Antes del comienzo de la sesión de la tarde del tercer día, todos los participantes del congreso fueron a un hermoso lugar en los jardines, donde tomaron la foto como recuerdo de estos maravillosos días pasados juntos.

La catequesis “Vivir los mensajes con el corazón” la brindó fray Danko Perutina y dijo: “Ustedes tienen un gran amor por la Virgen y eso se ve en la organización de este congreso, en su piedad, en la devoción a la Virgen y en los cantos. Por eso, nosotros aquí reunidos, deseamos responder a la llamada de la Reina de la Paz cuando dice ‘sean míos’. Y ser de la Virgen significa ser de Cristo. Y si recordamos los íconos, la Virgen lo sostiene a Jesús en sus brazos y parece que Ella está en el centro, sin embargo, sus dos manos apuntan hacia Jesús. En Medjugorje, muchas veces los videntes han visto a la Virgen con el Niño Jesús en los brazos. Y la primera vez que la Virgen se apareció, el 24 de junio de 1981, Ella lo tuvo a Jesús en su brazo izquierdo y con la otra mano llamaba a los videntes para que se acercaran a Jesús. La Virgen nunca dijo ‘queridos hijos vengan a mí’, sino que dice ‘vayan a mi Hijo Jesús’, porque la Virgen sabe muy bien quien es nuestro salvador y redentor”.

Compartió con los presentes como orar pidiendo la purificación del propio corazón, para poder orar cada vez más y de mejor manera: “Dijimos que orar con el corazón es orar con amor. Esa es la regla de oro. ¿Y por qué orar con el corazón? Porque el corazón en la Biblia es el centro del ser de la persona. El corazón es la fuente del conocimiento, de la sabiduría, de la voluntad, de las decisiones, todo está en el corazón. Ahí está la raíz de los pensamientos piadosos, la bondad, la belleza. Pero también es el lugar donde pueden brotar la concupiscencia, el pecado. Y por eso, la verdadera oración debe ser la oración de la purificación del propio corazón. Uno que ora con el corazón reconocerá más fácilmente la voz de Dios”.

“Me gustaría que cada uno de nosotros se pregunte hoy: ¿Dónde estoy yo en la humildad? ¿Deseo escuchar, como María, la voz de Dios? ¿Acaso deseo siempre ser el primero o dejo a los demás que sean mejores que yo? ¿Acaso me entrego totalmente a Dios? ¿Acaso Dios está en el primer lugar de mi vida?”, dijo fray Danko concluyendo su catequesis de la misma manera que la inició, orando con los congresistas.

El P. Gustavo Jamut dio la conferencia siguiente hablando sobre “La Eucaristía, fuente de sanación”, en la cual se refirió: “Hay una expresión del Papa Francisco que, muchas veces habló de Jesús Eucaristía como fuente de sanación, y en esa ocasión dijo ‘Veo a la Iglesia como un hospital de campaña tras una batalla’. Y desarrolla el pensamiento ‘lo que hoy la iglesia necesita con mayor urgencia es una capacidad de curar heridas y dar calor a los corazones de los fieles’. Medjugorje es también un hospital de campaña, pues muchos llegan de diversas batallas, de diversas situaciones y ahí lo que va haciendo nuestra Madre con su oración intercesora, Jesús Eucaristía en los momentos de adoración, en las misas, en el rezo del rosario, es esta capacidad de curar heridas y de dar calor a nuestros corazones”.

El P. Gustavo habló de una sanación física que tuvo siendo seminarista, y dijo: “A nosotros nos preocupa mucho la salud del cuerpo y eso no está mal. Pero no nos preocupa tanto la sanidad emocional y menos aún la salud espiritual. Una pregunta para meditar ¿Creo realmente en las promesas del Señor? ¿Creo que el Dios Vivo, ese mismo Jesús que sanó a los leprosos, a la hemorroisa, está en el sagrario? Pues si yo creo, entonces tengo que recibirlo con la mayor frecuencia posible. Este poder de Jesús Eucaristía es tan hermoso que incluso puede sanar a personas que no están presentes. La gracia del Señor se derrama, eso sucede cuando nosotros vamos a la misa y vamos a celebrar la misa, porque no solo el sacerdote celebra, todo el pueblo de Dios celebra. No hay que llegar a las apuradas, en el último momento. Hay que estar antes, sentarse, respirar profundo. Vengo a encontrarme con Alguien, vengo a celebrar la vida. Y cuando termina la misa quedarme unos minutos, dar gracias al Señor”, dijo el padre Gustavo y culminó la catequesis con un canto y oración de sanación guiada por él.

Fray Israel del Niño Jesús presidió la misa de la tarde invitando a todos a poner a los pies de Jesús todo lo que vamos descubriendo y trabajando espiritualmente en el congreso.

Antes de la veneración de la Cruz, compartió su testimonio Inma García. Comenzó junto al P. Inocencio Llamas, quién invito a los participantes a orar por Inma, para que el Espíritu Santo la guie en sus palabras.

Inma es de Madrid y su esposo, que se llama Josip, es croata, viven en Medjugorje y tienen tres hijos. Su historia con María en Medjugorje es como la de muchos, que estaba perdida y la Madre salió a su encuentro, como ella misma dijo.

“Les quiero hablar del perdón. Como matrimonio hemos experimentado la gracia del perdón en el peor momento y ha sido lo más grande que Dios nos ha dado. Josip y yo pasamos una crisis matrimonial terrible que acabó en separación. Me fui a Madrid con mi hija pequeña y Josip se quedó en Medjugorje con los dos chicos. En 2021 buscábamos abogado para divorciarnos, en la miseria, odiándonos, aborreciendo Medjugorje por mi parte, prometiendo que jamás volvería a poner un pie en Medjugorje y completamente resentida. Todo había sido tan bonito cuando conocí a Josip, era tan bueno, por fin conocí a un chico que me miraba a los ojos cuando me hablaba, tenemos unos hijos preciosos y todo se había ido al traste en la pandemia”.

Inma contó que en plena crisis matrimonial una amiga los invitó a consagrarse a San José, y que a esa altura no le pareció una idea descabellada, porque que podía perder, si ya lo había perdido todo. “Entonces hice los 33 días de consagración, Josip lo hizo por su cuenta y yo por la mía. Nos consagramos el 19 de marzo de 2021 a san José. Después de que entrara san José en nuestro matrimonio, vino el Espíritu Santo detrás”.

“Estaba convencida de que yo era la víctima, de que Josip lo había hecho fatal. Josip me echó de casa. Estaba en Medjugorje, dejé Madrid por él, le dicen unas cosas sobre mí, se las cree y me echa de casa. Yo era super inocente. Entonces, hablé con un carismático amigo de Josip que me dijo ‘Inma, tu matrimonio está roto, tu matrimonio no tiene solución. Humanamente no tiene solución, pero desde el Espíritu todo es posible, porque Dios siempre puede más. Así que vamos a rezar qué entre el Espíritu Santo con fuego, con su fuerza, con su poder y empiece a sanar y a poner orden. Porque es el único que puede arreglarlo entre vosotros’. Y le dije, bueno, por donde empezamos. ‘A perdonar, perdona a Josip y pídele perdón a Josip. Vuestro matrimonio está enfermo espiritualmente porque habéis dejado de rezar juntos, porque habéis desconfiado de la providencia de Dios. Esa bacteria espiritual que afecta vuestro matrimonio se cura con antibiótico espiritual. Esta oración chiquitita del perdón son las capsulitas del antibiótico espiritual, desayuno, comida y cena’. Y empecé a hacer cada 8 horas la oración del perdón en voz alta. La oración del perdón salvo nuestro matrimonio. La misericordia divina esta viva y la necesitamos para poner el contador a cero, para volver a empezar, para volver a nacer”.

Al final del testimonio invito a los congresistas a que: “si quieren cambiar sus vidas, si algo en sus vidas está bloqueado, que no termina de arrancar, que no tiene nada que ver con el perdón, algo humano, algo laboral, que por más que venga a pedir el Señor no me escucha… ponte a perdonar. Porque la gracia quiere actuar pero la falta de perdón la bloquea. La columna vertebral de la sanación es el perdón”.

Con la veneración de la Cruz dirigida por fray Danko, culminó el tercer día del Congreso Iberoamericano, donde los presentes de sintieron en Medjugorje.

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