El misionero laico Carlos López Valencia, guía de la comunidad de los Siervos de María, vino a Medjugorje por primera vez en 1991. Nos comentó que fue entonces cuando vivió una conversión del corazón impresionante y milagrosa. "A partir de ese momento, abandoné todo lo malo que había en mi vida. Gracias al amor de nuestra Madre Celestial, comencé a intentar ser mejor persona, a rezar y a ayudar más. Organizamos retiros de renovación espiritual en distintos santuarios de todo el mundo; el año pasado, por ejemplo, fuimos a Zaragoza (España). Este año hemos decidido venir a Medjugorje unos 60 miembros de nuestra comunidad procedentes de Estados Unidos, Portugal, e Italia. Hemos venido porque necesitábamos crecer más en nuestra vida espiritual y de este modo ser mejores misioneros y apóstoles de María y Jesús. Estamos aquí para conocer mejor qué quiere el Señor de nosotros. Los que nos acompañaron por primera vez tuvieron una experiencia extraordinaria. Personalmente, a veces me canso muchísimo, pero la Gospa siempre me da fuerzas para seguir adelante. Muchas veces he pensado que no podía seguir con mi misión, ya que en este camino se sufren continuos ataques y momentos de desánimo, pero la Gospa siempre me levanta cuando me caigo. Nuestro director espiritual, el P. Ted, también me ha ayudado mucho. La comunidad es mi familia: me apoya, me ayuda y atraviesa las crisis junto a mi", declaraba Carlos.
 

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