¡Queridos hermanos!

La Pascua lo cambió todo, así como la muerte lo cambia todo. La mujer se convirtió en el primer testigo y las personas débiles se convirtieron en heraldos valientes.

Se encontraron con el Resucitado donde menos lo esperaban: Magdalena en el sepulcro (Mc 16,9), los discípulos en el camino (Lc 24,13-32), los amigos a puerta cerrada (Jn 20,19-25), Tomás en la duda (Jn 20,24-29), Pedro en el lago (Juan 21). Todo ha cambiado. Todo siempre cambia cuando ocurre el encuentro de la vida.

Los encuentros pascuales renovaron relaciones, perdonaron traiciones, borraron miedos. La Pascua lo renueva todo, es un nuevo comienzo. Restaura a Pedro, lo levanta de nuevo, y por medio de él a todos los demás.

Que la Pascua sea una renovación de todas las relaciones, palabras y actitudes para que los renovados puedan renovar el mundo, llevar el Evangelio de la vida a todos y ser testigos del amor.

¡Feliz Pascua de Resurrección, hermanos!

Pax,

Fray Jozo

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