Desde hace varios días recibo mensajes y llamadas de varias personas, fieles católicos, que muy alarmados y asustados me hacen consultas, ya que manifiestan una serie de síntomas que me llevan a determinar que existe un nuevo virus espiritual que estaría haciendo más daño en las almas de los creyentes que lo que logra el Coronavirus Covid 19 en nuestros cuerpos.  Se trata del Almavirus 766.

Voy a los hechos.  Según veo, los síntomas de este nuevo virus espiritual que cunde en algunos círculos católicos de buena voluntad son los siguientes:

  • Desafecto por el Papa Francisco, a quien se le comienza a llamar: ‘Este Papa’, ‘Papa Argentino’, ‘Papa Bergoglio’ o simplemente: ‘Bergoglio’. Así como Benedicto XVI sufrió mucho por todos aquellos que le señalaron calumniosamente como ‘nazi’ o ‘rígido’, ‘inquisidor’, ahora el Papa Francisco carga el sambenito de ‘relajado’, ‘rojo’, ‘liberal’, ‘masón’, ‘iluminati’, etc.  Y más todavía, por el hecho de que Francisco es un religioso jesuita y sobre ellos, sobre los jesuitas, hay millones de videos en los que supuestamente ‘queda demostrado’ que son iluminatis, masones y un largo etcétera.

 

  • Paranoia espiritual. De pronto toda legítima valoración de virtudes y actitudes humanas positivas es catalogada como ‘transar con el mundo’, toda valoración de cosas buenas en otros creyentes recibe el nombre de ‘sincretismo’ o ‘confusión’, toda preocupación por los pobres y últimos recibe la etiqueta de ‘comunismo’, todo acatamiento de normas civiles es visto como ‘servidumbre del Nuevo Orden Mundial’, sin olvidar que toda iniciativa de acercamiento o acción conjunta con creyentes de otros credos es vista como realización de una ‘nueva religión mundial’ anticristiana: el comienzo de ‘la gran apostasía’.

 

  • Adicción o consumo compulsivo de webs y videos de canales ultraconservadores del tipo: ‘Defensa de la Fe verdadera’, ‘Tradición católica’, ‘Cruzados católicos’, ‘Antorcha de fe’, ‘Caballeros de la fe’, ‘Vaticano ultracatólico’, ‘Herencia católica’, ‘Jaimito periodista católico’, ‘Carlitos de Jesucristo’, ‘Claudio para Cristo’, ‘Justo juez’, ‘Rex Universalis’, etc. (He puesto nombres aproximados, ustedes fácilmente los detectarán). Muchos de estos canales no se lanzan directamente contra el Papa Francisco, pero dejan entrever que la Iglesia actualmente está siendo mal conducida por el Sumo Pontífice.  Lo triste es que sus webmasters o youtubers mal usan las imágenes religiosas de Jesús y de la Virgen María para aparecer como niños buenos, devotos y santos.  Desde luego, ellos son más papistas que el Papa, más católicos que la Santa Iglesia Católica.

 

  • Contraposición entre el Papa emérito Benedicto XVI y el Papa Francisco. De modo sutil y a veces más explícito contraponen lo que dijo, hizo o dispuso durante su pontificado el Papa emérito Benedicto XVI a lo que hoy hace, dice o dispone el Papa Francisco.  Lógicamente, se inclinan hacia el Papa anterior. En sus publicaciones sólo aparecerá el Papa emérito Benedicto XVI, como si se hubieran quedado con un retraso de siete… o más años en el tiempo.  En sus perfiles de redes estará la foto de Benedicto XVI pero sin ninguna alusión al Papa Francisco, a lo sumo dirán que oran por él (Pero en el sentido de quien ora por alguien equivocado, para que se dé cuenta de su error y se convierta pronto).

 

  • Convicción de tener más unción y más Espíritu Santo que el propio Vicario de Cristo. Que lo digan directamente sería algo ‘políticamente incorrecto’, pero en la práctica es eso lo que les impulsa: De pronto ‘alguien’ les convenció de que tienen más asistencia del Espíritu Santo que la que Jesucristo aseguró al propio Vicario Suyo en la tierra (Cfr. Mt 16,19).  Sin ninguna autoridad, de pronto aparecen como ‘ungidos’, investidos de una ‘claridad espiritual’ extraña, poseedores de un ‘discernimiento’ que pronto se convierte en actitud violenta o intolerante, que se traduce en inflexibilidad pastoral, que se muestra con rigidez de mente y de corazón, y con un espíritu de sospecha constante sobre los que piensan distinto. Poseen una autounción rara, que les lleva a mirar de pies a cabeza incluso a sus propios obispos, sacerdotes y religiosos.  Ellos de pronto están seguros de ocupar una clase superior entre los creyentes –siendo así, estaríamos ante la aparición de unos ‘nuevos gnósticos’, más sutiles que los de la New Age-, ‘iluminados’ por la oscuridad, ‘guiados’ por la ceguera, ‘alimentados’ con vacío, ‘convencidos’ de una duda, servidores de una ‘verdad’ mentirosa.

 

  • ‘De derechas’ en cuanto a posturas políticas. Este virus infecta fuertemente a fieles católicos cuyas tendencias políticas son de derechas.  Culturalmente conservadores.  Espiritualmente tradicionales.  Hasta allí no habría ningún problema, pues todo ello es aceptable dentro de la Iglesia y es parte de la diversidad de sus miembros. Tengo muchos amigos que son así, y los quiero y respeto como son, como también tengo algunos amigos del ‘lado opuesto’ a los que también quiero y respeto.  A lo que vamos es que, precisamente, el virus en cuestión afecta mucho más a aquel tipo de fieles católicos y se aprovecha de su buena voluntad –que no dudo que la tengan- para secar su buen espíritu y agostarlo a tal extremo que acabe separándolos de la comunión con la Iglesia.  Esto último es muy grave y es comparable con la muerte eclesial para un católico.  El resultado de esto puede ser la aparición de grupos cismáticos o sectarios, que de modo sutil o más declarado rompen la comunión con la Iglesia Católica. Y, como siempre sucede en estos casos, los grupos que se van de la Iglesia se sienten los ‘verdaderos’ creyentes.

 

  • Usan frases aparentemente correctas, que repiten sin más: Los fieles que están afectados por este virus a veces suelen agarrarse de ciertas frases con aparente sabor bíblico, espiritual o teológico, pero manejadas de modo arbitrario. Me refiero a frases tipo: “Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres”, “Debemos defender la pureza de la fe”, “So pretexto de misericordia se olvida la justicia”, “El humo de Satanás ha entrado en la Iglesia”, “Los masones y los iluminatti están en el Vaticano”, “El comunismo se ha infiltrado en la Iglesia”, etc.

 

Indudablemente, desde el punto de vista espiritual, se trata de una grave y muy sutil tentación por parte del Enemigo de nuestra salvación para arrancar ramas del gran árbol de la Iglesia, para separar los sarmientos de la Vid, para hacerles creer que arrancados de la vid, los sarmientos pueden producir frutos por sí mismos (Cfr. Jn 15,1-8).  ¿Cuándo se ha visto eso?  Sólo la ceguera espiritual puede admitir eso, sólo el gran mentiroso y asesino (Cfr. Jn 8,44), puede engañar así para provocar la muerte de los hijos de Dios e hijos de la Iglesia.  Cuando falta la comunión con los legítimos pastores, la fe católica se agosta y se muere.

 

Pero el mal ya está hecho, el virus se ha esparcido con la velocidad con que se comparte un mensaje por internet, o con la rapidez con que se envía una foto por el Whatsapp. El Enemigo es astuto y sabe dividir, es su viejo arte y se aprovecha del poco discernimiento que a veces tenemos los hijos de Dios.  Los miles de vídeos, blogs y webs ‘anti Francisco’ están allí, servidos, al alcance de un click.  Nunca la muerte y el engaño habían estado tan al alcance de la mano (literalmente).  Y es verdad que serviría de poco o nada prohibir ver tal o cual web, visitar o suscribirse a tal canal de Youtube, allí estará siempre el riesgo de la libertad humana.  Pero podemos alertar y eso es lo que hago.

 

Como monje y sacerdote que soy, como bautizado y amigo de Jesucristo, no puedo sino sufrir al ver cómo mis hermanos se dejan engañar.  No puedo sino orar y ofrecer mis pequeños o grandes sacrificios de cada día y, si me lo piden y permiten, también cuando me lo permiten les hablo, les escribo, con la esperanza de que se les caiga la venda de los ojos y que la Verdad venza a la mentira, que la Luz venza a las tinieblas, que la Bondad venza la malicia.  Sé de qué hablo y no palabreo, pues de algún modo yo mismo he experimentado lo que es estar atado por la mentira y enceguecido por las tinieblas y sé también cuánto mal puede hacer en nosotros el sucumbir al orgullo cuando es parte de nuestra propia carne.

 

Sí, este virus desangra la Iglesia.  Y la culpa NO la tiene el Santo Padre Francisco.  La culpa la tiene nuestro orgullo humano, que de por sí resiste al Espíritu Santo y que por lo general prefiere la postura a la Verdad, que prefiere la seguridad al riesgo del reto evangélico, que prefiere la costumbre a la novedad de Dios.  Y así se repite la historia: Los incircuncisos de corazón y de oídos (Cfr. Hch 7,51), ahora somos más en número y resulta que ahora estamos apedreando no sólo a Esteban (Cfr. Hch 7,54-8,8), sino al mismísimo Pedro.  Pero tengamos en cuenta lo que nos dijo el propio Señor: “Les aseguro que todo cuanto hicieron a uno de estos mis pequeños, a mí me lo hicieron” (Mt 25,40ss) y dijo también a sus apóstoles: “Quien no escucha a ustedes, tampoco a mí me escucha.  Quien no les recibe, tampoco a mí me recibe” (Mt 10,40ss).

¿Cómo reforzar mi sistema inmunológico espiritual?  Recomiendo lo siguiente, ante el ataque del Almavirus 766:

Propongo algunos tratamientos de orden espiritual para quienes están siendo atacados por el Almavirus 766:

  • Si luego de ver las fuentes oficiales, seguimos con dudas o sospechas en nuestro interior, debemos buscar inmediatamente a un sacerdote o religioso serio, para que pueda guiarnos espiritualmente (padre o madre espiritual), y a quien le deberemos obediencia en todo lo que nos diga.
  • Tratamiento genérico:
    • Meditación diaria del Evangelio diario o de las Cartas de San Pablo en forma de Lectio Divina.
    • No desligarse de la propia comunidad de fe, a no ser que sea esa comunidad la que nos induzca a ofender la comunión eclesial. En este caso, consultar al asesor espiritual y buscar una comunidad que tenga mejor sentido de comunión eclesial.
  • En casos de fuerte acceso de rebeldía o cuando ataca el espíritu de ‘pensamiento paralelo’, sugiero lo siguiente:
    • La Lectio Divina no debe faltar, por lo menos por una hora al día.
    • Si esto no basta: Meditación de la Pasión del Señor como Lectio Divina diaria, y
    • Recurrir a un sacerdote adecuado para pedir que ore por nuestra liberación espiritual imponiéndonos las manos.
  • Aclaro que no estoy afirmando que quien es víctima de este extraño virus sea una persona mala, sino que probablemente se trate de un católico fervoroso, aunque poco instruido en estos temas. No estoy demonizando a quien sufre esta fuerte tentación, pero sí pienso y sostengo que al ser ésta una sutil artimaña del Enemigo, en algunos casos sólo podría ser vencida por una oración de liberación o exorcismo menor.

 

Desde mi pequeño monasterio, veo que estamos en un tiempo nebuloso, quizá sea sólo el principio de la gran tribulación, a la que será sometida la Iglesia, el pueblo de Dios.  Aprendamos a obedecer.  Necesitamos reafirmar nuestra fe Católica, que en gran medida se muestra por la comunión con los legítimos pastores para que, cuando venga la gran sacudida (la gran criba) permanezcamos sarmientos unidos a la Vid, que es Jesucristo.

Oremos, tengamos discernimiento y demos paso a la sencillez evangélica que se muestra por la caridad y la abnegación a favor del prójimo.

 

Fr. Israel del Niño Jesús, R.P.S.

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