Mi nombre es Emma Haydeé Muñoz Acosta, tengo 52 años y vivo en Ecatepec, Estado de México. Toda mi vida he practicado la religión católica y como mexicana siempre he amado a la Virgen bajo la advocación de la Guadalupana, pero hace 19 años que conocí la devoción María Reina de la Paz, esto sucedió cuando llegó una imagen misionera de visita a mi casa y llenó mi corazón de un amor infinito por ella. Desde ese momento me dediqué a leer todos los libros y bibliografía que pude conseguir sobre Medjugorje, empecé a rezar el rosario diariamente, a conocer sus mensajes y a tratar de vivir a diario las cinco piedritas como pide la Virgen.

También desde ese momento la casa donde vivo está consagrada como casa de oración María Reina de la Paz. Asimismo, comencé a asistir a los Encuentros Nacionales que realiza el Consejo Nacional María Reina de la Paz México, mismos que se celebran en diferentes estados de la República mexicana anualmente.

La misericordia y el amor de Dios Trino y de la Virgen María siempre han estado conmigo durante toda mi vida, pero el milagro que quiero compartir para así devolverle a Dios y a la Virgen todo el honor y la gloria es el siguiente:

Siempre he sido una persona muy enfermiza, me han realizado siete operaciones de diversas enfermedades en el transcurso de mi vida; pero en el mes de septiembre de 2012 mi situación de salud se agravó y llegó a los últimos extremos, pues mi corazón, pulmones, cerebro, oídos e intestinos comenzaron a colapsar debido a una anemia mortal, la cual se debió por unos tumores que tenía en la matriz y en los ovarios que desconocía que los tenía.

Cuando llegué al hospital Juárez ubicado en el Distrito Federal, los doctores le dijeron a mi hijo de 30 años que me quedaban aproximadamente 3 horas de vida, cuando me informaron de ello mi presión cardiaca se elevó al punto de que estuve muy cerca de sufrir un infarto, lo que complicó mucho más mi situación. En esos momentos de tanta angustia y dolor físico yo sabía y sentía la seguridad que el amor y la protección de la Santísima Trinidad y de la Virgen María estaban conmigo, como lo han estado toda mi vida, y les imploré con toda mi fe, esperanza y caridad que me salvaran de morir, y el Médico Divino mi Señor Jesucristo empezó a actuar a través de los doctores humanos.

Durante una semana luché día y noche contra la muerte; en resumen, me realizaron una operación de histerectomía bilateral total (extracción de matriz, ovarios y tumores), concediéndome el milagro infinito de que no había cáncer en ninguno de ellos. A su vez, me realizaron cuatro transfusiones de sangre y tres transfusiones de plasma. Doy gracias a Dios y a la Virgen porque después de dicha intervención quirúrgica me concedieron la dicha de estar con vida y salud.

También cabe señalar que hace 19 años hice  mi consagración de vida y compromiso de misionar la imagen y devoción María Reina de la Paz y la Virgen en su infinito amor, me mandó con sus hijos más necesitados a cinco municipios de la sierra de Veracruz, lo que representa más de 40 comunidades con los hermanos indígenas nahuatls, formando grupos de oración María Reina de la Paz, quienes en sus comunidades (hombres, mujeres y niños) rezan diariamente el rosario y misionan de casa en casa la imagen de la Virgen.

Esta misión que inmerecidamente me confiaron Dios y la Virgen María tiene 12 años, en los cuales se han dado infinidad de milagros y frutos espirituales. Todos debemos sentirnos hijos de la Virgen María y sentir hacia ella una ardiente devoción, invocándola con amor y confianza e implorando su poderosa protección e intersección, pues el amor y la devoción a la Virgen es el camino que nos conduce a Jesús aquí en la Tierra y después a la vida eterna.

Muchas gracias por su valiosa atención, deseo que este testimonio sea para testificar que los milagros ocurren a cada instante.

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