Recién hace unos días que me he aprendido la frase que da título a este artículo.  No lo había pensado antes así.  Gracias a una conversación muy curiosa durante un almuerzo es que la aprendí y reflexioné sobre lo que está detrás.  Gracias Julio.

El punto es sencillo: Chiquilla, señorita o señora que quiere ser o sentirse “regia” tendrá que aprender a dominar su frío.  Si lo domina podrá mostrar mejor sus atributos físicos.  Así que ya no importará si estamos a 5° centígrados, no importará si estamos a la 1 de la mañana en Puno (a más de 4 mil metros de altura sobre el nivel del mar) en pleno invierno.  Si una regia está allí en la calle deberá comerse su frío, con tal de mostrar que es eso: regia.

Todo con tal que las vean.  Podrán estar quizá al borde de una neumonía o algo así, pero en todo caso morirán regias, lindas.  Claro, para eso: bienvenidos cigarrillos, bienvenido alcohol, bienvenidas muchas cosas más que se pueden fumar.  El culto a la carne en el sentido más literal de la palabra.

“Mostrar las carnes lo más que se pueda, mostrar todo y más todavía”, parece ser la regla de oro de las regias y de las que quieren serlo.  ¿Y qué decir desde un punto de vista más cristiano?  Habría que decir poco y bien dicho: eres lo que muestras. Si muestras carnes, eres carnes.  Si muestras piernas, eres piernas, si muestras…, etc.  Tú muestras lo que te enorgullece.  Si te enorgullecen ciertas glándulas de tu cuerpo y en ellas has puesto tu gloria, pues prepárate porque te durarán bien poco, salvo que tengas dinero para algunas o varias operaciones y para meterte implantes, plástico, cartón, madera, silicona, metales y demás cosas con tal de no dejar de ser regia.  Vanidad sin cuento.  Endiosamiento del cuerpo.

Pero si te empeñas en tener un alma pura, un corazón limpio, no te atraerá la moda o el afán de mostrarte.  Aquí también me pongo a reflexionar sobre lo que hoy en día muchos y muchas muestran en el Facebook, por ejemplo.  Me parece digno de estudio el observar todas las poses, posturas, gestos, miradas, muecas, etc., que se suelen dar para mostrarse en las fotos que se publican.  Todos quieren ser o por lo menos parecer regios, regias.  Muchos bendecirán el Photoshop porque les arregló la vida y el perfil.  Y a la hora de tomarse las fotos habrá que hacer toda una sesión para estar lindos.

Definitivamente los regios y las regias no saben de modestia, se rigen por la ley de la admiración.  Ellas aseguran que les gusta sentirse admiradas, vistas, felicitadas, etc.  ¿Ingenuas o torpes?  Ellos harán lo mismo también y al final: ¡cuánta vanidad!  Cuánta vanidad, cuánto culto del “dios vientre”, como diría San Pablo.

Al observar a las regias que no saben tener frío, uno se pone a pensar también en la vaciedad de la vida.  Porque es vaciedad el vivir sólo “de la carrocería para afuera”, es decir al nivel de la piel, de la epidermis.  Y es una pena que las regias, y quienes piensan y viven como ellas, nunca lleguen a usar o estrenar las partes más altas, excelsas y nobles de su vida: la inteligencia, la voluntad, el noble ideal, etc.  Bueno, quizá sea sencillo: para las regias “la vida es ahora” y punto.  El alma de mosquito no podrá siquiera imaginar lo que significa: eternidad, paz, bienaventuranza.

Y pienso en todas esas chiquillas, señoritas y señoras que van por la vida sin sentir nada de frío pero con el objetivo indesmayable de “ser vistas” o “ser admiradas” como dicen ellas.  Y pienso también que están haciendo todo lo posible para que no pocos varones acaben no sólo ni tanto admirándoles, sino identificándoles con el objeto deseable, y acaban viéndoles del mismo modo que un hambriento ve la pierna de un “pollo a la brasa”, del mismo modo que un goloso ve el delicioso pastel o como el borracho ve la botella de alcohol.

Las regias no saben que son objeto de rapiña, ellas prefieren pensar que el gran ave que pronto las robará con sus garras sólo les estará llevando a dar “un pequeño paseo” para mirar el panorama.

¡Virtud de la modestia y del recato, las extrañamos en nuestra vida moderna!

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