En este último tiempo muchos de los hijos de la Virgen nos hemos sentido cansados, abatidos, agobiados a causa de las distintas situaciones que estamos padeciendo. Tenemos problemas en nuestras familias, la situación económica en el mundo no es la mejor y, además, perdimos a muchas personas que queremos. Por lo general, en nuestra vida, cuando las cosas nos van bien es fácil lograr un clima de oración, ir a Misa, perseverar y ser constante en nuestra vida de fe. Pero… siempre hay un pero… cuando las cosas no nos van tan bien lo primero que hacemos es dejar de lado aquello que le hace bien a nuestro corazón.

La Virgen nos dice: “en este tiempo los llamo a regresar a Dios y a la oración. Invoquen la ayuda de todos los santos a fin de que sean para ustedes ejemplo y ayuda”.

La vida muchas veces se puede volver cuesta arriba y lo que en muchos momentos se nos hace muy fácil en otros se nos puede hacer muy difícil. Nuestra Madre lo sabe porque nos conoce, por eso nos invita a regresar al amor de su Hijo Jesús y a que en estos momentos no nos apartemos de la oración. La oración es lo que nos ayuda a tener paz, a buscar soluciones a los problemas que tenemos, a tratar de estar tranquilos y tomar buenas decisiones en momentos donde vemos todo oscuro. Además, ella, como buena Madre que es, nos dice que hay muchas personas que vivieron antes que nosotros que pasaron por situaciones similares a las nuestras y hoy están gozando de la presencia de Dios en el Cielo. La vida de los santos nos ayuda a entender que ellos pasaron por los mismos problemas que nosotros, sufrieron y se rieron, los trataron por tontos y pedían sus consejos, al igual que te pasa a vos en el día a día. Los santos perseveraban en la oración y ante las dificultades no se apartaban del amor de Jesús. Ojalá que la vida de los santos sea una ayuda y un ejemplo para cada uno de nosotros en nuestro peregrinar por este mundo. Leer la vida de los santos siempre nos estimula, nos conforta y nos da fuerza para enfrentarnos a las distintas situaciones del día a día.

Cuando estés mal o triste acordate que los santos vivieron lo mismo que nosotros y el amor a Jesús y a María los ayudó a perseverar ante las adversidades.

¡María Reina de la Paz, ruega por nosotros y por la paz del mundo entero!

 

Padre Marcelo

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