En el programa de vespertino de oración en la iglesia de Santiago Apóstol, se celebró la Santa Misa con la concelebración de 26 sacerdotes a cargo del P. Mihovil Kurkut.

Al inicio de su homilía nos invitó a “abrir nuestro corazón para que el Señor encuentre un lugar en nuestra vida, en nuestro interior, pero también en nuestro pensamiento para que luego pueda llegar a nuestras acciones”.

Dijo que debemos amar, que esto es todo lo que Dios nos pide, que estemos enamorados, que amemos, que seamos como Dios, que siempre antepone el amor en cada momento.

Dios sólo te pide que seas amor para los demás, que te entregues a los demás, y eso es mucho más que pagar misas, es mucho más que nuestros pequeños sacrificios, es mucho más que nuestros rituales. Estar siempre y en cada momento -donde Dios te ha puesto- en esa familia, en ese país, en esa comunidad, en esa enfermedad, en esa mundo ajetreado… ser amor allí, porque el amor es la plenitud de la ley, y eso dice San Pablo, un fariseo, un judío, que conocía bien las leyes”, dijo el P. Mihovil Kurkut, y refiriéndose al pasaje del Evangelio en el que una gran multitud sigue a Jesús, preguntó qué tipo de imagen de Dios tenemos en la cabeza y en el corazón… Dijo que seguir a Jesús no es ‘leche y miel’, porque “Jesús no solucionará nuestros problemas y muchas veces no cumplirá los deseos de nuestro corazón”.

Lo que me interesa es lo que Jesús, nuestro Dios vivo, me está diciendo hoy aquí. No puedes seguir a Dios y tener otros dioses. No puedes construir tu vida si tus cimientos son inestables, si no son estables, si tus cimientos no son Dios mismo”, dijo el P. Mihovil Kurkut, añadiendo que con demasiada frecuencia nuestros cimientos son la satisfacción, el éxito, el sentimiento, el deseo de aceptación, el deseo de realización.

Señaló una vez más que Dios nos llama a no ponernos a nosotros mismos en primer lugar si queremos cosas buenas en nuestra vida, sino a encontrar tiempo para los demás.

Gracias Señor por ser tan grande. Gracias Señor por estar vivo entre nosotros. Gracias por darnos a tu madre, que también es nuestra madre y que vela por cada uno de sus hijos en todo momento. Ayúdanos, Señor, a no dudar nunca de tu amor y a no anteponer nunca nada a tu amor“, concluyó el P. Mihovil Kurkut su homilía en la Santa Misa al comienzo del XXII Retiro Internacional para Matrimonios.

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