Vigilia Pascual en Medjugorje

Compartir:

“Es la noche en la que la Iglesia de los primeros siglos recibió nuevos miembros, porque se consideró que esa noche era la más idónea para que estas personas iniciaran su vida cristiana. En esta celebración se superponen de manera especial los misterios centrales de la fe cristiana. Las palabras del elogio al cirio pascual, que dicen: “Oh, cuán benditas son las noches en las que lo celestial y lo terrenal, lo divino y lo humano, están conectados”.

“Esta noche y hoy los fieles de Cristo en todo el mundo liberan de la miseria de los pecados y la maldad del mundo, y restauran la gracia y se unen a los santos. Esta es la noche en que Cristo rompió las cadenas de la muerte y resucitó de entre los muertos como vencedor”. Desafortunadamente, gran parte de este hermoso simbolismo se ha perdido a lo largo de la historia y de nuestra práctica. En el pasado, la Vigilia Pascual era la noche en la que todos los que eran aceptados en la Iglesia ese año eran bautizados”.

“En esta celebración, de manera especial, como un solo hilo de oro, dos conceptos que vamos a reflexionar y tratar de aplicar en nuestra vida cotidiana, a saber: luz y resurrección. ¡Sin luz no hay vida! Si el sol desapareciera, todo lo vivo en nuestro planeta también desaparecería. Por eso la Biblia se alegra tanto de hablar de la luz de la vida. El libro de Génesis dice que cuando Dios comenzó la creación, solo encontró oscuridad, y primero dejó que la luz brillara en la oscuridad. Cómo sólo el hombre tiene hambre de luz, cómo un enfermo después de una larga noche de insomnio anhela que aparezca la luz del día, cómo se alegra la gente cuando el día se alarga y la luz nos muestra el entorno durante más tiempo. Y los cristianos conocemos una luz más fuerte, la luz de Cristo, la luz del mundo que nos permite encontrar la luz de la vida. Esa luz no tiene nada de violenta, es suave, agradable y limpia”.

“Ciertamente, los discípulos nunca olvidaron el momento en que Jesús se les acercó mientras remendaban las redes y les dijo: síganme. Reconocieron que él es una luz que tiene poder sobre los corazones y respondieron. Invitaron a otros, porque la luz es contagiosa, tiende a esparcirse. Una luz enciende a otra, eso hicimos hace un tiempo: la luz de una vela encendió otra luz, y sin embargo, nadie se quedó con menos luz de la que tenía antes de compartir. ¿Dónde encontrará la gente hoy la luz de Cristo, si no en el corazón de un cristiano, dónde la verán si no en nuestro rostro?” preguntó fray Jure Barišić y agregó: “la luz de la vela encendió otra luz y, sin embargo, nadie quedó con menos luz que la que tenía antes de compartir. ¿Cómo iluminará la luz de Jesús al mundo, sino a través de los que se llaman cristianos por su nombre y a quienes dejó un mandato mientras caminaban por Palestina: así alumbre vuestra luz delante de los hombres para que vean vuestras buenas obras y asi glorificar al Padre que está en los cielos!? Por eso los cristianos tenemos una gran responsabilidad en lo que hacemos con esta luz”.

“Especialmente los padres, cuando se les entregó una vela en el bautismo de sus hijos, escucharon las palabras: Padres y padrinos encomienden su cuidado para sostener esta luz. Examinemos todos nuestra conciencia para ver si estamos transmitiendo fielmente esa luz, la luz de la fe, a nuestros hijos, a nuestra familia y al ambiente en el que vivimos”, comentó fray Jure.

Al final dijo a los fieles: “Por eso, hermanos y hermanas, pidamos esta noche a Cristo Resucitado que ya no vivamos para nosotros mismos, nuestro egoísmo, estrechez de miradas, amargura, cerrazón, inquietud y cualquier placer inmoral tan atrayente que a veces crea placer y una efímera victoria, pero deja el corazón vacío y la felicidad inalcanzable. Pidámosle que nos ayude a vivir por él, que murió y resucitó por nosotros, cuya luz muestra el camino incluso en las tinieblas de la vida y de la sociedad, hasta el punto de romper incluso las tinieblas del sepulcro, que da sentido incluso cuando la gente no lo ve, que nos abraza aun cuando estamos rodeados por la sociedad, pero en nuestro corazón nos sentimos solos. Que nos ayude a tener la fuerza para seguirlo, en quién solo está la plenitud de la vida, el amor y la verdad, en tantas encrucijadas de la vida que separan caminos y desvíos. Que tengas una feliz y bendecida Pascua todos los días de tu vida”.

Compartir: