada, Dios lo sabe. Yo os invito: ¡No es tarde, decidíos por la santidad y la vida con Dios en gracia y en paz!. Dios os bendecirá y os dará el ciento por uno, si confiáis en Él. ¡Gracias por haber respondido a mi llamada!”