Los acontecimientos que vamos a narrar ocurren en la Diócesis más pequeña de Italia (Civitavecchia), en la parroquia más pequeña (Sant’Agostino), a una pequeña familia de la feligresía (los Gregori).

El párroco, el sacerdote español Padre Pablo Martín, compró en Medjugorje una pequeña estatuilla de yeso (de 43 centímetros) de la Virgen Reina de la Paz y la regaló a la familia Gregori. La familia colocó la Virgencita en un nicho del jardín de su casa.  

Civitavecchia es también una ciudad italiana ubicada en la provincia de Roma (a unos 70 km. de la ciudad eterna), en la región del Lacio con puerto en el mar Tirreno. La familia Gregori vive a las afueras de la ciudad (unos 7 km. al norte), en la localidad de Borgo Pantano.

En la tarde del 2 de febrero de 1995, fiesta de la Presentación del Señor (La Candelaria), comienzan las manifestaciones: la pequeña hija de los Gregori, Jessica, de tan sólo cinco años, ve cómo la “Madonnina” empieza a llorar sangre. Después tendrán lugar otras manifestaciones. Porque en Civitavecchia las realidades que hay que tener en consideración son, principalmente, tres: las lacrimaciones de sangre de una primera estatuilla de la Reina de la Paz de Medjugorje, las exudaciones de bálsamo oloroso de una segunda estatuilla, y las Apariciones y Mensajes de la Santísima Virgen María.

La Iglesia Católica aún no se ha pronunciado oficialmente de forma definitiva sobre la sobrenaturalidad de las mariofanías que comenzaron con esa lacrimación. No obstante, la Diócesis ha dado suficientes indicios mediante actos formales y explícitos: así, diez años después, el 15 de marzo de 2005, con un Decreto del obispo Girolamo Grillo, la pequeña iglesia parroquial de San Agustín fue elevada a Santuario: el Santuario de la Madonna de Pantano, donde en una vitrina blindada se conserva la pequeña estatua de yeso de la Madonnina que lloró sangre. Y en abril de 2014, en la vigilia del vigésimo aniversario de las apariciones, el nuevo obispo en el cargo, Luigi Marrucci, coronó a la Virgencita junto a monseñor Grillo, al obispo Giovanni Marra y muchos sacerdotes de la diócesis. El Santuario se ha convertido en un lugar de culto y oración para miles de fieles que llegan de toda Italia a venerar a la Madonnina.

 

Los instrumentos: la familia Gregori

La protagonista de las mariofanías de Civitavecchia es la familia Gregori. En el momento de las lacrimaciones la componían cuatro miembros: los cónyuges Fabio y Anna María (casados el 20 de marzo de 1988 en la iglesia de San Giordano), y los dos hijos, Jessica y Davide. Después nacería un tercer hijo, Manuel María.

Fabio, el padre: tiene Apariciones, oye la voz y recibe Mensajes públicos.

Anna María, la madre: tiene Apariciones, oye la voz y recibe Mensajes durante el sueño que no ha manifestado públicamente por obediencia a su Director Espiritual.

Jessica: es la primera en haber visto llorar a la imagen de la Virgencita cuando apenas tenía cinco años. Después tiene Apariciones, oye la voz, recibe Mensajes públicos y tres Secretos. Es la principal vidente.

Davide: en el momento de las Apariciones es muy pequeño, pero de su actitud parece claro que también ve a la Virgen.

Manuel María ha estado presente en al menos una Aparición de la Santísima Virgen.

Sea como fuere, los destinatarios de esta mariofanía son los miembros de la familia Gregori en cuanto “familia”. Ellos son los primeros en percibir las lágrimas y exudaciones; a ellos se dirigen las voces, los sueños, las visiones, las apariciones y los mensajes con las explicaciones de los aspectos proféticos que contienen.

Destinatario particular de la mariofanía ha sido también el obispo Grillo, en cuyas manos la primera Virgencita lloró sangre el 15 de marzo de 1995, y a quien, a continuación, como él mismo ha reconocido públicamente, se le ha ofrecido, por gracia, pruebas irrefutables y otros signos ciertos tanto de las apariciones, como de las exudaciones de la segunda Virgencita.

 

La primera imagen: las lágrimas de sangre

Las lacrimaciones son un hecho objetivo, científicamente constatable. Se han verificado catorce de ellas, de las cuales trece han sido en casa de los Gregori y una en la del obispo monseñor Grillo. La primera lacrimación tiene lugar el 2 de febrero de 1995, a las 16,20 h., cuando los Gregori están a punto de ir a la iglesia parroquial. La niña Jessica ve bajar un líquido de color rojo parecido a la sangre de los ojos de la Virgencita del jardín. Asustada llama a su padre Fabio que a su vez informa del hecho al párroco Don Pablo Martín. A la segunda lacrimación, ocurrida el 3 de febrero a las 18,45 h., asiste también el párroco. En los días sucesivos siguen otras lacrimaciones, hasta el día 6 de febrero, día en el que la estatuilla se retira de su sitio y es llevada al Obispado.  Los hechos están documentados por una serie de fotografías. Los testigos ven “formarse y descender” las lágrimas o, como mínimo, en movimiento. Todos afirman con certeza que nadie estaba manipulando la estatua en ese momento.

Otra lacrimación ocurre, precisamente, en casa del obispo el 15 de marzo de 1995, a las 8,15 h., siendo testigo el obispo mismo y otras personas presentes en su casa. Monseñor Grillo, delante de otras tres personas, saca la Virgencita que está guardada en un armario, y, al punto, vuelve a llorar sangre. El obispo, en un pasaje de su testimonio escrito, afirma: “Mirando atentamente la estatua que tenía en las manos, nos dimos cuenta de que en la mejilla derecha de la estatua había una gran lágrima de sangre, que después comenzó a descender lentamente hasta debajo del cuello de la estatua, por algunos minutos y algunos centímetros”. El testimonio del obispo es de gran importancia, sobre todo porque al principio se mostró escéptico sobre los hechos.

El 10 de febrero de 1995 un análisis hecho por expertos del Policlínico Gemelli de Roma señaló que el líquido rojizo retirado de la imagen era sangre humana de varón. Otros contraanálisis revelaron que, efectivamente, se trata de sangre humana con características masculinas y femeninas, con preponderancia de las primeras. Respecto al examen radiológico de la imagen de yeso, el informe asegura que “no hay en su estructura interna ningún aparato o cavidad”, por lo tanto, queda excluido cualquier truco interno.

Después la Virgencita fue confiscada por la magistratura durante varios meses en 1995 y a mediados de ese año, tras ser levantada la confiscación, fue colocada definitivamente en la Iglesia de San Agustín.

El Papa Juan Pablo II pidió al Obispo monseñor Grillo que llevará la imagen al Vaticano para que pudiera rezar ante ella, la bendijo y le puso una corona y un Rosario en sus manos.

La Virgencita Reina de la Paz lloró 14 veces, 14 años después de la primera Aparición de Medjugorje (de donde procede la estatua).  Quién ama llora al ver la necesidad del amado.  Nadie, solo Dios, nos ama más que la Santísima Virgen María. María, como Madre, como Corredentora, manifiesta sus lágrimas a sus hijos: llora al ver cómo nos encaminamos hacia el abismo. “Hijos queridos, lloro porque os estoy hablando en todas partes del mundo dándoos signos extraordinarios, pero no me escucháis. Me estoy presentando a vosotros de distintas maneras, pero vosotros no me aceptáis con verdadero amor en vuestros corazones. Mis lágrimas las veis como motivo de curiosidad, pero vuestro corazón permanece duro y no permitís que entre la luz del Señor” (Mensaje del 26 de agosto de 1995).

 

Las exudaciones de aceite de la segunda imagen

Existe otra estatuilla (una segunda Virgencita), igual a la primera (comprada también en Medjugorje en la misma tienda) regalo del cardenal Andrzej Maria Deskur (íntimo amigo del Papa Juan Pablo II) y que es también fuente de fenómenos misteriosos.  Desde 1996 está expuesta en la pequeña gruta (nicho) que hay delante de la casa, en sustitución de la anterior.  Cuando la justicia italiana, en abril de 1995, tuvo bajo embargo a la Virgencita durante algún tiempo, el Cardenal compró y bendijo la segunda Virgencita, en nombre del Santo Padre, y la entregó a don Pablo para que se la llevase a la familia Gregori.

En esta segunda estatuilla de la Virgen regalada por el cardenal Deskur, se produce desde el 3 de abril de 1996, un fenómeno extraordinario: de ella emana un líquido oleoso (bálsamo) muy perfumado. A veces el líquido surge de los ojos, dando lugar a una verdadera lacrimación. La mayor parte de las veces tiene la característica de una “exudación”. A menudo se forman gotas gordas, que descienden y se agrandan siempre más hasta mojar el pedestal. Se manifiesta ante personas individuales, familias o grupos, provocando gran conmoción y devoción. Los testigos siempre quieren llevarse una bola de algodón o un pañuelo impregnado de aceite perfumado. La duración del fenómeno varía, desde pocos minutos, a horas e incluso a días, y suele producirse en las fiestas litúrgicas, en particular las de la Virgen. Aunque no es posible prever el fenómeno porque ocurre en los momentos y circunstancias más impensables.

El fenómeno, a menudo, se manifiesta también en las hojas de hiedra que envuelven la gruta, en las hojas del árbol que la cubre y en otras plantas cercanas y también en la piedra de la gruta.

El aceite denota muchas realidades: alimenta la luz de la lámpara que brilla; penetrando profundamente en el cuerpo da salud y fortalece; es perfume, es alimento, es medicina, es vigorizante; es símbolo de alegría, de riqueza y de felicidad; es imagen de la abundancia de los favores y de los dones divinos y signo de la gracia sacramental; es también signo de consagración (en la Escritura tenemos la unción real, sacerdotal y profética). Jesús es el Ungido, el consagrado del Señor, el Cristo (Sacerdote, Profeta y Rey). La unción de Cristo pasa al cristiano y el aceite de la unción es símbolo el Espíritu Santo que penetra dentro y comunica la vida divina y consagrando a quien elige, le da la fuerza necesaria para llevar a cabo la misión o ministerio recibido.

 

Voces y Visiones

Como ocurre en la mayoría de las Mariofanías, también las de Civitavecchia fueron “preparadas” por una serie de manifestaciones extraordinarias (además de las lacrimaciones y exudaciones de las estatuillas): Voces, sueños, apariciones angélicas y visiones del Señor (de Jesús crucificado) preceden a un ciclo de Apariciones de la Virgen, portadora de un mensaje público.

Los primeros mensajes que recibe la familia Gregori provienen de una voz “exterior” masculina (audible por los oídos, es decir, no en forma de “locución interior”) que se “imprime” en la memoria y que se escribe después. A veces es de Dios Padre, otras de Jesús. Por lo que respecta a las Voces hay que indicar que, invitan a esperar la “muy pronta” venida de Jesús; mientras tanto, exhortan a no abandonar la práctica de los sacramentos y la vida de penitencia (ayuno) y oración. La voz se refiere también a un futuro peligroso: habla de una posible “guerra mundial” que es necesario detener con la oración, la humildad, el Rosario, la conversión, la adhesión a la Iglesia. Se da una explicación de las lacrimaciones de sangre masculina de la Virgen: “Es la sangre de Jesús derramada por los hombres”. Un día la Voz del Padre eterno anuncia una visión: de pronto desciende del cielo un rayo de luz inmensa del que se forma una figura, vestida de blanco, con dos alas blancas inmaculadas: un ángel mensajero que pregona un “signo”. De pronto, aparecen otros 12 ángeles que, cogidos de la mano, forman una corona y en el interior está la cruz con Jesús clavado en ella con el rostro sangrando. Al poco tiempo, la visión se desvanece.

La Voz del Padre dice finalmente: “tened compasión del Corazón Inmaculado de vuestra Mamá Santísima, envuelta en las espinas con que los hombres ingratos la infligen continuamente y no hay quien haga actos de desagravio para arrancárselas. Será Ella misma la que os dirá, cuando la veáis dentro de pocos días, lo que deberéis hacer por mí, por ella y por el Reino de Dios (…) Ella os guiará. Amadme y amadla, porque Ella llevará a mi pueblo a la salvación, hacia mi Hijo Jesús. Os quiero, estaré siempre con vosotros y seguiré todos vuestros pasos”.

En el mes de junio de 1995, Anna María oyó (ella sola) la Voz de la Virgen que le dice: “Rezad, convertíos, porque vengo todavía un año, y si no me escucháis después no habrá tiempo”. Después le explica que falta todavía una lacrimación y se habrá concluido la corona del Rosario, los quince misterios. Finalmente añade: “rezad, convertíos, volved a Mí, vais a entrar en una guerra nuclear”.

 

Las Apariciones de la Virgen y sus Mensajes públicos

A finales de junio de 1995 cesan las Voces y comienzan las Apariciones de la Virgen y sus Mensajes públicos. Aparece la primera vez el 2 de julio de 1995 y la última el 17 de mayo de 1996. Aunque las Apariciones y Mensajes se terminaron, las manifestaciones privadas de la Virgen continúan. La familia lo comunica todo, puntualmente, a la autoridad de la Iglesia.

La primera aparición de la Virgen tiene lugar en la Iglesia de San Agustín, mientras se celebra la Eucaristía. Se aparece sobre el altar: “La Virgen estaba sobre el padre Pablo, con los pies inmersos en una nube blanca, con los brazos abiertos y las manos vueltas hacia la tierra…Era igual que la Virgen de Fátima…Terminada la Eucaristía, desapareció” (2 de julio de 1995, a las 18.30 horas). El primer mensaje de la Virgen tiene lugar el 16 de julio de 1995, a las 6.00 horas, en los Abruzos, al pie del Gran Sasso. En total son 93 los Mensajes que ha entregado la Virgen a la familia Gregori, de entre los cuales hay dos secretos para el Obispo y uno para el Papa. Muchas Apariciones serán en el jardín de la casa o en su interior.

La Virgen se presenta como: “Virgen de las Rosas”, “Reina del Cielo”, “Madre de las familias” y “Madre de la Iglesia”, “Portadora de la Paz”. Según la familia Gregori se aparece con las manos abiertas y vueltas hacia abajo; el Rosario en la mano izquierda; vestida completamente de blanco desde encima de la cabeza hasta los pies; cíngulo blanco que desciende por el lado derecho de la cintura; manto azul desde la cabeza a los pies: tanto el vestido como el manto se hunden en una nube blanca que oculta los pies, inmersos en ella; cabellos castaño claro, con raya en el centro que descienden un poco y entran en el manto, de modo que dejan el rostro completamente visible; detrás de la cabeza una grandísima luz, aproximadamente 1,65 metros de altura, en torno a los 16 años, de belleza indescriptible. La Virgen misma les explica el significado que encierra su modo de aparecerse: “Mi manto azul representa el cielo, el mar y el agua, signo de vida; mi vestido blanco es signo de pureza divina; la luz que veis sobre mi cabeza es la luz del Señor; el Rosario que llevo es el arma divina para derrotar a satanás” (30.07.1995).

La Aparición es cercana, a unos dos metros, y se presenta como una persona viva, real: sólida, en tres dimensiones, se deja tocar, su cuerpo está caliente. Cuando habla para dar los Mensajes, mueve los labios. Su voz es clara, límpida y el modo de hablar parece una melodía bellísima, se percibe con los oídos como una voz que viene de fuera.

La familia no es convocada. La Aparición ocurre en los momentos más inesperados. Parece como si la Virgen ya estuviera allí, se dan cuenta de Su presencia porque llama, no se la ve llegar (como por ejemplo en Fátima o Medjugorje). Al final, desaparece poco a poco, sin que se la vea andar o alejarse…

La última aparición con Mensaje público tiene lugar el 17 mayo 1996. Primero habla con Jessica y le entrega “secretos”; después a Fabio. Y anuncia el final de las Apariciones –“Yo me marcho”, y explica que ha cumplido su cometido. Repite que Satanás buscará destruir la familia y la Iglesia. Invita a no caer en las trampas del Maligno escuchando a Jesús revelado en la Iglesia. Les ordena obedecer a los padres espirituales y a los sacerdotes; les invita a ser siempre una verdadera familia cristiana, a llevar una vida en el amor y a ser portadores de paz. – “Yo me voy, pero mi Hijo Jesús y Hermano vuestro, quedará siempre con vosotros en todos los Sagrarios de la Iglesia y vivirá siempre dentro de vosotros, si queréis, alimentándoos y guiándoos con su palabra y por medio del Espíritu Santo, llevando a toda la Iglesia a la santificación hasta llegar a su Reino y a vuestro Reino”.

Sea como fuere, el Obispo monseñor Grillo, en nombre de la Comisión Diocesana creada por él mismo para estudiar las Mariofanías, les pidió transcribir los Mensajes después de haberlos leído y meditado atentamente. En 1996 entregaron su testimonio, cuya síntesis viene a ser la siguiente:

  • Llamado a la defensa de la familia cristiana, “pequeña Iglesia doméstica”, centro de batalla de satanás. Y a su unidad y santidad (a construirla según valores cristianos, con la oración familiar y la educación cristiana de los hijos).
  • Advertencias de peligros inminentes para la Iglesia (confusión, apostasía y persecuciones) y para el mundo (calamidades y guerras nucleares).
  • Pedido de la consagración (personal, familiar, parroquial, diocesano, de la Iglesia y del mundo entero) al Corazón Inmaculado de María.
  • Llamada a la comunión sacramental (o espiritual) diaria, “único Pan de vida eterna”.
  • Llamado urgente a la Exposición del Santísimo Sacramento en todas las Iglesias y a la adoración de los fieles.
  • Llamada apremiante a la defensa de la vida, don de Dios.
  • Importancia de la devoción (y trato) a los ángeles custodios.
  • Llamado urgente a la oración (“rezad, rezad, rezad”), sobre todo al Rosario, única arma para derrotar a satanás y no caer en pecado.
  • Llamada a la lectura y meditación de la Sagrada Escritura y a seguir con fidelidad el Magisterio de la Iglesia.
  • Llamado a la vida sacramental, particularmente a la Confesión y a la Eucaristía (Santa Misa y Adoración).
  • Llamado a la necesidad de la Dirección Espiritual para un crecimiento seguro y más profundo de santidad.
  • Llamada a la docilidad y obediencia a la Divina Voluntad.
  • Llamado al testimonio, con la propia vida, de la humildad, el perdón y la caridad; y a ser portadores de paz.
  • Llamada a la atención y a la asistencia particularmente a los niños y a los enfermos (en quienes está Jesús) y a “ser como niños”.
  • Llamada a aceptar y ofrecer los sufrimientos pues “si se acepta y se une al sufrimiento de Jesús, servirá para repartir infinitas gracias espirituales, personales y para toda la Iglesia y por el Reino de Dios”.
  • Advertencia sobre “el fin último del hombre que es la vida eterna con Dios, la salvación del alma para la eternidad”.
  • Hay tres mensajes “secretos” (revelados a Jessica), de los que dos se dirigen al Obispo monseñor Girolamo Grillo y uno al Santo Padre (Juan Pablo II del que la Virgen asegura que es “el don más grande” que su “Corazón Inmaculado ha obtenido del Corazón de Jesús”).

En efecto: Jessica, en su declaración escrita para el informe publicado por la Revista diocesana de Civitavecchia, certifica: “Declaro, además, haber recibido mensajes, que no puedo desvelar, dados al Obispo, en el mismo año y en los años siguientes. Tales mensajes están en secreto entre el Obispo y yo y no puedo revelarlos porque estoy ligada a la obligación del silencio. El único que podrá revelarlos, si algún día tiene intención de hacerlo, es solamente el Obispo, monseñor Girolamo Grillo. Además, siempre en esos mismos años, declaro haber recibido otros mensajes que se refieren principalmente a la familia y a su unidad, que está siendo destruida en estos tiempos por las insidias del demonio. Tales mensajes piden también: mucha oración ante Jesús Eucaristía; asistir a la Santa Misa todos los días; confesarse al menos una vez a la semana, en el día del Señor; rezar el Santo Rosario; consagrarse al Corazón Inmaculado de María”.

Sea como fuere, los Mensajes (divulgados por el capuchino Flavio Ubodi en su libro “La Virgen de Civitavecchia: Lágrimas y mensajes” de la Ed. Homo Legens) contienen una preocupación constante por la Iglesia y la Humanidad que camina inconsciente hacía el abismo. Se advierte de una posible “guerra mundial” “nuclear” de consecuencias incalculables, pero condicionada a nuestra respuesta y que, por tanto, puede ser parada con el amor, la oración, la humildad, el Rosario, la penitencia, la conversión. Se recuerda que las tribulaciones dolorosas, las calamidades y las guerras son siempre consecuencia de la corrupción y del pecado; el hombre debe volver al amor de Dios y al amor fraterno.

Nuestra Señora advierte que satanás quiere desatar el odio y la guerra para destruir a la humanidad; quiere derribar la Iglesia de Dios, comenzando con la pequeña Iglesia doméstica que es la familia. Sin una nueva conversión, muchos pastores traicionarán su vocación, incluso con escándalos graves y la Iglesia conocerá gran apostasía.

Como en todas las demás Apariciones y Mensajes Marianos también estas de Civitavecchia, lejos de ser inquietantes o amenazantes, de anunciar inevitables calamidades y desgracias, aparecen tranquilizadoras, henchidas de consuelo y esperanza: nos aseguran que podemos detener la catástrofe que se cierne sobre la Humanidad.  El camino que se nos indica es, nuevamente, el de volver a Dios, al amor a Él, y el amor a los hermanos respondiendo al llamado a la conversión, la penitencia, la oración (especialmente la Corona del Rosario) y la consagración al Corazón Inmaculado de María. Porque, aunque la familia y la iglesia están pasando por su terrible Pasión, después de los dolorosos años de oscuridad de satanás, vendrá el triunfo del Inmaculado Corazón de María, que hoy es ya inminente.

 

Su relación con Fátima  

Las Apariciones de Fátima se sitúan al inicio del siglo XX, las de Civitavecchia al final. La Virgen misma se refiere a Fátima y a lo que dijo entonces a los tres pastorcitos: – “Preparaos a vivir cuanto he revelado a mis pequeñas hijas de Fátima”. El obispo Monseñor Grillo ha revelado que tuvo que entregar a Juan Pablo II un Secreto, que le había comunicado Jessica, pequeña entonces. No ha contado los detalles, pero el contenido tiene que ver con la Iglesia y está relacionado directamente con el Tercer Secreto de Fátima que, por obediencia a la Virgen, deberá revelar directamente y sólo el Papa, cuando sea el momento.

Benedicto XVI, durante su peregrinación a Fátima en mayo de 2010, afirmó la actualidad del Mensaje profético de Fátima, cuando explicó que la persecución y el gran sufrimiento que allí se describen, tienen que ver con realidades futuras “que se manifiestan poco a poco”, e internas a la Iglesia misma, con referencia explícita al “pecado que existe en la Iglesia” y al escándalo horroroso de la pedofilia. Por lo demás, la Virgen en Fátima prometió el triunfo de su Corazón Inmaculado, que todavía tiene que llegar y que está ligado a su petición de “Consagración”.

Sea como fuere, no parece que el hombre haya aprendido la lección de las tragedias del siglo XX que se hubiera podido ahorrar si hubiera atendido los deseos de Nuestra Señora de Fátima… No obstante, a pesar de que seguimos sin hacer caso a Sus Mensajes, como Madre amorosa y solícita, para evitar que la humanidad caiga definitivamente en el abismo, vuelve a insistir, ahora, en Civitavecchia, a Su llamado apremiante: penitencia, conversión, Rosario y consagración a Su Inmaculado Corazón.

La Virgen busca hijos, familias, que la escuchen y la obedezcan, colaboradores generosos que formen parte de su ejército, como apóstoles de los últimos tiempos, almas que recen, se sacrifiquen y consagren a Su Inmaculado Corazón; que ofrezcan sus propios sufrimientos y su misma vida en reparación a las ofensas que contra Dios y Ella misma continuamente cometen los hombres: almas víctimas por la salvación de toda la humanidad y apóstoles de Su Paz y de Su amor (como dice en Medjugorje) que ayuden a Su Inmaculado Corazón a triunfar sobre satanás. Triunfo que coincidirá con un nuevo Pentecostés e iniciará una nueva larga era de paz, la del Reinado (eucarístico) universal de Su Hijo en una tierra nueva (paradisiaca) con una sola religión y una única fe: la de la Iglesia católica que conocerá su máximo esplendor y gloria.

 

Francisco José Cortes Blasco

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