En este periodo del Aniversario de la Reina de la Paz están llegando a Medjugorje muchos peregrinos, entre los que tuvimos la oportunidad de conocer a Sinisa Pucic, de Rijeka, Croacia. En la actualidad es postulante franciscano en Samobor, cerca de Zagreb, Croacia.

Nos habló sobre su vida en el monasterio y sobre la influencia de Medjugorje en su vocación. Comentaba que siempre viene feliz: "Medjugorje fue decisivo en mi relación con Dios, en mi vocación. Es algo de lo que puedo dar fe cuando sea y ante quien sea; es algo que me llena de orgullo. Mi vida cambió tras venir aquí por primera vez con mi madre en 1997. Desde entonces, mi vida tomó un camino completamente diferente. No estoy seguro de lo que habría sido de mi, si hubiera seguido con mi vida anterior y el Señor no hubiera entrado en mi vida esa semana a través de la Virgen María. Mi vida cambió en tres días, en las oraciones del Monte de las Apariciones y esas maravillosas misas y experiencias que vivimos allí. Medjugorje es la fuente de mi fe, de mi vida y de todo lo bueno que sucedió después."

Declaraba no haber sentido nunca ese amor en el Señor, en la Virgen y en Rosario como el que sintió aquí, y que además pudo llevar de vuelta a su ciudad. "Medjugorje siempre nos trae hasta aquí, hacia la comunión en nuestra vida diaria, que tal vez sea algo más difícil de conseguir en nuestro tipo de vida actual. En este lugar no sólo logramos esa comunión como hermanos y hermanas, sino también esa comunión con Dios y con las personas, la comunión en su totalidad. Creo que esa es la respuesta al por qué tantas personas regresan a Medjugorje. También se puede vivir la experiencia de la Santa Misa y el Rosario en otro lugar, pero aquí es diferente. El foco está siempre en lo esencial para nuestra vida espiritual. Cuando todo eso se une, esos tres o siete días en Medjugorje son suficientes para que uno experimente una vida nueva y para cambiar y vivir ese cambio. Afortunadamente, todo esto perdura hasta que regresamos a Medjugorje", exponía Sinisa.
 

Compartir: