¿Vida espiritual?

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Hace algunas semanas una buena persona me preguntó ¿Qué es tener vida espiritual? Yo esbocé una respuesta que en ese momento tenía en el corazón. Creo que esta persona estará contenta de que comparta aquí con Ustedes, Amigos de San José, aquello que le dije en esa oportunidad, con algunos retoques. Aquí va.

Me preguntas qué es vida espiritual, qué significa tener vida espiritual. La vida espiritual, según voy entendiendo, es un constante camino de subida. Es un camino de conocimiento interior que va de menos a más. Todo se reduce a conocer cada vez más a Jesucristo, el motivo de nuestra vida. Sucede que desde que nos hemos adherido a la fe conscientemente, estamos comprometidos con Él y nunca acabamos de conocerle. Siempre Su Rostro es para nosotros una aventura, una búsqueda. Conocer más de su misterio debe ser una ilusión constante en nuestro camino de fe.

Conozco muchas personas que por el hecho de saber de memoria algunas oraciones, porque acompañan varias procesiones, porque encienden algunos cirios, etc., se sienten muy católicos, muy de fe… pero desconocen lo que es vivir una vida en el Espíritu, su fe no es profunda, es exterior, meramente ritual y vacía… no conocen a Jesucristo, no tienen vida espiritual.

  • ¿Has pensado alguna vez que hoy mismo puedes conocerle más a Jesucristo?
  • ¿Has pensado que hoy en la Eucaristía Él tiene para decirte una palabra nueva al corazón?
  • ¿Has pensado que hoy mismo Él te está esperando en el Sagrario y te ama como no te imaginas?
  • ¿Te has puesto a pensar de verdad cuánto Dios te ama y cuánto le deberías amar?

Entonces me dirás que ya comprendes algo de vida espiritual. Avanzar en vida espiritual será entonces acrecentar un deseo profundo de Dios en tu alma. Se trata de llegar a tener una profunda, avasalladora, incontenible, irreductible, indisimulable pasión por Dios. Llegar a ese punto significa vivir de verdad, tener vida espiritual.

A veces creemos que Dios es “sólo” para creerse intelectualmente. Creer es adherirse, poner el corazón en Él. Dios es para gustarse, para saborearse, para paladearse, para experimentarse, para respirarlo, para que nos dé su alegría perfecta. Tú tienes derecho a deleitarte con Dios, a que Él sea tu delicia; este debe ser el fin de tu vida espiritual. Ganarte su amor debe ser tu meta y tu anhelo.

Los santos han sido sólo eso: hogueras inapagables de amor, de pasión por Dios. Dios se les convirtió en “sufrimiento”, en sueño repetido, en idea fuerte y fija en el corazón y en la mente. Cuando Dios se convierta para tí en una sana obsesión, entonces comprenderás qué cosa es tener vida espiritual y vida interior. Tienes dentro de ti un potencial que aún no conoces para amar a Dios, te recuerdo aquello que dijo Jesús a la Samaritana: «Si conocieras el don de Dios…» Este debe ser para ti el motivo de una naciente ilusión, el comienzo de una búsqueda verdadera de Aquél que es el único que podrá llenar plenamente tu corazón y del Único que podrá hacer vibrar tu alma de emoción hasta el infinito.

Ahora quizá me entiendas que la oración es ante todo “devolución” de amor, respuesta sincera, confiada, grito de alegría, de esperanza, lugar de refugio, de tomar nuevas fuerzas, punto de partida para una verdadera y sana alegría. Él te ama. Vida espiritual es buscarlo a Él con verdaderas ganas (aunque a veces el sentimiento y el fervor no se sientan).

Creo que estar ilusionado por Cristo y sus cosas es como estar un poco “chiflado” y haber perdido el cuidado y la prudencia. La gente siempre se cuida al hablar, los que aman casi no se preocupan de ello, los niños menos, ellos son libres y sólo saben ser sinceros en sus gestos y en sus palabras, cuando encuentran un poco de amor simplemente se abren a quien les ama y ya, no hacen raciocinios, simplemente aman y se dejan amar. Será por eso que Jesús habló tanto de ser como niños y Él mismo, es mi certeza, fue un “grande” con corazón de niño y por ello fue feliz. Al final creo que lo mataron por ser muy feliz, porque era muy feliz con su Padre, porque su Padre le llenaba el alma y porque no disimuló su amor por Él, era un niño orgulloso por su Papá, lo amaba de veras y por ello nos amó. Tener vida espiritual es como haber vislumbrado algo que otros quizá no lo ven, es como haber visto una luz especial que descubre para nosotros una alegría nueva; tener vida espiritual es como tener la mirada encendida e ilusionada, porque se ama y no se puede dejar de amar, porque se sabe que hemos elegido la parte mejor, la que nunca nos será quitada, frente a la cual cualquier belleza, cualquier caricia, cualquier afectillo es nada.

Después de todo, si nuestra vida no respira ilusión por Cristo, ¿para qué estamos? Él te ama, te ama como no te imaginas y tiene una ilusión contigo, no lo dudes, Él quiere hacerte muy feliz, aún no has probado casi nada, te invito a que te lances al mar del Amor de Dios, tú sabes nadar.

En el amor a Dios no importa ni la alegría, ni el dolor, importa tan sólo el amor. No te ocupes de si sientes o no ganas para tal o cual cosa, lo importante es que tomes una decisión con voluntad firme y hagas lo que tienes que hacer. No te guíes demasiado de los sentimientos, en el amor a Él importa la voluntad y el deseo de agradarle, lo demás puede o no puede ser, que va.

En verdad no me tengo por un gran experto en estos temas pero acepten esto como un compartir sencillo y confiado en Jesús.

Hasta la próxima.

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