“Esto se debe a que encontramos a la Santísima Virgen María en esos momentos claves de la vida de Jesús. Toda su grandeza proviene de su relación con su hijo Jesucristo. Por eso cuando veneramos y practicamos la devoción a la Santísima Virgen María, tenemos un camino seguro o una estrella guía que nos lleva a Jesús. En este sentido, es nuestra intercesora, es nuestra mediadora, en definitiva es nuestra Madre. Aunque las Sagradas Escrituras no describen exhaustivamente su vida, de lo que está escrito sobre ella se puede ver toda su grandeza, que está contenida en la declaración de Isabel: “Feliz de ti por haber creído”, dijo fray Jure Barišić, y agregó que para la fiesta de la Asunción de la Santísima la Virgen María al cielo, l Iglesia Nos hace meditar en el fragmento del Evangelio según Lucas, en el que María va a visitar a Isabel.

“Lo primero que se puede ver del Evangelio es que María se apresuró a ir a los montes para servirla y ayudarla, y cuando Isabel escuchó la voz de María, se llenó de gozo. Llevar a Dios a los demás, ayudar a los demás, servir a los demás es uno de los actos de misericordia cristianos más hermosos. Y María era así. Atenta y dispuesta siempre para una persona en necesidad. También hay un mensaje para nosotros los creyentes, y es cuánto vemos a una persona en necesidad, si estamos atentos y cuidadosos como María, llevamos a Dios a nuestro prójimo y así le llevamos la felicidad. No debemos olvidar que ser cuidadosos y dispuestos como María significa estar atentos a los demás, estar atentos a ellos”, dijo fray Jure y agregó que de ahí viene otra característica de María que es importante para nuestra vida cotidiana, y es escuchando.

“Escucharte y oirte no es lo mismo. Era María quien tenía tal cualidad que centró toda su atención en la otra persona. Es por eso que en nuestra vida cotidiana, cada vez que prestamos atención a nuestro interlocutor, estamos diciendo que es importante para nosotros, quiero saber lo que tiene que decir. Aprecio tu palabra. Eso es lo que hoy falta especialmente, que nos demos importancia, es decir, que nos respetemos”, dijo fray Jure y subrayó que hoy casi nos hemos olvidado de escuchar y prestar atención a las palabras de las personas al lado nuestro, porque nuestros móviles están cada vez más en nuestras manos, y miremos cuánto tiempo pasamos comunicándonos en nuestras familias sin la presencia de móviles, televisores, portátiles… María nos puede ayudar en esto, porque es atenta, dispuesta y sabe escuchar y actuar.

“Después de que Isabel la saludó diciéndole: “bendita tú eres entre las mujeres’, el Magníficat de María surgió. Una persona que ve a otra en necesidad, un hombre que sirve a otro, verá el germen de lo Divino en el otro y su vida será bendecida como la de María y podrá expresar su agradecimiento a Dios como ella. Preguntémonos, hermanos y hermanas, cómo expresamos nuestra alabanza al Señor en el día de hoy. ¿Encontramos tiempo en el día para que nuestra alma glorifique al Señor? ¿Glorificamos verdaderamente al Señor con nuestras palabras y acciones frente a los demás? María dio alabanza a Dios delante de Isabel, ¿y ante quién alabamos nosotros?”

“Para poder reconocer al prójimo en necesidad y poder alabar a Dios por las grandes obras de tu vida, es necesario separarte del apego a las cosas materiales. Celebrando la fiesta de la Asunción de la Santísima Virgen María al Cielo, la Iglesia quiere decirnos exactamente eso. Es decir, como materia, el cuerpo tiene su significado sublime, tiene su santificación en los brazos de Dios junto al cuerpo de Cristo. El cuerpo y la materia deben servir al alma, que siempre se dirige a Dios. En unos instantes también nosotros recibiremos a Jesucristo en nuestro cuerpo, cada uno de nosotros seremos el Templo en el que habita Dios. Seamos como ella, llevemos a Dios a los demás para que podamos decir como ella: Mi alma proclama la grandeza del Señor. Amén”, dijo fray Jure Barišić al final de su sermón. Después de la Santa Misa, el programa de oración de la tarde continuó la adoración eucarística

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