La Santa Misa por el 40 aniversario de los acontecimientos en Medjguorje, fue presidida por el provincial de la Provincia Franciscana de Bosnia y Herzegovina, y presidente de la Unión de Frailes Menores de Europa, fray Miljenko Šteko. Y junto a él, concelebraron 358 sacerdotes llegados de todo el mundo. Este es el mayor número de sacerdotes que se registra para un aniversario, y en plena pandemia. El clima de emoción y de alegría fue una constante antes, durante y después de la ceremonia. Al finalizar la misma, como durante los días previos por la novena del 40 aniversario, Marija Pavlovic e Ivan Dragicevic rezaron juntos el Magnificat. Otro dato importante es que en el mes de junio se repartieron 165.000 comuniones, y el número total de sacerdotes concelebrantes fue de 2.943, un promedio de 98 por día.

Luego de una procesión de ingreso que duró unos 20 minutos, fray Miljenko Šteko emocionado hasta las lágrimas por todo lo que se estaba viviendo, habló a los 30.000 peregrinos presentes: “¡Queridos hermanos y hermanas, queridos hijos de la Virgen! ¡Felicidades por estos 40 años!

Acto seguido se refirió al visitador apostólico Henryk Hoser, que no pudo estar en Medjugorje por problemas de salud: después de mucho tiempo en el hospital, ha salido, se está recuperando bien, y dice que todos sus dolores los había ofrecido a Dios por Medjugorje, ante el conmovedor aplauso de la multitud que había colmado la explanada del altar exterior de Santiago Apóstol.

 “¡Queridos hermanos y hermanas, queridos parroquianos y peregrinos! Medjugorje, Bijakovići, Podbrdo, Crnica, hace cuarenta años. Era la época de matrículas pares e impares de los coches, la época sin aceite, sin café, sin combustible, sin suficientes víveres básicos. Era el año 1981. Hacia finales de junio. Verano como sólo puede ser en Herzegovina. Muchos niños aún no están en sus casas. Algunos de ellos están jugando, y por el calor que hace buscan un poco de agua”, así comenzó su hermosa homilía fray Miljenko Šteko.

Y prosiguió: “La providencia permitió que algunos de ellos, de forma inesperada, según testimonian, experimentaran algo extraordinario. Nuestra Señora, la Reina de la Paz (…) La Madre de todas las madres. Levantó su tierna mano y, con movimientos suaves y silenciosos, les invitó a acercarse a Ella… contando con sus palabras lo que sucedió aquel primer día en Bijakovići.

Fray Miljenko hizo alusión que: “el fenómeno de Medjugorje (…) está totalmente sometido al Magisterio de la Iglesia”, para luego agradecerle a la Gospa con unas sentidas palabras: “¡Gracias, Reina de la Paz, porque encima de las zarzas, en estas piedras, tatuaste el beso de tu amor en nuestras vidas, ¡nos abrazaste con el abrazo celestial y nos diste el calor de tu corazón maternal! Recordando que el pueblo croata es un pueblo mariano, y que: “ha tocado las campanas durante siglos para saludarte en el Ángelus, de madrugada, al mediodía y al atardecer, experimentándote a ti, su Madre”.

Continuó hablando y agradeció: “A la Madre Iglesia, guiada por el Papa Francisco, a quien amamos filialmente, (…) por la gracia única de que a partir de mayo de 2019, las peregrinaciones a Medjugorje pueden ser organizadas oficialmente por las diócesis y parroquias, en compañía de sus pastores, y de todas las ordenes y grados”. Así de agradecido se mostró también con los sacerdotes, a quienes llamó: “los administradores de la gracia de Cristo aquí, comenzando por el más honorable, el visitador apostólico según el mandato del Papa Francisco, su Excelencia el arzobispo Henryk Hoser, hasta el último confesor de Medjugorje y celebrante que presidia el programa de liturgia y oración”.

Hablando sobre el amor de Dios por el hombre, incluso recordó que somos amados aun cuando estamos lejos de Dios, dijo que: “Por eso envía a sus mensajeros, para advertirle de la seriedad de la situación y de la necesidad y la urgencia de la conversión, y lo que nos enseña el Catecismo de la Iglesia Católica: El cielo es la meta final de toda persona humana y la realización de sus anhelos mas profundos, el estado de la felicidad sublime y definitiva, enfatizó. Explicando algo muy importante sobre los mensajes que Dios manda: “Los mensajeros de Dios -los ángeles, la Bienaventurada Virgen María o los santos- (…) vienen porque son enviados por Dios”.

Y en relación al Nuncio apostólico en Bosnia y Herzegovina, Mons. Henryk Hoser, recordó sus palabras: “Medjugorje parece un verdadero faro encendido para la conversión de muchos, y es por eso que nos alegramos por todo este viaje que hemos recorrido para llegar a la organización pastoral actual. (…) Cuatro elementos esenciales del catolicismo se unen en este sello pastoral: Cristo, la Virgen María, la Iglesia, el Papa.

Y 40 años después “la Virgen sigue aquí mirando a sus hijos. Y espera. En su blancura y sencillez. Ella espera y ora por sus hijos. Espera a que empiecen a ver con el corazón y lo llenen de nuevo con la bondad y la gracia de Dios”, dijo refiriéndose al rol de María en Medjugorje. Y concluyó con la oración: Madre y Reina de la Paz, en la palma de nuestra fe y confianza, te damos nuestros corazones esta noche. Y te suplicamos: ¡Haz nuestros corazones según el tuyo y el de tu Hijo! Amén”.

Al culminar todo, los miles de peregrinos presentes se quedaron unos momentos más, cantando a la Gospa, prolongando este momento de gracia. Es que el clima de fiesta nos envolvía a todos, y tanto las profunda palabras de fray Miljenko, como la emoción por los 40 años de nuestra Madre entre nosotros, quedaran grabados en nuestros corazones por siempre. ¡Gracias Reina de la Paz!

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