La festividad de Cristo Rey del universo es un recordatorio y un llamado para que pongamos a Dios y su santa voluntad en el primer lugar en cada área de nuestra vida; lo cual en diversas ocasiones la Reina de la Paz nos lo recuerda a través de sus mensajes: “¡Queridos hijos! Hoy los invito al abandono total a Dios. Todo lo que ustedes hagan y todo lo que posean entréguenselo a Dios para que El pueda reinar en sus vidas como el Señor de todo lo que tienen”. (Mensaje, 25 de julio de 1988).

La Reina de la Paz nos invita incesantemente a que nos decidamos a buscar y hallar la voluntad de Dios, para así seguirla.  Éste es el desafío de todo cristiano, pero de manera particular quienes hemos tenido la experiencia del amor de Dios y de María.

La festividad de Cristo Rey -y el llamar a María “Reina”- encuentra su apoyo en los evangelios, en la Tradición de la Iglesia y en la espiritualidad que se ha ido desarrollando y profundizando a lo largo de los siglos; y que en Medjugorje encuentra una nueva fuente para beber y ser animados a buscar en todas las cosas lo que más agrada a Dios.

Los mensajes de la Reina de la Paz nos ubican frente a una propuesta donde se contradice lo que sería el gusto, lo que naturalmente uno buscaría, los criterios humanos, para seguir los criterios del Reino de Dios, que nos impulsan a un camino de permanente conversión de mentalidad.

Seguir a Cristo Rey, no siempre va a ser una empresa gratificante o de éxito, así como lo entiende el mundo; sino que ha de ser el comprometernos a que asemejamos nuestro corazón al corazón de Jesús, aprendiendo a vivir el espíritu de las bienaventuranzas.

Es una invitación a que nuestro corazón se asemeje cada día más al de Jesús, que nacerá en la pobreza de un pesebre y que nos pide dejarnos transformar por el poder del Espíritu Santo.

Quien vive de verdad la celebración y la devoción de Cristo Rey y la espiritualidad de María Reina, es quien diariamente está abierto a que sus pensamientos, palabras, acciones y decisiones estén en plena sintonía con los de Jesús y de María. Y también es asumir el compromiso perseverante a que acompañemos al Señor para evangelizar, para llevar el anuncio de Cristo a todo el mundo.

Es hermoso y emocionante ser conscientes del llamado de Dios y de María a trabajar en la construcción del Reino de Dios; en primer lugar en nuestro interior, dejándonos seducir por el Señor y por el amor maternal de su Madre.

La Reina de la Paz con sus mensajes nos invita a profundizar en lo que significa tener a Cristo como Rey, quien nos llama a responder para que nuestra espiritualidad no quede reducida a una bonita teoría, a una religiosidad barniz, o al seguimiento de una idea.

El verdadero discípulo y misionero católico sigue a Alguien, no a algo; pues el cristianismo es seguimiento de una persona. Por lo tanto, la respuesta nuestra va a depender muchísimo del amor que pongamos en la persona, y por añadidura a todas las personas a quienes el Espíritu Santo nos envía a evangelizar. De aquí que Nuestra Señora nos enseña: “Queridos hijos, para poder ser mis apóstoles y ayudar a todos aquellos que están en la oscuridad, a que conozcan la luz del amor de Mi Hijo, deben tener el corazón puro y humilde. No pueden ayudar a que mi Hijo nazca y reine en los corazones de aquellos que no lo conocen, si Él no reina -si no es Rey- en sus corazones. Mensaje, 2 de enero de 2014.

El camino al que Jesús nos llama, y hacia el cual María quiere reconducirnos, es una tarea que no es de ninguna manera fácil, pues es el camino de la puerta estrecha (Referencia a Mateo 7: 13-14). Sin embargo, Ellos no dejan de enviarnos a anunciar la venida del Reino, para que sean muchos los hombres y mujeres que tengan la experiencia del amor de Dios: “Vayan, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a cumplir todo lo que yo les he mandado” (Mateo 28:19).

El desafío es grande, son muchas las cosas interiores y externas que debemos decidirnos a convertir, pero no hay que desanimarse pues no vamos solos, ya que Jesús nos ha prometido: “Y yo estaré siempre con ustedes hasta el fin del mundo” (Mateo 28:20).

Y de manera similar María nos asegura su continua cercanía a fin de animarnos a llevar el Reino de Dios a todos los ambientes, de manera especial a través del testimonio de vida: Estoy con ustedes, hijitos, y a todos los llamo nuevamente: anímense y den testimonio de las buenas obras que Dios está haciendo en ustedes y a través de ustedes” (Mensaje, 25 de septiembre de 2022).

Si nos hemos encontrado verdaderamente con Cristo Rey y confiamos en el amor de la Virgen María y en sus mensajes, no podemos quedar indiferentes ante su llamado de permitirles reinar en todos los momentos del día y en cada área de nuestras vidas.

Que Dios te bendiga y no dejemos de orar los unos por los otros.

 

Padre Gustavo E. Jamut, omv

Te invito a suscribirte al canal de mi comunidad: CEMP YouTube

Compartir: