Se celebra el XII Congreso Nacional María Reina de la Paz en Paraguay, y dice el afiche de presentación “Medjugorje en nuestra tierra, misión latinoamericana”. El Congreso es parte de la misión de fray Zvonimir Pavičić y se celebra en La Colmena. Esta pintoresca ciudad fue fundada por un grupo de 11 familias japonesas, que en total eran 81 personas, las que llegaron a Paraguay desde ese lejano país de oriente en el año 1936. En la actualidad tiene alrededor de 6.000 habitantes, de los cuales un 7% sigue siendo de origen japones.

El Congreso Nacional, al igual que toda la misión latinoamericana, es organizado por los representantes de la Fundación Centro Medjugorje en cada uno de los países que fray Zvonimir visitará.

El día comenzó con la bienvenida que Mons. Ignacio Gogorza dio a todos los participantes y se proyectó un documental sobre Medjugorje. Fray Zvonimir dio la primera catequesis y la gente casi no le dejaba hablar por aplaudirle después de cada frase que al comienzo dirigió a los presentes.

“Vengo aquí como párroco de Medjugorje, soy un franciscano que está en la pastoral de Medjugorje desde hace seis años. Me encuentro continuamente con los peregrinos, rezo con ellos, los confieso. Me han pedido que les diga algo de Medjugorje, de la Virgen, desde mi perspectiva. ¿Cuántos de ustedes aquí han estado en Medjugorje? -la gente levantó las manos- Veo que algunos han estado. Para los que no han estado nunca, Medjugorje es un pequeño lugar, muy, muy pequeño. Especialmente antes de que la Virgen se apareciera en Medjugorje, era una región muy pobre, incluso la gente para tener agua, tenían que ir a buscarla otro lugar. Era realmente un lugar muy pequeño. Pero nosotros sabemos a través de la Biblia como Dios ama los lugares pequeños. Dios ama a las personas pequeñas y sencillas. Y que ellos son muy queridos a Él. ¿Por qué? Porque no tienen un apoyo material y ellos no piensan que tienen la seguridad en ellos mismos, en lo que tienen, y por eso buscan continuamente a Dios. Tienen un corazón sencillo, un corazón que busca y espera a Dios continuamente. Y sienten que Dios es el salvador. Por eso, la gente pequeña, los lugares pequeños, atraen el amor de Dios de una manera especial. Así vemos en la Biblia muchos lugares. Lo vemos a lo largo de la historia, en Lourdes, en Fátima, en Guadalupe. Siempre se trata de personas, de gente pequeña, especialmente los niños a los que la Virgen se aparece. Y así sucedió en Medjugorje en 1981. Seis niños en un día como cualquier otro, no hacían nada y de repente en el monte vieron algo inusual y corrieron hasta la cima de ese pequeño monte. Allí vieron a esa hermosa mujer. No supieron enseguida que estaba pasando, pero la Virgen con su corazón materno los alentó y se presentó a ellos como la Reina de la Paz. Y dijo que de manera especial escogió esa parroquia de Medjugorje para poder convertir a través de ella al mundo entero”.

“Y mientras hablamos del amor de María y cuanto nos ama, en realidad todo eso es solo el fruto del amor de Dios por nosotros. Porque todo esto no hubiese sido posible que suceda si Dios no hubiera dado la libertad a María. ¿Y qué es lo que hace María? Ella siempre indica. En los cuadros podemos verla como sostiene al Niño Jesús con una mano y apunta con la otra mano hacia Él. Porque Jesús es su salvador también. Y a nosotros nos enseña, nos muestra quien es nuestro salvador, quien nos puede salvar. Por eso tantas veces en Medjugorje dijo: Vayan a mi Hijo. ¿Y qué significa vayan a mi hijo? ¿Dónde es que podemos encontrar a Jesús hoy? En los sacramentos, en la Iglesia. Por eso en Medjugorje está tan acentuada la oración en la iglesia, la eucaristía, la adoración, la confesión, la veneración de la cruz del Señor, la oración de sanación del cuerpo y del alma, el rosario, el Viacrucis. Todo, gira en torno a Jesús. Y cada vez que dirigimos nuestras oraciones a María, cada oración termina con Jesús. ¿Cómo termina el Ave María, con qué palabra? Con Jesús. Ese es el fin, todo lo que María hace y desea es Jesús. Y eso es lo que nos dice María, que vayamos a Jesús y vivamos en su gracia, que sintamos que hermoso es estar con Dios. Dios ama el mundo y nos ama a nosotros que estamos en el mundo, pero nuestro anhelo más profundo debería ser unirnos a Dios en el cielo. Esa es la escuela de la Virgen, eso es lo que nos enseña aquí”. 

La gente se emocionó cada vez que fray Zvonimir tocaba y cantaba. Es que con las canciones les transmitía el amor de Jesús, el amor de la Virgen y se veían las lágrimas en sus ojos. Eran lágrimas de alegría, de gozo por lo que Dios les estaba regalando experimentar y vivir.

El P. Eugenio María Pirovano de Brasil, que en 2023 cumplió sus 45 años de sacerdote, es el fundador de la ‘Fraternidad de los Discípulos de Jesús para la gloria de Dios Padre’ – Monasterio Regina Pacis, fue el encargado de la segunda catequesis de la jornada. Y la tercera conferencia, con la cual culminó la mañana del primer día del Congreso, la dio Mons. Ignacio Gogorza.

En la tarde, del segundo día de la visita de fray Zvonimir a Paraguay, y como parte del congreso, sobre las 16.30 horas comenzó un hermoso encuentro, en el que estuvieron unas 600 personas, de las cuales solo una decena había estado en Medjugorje.

El encuentro comenzó con en el rezo del rosario, meditado por fray Zvonimir, que cantó las letanías en croata como suelen hacerlo en Medjugorje. Fray Zvonimir había tenido previamente un ensayo con el coro, y así todos los fieles podían responder a cada letanía, el conocido “moli, moli za nas” (ruega, ruega por nosotros). Realmente fue muy hermoso escuchar como todos al unísono y en perfecta armonía cantaban en croata.

Acto seguido fray Zvonimir dio una catequesis más en la que habló sobre las 5 piedritas para vencer a nuestro Goliat: el rosario, la Eucaristía, la lectura de la Biblia, el ayuno y la confesión.

“Si siempre con nosotros tenemos estas cinco piedritas, venceremos a Goliat en nuestra vida. Pero no con nuestra propia fuerza, sino con la fuerza de Dios. Porque el engaño más grande en la vida es cuando el hombre piensa que puede hacer algo por sus propias fuerzas. Dios nos enseña a que siempre seamos humildes. Nos enseña que nada podemos conseguir por nuestras propias fuerzas, sino por su gracia. Estas cinco piedritas, la oración del rosario, cada día es más hermosa, acabamos de rezarla y le pedimos a la Madre de Dios que ore por nosotros. ¿Y cómo no lo va a hacer si tenemos en nuestros labios su nombre y el nombre de Jesús? Y oramos que interceda por nosotros en el momento de nuestra muerte y siempre. ¿Y qué es el rosario? El rosario es una oración sencilla en el que rezamos los misterios de la vida de Jesús y los misterios de la salvación. El rosario es como un resumen del Evangelio”.

“La segunda piedra es la eucaristía. No hay oración más grande que la eucaristía, especialmente la eucaristía del domingo. ¿Cómo no vas a ir a misa si sabes que es la oración más sublime que puedes ofrecer a Dios? ¿Qué es la eucaristía? La eucaristía es nuestra oración junto con Jesús. La eucaristía no es conmemorar la vida y la muerte de Jesús. Nosotros celebramos la eucaristía porque en ella está la verdadera fuerza que da el misterio de la salvación de Jesús. La fuerza de la cruz de Jesús, la fuerza de la resurrección de Jesús. Es la fuerza más grande de este mundo, por eso la eucaristía es la oración más poderosa, más fuerte. Por eso la eucaristía nadie la puede celebrar solo, siempre necesitas a alguien más con quien celebrarla. Se necesita la comunidad. Porque Jesús no solamente murió por mí, sino que murió por todos nosotros y desea que todos nos salvemos. ¿Cuáles son las primeras palabras que el sacerdote dice a la comunidad reunida? Dice: ‘El Señor esté con ustedes’. Eso significa que Jesús está con nosotros cada vez que celebramos la santa Misa”.

“Hablemos de la Biblia. Yo estoy convencido de que cada uno de nosotros quisiera ver a Dios ¿no es cierto? A todos nosotros nos gustaría saber cómo es Dios, como suena su voz. ¿Y qué me diría Dios hoy a mí? Por eso tenemos la Biblia. Allí te enseña cómo es Dios y el que quiera escuchar la voz de Dios solo tiene que tomar la Biblia y leerla. La Biblia es el autorretrato de Dios, es como su autobiografía. Y Dios nos ha dicho en la Biblia todo lo que ha querido y pensado decirnos”.

“La siguiente piedrita es el ayuno. Es lo más temido por todos nosotros. Creo que a todos nos cuesta el ayuno, y el ayuno es tan provechoso. ¿Qué es el ayuno? El ayuno es algo que yo escojo, no es una dieta. No ayunamos por el aspecto físico. El ayuno es cuando me decido conscientemente a no tomar el alimento en la cantidad que normalmente tomo. Cuando ayunamos sentimos que tenemos hambre, y entonces ¿cómo nos puede ir bien? ¿Qué es lo que nos dice el hambre? El hambre nos dice que en nosotros, hay un hambre mucho más profundo, es el hambre del Dios vivo. Es el hambre que solo Dios puede saciar. Y mientras sentimos ese hambre físico nosotros podemos llegar a ser conscientes del hambre espiritual. Que estamos hambrientos de Dios. Que Dios debe ser nuestro alimento”.

“Y la última piedrita es la confesión. ¿Qué es la confesión? La confesión es el sacramento en el que nos encontramos con Dios, con el Padre misericordioso. El Padre no nos dice todos los pecados que habíamos hecho, sino que nos abraza, nos perdona. Recordemos la palabra del hijo pródigo. Cuando perdió todo lo que su padre le había dado y cuando vivió en todo tipo de pecados, decidió volver a la casa de su padre. El padre lo ve de lejos venir y va corriendo a su hijo y lo abraza. Todo le ha sido perdonado, le da un vestido, le da un anillo, le da todo lo que puede tener como hijo. Este es un símbolo, una imagen de la confesión. Y cuando nosotros caemos de rodillas antes Dios, cuando reconocemos nuestros pecados, Dios también en la confesión se echa sobre nosotros, nos abraza y nos perdona nuestros pecados. Nos devuelve la dignidad de hijos, la dignidad que el pecado nos ha quitado. Por eso la confesión es tan hermosa. Por eso a menudos lloramos en la confesión, lloramos porque no podemos comprender el amor de Dios, como Él nos perdona todos nuestros pecados. Vayan a la confesión, reconozcan sus pecados ante Dios y Él les dará una vida nueva”, finalizó fray Zvonimir.

La Santa Misa estuvo presidida por el P. José Larrosa, párroco de la iglesia de San Francisco Javier en la ciudad de La Colmena.

En la homilía, que estuvo a cargo de fray Zvonimir, el actual párroco de Medjugorje dijo: “Queridos hermanos, acabamos de escuchar la Palabra de Dios, hemos escuchado a Cristo mismo que nos habla. Como nos estamos acercando al final del año litúrgico leemos las lecturas que nos hablan de la eternidad. Son las lecturas que hablan de la vida eterna, del Reino de los Cielos. Y vemos que a Jesús lo enfrentan a una pregunta. Los saduceos no creían en la resurrección de los muertos, así que no querían escuchar a Jesús. Querían que Jesús caiga en una trampa con sus palabras. Porque creen que delante de ellos solo está un hombre. Ellos todavía no comprenden que delante de ellos está la Palabra de Dios. Y que a Él no le puedes poner una trampa, Él lo sabe todo, en Él está la sabiduría de la vida. Ellos hablan de los 7 hermanos que tuvieron por esposa a la misma mujer, pero ninguno tuvo hijos con ella. Que ingeniosos son aquellos que quieren poner a Dios en la trampa. Se inventan todas las situaciones más absurdas posibles. Si existe la resurrección de los muertos, si existe la vida eterna -le preguntan- ¿de quién será esa mujer en el cielo? Y todos se quedan callados, esperan qué dirá Jesús, para ver si Jesús es realmente tan grande. ¿Y qué es lo que dice Jesús? Los hijos de Dios en el Cielo no se casan, existen otras leyes allá. El Cielo, la eternidad no es vivir de nuevo como aquí en la tierra, sino una vida totalmente diferente, una realidad totalmente nueva que supera nuestro entendimiento y perfecciona nuestro ser. Hoy también con mi comportamiento, con mi vida, decido como será mi eternidad. Si viviré en el Reino de los Cielos, alegre, totalmente pleno en Dios o me iré al otro lado”.

“La Virgen ha venido a Medjugorje para llamarnos a escoger a Dios. Para mostrarnos que Dios no es el Dios de los muertos, sino de los vivos. Y que Ella vive en Su vida, y que no es una mujer del pasado, sino una mujer que es, que está ahora y que será siempre. ¿Por qué? Porque confió en su Hijo y por eso vive en el poder de su resurrección, y vivirá siempre con Él. Ella fue la primera de las criaturas que fue asunta al Cielo y Ella es la belleza de la vida eterna. Ella nos testimonia que Dios no está muerto, que Dios está vivo y Él vive por siempre. Y al final de los tiempos, Él vencerá. En nosotros está ser discípulos suyos, ser sus hijos, los hijos de la resurrección. Que Dios permita que así sea. Amén”.

La jornada culminó con la Adoración a Jesús en el Santísimo Sacramento del altar con las meditaciones de fray Zvonimir, tal como se hace en Medjugorje. Fue un momento de oración profunda, de paz en el corazón y alegría espiritual. El coro “María Reina de la Paz”, dirigido por el profesor Mario Gómez, es un coro recién formado y vienen de Ciudad del Este para esta ocasión.

Desde el rezo del rosario y hasta terminar el día fueron 4 horas continuas de oración, lo que trajo al recuerdo, de todos los que alguna vez han peregrinado a Medjugorje, el programa vespertino de Oración en la parroquia de Santiago Apóstol.

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