Medjugorje es un “libro” profético que siempre está por escribir hasta que llegas a esta Tierra de María (la pongo es mayúscula porque es tierra sagrada y no pongo comillas porque esta tierra te invita a descalzarte de tus propósitos y a desnudarte de corazón de una vez para siempre). La Stma. Virgen María, la “Kraljica Mira”, la Reina de la Paz y de la reconciliación, tenía preparada esta peregrinación en su Corazón. Ella es la que me ha llevado y me ha hablado al Corazón con la ternura de su Hijo y Dios. Cuando Ella te lleva, peregrina tu corazón. Cuando vas tú, viajas. Esta es la diferencia.
Medjugorje es la Tierra de María donde se encuentra el “niño interior escondido”. Es la Cuna donde Ella me ha transformado desde lo hondo. Y ha convertido mi vida en un diario que de perseguidor se ha convertido en apóstol. De un tal “Saulo”, a un convertido y amado “Paulo”. Ha supuesto, para mí, un volver a Casa, de la que había marchado por mis pecados, derrochando toda la herencia de ternura, de vida en plenitud de mi Padre. María, me ha ayudado a vivir mis otros “amores blancos”, La Eucaristía y la obediencia al Santo Padre y a mi Arzobispo, solo y en colegialidad, como tres amores distintos y un sólo amor verdadero. Amor a Jesucristo. En el centro de mi alma. El primero. Mi Dios y Siervo de mi vida, porque así de humilde y misericordioso es Dios.
El día 27 de septiembre llegaba a Medjugorje, en Bosnia Herzegovina. Sentí, en el momento de poner mis pies allí, que era tierra de María. La Cuna de María para sus pequeños. La última profecía de Dios para el corazón. Recé el Ángelus junto a mis queridos hermanos sacerdotes que Dios me regaló para esta peregrinación en la explanada del templo donde está una de las imágenes que recuerda a la que está colocada en el lugar de la primera aparición de María en este bendito lugar. Con el corazón acunado -en todo momento me cambió el ritmo del corazón-. Era tranquilidad de cielo. Confianza ciega. Conversión esperada. Súplica en espera…
He aquí que nos esperaba el primer regalo de nuestra Madre: encontrarnos con Sor Emmanuel Maillard. Una religiosa que transmite verdad trillada por el amor. Nos la puso la Gospa en el camino. Nos invitó en intimidad a su casa, nos invitó a la catequesis del martes a las tres, hora de la misericordia. Un verdadero eco del Corazón de la Madre que es pedagoga del querer del Padre. Nos invitaba al término de la catequesis a salir e impartir la bendición a todos los asistentes. Bendiciendo bajo la sonrisa agradecida y de admiración humilde de Sor Enmanuel. Ella nos invitaba después a su casa en intimidad. “Os llamó a vosotros, no vinisteis vosotros. Y si fuisteis vosotros, marcados estáis con el signo indeleble del amor de la Virgen. Ella os quiere para la gloria de su Hijo”. EMPEZABA LA HORA DE MARÍA EN NOSOTROS.
En la tarde del primer día, celebramos la Eucaristía en la explanada del Santuario con sacerdotes y fieles de todo el mundo. De noche, adoración, alabanza, intercesión delante de Cristo Eucaristía. INOLVIDABLE LA ADORACIÓN. Sentí al Señor más vivo, humilde y glorioso que nunca. Su Corazón con el mío. Don de lágrimas. Don de ver con claridad. Don que me permitió ver cuánto me ama el Amor. Me llamó el Señor: MI PEQUEÑA MORADA. Sentí que me decía perceptiblemente (y así lo escribí): “Eres mi pequeño sagrario con calor para tu Redentor. Tú eres Carne de mi Carne, Sangre de mi Sangre. Tu Corazón y el mío se confunden. Veo tus pecados. SON MUCHOS. Los quiero para cambiarlos por mi gloria. No tengas miedo. Yo te perdonaré devolviéndote el paraíso al Corazón. Pondré sobre ti una señal para que nadie sea Caín para ti. Con tus pecados, el mundo, el Malo, la Carne… se lucra. El mundo quiere tus pecados para sacar ganancia. Tu Dios, con ellos, sólo se glorifica. Tu pequeñez será utilizada por muchos para hacerte daño. No es así como hace tu Dios humillado en la Eucaristía. Tu Dios recoge tu pequeñez y la convertirá en Nueva Alianza. Más grande, más fuerte. Podría yo olvidarme de quien con cariño yo formé un Corazón que sintiese como el mío?. Te hago muralla, te hago niño, te hago signo de contradicción. No temas, Carne mía, yo me acercaré y abajaré y con mi aliento… te curaré heridas y pecados. Eres muy pecador. Y yo muy santo. ¿Echamos un pulso? Podrás entender completamente ya para sanar a otros. Serás feliz en lo profundo. Sigue en silencio, en profundo silencio, amando, reparando ultrajes, recordando que tu Dios increpa los labios que bendicen en el templo sin hacerlo a los hermanos. Ama con el corazón en la mano. No te guardes nada. Da el máximo. Ama como un héroe de tu Dios. No midas cuando tu amor sea crucificado, humillado… si te hieren calla, calla y yo seré tu ángel de consuelo en tu particular huerto de los olivos. Gracias por contemplar mi pasión en esta noche. Eres un hijo que sabe mirar a su Dios. Yo soy un Dios que sabe mirar por ti. Dame tus miserias. Tu Dios no saca ganancia, devuelve a su hijo a casa. Mira a mi Padre. Ya llora de amor. Porque vuelves. Ya te he puesto la señal. Si Caín o hijos mayores del padre de la parábola llegan con canciones repetitivas darán la vuelta. Se volverán estériles. No tendrán ni fiesta ni paz. Porque no supieron que yo también los perdoné primero.
Tú fuiste Caín pero también Abel. Tú, hermano mayor de la parábola pero también el hijo menor retornado… tú fuiste todo. Pero reconociendo tus pecados ante mí, yo sólo puedo desarmarme. De misericordia. Porque has querido que yo hiciese el milagro. Porque tu corazón es un bien para mí. Lo que yo te he perdonado ya no puede ser recordado ni por los hombres ni por los ángeles.
Espónjate, Carne mía… adora, pídeme por quien quieras, pide amar el querer de mi Padre. Si supieras lo que te ama… te trajo aquí, a esta cuna de María, para hablarte de predilección y contradicción, de comunión y paz, de pecado y absolución, de María y la Iglesia, del amor que se hace Palabra y de la Palabra que toma cuerpo desde tu pequeño amor… Eres pecador. Y yo soy tu Dios. Adiós temor. Bienvenida, misericordia. Guarda silencio y déjame tú a mí…” (escrito en mi diario de historia de la salvación de Dios conmigo. Sus palabras fueron muy perceptibles para mí)
Imaginaos mi corazón como está desde aquel día. Desarmado de amor. Feliz en lo profundo. Sereno de mente y corazón por la contemplación. Perdonado y restañado todos los conductos de egoísmo por donde perdía amor. Con ganas de reparar desde el silencio y el amor heroico. Amar sin excepción.
Y MARÍA ME COMUNICÓ UNA GRACIA: a partir de ahora reza sólo por mis intenciones, me dijo. No por las tuyas, sino por las mías. Yo soy tu madre. Mi voluntad coincide con la de mi Hijo. Y será la mejor para ti. TE HAGO CUSTODIO DE MIS INTENCIONES. Sólo reza por mis intenciones. Mis intenciones para ti, para los tuyos, para los que te bendicen y para los que te maldicen, para los enfermos, para los jóvenes y niños, también para los que no tienen a Dios en el corazón (no tienen a Dios por Padre y a la Iglesia por Casa)… tú sólo por mis intenciones.
Yo me confieso, al menos, lo intento, cada semana para poder respirar a Cristo… pero allí abrí el corazón en carne viva. Allí no fue oxígeno, sino transfusión de Sangre. Me regaló el Señor, sin parar, don de lágrimas. Don de amor. Baño restaurador. Pisé Medjugorje y, entre otras gracias de esta peregrinación, es que veo todo y en todo amor. Todo más profundo. Mente y corazón sin dilemas. Amor y perdón sin enfrentamientos. Pasado y presente con futuro. El niño escondido, que entre pecados, tenía escondida su inocencia!
MEDJUGORJE ES VOLVER A CASA…
El segundo día de mi estancia en Casa de María en Medjugorje fue un día de Cielo. La Virgen que es pedagoga del querer del Padre enseña que LA ORACIÓN es el único medio para quitar el miedo al futuro y EL AYUNO, el único para quitar el miedo al malo y su mal. Así comenzábamos el día. Con estas dos armas como caballeros de Dios, María nos dispone a ofrecer la vida por nuestros prójimos. EL AYUNO CUÁNTO PODER TIENE. ABRE LOS SENTIDOS A DIOS. HACE VER. HACE SENTIR. HACE OBRAR. ES DARLE PODER A MARÍA PARA QUE TRIUNFE SU CORAZÓN INMACULADO. Y subimos el Monte Podbrdo, la colina de las apariciones. Una hora y media en una subida espectacular con unas piedras enormes como agujas. Sentí la inspiración del Cielo: MIRA, TU VIDA. Se te hace la vida cuesta por cantidad de piedras que no te hacen subir ligero. Las piedras eran mis pecados, mi negrura. Cada 10 min. De subida hay un misterio del Santo Rosario. La Madre, en la santidad te acompaña. En el pecado, no te deja. Me dio la mano (la sentí físicamente) y me ayudó a subir hasta arriba donde está la imagen de la Virgen, Reina de la paz. Allí, según se narra, se apareció, por primera vez, la Stma. Virgen María, Reina de la paz y de la reconciliación. A la hora de las apariciones diarias que algunos videntes tienen, salió un humo de abajo de la colina impresionante. La tierra se estremece cuando la Reina del cielo viene con su ternura. Allí rezamos por todos, por los que no tienen a Dios en su corazón, por las intenciones de María, por la reconciliación de los hermanos. EL SOL HIZO EL MILAGRO. LOS RAYOS VENÍAN A NOSOTROS. MARIA TRAÍA A CRISTO. Y ME CONFIRMABA LO QUE ME AMABA.
En la bajada mi cuerpo no pesaba. Era ligero. Mi alma no conocía gravedad del pecado. La Madre me llevaba en brazos. La inocencia de un niño pequeño volvía a mi alma. Ya no había queja por nada. Sólo veía amor. Y sólo quería abrazar así. Viviré para rezar y amar, para ayunar y para estar a los pies del perdón. De Paulo no quiero pasar a Saulo. ENCONTRÉ LA VIDA ALLÍ. LA MUERTE YA NO TIENE GRAVEDAD PARA MÍ. El ayuno cuánto me enseñó y me libró. Me di cuenta que Dios me ha bendecido siempre con un corazón que ama a flor de piel. En Medjugorje vi al Señor bendecir mi corazón como hijo predilecto suyo y de su Madre. Pero también me avisó: no entenderán tu forma de amar porque habla de un Dios que se desvive, que siente a cualquier hora por sus hijos. VIENDO LAS PIEDRAS ME DIJE: AMOR HEROICO O MORIR. AMOR HEROICO CON SABOR A DIOS MENGUANDO YO.
SACERDOTES, CONSAGRADOS A LA REINA DE LA PAZ…
El día tercero fuimos a Tijhalina. TODO UN CENÁCULO. PARA SER APÓSTOL HAY QUE SER PRIMERO MENDIGO. SUSPIRAR, A LOS PIES DEL CORAZÓN DE MARÍA, EL CORAZÓN DE JESÚS. En algún mensaje de la Reina de la paz he leído que le estremece que sus hijos sean y se sientan mendigos del Corazón de Dios. PRIMERO MENDIGO, LUEGO HIJO CON AROMA DEL CIELO Y DESPUÉS SACERDOTE.
De vuelta a Medjugorje fuimos al Castillo de Nancy y Patrick. El Castillo de Patrik y Nancy “Nuestra Señora del Sagrado Corazón” en el que acogen especialmente a pastores (sacerdotes) de todo el mundo. Allí gozamos de varios testimonios especialmente de una hermana judía que se convirtió al catolicismo. Patrick nos emocionó a todos con su testimonio. Su dios era el dinero. Y Dios por su Madre le advirtió leyendo uno de sus mensajes en Medjugorje: “He venido a llamar al mundo a la conversión por última vez” (2-V-1982). TE LLAMO POR ÚLTIMA VEZ. Así sintió el amor apremiante de Dios que se hacía urgencia materna. Vendió todo y se fue a vivir a Medjugorje formando una familia con sus huéspedes para María. Corazones engarzados para que reine María en todo y en todos. Para que el amor sea la ley y la paz.
Fuimos, después, todos junto a la Adoración, llena de unción. Cristo a nuestros pies. Misterio y ministerio de humildad que hace crecer. Cuando el amor lo ponemos a los pies del hermano, nace la esperanza. Porque Dios lo hizo primero.
LA SALVACIÓN VIENE POR LA CRUZ GLORIOSA…
El día cuarto nos decidimos a subir durante dos horas y media el MONTE KRIZEVAC o MONTE DE LA CRUZ. Corona el monte una cruz enorme, blanca, que puede avistarse desde todo Medjugorje. Data de 1933. Allí se narra que ha habido apariciones en momentos concretos, como en el Bimilenario del nacimiento de María. Dos horas y media de subida. Con unas piedras de medio metro como agujas. Casi a gatas. Durante el trayecto, hay estaciones del Vía crucis. Nosotros rezamos uno precioso que lo aportó nuestro compañero Francisco-José Cortes Blasco. Un Vía Crucis narrado por María. Lo tengo como una joya. Subimos entre sudores y recogimiento. Ofreciendo todo, a todos. Poniendo mi corazón en el de la Madre. Entregando cada una de las fibras de mi corazón. Ofreciendo a los que amo y a los que aún debería amar más. Cuando nos dimos cuenta llegamos junto a la Cruz. Posé mi frente sobre Ella. Sentí palpitar a mi Dios. En la Cruz siempre habrá un Redentor vivo y una Madre que ofrece y ama. Cuántas gracias y cuántas señales naturales nos regaló y que pude fotografiar. Vi mi vida entera y mi reconversión. Vi todo. Vi hasta sentimientos secretos de corazones que me han iluminado para muchas cosas. Feliz por llegar a comprender lo que de fuera viene y no equivale al amor heroico de Cristo. No quiero acoger en mi vida amor egoísta, del que no es libre, del que no razona como Cristo. Quiero un amor que se postre ante los pobres que necesiten mi vida. El amor de Dios es más que un fervor. Feliz. A más no poder.
Arriba rezamos juntos la coronilla de la Misericordia. Olimos la fragancia de nuestra Madre. Nos dejamos acariciar por sus manos y emprendimos la bajada. No sé si era el ayuno y el poder que le dimos a María para obrar que íbamos ligeros. Yo con lo que peso! Y bajaba las piedras de tres en tres.
A la tarde, confesiones y ADORACIÓN DE LA CRUZ. Una celebración tan bien preparada. Con tanta oración detrás de la preparación. Un tabor de una hora. Muriendo con El. Besando las heridas que nos han curado. Dejándole las mías para que Él las cubra de gloria y bendición. Otra vez olía fragancia a María. Un olor como si fueran todas las flores juntas. Dicen que son mimos, gracias de María a sus niños e hijos que están cerca, muy cerca de su Corazón Inmaculado. ANTE ELLA PONÍA A MUCHOS HERMANOS SACERDOTES. Y ME PONÍA A MÍ… PARA PODER ENTREGAR MI CORAZÓN A TODOS Y, EN LOS QUE ME QUIEREN, PODER DESCUBRIR CÓMO ME AMA Y ME HA ELEGIDO EL SEÑOR.
¡AVE MARÍA, KRALJICA MIRA! ¡La Madre ha elegido instrumentos muy humildes!
OTRO REGALO DE MARÍA… pasar el primer sábado de mes en la tierra que Ella ha elegido con tanta predilección. Comenzamos la mañana muy temprano y proseguimos hasta el mediodía con LA CONFESIÓN. Colas de gente con el anhelo en el corazón de ser sanados, de volver a casa, de ser reconocidos, de descubrir el amor sin adulteraciones. Mis manos doloridas ya eran gloria para Dios y para sus hijos. De los primeros que confesé fue toda una familia del Paraguay, del movimiento de Schoenstatt.
A la tarde… QUÉ REGALO MÁS HERMOSO DE LA GOSPA. NOS RECIBÍA EN SU CASA MIRJANA, UNA DE LAS VIDENTES. LA APARICIÓN PÚBLICA ES EL DÍA DOS DE CADA MES EN EL POBRDO, DONDE LA CRUZ AZUL… EL UNO RECIBE A QUIENES LA GOSPA LES LLEVA A ELLA. Y ALLÍ NOS LLEVÓ LA MADRE. Somos verdaderamente agraciados. A nosotros, sacerdotes, nos dejaron ponernos al lado de ella para el testimonio. Yo estaba al lado de ella. Cuando hace entrada en el salón mi primer impulso fue besarle las manos. Por ser instrumento bendito de quien yo más amo en mi vida junto a su Hijo. No reaccionó. Pero a continuación besó mis manos. Y me dijo: “las benditas son las tuyas”. Otro mimo de la Gospa. Dio el testimonio en perfecto italiano, aunque ella es bosnia. Qué humildad. Siempre a la Madonna. Nunca a ella misma. Discreta, elegante, piadosa y muy cobijada en María. Hubo ronda de intervención para hacerle preguntas los que tuvimos la gracia de estar en su casa. Le preguntamos, nos hizo partícipes de los secretos del Corazón de la Madre, cómo es, cómo siente, qué dice de aquello o de lo otro. ¡Me aclaró tanto de tantas cosas cómo las piensa María! Salí reconfortado y feliz. Salí con la palabra de una Madre que no puede fallar nunca. La vida espiritual con el corazón, como dice la Madre, es otra cosa. Muchos me llaman, están en la Iglesia, obran mucha caridad… y sin embargo están lejos de mi Hijo. Porque no tienen la espiritualidad del corazón. Muchos de sus mensajes hablan de esto. Si se engendra en el alma un ápice de desamor, dice la Madre, un pequeño ápice…. todo el culto a mi Hijo no tiene valor. Ni las obras de amor aunque sean las 24 horas del día. Si esto no va unido al ayuno por mí y mi Hijo… estáis en la Iglesia pero no tenéis el amor de Dios. Cuántos se engañan. La piedad hacia mi hijo no funciona así. Buaaaaaa. Una pasada. UNA ESPIRITUALIDAD DE AYUNO, ORACIÓN, ROSARIO Y SACRIFICIO CON EL CORAZÓN.
Y HABLA DEL AMOR HEROICO. ¡Qué maravilla! El amor de Dios es distinto del amor a Dios. La primera lo infunde él. La segunda es nuestro esfuerzo que a veces no tiene mérito. Si el amor de Dios prendido en un alma, dice Madre, no es idéntico al de Cristo en Cruz para ladrones y verdugos, no salva. PALABRA DE MADRE. TE ALABAMOS SEÑOR.
Hablaba Mirjana de que la Madre no quiere una espiritualidad burguesa de prácticas o para estar uno tranquilo en su diálogo personal con Dios. Quiere el amor que el demonio no espera encontrar ni espera que entreguemos.
La Virgen estaba preparando el día siguiente, día de la aparición pública. NUNCA PUDE SER MÁS FELIZ ESTE PRIMER SÁBADO DE MES. PORQUE LA MADRE HA HABLADO CUORE A CUORE… LLEGAS A VER, A CONTEMPLAR. SE TE ABREN LOS SENTIDOS. Es como cuando vas en un avión. En las nubes estás entaponado. Al bajar al amor de una Madre se te abren los oídos del corazón. Se te quitan penas, comprendes, ves el mal que te cerca, la gracia que te invade.
Día de encuentro con la Madre del Cielo que vino a nuestra pobre humanidad. NUNCA ESTUVE TAN CERCA DE MI MADRE. PIEL A PIEL.
¡Bendito y alabado sea Jesucristo, el bendito Hijo de María! Así empezaba rezando el día último de esta peregrinación en Medjugorje. A las cuatro de la mañana quedaba con mis compañeros y hermanos sacerdotes en la entrada de nuestra pensión para ir juntos al Monte de la Cruz azul. Qué alegría llevábamos en el alma. Asistíamos a un momento muy denso. El cielo en nuestra tierra. La para sus hijos. En el monte había más de 20.000 personas que pasaron la noche a la intemperie en cánticos y rezo de todas las partes del Rosario. REZAD HASTA QUE VUESTRA ORACIÓN SE CONVIERTA EN ALEGRÍA.
Llegamos al monte y accedimos con la luz de linternas al lugar donde está la imagen de la Reina de la paz y de la Reconciliación y la Cruz azul. Eran las 4:45 de la mañana. Nos acomodaba Matteo, justo detrás donde se colocaría Mirjana en el momento de la aparición. Éramos de los primeros sacerdotes que llegaban. Ya estábamos junto a la imagen de María esperando el milagro. Le coloqué las flores que le había preparado a María a sus pies. ¡Iban tantas personas en esas flores! Y además dejaba a sus pies dos cartas, de dos familias a las que amo entrañablemente y que son una fuente ininterrumpida de amor, de esperanza y de fe. Una carta es de una familia con varios hijos pequeños. Además de la carta de sus padres, iban las cartas de sus hijos con sus besos, sus dibujos, sus intenciones para su pequeño gran mundo.
Toda la madrugada con cánticos y oraciones. Rezamos todas las partes del Rosario. Ambiente festivo. Cantores, guitarristas, jóvenes y adultos, con palmas, con gritos de júbilo aclamando a Cristo y a su Madre santísima.
A medida que rezaba el Rosario, el Señor me iba preparando el corazón para la venida de su Madre.
Empezaba a amanecer. La Aurora daba paso al Sol. YO LE DIJE A MI HERMANO SACERDOTE, FRANCISCO: HERMANO, CUANDO VENGA MARÍA LE VOY A DAR LA BENDICIÓN PARA QUE ELLA VEA A SU HIJO Y VENGA A COLMARME DE BESOS.
A las 8:20 llegaba Mirjana al Podbrdo. A nuestro monte. Llegaba también con unas flores y con un cariño y una sonrisa para todos los que nos habíamos preparado para este encuentro. Ella llevaba días en ayuno y oración. Se pone de rodillas delante de la imagen y reza con nosotros los últimos misterios de gloria. Al término le cantaba a la Virgen una soprano el AVE MARÍA. A las 8:34 en medio cielo encapotado se abre como un óculo por donde salen varios rayos de sol. El rezo se para porque Mirjana ya la ve. Todos en silencio.
COMO HABÍA PROMETIDO, IMPARTO LA BENDICIÓN AL CIELO, A MARÍA, Y LE DIGO: MIRA A TU HIJO JESÚS. En ese momento me entró un calor de fiebre en la cara durante 10 segundos dejando paso a una brisa (que antes no había) que pasaba por mi mejilla izquierda. Al principio no reparé en ello.
SEGUÍA EL SILENCIO. Y YO CON LAS MANOS ABIERTAS OFRECIENDO A MI FAMILIA Y A TANTOS QUE TENGO ANUDADOS A MI QUERER. NO PARÉ DE PIROPEARLA. Mi corazón sentía que algo estaba pasando. Termina la aparición. Una de las más largas de todos los 35 años. Cantamos la Salve.
Mirjana llorando. Después de ver el cielo, cuando marcha, ¿se puede seguir viviendo? No se podía levantar al haber estado de rodillas. Sus piernas parecían pegadas al suelo. Tardó en sobreponerse. Cuando pudo caminar, se sentó y dictó a los traductores palabra por palabra de la madre para sus Hijos. Cuando acabó de dictar el mensaje lo leyeron por altavoz en croata, inglés e italiano.
ME ESTREMECÍ. IBA POR TODOS. IBA POR MÍ. Me lo confirmó Mirjana. Cuando se iba se dio la vuelta, me volvió a BESAR MIS MANOS y me dijo: ¿HAS ESCUCHADO EL MENSAJE DE LA MADRE? ME CONFIRMABA QUE IBA POR MÍ. QUE LA MADRE HABÍA ESCUCHADO MI ANHELO. QUE EN EL MOMENTO DE IMPARTIR LA BENDICIÓN EN NOMBRE DE SU HIJO A LA MADRE, ELLA VINO CORRIENDO A MÍ A BESARME. DE AHÍ EL CALOR Y LA BRISA. En un mensaje de 1984 dice: YO ESTOY EN LA BRISA. Cuando sopla soy yo, no temáis. Me besó mi Madre del cielo trayéndome tantas gracias. Me lo confirmó Mirjana y mi compañero que estaba al lado. SÓLO PODÍA LLORAR POR DENTRO Y POR FUERA. DE ALEGRÍA. ME HABÍA BESADO Y ENVUELTO EN SU CALOR. Desde ese momento soy otro. Porque Ella lo ha hecho. Salí de allí aterrizado pero en una nube. Me decía mi compañero: ¿quién habrá bendecido a la Virgen después de san Pedro y los demás apóstoles cuando estaba en tierra? Le prometí bendecirla todos los sábados de mi vida y en sus fiestas y en las fiestas de su Hijo. Para que viendo al fruto de sus entrañas, me envuelva en su amor.
Termina la aparición y aquellos rayos de luz se esconden entre las nubes. Tabor en las almas con sabor a Madre. Después de esto sólo puedo vivir para alabar, bendecir, amar, llenar de misericordia.
Después de este beso de la Madre, de envolverme en su calor y confirmar mi vida en el amor, no temo ni vivir ni morir. Tuve el cielo en mi alma. Y el alma se rindió para seguir amando.
¡BENDITA MADRE! ¡BENDITA GOSPA! ¡BENDITA REINA! ¡BENDITA NUESTRA PAZ Y NUESTRA RECONCILIACIÓN!