El rito de los votos solemnes, junto con la celebración de la Santa Misa, tuvo lugar el sábado 6 de septiembre en el altar exterior de la iglesia Santiago Apóstol Medjugorje, y fue presidido por el provincial fray Jozo Grbeš. En nombre de la Iglesia y de la Fraternidad, fray Jozo aceptó los votos de los siete hermanos y, en nombre de Dios todopoderoso, les prometió la vida eterna si los cumplen fielmente.

“Esta noche, siete jóvenes deciden, mediante los votos de pobreza, obediencia y castidad, ser Hermanos Menores, viviendo los valores celestiales y eternos. Por eso estos votos se llaman perpetuos, porque no tienen límite ni fin”, expresó fray Jozo Grbeš en su homilía.

“Estos votos interpelan, advierten y salvan. Así comprendemos que nuestra vocación no es simplemente ‘ir al cielo’ —eso sería demasiado egoísta—. Nuestra vocación es traer el cielo aquí, mostrar el camino y ayudar a otros a llegar. Dondequiera que vayamos, hagamos lo que hagamos, podemos llevar el cielo a las personas”.

Fray Jozo también citó a un místico que dijo: “Una multitud de jóvenes menores de 30 años están muertos, pero nadie se los ha dicho aún”.

Y añadió: “Nosotros, los cristianos, los religiosos, y ustedes, candidatos, estamos enviados a anunciar el sentido, el amor, la justicia, la renuncia, la bondad, el perdón, la misericordia —porque eso es Cristo. Ustedes entregan su vida por algo más grande que lo pasajero, más grande que lo de ayer, más grande que lo que hoy necesitamos. Sí, estamos llamados a buscar y compartir la sabiduría”.

Citó también al apóstol Pablo: “Vivo, pero no soy yo el que vive, sino que es Cristo quien vive en mí. Y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, que me amó y se entregó por mí” (Gálatas 2,20).

“Nuestro padre espiritual, san Francisco, lo dice con sencillez en una frase: ‘El amor es nuestra fuerza’. El amor debe volver a ser el signo reconocible y el estilo de vida del cristiano. Sin él, se instala el vacío. Sin amor, no hay testimonio. Sin amor, la vida no puede inspirar a nadie. Y si los mensajeros se vacían, ¿quién será el testigo entonces? Hay personas que comprenden que hay dos cosas que no se pueden postergar: los problemas y el amor. Si postergamos los problemas, se agrandan. Si postergamos el amor, se achica”.

Fra Jozo subrayó también que: “Por otra parte, el egoísmo es el mal de la existencia, y contra él hay que luchar”.

Y concluyó con un mensaje claro a los nuevos profesos: “Esta noche pido lo mismo que pidieron generaciones antes que ustedes, y todos nuestros hermanos: sean santos. No es imposible. Si son santos, cambiarán el mundo; si son iguales al mundo, su vocación no tendrá sentido y el hábito será solo un vacío”.

“Que este día sea un comienzo, un gran comienzo, que se haga cada día más grande, más profundo y más hermoso, hasta que un día encontremos en Cristo la plenitud de todo, la plenitud de la divinidad (Col 2,9) y el descanso de nuestras almas. Es posible. ¡Sean santos, sean mejores que nosotros y todo irá bien para todos!”, fueron las palabras con las que fray Jozo Grbeš concluyó su homilía.

A los hermanos que realizaron los votos solemnes les envió su bendición el Ministro General de la Orden de los Hermanos Menores, fray Massimo Fusarelli, quien les hizo llegar también su mensaje por escrito. Fray Jozo Grbeš les entregó esa carta en su nombre, felicitando a los nuevos profesos y agradeciendo a todos los formadores. También se unió a las felicitaciones fray Zvonimir Pavičić, el párroco de Medjugorje, que concelebró la misa, así como el formador de los seminaristas, fray Stanko Mabić, junto con muchos otros sacerdotes presentes en la celebración.