Por su interés, reproducimos la segunda parte de la entrevista que el padre franciscano Svetozar Kraljevic concedió al canal de televisión católica María+ Visión, y que muy amablemente nos ha dado el permiso para su publicación.

¿En qué medida han aportado los padres para que los hijos se vayan por el camino equivocado, porque hoy en día los padres ven a los hijos culpables por el camino que han tomado, y quizás deberían preguntarse qué formación han dado a su hijo?
Muchas veces los padres se ocupan de ellos mismos, o del hijo, no tienen todo redondeado. Jesús lo hace de manera diferente. él se va al encuentro de la cruz. Parece que eso no le interesa, pero él va a su encuentro. Pero en realidad, yéndose a la cruz, se da por entero. Lo hace radicalmente para ellos, como si no le interesara que ellos se fuesen. Pero él da todo lo que tiene, y se convierte en un reto para tantos que le observan desde lejos. Dándose así, ellos empiezan a susurrar, ese de verdad era
un hombre valioso. Vamos a explorarle ahora, vamos a seguirle ahora. Y siguen por su camino. Y los padres muchas veces piden los resultados rápido, que todo tiene que ser den cierta manera y realizarse durante la vida, y el Señor en realidad deja solamente su ejemplo, su palabra, deja todo aquello que puede dar un hombre y se queda en un reto permanente para que nosotros le sigamos. Me gustaría que cuando se vayan los padres, que los hijos puedan contemplar las obras heroicas de sus padres, su fe, su amor, el sacrificio y luego seguirles. Más adelante eso se cristalizaría en algún momento, igualmente como Pedro, un traidor común y corriente, pero Jesús le retó tanto que después se convirtió en un héroe. Pienso que deberían crearse unas relaciones así entre nosotros, especialmente entre los hijos y los padres.
 
¿En qué se basa la rehabilitación en la comunidad?
En primer lugar, ya lo he dicho, pero quiero repetirlo, nosotros de verdad creemos en ese hombre. Y la vida misma y lo que trae la vida cada día es siempre algo sorprendente. Aquí cada día está relleno con la oración, con la disciplina, con el trabajo serio, con una confianza enorme que tenemos en esos jóvenes, y les damos cada oportunidad para que crezcan en la responsabilidad, en la autoiniciativa en el trabajo, y luego observamos cómo los milagros ocurren ante nuestros propios ojos. Desde el principio Dios ha puesto algo sano en el hombre. Y cuando nace un niño, o cuando un joven viene aquí, si les damos la oportunidad a esas fuerzas naturales, en la oración, en el trabajo, en las relaciones mutuas verdaderas, entonces miramos como crece un hombre bueno. En la oración, en las relaciones humanas con calidad y en el trabajo, en algo que es natural y cotidiano y si eso ocurre y es suficientemente largo, seremos testigos de milagros. Un joven cuando entra en la comunidad, está lleno del rencor,
desgracia y fracaso, echa la culpa a todos, pero poco a poco encaja en la vida de la comunidad, acepta el sacrificio y el orden, y después de un año, él piensa totalmente diferente. Después de un año y medio, da ciertos pasos y los padres no dejan de sorprenderse, ese es mi hijo? Pero no hay que olvidar, nosotros mientras estamos aquí con esos jóvenes y mientras trabajamos con ellos, cooperamos estrechamente también con sus padres , con sus familias. Y ahí se ven otra vez los frutos evangélicos, ocurren milagros. Muchas veces se trata de las familias heridas, donde la gente es consciente que tiene que cambiar, que tiene que crecer, así que empiezan a ir a la iglesia, a orar, perdonar. Porque en un principio vienen y culpan a los demás y eso dura mucho tiempo, pero luego compiten en pedir perdón. Así que podéis escuchar a la madre y al padre diciendo – perdóname hijo, o a un hijo que pide perdón a sus padres. Igual ocurre con los hermanos, así que es una reconciliación general, basada en los valores divinos de las relaciones humanas.
 
El problema verdadero no es la droga. Esto no es una comunidad para dejar la droga? Cuáles son los problemas detrás de la droga?
El hombre desde el principio del mundo busca el paraíso. Quiere y anhela el paraíso. Dios, nos has creado para el paraíso y nuestro corazón está inquieto hasta que no lo tranquilicemos. Eso es una frase de san Agustín. Y el hombre anhela el paraíso, y dará todo por el paraíso y la droga es en realidad solamente un anhelo para el paraíso y el robo del paraíso. Adán y Eva buscaban el paraíso también, y desde ese pecado el hombre se encuentra continuamente en un intento desesperado de robar el paraíso. Y lo hará todo, a veces robará el banco, a veces robará al vecino o a su propiedad, buscará droga, y todo esto solamente para que encuentre la felicidad y el paraíso. Pero el paraíso en realidad tiene un camino autentico, un camino duro por el cual se van los santos, el camino de la oración, del sacrificio y del trabajo. Nosotros aquí buscamos lo mismo como la droga, pero aquí vamos por el camino legitimo, divino, donde seguimos la luz de Dios y buscamos el camino de Dios para llegar hasta el paraíso. A través de la oración, del trabajo y el sacrificio, en la manera de Dios, de Craso, de los santos, nosotros buscamos los mismos valores, y nuestra forme de vida es más parecida a la vida de los monjes. 
 
Cuando fue abierta la primera casa, cuantas personas hay, como se vive en la comunidad, sería bueno que dijera de que se vive en la comunidad, de qué manera,
cuantos chicos y cuantas chicas hay en la comunidad, cuantas casas hay en total, si existe la casa para los hombres, para los mujeres, etc..
Aquí en Medjugorje todo empezó espontáneamente, según las necesidades humanas que padre Slavko reconoció, y nosotros simplemente lo hemos continuado así. Y de ese modo todo siguió adelante. Un día nos llegaron algunas personas de Serbia, hablamos, y ahí decidieron también comenzar una comunidad que todavía existe, nos visitó también el cardenal de Sarajevo, y nos preguntó si ellos podrían comenzar algo parecido en Sarajevo, cerca de Sarajevo también, así que ahora tenemos una comunidad ahí. Nos visitó un sacerdote de Eslovenia y preguntó si ellos en Eslovenia podrían tener algo parecido. Y qué ocurre? Tenemos una comunidad dónde en cada casa viven unos 10 jóvenes en la oración, en el trabajo, la penitencia y el ayuno, en el sacrificio y la disciplina, de una manera evangélica. Y ahora, cuál sería mi sueño? Mi sueño sería si eso fuera un modelo y que, donde sea, por ejemplo en las montañas de España, tuviéramos un sacerdote que tenga el alma, el corazón y que esté dispuesto, que tenga una casa grande y ese sacerdote llame a los jóvenes dispuestos a compartir la vida divina con él. Y comenzar la vida en la oración como lo hacemos nosotros. Y estoy seguro que habría gente interesada en una forma de vida así. Eso puede ser la persona que tiene problemas con el alcohol, con la droga o el juego, o cualquier otro problema. Y eso son personas reunidas en una casa dentro del marco de la casa parroquial y viven con el sacerdote, comparten todo con él, adoran toda la casa y todo el espacio de alrededor, rezan juntos diariamente, y pienso que un modelo así podría funcionar en cualquier lugar. El hombre está dispuesto y existe una necesidad, y en esa manera tantas casas parroquiales, que se han convertido en las casas casi sin objetivo, sin propósito, podrían convertirse en un lugar dónde las comunidades como esta, las comunidades evangélicas podrían existir. Y ahí los jóvenes podrían vivir según el evangelio, mejor que en miseria y la adicción. Y eso no exige mucha sabiduría, solamente hay que escuchar su corazón y creer que eso sea posible. Y no hacer los compromisos. Tuvimos un caso donde un sacerdote empezó a organizar algo parecido, pero él empezó a hacer pequeños compromisos, podemos así, podemos eso, no hay que rezar tanto, y eso se colapsó inmediatamente, porque así no puede funcionar. Los jóvenes
son radicales, ellos necesitan y están dispuestos a esto. Y la gente lo reconocerá y apoyará los proyectos así. Y de eso vive la iglesia. Y de que vivimos nosotros aquí? De la Providencia de Dios. No estamos preocupados por nada, porque los chicos aquí no necesitan mucho. Cuanto necesitan, eso lo provee Dios, y por eso yo estoy agradecido. Nosotros vivimos exclusivamente de los milagros. Igualmente como en el camino desde Egipto a la Tierra Prometida. Un hombre se encuentra siempre en el camino de Egipto hacia la Tierra Prometida, desde la esclavitud hacia la Tierra Prometida y cuando el hombre toma ese camino, el cree que Dios hará los milagros. Los que han tomado el camino y los que creen, no estarán abandonados. A veces parece difícil, a veces hay que creer de verdad, hay que aceptar el sacrificio, pero si el hombre se dirige a través del desierto en el nombre de Dios, Dios no le abandonará.
 
Tiene algún mensaje para los Españoles, que están en plena crisis económica, pienso que esa crisis es una buena oportunidad para que la gente vea donde está su corazón, con el dinero o con Dios . Tiene algo que decirles, a las personas que tan angustiosamente se preocupan por el dinero y lo material?
La palabra crisis yo la llamaría de otra manera, yo diría eso es la verdad. En realidad, en la crisis lo único que hacemos es que conocemos la verdad. Y cuando un hombre explora profundamente, siempre encontrará la verdad en la crisis, porque es difícil con la verdad. Y cuando Pedro encontró la verdad con su Señor, lo tenía difícil, porque la verdad está siempre cerca de la cruz. España y todos los países que están en la crisis, experimentan la gracia de Dios. Ahí Dios de una manera especial recibe a su hijo, ahí la madre abraza a su hijo de una manera espacial y le demuestra su amor, porque cuando todo es normal, la madre ni siquiera tiene la oportunidad a abrazar su hijo. Y cuando el hijo se enferma, cuando lo tiene difícil, descubre cuanto le ama. Cuando los jóvenes están fuera, en la calle, son pobres, no saben que alguien les ama, pero cuando entran en la comunidad, cuando se destruye todo, cuando Dios permite que todo se hunda, a Pedro se le hundió todo. El Señor se fue, y se destruyó todo, el perdió todas su raíces viejas, y ese nuevo que se apareció, se fue a la cruz y murió en la cruz. Eso fue una crisis. Y en realidad, la crisis era el encuentro con la verdad y la pregunta si yo estoy dispuesto a tomar el otro camino. Eso es el tiempo grande de la gracia. Por todos los hombres. Aquí Dios abre el Evangelio, abre el libro del Evangelio. Esto es el Evangelio, hombres leed! Dios nos lleva a un desierto, está dispuesto a ir con nosotros a través del desierto, acompañarnos, y está dispuesto a llevarnos a la milagrosa Tierra Prometida. Nosotros tropezamos, caemos en el desierto, estamos cansados, tenemos miedo, y eso hace visibles todas nuestras debilidades. Incluso María en un momento teme, tiene miedo, y el ángel le dice – no tengas miedo. María decide vivir no por el miedo, sino por la fe. Ella encontró su miedo, su pena, pero ella no decide vivir en esa pena. Ella decide vivir en la fe. Y ellos tenían la opción de salir o no de Egipto. Unos quisieron volver. Ahí sí tenemos las ollas, tenemos algo. El miedo era tan grande que sentían que tuvieran que volver, pero en realidad prevalió la fe, seguimos por el desierto, pase lo que pase. Y en el desierto ocurre que la misma vida está en riesgo. Es un desierto. Y ahora, en España, que es lo que creemos? Si de verdad creemos que el dinero puede redimirnos y liberarnos, pues adelante entonces! O Dios nos abre las páginas de la Biblia, y nos dice – esto es el camino, Dios nos ofrece una experiencia auténtica de nuestra fe y de nuestra cristiandad, nos ofrece una experiencia de la compañía de María y de los apóstoles, nos ofrece la compañía del pueblo elegido, que cierto, tiene su sufrimiento y su precio, y depende del hombre a que camino está dispuesto irse. Y si te duele, eso significa que Dios está planeando algo contigo. Dios guía y te llama. Yo tengo que decir que tenía grandes momentos de sufrimiento y de abandono, de juicios y del dolor, pero eso es el precio que tienes que pagar si crees. Y eso no es un dolor abstracto, sino muy concreto que tienes que sufrir, y no es nada pequeño, sino grande, que tienes que aceptar y soportar como parte del riesgo, y entonces algo milagroso ocurrirá. Y cuando los peregrinos se van al viaje largo, en realidad el destino de esa peregrinación no es Medjugorje, sino que el hombre explora las profundidades del evangelio, las profundidades de los caminos por los cuales Dios nos guía, y quiere enseñarnos los secretos, y descubrirnos los secretos, pero hasta los secretos podemos llegar solamente si permitimos el dolor, que está en algún lugar en el camino y que tenemos que encontrar en ese camino. Y eso es la drama y la tención por cual tenemos que pasar. Este es el tiempo grande de la gracia.
 
En España el sacramento de la reconciliación, de la confesión está en una gran crisis. Incluso, en todo el mundo se habla del sacramento de la confesión que está en la crisis. Por qué es así? Aquí no lo es, claro.
No, no, el sacramento de la confesión no está en crisis en España. En España están en crisis todos los sacramentos. Porque en realidad, nosotros no tenemos los siete sacramentos. Divide y gobierna! Nosotros queremos dividir los sacramentos, este lo voy a elegir, ese no, luego escojo uno, dos, tres sacramentos y eso me hace un creyente. En realidad existe solamente un sacramento y eso es el sacramento de Cristo Jesús, y los sacramentos son los miembros del ser de Cristo. Porque no se pueden sacar los ojos del Señor y decir, pues, yo creo en el Señor, pero no me gustan sus ojos, todo lo demás está bien, pero no me gustan sus ojos. O, voy a cortar las piernas del Señor, porque no me agradan. Las voy a cortar, y el resto del Señor está bien. Así nosotros construimos nuestra propia fe, pero eso no es la fe, sino el becerro que
siempre es un fenómeno que el hombre sigue repitiendo, y en realidad nosotros buscamos al Señor. Y en el sacramento de la reconciliación ocurre algo más, ocurre el Señor. En el sacramento de la reconciliación nosotros pasamos por lo que ha pasado Pedro, que en un momento huyó de él, yo no le conozco. Y en esa situación, cuando decimos, yo no le conozco, el hombre dice ahora ese hijo mío no me agrada, mi esposa no me agrada, mi vecino no me agrada, no me agrada la otra nación, la raza diferente, no me agrada lo que tengo, así que voy a probar un poco de droga, no me agrada mi mujer, voy a buscar otra, no me apetece esto, no me apetece aquello, y así hacemos una vida propia, y entonces caemos al infierno, entramos al infierno. Y que es la reconciliación? La reconciliación es poder decir, Dios, no me agrada mi hijo, yo sufro por él, por mi hijo, pero lo haré todo para estar en una manera divina en la vida de mi hijo. No me agrada mi mujer, como me puede agradar, está enferma, está embarazada, ya tenemos cinco hijos y un salario muy pequeño, claro que no me agrada, tiene que entrar la duda, tiene que entrar el tormento, y ahora voy a compaginar toda mi vida con el hecho que mi mujer a mi no me agrada. Y voy a buscar otra nueva mujer. Y el sacramento de la reconciliación es decir, Dios tú me has dado esa mujer, tú me la has dado Dios, en tu nombre yo entro en su vida, y le recibo en el nombre de Dios. Yo sé, ella está enferma, o está embarazada, está embarazada con el quinto hijo y ese embarazo no me agrada. Pero no funciona así. La reconciliación significa aceptar el sexto hijo, no me agrada, pero lo acepto, eso es la reconciliación. Y es doloroso. En realidad, si yo no acepto como ejemplo, un embarazo, eso no es rechazo de un niño, es el rechazo del mismo Señor. El aborto siempre significa el asesinato del Espíritu Santo. Porque ese niño es el mismo Dios. Dios se ha puesto a sí mismo en ese niño, y cuando nosotros nos reconciliamos, no nos reconciliamos con nosotros, sino con Dios y rechazando el hombre, nosotros rechazamos a Dios, y Cristo no se puede separar del niño concebido, no se puede separar. Es uno con él, y nosotros cuando rechazamos, cuando techamos a esos niños hemos rechazado todo y no hay nada más. Así que la reconciliación es el camino hacia la Eucaristía, hacía la Confirmación, y todos los sacramentos. Un sacramento contiene todos los sacramentos, y no pueden estar separados. Por eso digo que hay solamente un sacramento y que son los miembros de un solo  sacramento, y eso es Jesucristo. La Reconciliación es una relación hacia todas las direcciones , entre todos los sacramentos, igualmente como un ser es un ser que puede existir solamente si todo está compuesto en nosotros. Entonces ese ser está vivo. Si a mí no me agrada eso, la mujer, el embarazo, eso o aquello, entonces cortamos las relaciones y creamos una crisis. Y cuando entendemos que hemos hecho, comprendemos que tenemos que reconciliarnos y aceptar todos los sacramentos y todos los miembros del cuerpo del Cristo. 
 
Tiene algún mensaje para la gente , los padres, para los mismos adictos que verán este reportaje, que les diría?
Si hablara con los padres, les diría que normalmente el problema no son los jóvenes, los adictos. Todos los problemas, hablando con las familias de las cuales vienen los adictos, empiezan con los padres. En concreto, por ejemplo, de una familia el padre lo haría todo, está dispuesto a hacer todo posible para que su hijo entre en la comunidad, y la madre no lo permite. La madre hace todo lo posible, incluso adquiere un sustituto por la adicción, le da dinero al hijo, organiza su vida para que él no tenga que entrar en la comunidad y haciendo eso ella radicalmente no cree en su hijo. Y eso es entonces el fin de todo. Si le confiamos a Dios, a lo que Dios está dispuesto hacer con nosotros y a lo que el hombre puede lograr colaborando con Dios, entonces los milagros ocurrirán. Y siempre, de una manera, nos guste o no, el Señor encuentra a sus amigos, sus discípulos, y les dice ven conmigo. Eso ocurre en la boda, ven conmigo. En la vocación sacerdotal, ven conmigo. En el matrimonio ocurre ven conmigo, cuando se crea una situación nueva, en todas las decisiones nuevas, en la vida cotidiana el Señor nos dice ven conmigo. El Señor le repite al hombre, ven conmigo. A veces esa ida y esa llamada es absurda, imposible, para nosotros los hombres es una tontería inaceptable. Como le podemos seguir, cuando le preguntan y que tienes tu, les dice ni  siquiera tengo la piedra donde apoyaría mi cabeza, y sin embargo les dice, ven conmigo. Son las situaciones absurdas. Pero el Señor dice al hombre ven conmigo en todas las situaciones de la vida y está repitiendo incluso hoy, y cada hombre en un lugar en su corazón, en su alma, o en lo profundo de su ser oye que el Señor le está diciendo ve con él. Creo que tenemos que reconocer que es eso a lo que estamos invitados que hacer eso será la salida de la crisis. 
 
Quizá no se pueda hablar de eso, pero que porcentaje del éxito tiene el programa una vez terminado?
Tengo que reconocer que yo lo veo un poco diferente. Según mi opinión y convicción el éxito es 100%. Cómo? Pues, por ejemplo, nos viene un joven y se queda con nosotros un día entero en oración. Y dice, a mi no me gusta esto, no lo acepto, pero él ya ha pasado un día en oración y no lo ha pasado en la calle. Ese mismo día ha logrado 100%. Por lo menos ha visto que existe la otra opción y yo lo veo así. Así que cada día, un día, una hora es un éxito aquí cien por ciento. Después de tres años la mayoría de ellos continuarán una vida con calidad, otros no, pero cada momento pasado en la comunidad es un éxito. Alguien pasará aquí un mes, un año, el otro dos, el otro tres, el otro cinco años, pero todo eso es el don de Dios, y cuando un hombre vuelva a la vida con el tiempo pasado aquí, eso es siempre algo que les quedará como
una experiencia con la cual pueden contar en la vida, y eso es el momento del encuentro con el evangelio y permanecerá como una experiencia que durara. Pienso que con eso tenemos que estar animados y no hay que desanimarse incluso cuando el éxito no es como nosotros desearíamos.

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