El P. Edgar Rivera García con su dron hizo una fotografía aérea de todos los participantes del XIV Congreso iberoamericano. Una fotografía que impresiona y nos hará recordar esté encuentro que quedará en el corazón de todos.

Luego de esto, llegó el turno del P. Gustavo Jamut dio su conferencia, en la que habló sobre “La Eucaristía, el mayor regalo”.

“Tu parroquia, tu capilla, es un lugar donde el Señor te espera, desde el sagrario, a veces no lo cuidamos y es la casa del Señor, la casa de todos nosotros. Por lo tanto, en cada templo se puede percibir el poder restaurador de todo lo sagrado que hay en el lugar. Además, no es solo la presencia de Jesús Eucaristía, es la oración del pueblo de Dios que es llevada por los ángeles a cada rincón de la tierra. En este sentido tenemos que ver que cada iglesia es como el cenáculo, pero también que el cenáculo está representado en el corazón de cada uno de nosotros”.

El P. Gustavo fue explicando las distintas partes de la santa Misa, y que es lo que sucede en cada gesto, en cada oración, en cada Eucaristía, invitando a vivir con fervor y alegría cada momento, compartiendo sus experiencias. “¿Cuántas veces nos pasa esto de que decimos ya por costumbre las cosas, incluso nosotros los sacerdotes, y no interiorizamos todo el poder que tiene nuestra liturgia católica? En la misa tenemos también ese momento tan valioso de orar por las almas del purgatorio, y esta es una obra de misericordia que debemos tener no solamente en la liturgia, sino diariamente en nuestra oración personal. En el Padre nuestro pedimos la paz entre todos los hombres. No le decimos Padre mío, sino que le decimos Padre nuestro. Es importante reconectarnos con la primera Persona de la Santísima Trinidad. Jesús nos enseña el rostro misericordioso del Padre”.

“¡Qué hermosas esas palabras que nos da la liturgia antes de la comunión! Señor, no soy digno que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme. Son palabras del centurión, la humildad de un hombre que tuvo logros militares importantes. Estamos proclamando, recordando la misericordia de Dios. Que Él quiere venir a nuestro corazón, que Él quiere hacer morada en nosotros. Un documento de la Iglesia que se llama Presbyterorum ordinis, en el número 5 dice que: La Sagrada Eucaristía constituye el don más grande que Cristo ofrece y ha ofrecido permanentemente a su esposa. Es la raíz y cumbre de toda la vida cristiana y nuestro mayor tesoro, que contiene todo el bien espiritual de la Iglesia. Cuando el sacerdote, antes de salir dice, pueden ir en paz, podemos en ese momento decir, Señor, no solo quiero esa bendición para mí, sino también para todas las personas que voy a encontrar a lo largo de la semana. Amén”, conluyó el P. Gustavo Jamut su conferencia.

Terminado el descanso y después de un riquísimo café colombiano para los participantes del congreso, llegó el momento del testimonio dos religiosas, la hna. Madelein Vallejo y la hna. Diana Marcela, ambas de la Comunidad religiosa de las Hijas del Fiat.

Luego de los testimonios, todos se prepararon y dispusieron el corazón de la mejor manera para la Eucaristía en comunidad, rezando el rosario. La santa Misa fue presidida por Mons. Luis Manuel Alí Herrera, Obispo Auxiliar de Bogotá y secretario de la Conferencia Episcopal de Colombia, que comenzó su homilía dando gracias al P. Astolfo Moreno y a la Fundación por la invitación a participar de la Eucaristía, y dijo: Me hicieron una entrevista y me preguntaban que tengo que ver con la Reina de la Paz, pues ella es mi mamá y aquí estoy dándole todo el cariño y el amor a ella. Para mí es muy especial esta celebración eucarística y encontrarme con ustedes, pues es recordar mis primeros amores. Como sacerdote tengo 32 años y ya voy a cumplir también 9 años de obispo. Les decía que me recuerda mis primeros amores, porque precisamente, en el año 1989, era un seminarista y el P. Fernando Umaña fue el primero que me habló de una aparición de la Virgen de la Paz, en Medjugorje. Y desde ese momento me conecté, y desde ese momento sentí un profundo amor y cariño, cada vez mayor a la Santísima Virgen María”.

Después de hablar sobre las tentaciones, sobre Jesús en el desierto, continuó: “El desierto es la primera etapa y después subimos a la montaña, que es lo que vamos a ver el próximo domingo. En la montaña nos encontramos cara a cara con el Señor transfigurado. Pero, sobre todo, nos encontramos con ese Señor que nos ayuda a reconocer que el encuentro con Él, es un encuentro de dos amigos que se aman y se quieren profundamente. Por eso, en la montaña, como sucedió con Moisés, nos quitamos primero las sandalias, para reconocer su presencia, y luego para estar con Él, encontrarnos y escuchar esa voz que dice: ‘Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob’. Razón por la cual quiero presentarles a un amigo para su oración personal, este amigo se llama Pepe. Y Pepe es un amigo que en mis 32 años de sacerdocio me ha servido muchísimo en la oración personal, y se los presento a ustedes con muchísimo cariño. Pepe son los cuatro pasos de la oración personal, que humildemente se los comparto. P: Preparación, E: Espíritu Santo, P: Puente y E: Encuentro”.

Mons.Luis Manuel Alí, Obispo Auxiliar de Bogotá y secretario de la Conferencia Episcopal Colombia

“Toda la tradición cristiana nos presenta como una riqueza inagotable las maneras como podemos encontrarnos con ese amigo -Jesús- cara a cara. Por eso el puente puede ser el santo rosario, puede ser escribir un diario espiritual, la lectio divina con la Palabra del Señor, todos son esos puentes, pero necesitamos prepararnos y disponernos con el Espíritu Santo. Y el encuentro, escuchar, agudizar los oídos para escuchar atentamente a ese Dios que nos habla en la oración. Dispongámonos cada uno de nosotros para que nuestra oración sea una sinfonía de adoración y alabanza al Señor, concluyó Mons. Luis su homilía cantando junto a los fieles una canción sobre Moisés y el Monte Horeb.

Antes de la veneración de la Santa Cruz, fray Danko Perutina explicó porque cada viernes en Medjugorje hay veneración de la Cruz. La meditación guiada por los jóvenes, tomando las 7 palabras que Jesús dijo en la cruz, fue el broche de oro de una jornada que estuvo llena de alegría, con varios momentos de oración y recogimiento, de compartir fraterno y conocimiento mutuo, sabiéndonos todos hijos amados de Dios y apóstoles de la Reina de la Paz, llamados a ser sus manos extendidas, a ser antorchas que iluminen el camino. Ese camino que la Gospa nos enseña a recorrer, ese camino que nos lleva siempre a su Hijo, a Jesús, nuestros Señor y Salvador. ¡Gracias por todo Señor!

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