Fr. Lionello Melchiori y Gregorie Ahangbonon vinieron a Medjugorje. Fr. Lionello sirve en las misiones africanas y, por el momento, vive en Génova. Dijo que Gregorie tiene una misión especial: buscar a Dios en los enfermos, y los ha encontrado entre los más desamparados hace ya más de treinta años. Nació en Benin, pero desde 1971 vive en Costa de Marfil. Está casado y tiene seis hijos: "Yo no soy médico, soy un simple trabajador, un mecánico de automóviles. Puedo decir que he recibido educación católica, mi padre era católico y me bautizó cuando yo nací. Cuando vivía en Benin me encantaba mi fe católica y mi bautismo, pero cuando llegué a Costa de Marfil hice un montón de dinero. Con sólo 23 años pude comprar mi propio coche, algo muy poco frecuente en áfrica. Fue entonces cuando me alejé de Dios. El dinero se convirtió en el centro de mi vida y de repente estaba inmerso en grandes problemas, lo perdí todo. Llegué a pensar en el suicidio. Viví una vida pobre y sólo mi esposa y los dos hijos que tenía en ese momento estuvieron conmigo. Pero Dios entró en mi miseria. Me sentí atraído por él a través del sufrimiento, a través de la miseria y el dolor, y fue como en la parábola del hijo pródigo. Dios vino en mi ayuda y regresé a la Iglesia Católica de nuevo.

Tuve la suerte de conocer a un misionero que organizó una peregrinación a Jerusalén. Fui allí y Dios me dio mucho durante esa peregrinación. Tras regresar a Costa de Marfil, me decidí a empezar un grupo de oración junto con mi esposa. Solíamos ir al hospital con ese grupo de oración y orábamos por los enfermos. Nos dimos cuenta de que había muchos y también los que habían sido abandonados, debido a que en áfrica no tenemos seguro médico. Los que no tienen dinero, no tienen posibilidad de ser tratados. Fue entonces cuando decidimos ayudar a esa gente. Empezamos a darles baños, estábamos buscando maneras de comprar medicamentos para que pudieran tratarlos y poco a poco su estado de salud comenzó a mejorar. Los que estaban gravemente enfermos podían al menos morir con dignidad. Hay un deseo de buscar a Dios en los pobres que nace en nuestros corazones. También comenzamos a visitar a los prisioneros", dijo Gregorie quien dio gracias a todos los sacerdotes de las misiones africanas por haber reconocido su trabajo.

En paralelo, todas las personas con enfermedades mentales en áfrica fueron tratados de muy mala manera. Eran encadenados y atados a los árboles o metidos en los establos hasta que se paralizasen por completo impidiéndoles cualquier movimiento. La gente piensa que su enfermedad es producto de la posesión de espíritus malignos y no conocen su realidad. Gregorie empezó a liberarlos y hasta ahora se ha liberado a más de 30.000 personas enfermas. él va a donde están, los libera y luego se los lleva a los centros de rehabilitación donde se preparan para la vida futura. Cuenta con 11 centros y el duodécimo se va a construir en los próximos meses.

Lo que es interesante es que los colaboradores más cercanos de Gregorie son aquellos que fueron sanados. Ha recibido varios premios por su trabajo. También nos habló acerca de su experiencia de Medjugorje: "Quiero decir que Medjugorje es inusual y un lugar especial, es un lugar donde uno puede tocar con la mano la grandeza de la misericordia de Dios y la belleza del corazón de la Madre. Deseo para todos aquellos que vuelven a casa, recordar siempre el encuentro que han tenido aquí con la Gospa y el Señor, porque esas son las cosas que deben ser apreciadas en nuestros corazones y recordar toda nuestra vida. Todo esto nos debe llevar al camino de la conversión genuina".

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