«CONFIAMOS QUE LA VIRGEN ESTá VERDADERAMENTE CERCA» 

«Queridos hermanos y hermanas, aquí en la iglesia o en los demás lugares delante de la iglesia o en el salón amarillo, todos sabemos que es un gran privilegio no tener que festejar el nuevo año con champagne —quizá más tarde— [aplausos y risas] sino con María, José y el Niño en el pesebre, con los ángeles.
Todos nosotros hemos venido a Medjugorje para estar en este día, de manera especial, cerca de la Madre del Señor. O más bien debemos decir, que hemos venido aquí porque sabemos que la Madre del Señor quiere estar cerca de nosotros.
Con Ella, queremos iniciar el nuevo año, y la primera cosa que me conmueve, si pienso en el Pesebre y en los pastores, es que allí no había ningún ángel. Aquí [muestra el pesebre que está debajo del altar] hay dos ángeles sobre la gruta, pero en el Evangelio no aparecen. Estaban por el contrario, en el campo con los pastores; un gran coro de ángeles. Y María y José sólo llegaron a escuchar hablar de ellos. ¡Los pastores se lo contaron!
Ustedes tampoco han visto a la Gospa (Virgen) pero aquí hay personas que lo cuentan. Y nosotros confiamos que la Virgen está verdaderamente cerca. La fe viene del escuchar y me impresiona, primero que todo, que el Evangelio de hoy habla de la escucha. Primero debemos escuchar la alegre noticia. Tenemos dos orejas, dos ojos y una boca: esto significa que debemos escuchar mucho, mirar mucho para luego hablar. ¿Y qué debemos decir? Debemos contar lo que hemos visto y oído. El mundo necesita una nueva evangelización, y ésta se da sólo si no dejan de callar quienes han visto y oído. Todos nosotros hemos recibido la fe y en el bautismo hemos recibido la tarea de comunicarla a los demás. Los pastores han contado lo que se les dijo y de allí todo continuó. El Evangelio, la buena nueva, fue contado y quienes lo refirieron eran creíbles. Quienes lo habían escuchado, también vieron que las palabras iban concordes a la vida; que lo que los testigos decían encontraba además correspondencia en sus vidas.
¿Cómo podemos hacernos testigos del Evangelio? Primero que todo en lo que podemos observar en María. María conservaba y meditaba en Su Corazón todo lo que le sucedía. Hermanos y hermanas, aquello de lo cual urgentemente tenemos necesidad en nuestro tiempo es de la oración. Lo digo con un poco de tristeza porque sé que oro demasiado poco. Sé que la oración es la vida. Sin una relación viva con Dios nuestra vida se hace árida y vacía. ¿Por qué la Virgen nos dice continuamente que oremos?
Tomen el tiempo para la oración. Es un buen propósito para un nuevo año, para nosotros los sacerdotes, diáconos y para todos. Tiempo para la oración. De esta manera hay mucha fuerza, hay mucha alegría, demasiado claro. Pidámosle a la Virgen que nos ayude a orar más. Si oramos nuestras palabras estarán llenas de vida y luego nuestro testimonio será creíble.
Ahora quisiera referirme a dos palabras que el Apóstol Pablo nos ha dicho. El año Paulino terminó y ahora estamos en el Año Sacerdotal, pero las palabras del Apóstol Pablo estuvieron fuertes, porque estaban llenas de vida. En la lectura de hoy nos dice: “que Dios ha mandado a su Hijo para que lleguemos hacer hijos”. Las hijas no están excluidas, se comprende hijos e hijas juntos. Y Pablo dice que estamos llamados hacer “hijos y no esclavos”. Del mismo modo como Jesús es Hijo de Dios, así podemos también nosotros llamarlo Padre. Al inicio de este año el Apóstol Pablo nos dice: “Ustedes son hijos y no esclavos”.
Yo pienso que Medjugorje es un lugar donde se confiesa mucho y la Confesión es la liberación del pecado. Dios nos quiere tener consigo como hijos. Libertad para los hijos de Dios, y por eso nos ha regalado el sacramento de la Confesión. Debemos tener una nueva actitud hacia Dios, poderlo llamar Abbá. Jesús nos ha llamado para que tengamos confianza en él, para que tengamos confianza en Dios. Hay demasiado miedo hacia Dios en nosotros, “Jezu ufam tobie,” Jesús confió en Ti — Sé también polaco— [risas] luego “Jezu ufam tobie”, Jesús confió en Ti [aplausos].
El Papa Juan Pablo II nos ha dejado este mensaje: “Tengan confianza en la misericordia de Dios, tengan confianza en la misericordia de Jesús”. En algunos casos tener confianza puede ser heroico, cuando la vida se hace difícil, cuando un matrimonio se hace pesado, cuando hay una enfermedad que oprime, cuando no sabemos cómo irá nuestro trabajo. Entonces, decir “Jezu ufam tobie”, puede ser heroico, tener confianza es verdaderamente tener un acto de fe. Y nuevamente debemos ver a María: ¿Quién ha realizado un acto de confianza,o de fe más grande que María? “Jezu ufam tobie”: que éste se nuestro programa para el año que viene.
Ya estamos casi en la media noche y se sienten ya las detonaciones, pero nosotros no tiraremos petardos, nosotros por el contrario cantamos [aplausos].
Ahora una última palabra: los pastores regresaron glorificando y alabando a Dios por aquello que habían visto y oído. También nosotros regresaremos a casa, y para poder ser testigos de la buena noticia, debemos, primero que todo, glorificar a Dios. Los pastores glorificaron y alabaron a Dios por cuanto habían visto y oído. Espero que también todos nosotros cuando regresemos a casa, —hagamos el viaje de regreso, después de estos días transcurridos aquí. — Y glorifiquemos a Dios por cuanto hemos visto y oído. Entonces nos creerán también a nosotros, cuando contemos nuestra palabra, y nuestra palabra será digna de fe.
Ahora es casi la medianoche y es el momento oportuno para proclamar el nuestro Credo. Con esta fe entramos en el año. ¡Que Dios bendiga el nuevo año! (Aplauso prolongado)
Traducido del italiano por el Padre Francisco A. Vérar
Compartir: