Estamos comenzando el Adviento, un tiempo de espera, de conversión y de preparación para la Navidad. En estos tiempos que vivimos estas fechas se han transformado más en una fiesta comercial que en el sentido propio de lo que realmente es: ¡el nacimiento del Niño Jesús!

Si nosotros queremos preparar bien nuestro corazón para darle el sentido propio que esta fiesta se merece es importante que nos centremos en Jesús, sabiendo que la propuesta que nos hacen los medios de comunicación es completamente distinta a lo que la Iglesia nos propone como preparación para la Navidad.

Centrarse en Jesús significa estar con Él, es decir, rezar y estar en Su presencia. Así como a lo largo del día tenemos tiempo para hacer muchas cosas, también es importante que le dediquemos un tiempo de nuestro día a la oración.

Centrarse en Jesús es acercarnos a los sacramentos: participar de la Santa Misa y hacer una buena confesión. También nos podemos centrar en Jesús leyendo Su Palabra, no nos tenemos que olvidar que si queremos ser como Jesús y queremos imitarlo es importante leer su vida para ver cómo actuaba Jesús con sus discípulos, que hacía y que dejaba de hacer con la gente que se le acercaba. Conocer la vida de Jesús nos ayuda a poder tener una referencia en el día a día para actuar de un modo que nos ayude a amar a nuestro prójimo, a los que queremos y a los que no queremos tanto.

Seguir a Jesús es un gran desafío y es ir contracorriente de la propuesta que nos hace el mundo. ¡Seguir a Jesús tiene su recompensa! La recompensa no es en bienes materiales, sino en bienes espirituales; esos bienes que no podemos comprar en un shopping o un supermercado, pero que llenan el corazón de amor y de paz.

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