Se está desarrollando el XXV Retiro Espiritual Internacional para Sacerdotes en Medjugorje, organizado por la parroquia Santiago Apóstol, bajo el lema: “Aprended de mí y encontraréis vuestra paz” (Mt 11, 28-30). Estos retiros fueron la iniciativa del difunto fray Slavko Barbarić, que falleció en el año 2000 con fama de santidad, y que dejó una huella indeleble, no solo en los parroquianos, sino en todos los peregrinos que alguna vez pasaron por Medjugorje y lo conocieron.

En él participan 179 sacerdotes, provenientes de 27 países, de los cuales 4 son de habla hispana, provenientes de Colombia, México y España. Hemos tenido la oportunidad de hablar con el padre Guillermo Andrés Escobar Trujillo, que nos compartió sus experiencias.

El padre Andrés -como se presentó- nació en Colombia, y en la actualidad trabaja pastoralmente en la Arquidiócesis de Toledo, en España. Tiene 38 años y la próxima semana, más precisamente el 17 de julio, celebra sus 12 años como sacerdote. Pertenece a una asociación de vida apostólica que se llama Confraternidad Sacerdotal Operarios del Reino de Cristo, que ha nacido en México “a los pies de la Guadalupana”, como él mismo resaltó.

¿Padre Andrés, es tu primera vez en Medjugorje? ¿Qué impresiones tenés?

Es mi primera vez en Medjugorje, estaba esperando que la Virgen me llamara. Lo primero es ¿por qué la Virgen se aparece en lugares tan lejanos? (se ríe) Y lo más bonito de este lugar es precisamente Ella. Medjugorje… la primera impresión es muchísima paz. Sencillez, paz y, ante todo, la humildad del lugar, impresiona. Golpeado por la guerra y por la violencia, donde María nos ha abierto los brazos. Sentí que la Virgen me abría los brazos cuando me bajaba del autobús, después de una odisea para llegar.

¿Por qué Medjugorje para hacer un retiro de sacerdotes?

Ayer escuchábamos al padre predicador hablar de que la Virgen quiere continuar su tarea, la que inició en Fátima, aquí en Medjugorje y está reclutando un ejército. Estamos combatiendo al mal a punta de bien. Juan Pablo II, el santo, decía que no se puede combatir el mal con violencia, y los resultados los estamos viendo. La Virgen quiere que su Corazón Inmaculado triunfe y quiere que el Reino de Cristo empiece a reinar en el corazón de todos los creyentes, empezando por los que tenemos la labor de anunciar el Evangelio y hacer presente a Jesús en la Eucaristía. Somos los sacerdotes -con humildad lo digo- y es así como la Virgen nos quiere.

¿Qué te significó compartir con otros sacerdotes de otros países, de otras lenguas, estar juntos y ver que todos tienen la misma fe?

Veo la humanidad del sacerdote. Eso que desconcierta a muchos. Veo también, cuando concelebramos, como Jesús habla a través de las palabras del sacerdote. Pero, me fijo en una cosa, por el calor la mayoría lleva sandalias y el tipo de pie me hace caer en cuenta del desgaste del sacerdote. No son bien bonitos, son pies a veces ya muy machacados por el paso del tiempo, a veces es por la enfermedad y, sin embargo, son los pies de Jesús. Los pies de mis hermanos -sacerdotes- son los pies de Jesús. Ayer veía a un hermano sacerdote que tenía los pies muy desgastados, parecía de un país eslavo, y pensaba: cuantos kilómetros habrá caminado este sacerdote. Veía el cansancio de su sacerdocio en los pies, en los pies de Cristo.

El padre Andrés se siente renovar como sacerdote en estos días de retiro en Medjugorje. Se sabe elegido por Cristo y cuidado por la Virgen, como hijo predilecto junto a sus hermanos, y ha resaltado también la importancia de la confesión. Grandes frutos espirituales está derramando Dios en estos días del retiro en cada sacerdote, en sus vidas y, no debemos olvidar que, esos frutos llegarán a través de ellos en cada lugar donde vivan su ministerio. Acompañemos a nuestros pastores, especialmente oremos por los que están viviendo estos días de Cielo en Medjugorje. Recordemos las palabras que la Reina de la Paz nos ha dado a través de Mirijana, el 18 de marzo de 2009: “No olviden a sus pastores. Oren para que no se pierdan y permanezcan en mi Hijo, para que sean buenos pastores para sus rebaños”.

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