“Queridos hijos: en este tiempo de gracia, os invito a la oración con el corazón. Que vuestros corazones, hijos míos, se eleven en oración hacia el cielo, para que vuestro corazón pueda sentir al Dios del amor que os sana y os ama con un amor inmenso. Por eso estoy con vosotros, para guiaros por el camino de la conversión del corazón. ¡Gracias por haber respondido a mi llamada!