En Agosto de 2012 viajamos a Medjugorje para participar en el Festival de la Juventud, éramos 45 nicaragüenses.

Mi compañera de cuarto fue Martha, ella se recuperaba de una cirugía por lo que tenía que ir despacio, esto le preocupaba por mí. Pero, fue una bendición ya que me hizo ir sin prisa y disfrutar cada momento.

A los días siguientes subimos las montañas del Podbro y Krizevac, mi primera reacción fue pensar que no podría subirlos. Pero pensé: “Señor, en tu Nombre lo haré”. Y recordé que lo que Él dice, que mandará ángeles para que nuestros pies no tropiecen con piedras. En efecto, así fue. Pues al subir, muchos de mis amigos, amigas y no ami- gos fueron como ángeles y me ayudaron a subir y luego bajar.

Fuimos invitados a escuchar el Testimonio de Patrick y gracias a él tomé conciencia de lo que significan los sacerdotes. Gracias a ellos tenemos todos los sacramentos y, lo más importante, la Santa Misa. Atendí el llamado de la Madre a orar siempre por ellos y a no juzgarlos ni criticarlos.

El mensaje que traigo de Medjugorje es que si uno va, es porque es un invitado especial de nuestra Madre. Ella está formando su ejército para que seamos aquí en la tierra sus instrumentos para salvar almas, comenzando con nuestros hogares.

Mi forma de orar cambió al escuchar el mensaje de Nuestra Madre que nos pide lo hagamos desde el corazón, que lo hagamos de par en par para que mi oración sea un deseo de estar con Jesús. También motivó mi deseo de servir y darla a conocer.

Me regaló las cinco piedritas que son: el Rosario, la Eucaristía, la Biblia (la Palabra), el Ayuno y la Confesión Mensual para que pueda combair a “mi” Goliath.

Compartir: