Son numerosas las experiencias de muchos peregrinos que aún permanecen ocultas a la opinión pública, pero también muy a menudo surge la oportunidad de conversar con los que no dudan en hablar públicamente sobre las gracias especiales que les son dadas por la intercesión de la Gospa.
Hoy traemos la historia de Gabrielle Colins de Irlanda. Ella vino a Medjugorje por primera vez, sólo por su hermana: "Me crié y crecí como católica, pero con el tiempo y con los años, dejé de ir a la iglesia. Luego tuve un ataque al corazón y tuve que dejar de trabajar, por lo que pasé la mayor parte del tiempo en casa. Mi hermana ya había ido en varias ocasiones y fue quien me propuso un viaje a Medjugorje. Cuando llegamos aquí, lo pasé verdaderamente bien, aunque pensé que nunca más iba a volver a Medjugorje. Sin embargo, en febrero del año siguiente, ya había vuelto. Aquí es donde uno puede sentir la paz definitiva, aquí es donde vive la Madre. Estaba muy enferma y pasaba mucho tiempo en los hospitales.
En otra ocasión, me puse muy enferma justo antes de venir aquí, unos días antes del aniversario de Medjugorje. Me hicieron un montón de pruebas y me dijeron que la arteria principal, la que va desde el corazón hasta el cerebro, tenía un 70% de bloqueo. Me dijeron que la cirugía era un procedimiento simple, pero en mi caso era casi imposible y no me daban muchas esperanzas. El médico me dijo que si no aceptaba la cirugía, mi muerte sería cuestión de tiempo. Sugirió que invitase a mi familia para explicarles el por qué de la necesidad de una cirugía tan urgente. En lugar de eso, decidí venir a Medjugorje para así, a mi regreso, hacer frente a esta nueva situación.
Pensé que si esa iba a ser la última semana de mi vida, quería enfrentarme a todo después de mi visita a Medjugorje. Cuando llegué aquí me sentí en una paz perfecta y no tuve ni una sola pizca de ansiedad o preocupación. Una tarde comencé a orar con mi hermana en el exterior de la iglesia. Me senté allí durante un rato y, de repente, en un momento, sentí gotas de lluvia que caían sobre mi. Miré hacia arriba, pero el sol brillaba y las gotas sólo caían sobre mí. Intentaba entender lo que estaba pasando, miré a mi alrededor y vi la lluvia era sólo encima mí. Le pregunté a mi hermana sobre este extraño fenómeno y con mucha paz me dijo que era una bendición. No tuvimos esta experiencia de nuevo. A mi regreso a casa me sentí una paz increíble.
Fui a ver a mi doctor, quien estaba dispuesto a llevar a cabo la cirugía programada tan pronto como fuese posible. Le pedí pasar por otro examen y tomografía computarizada, aunque el decía que era innecesario pues las pruebas se habían realizado hace unas semanas. Se enfadó mucho y como no estaba dispuesta a escucharle, ordenó otra exploración. Tras la llegada de los resultados, quedé absolutamente impresionada ya que no había ningún rastro de ningún tipo de bloqueo anterior. El doctor no entendía lo que estaba sucediendo, ni a dónde había ido, ni lo que estaba haciendo. Sólo le dije que había ido a Medjugorje, y le pedí que mantuviera esos resultados como un caso único sucedido en el hospital. Toda mi vida cambió después de esa experiencia. Ahora siento un inmenso amor de Dios y la alegría en cada momento, algo que deseo compartir con todas las personas con las que me encuentre en la vida".