En su primera visita a América Latina -como nos había contado fray Zvonimir Pavičić en el mensaje grabado que envió antes de su viaje- el párroco de Medjugorje piso suelo guaraní al llegar, en horas de la mañana del viernes 24 de noviembre, a la ciudad de Asunción, la capital de Paraguay. En el aeropuerto tuvo un gran recibimiento, con música y bailes típicos paraguayos, que disfrutó y se le notaba en el rostro la sorpresa y la alegría por el cariño de los presentes.

La mañana transcurrió con el encuentro de fray Zvonimir y el arzobispo metropolitano de Asunción y Primado de Paraguay, Mons. Adalberto Martínez Flores. Estuvieron presentes además los decanos de 12 decanatos de Asunción, que fueron invitados por el mismo cardenal a esta reunión. De ellos, solamente dos habían peregrinado a Medjugorje.

Paraguay es un país netamente católico y con un 80% de su población que profesa esta fe. El año pasado, Mons. Adalberto Martínez Flores fue nombrado cardenal por el Papa Francisco y se convirtió así en el primer cardenal en la historia de la Iglesia en Paraguay.

Fray Zvonimir Pavičić les habló sobre el Papa Francisco y la postura oficial de la Iglesia sobre Medjugorje. Dijo que en el año 2017 envió al visitador apostólico, Mons. Henryk Hoser, que más tarde falleció y a quien sustituyo Mons. Aldo Cavalli. Subrayó que era muy importante conocer que el Papa, desde el año 2019, permite que las diócesis y parroquias organicen peregrinaciones a Medjugorje, así que ahora los obispos y los sacerdotes pueden llevar una peregrinación a Medjugorje libremente.

El arzobispo se mostró muy interesado en lo que fray Zvonimir les compartió a él y los demás sacerdotes presentes, y le hizo varias preguntas al respecto. Al final del encuentro, fray Zvonimir, les repartió unos obsequios que para esta ocasión había traído desde Medjugorje.

Después de este cálido encuentro, el párroco de Medjugorje dio una entrevista para los medios del arzobispado, la que compartimos a continuación:

A la pregunta sobre sus impresiones de Paraguay, respondió: “Lo primero que me he dado cuenta es que es un país muy sencillo, he visto también que es un país pobre, pero que tiene en sí una belleza especial. En cuanto llegamos al aeropuerto nos acogieron unas personas muy buenas. Mientras íbamos en coche hacia acá, sentíamos que es un país de gente buena, y creo que esa sensación se quedará”.

Contestó a la periodista cuál era el motivo de su visita: “El motivo de mi venida aquí es el XII Congreso de la Reina de la Paz. Siempre invitan a sacerdotes relacionados con Medjugorje o desde Medjugorje, y este año he podido venir yo como párroco. Así que están felices ellos y estoy feliz yo”.

Sobre los mensajes de la Reina de la Paz, dijo: Cuando hablamos de los mensajes de la Virgen, el mensaje principal es la llamada a la conversión. Porque cuando el hombre se convierte, cuando vuelve a Dios, tiene paz en su corazón. Así que, aunque la Virgen se presentó como la Reina de la Paz en Medjugorje, creo que la conversión es el mensaje más importante”.

Al finalizar, le pidieron que de un mensaje a todos los que escucharían la entrevista: “Mi mensaje a todos siempre será que oren, que vivan con Dios, porque solamente así merece la pena vivir. Independientemente de lo que tenga en su vida, de lo que suceda con el mundo, si el hombre reza, si está con Dios, estará bien. Y precisamente es eso lo que nos enseña la Reina de la Paz en Medjugorje, que oremos y que vivamos la vida con Dios”.

El almuerzo lo compartieron fray Zvonimir, Mons. Ignacio Gogorza, y los responsables y los colaboradores de la Fundación Centro Medjugorje en Paraguay, Minu Fretes, Rocío Ortiz, Julia Jacobo, el P. Julio Rolón y el párroco, el P. Federico Gayoso.

En horas de la tarde se celebró la santa Misa en la parroquia Niño Jesús de Praga y fue presidida por Mons. Ignacio Gogorza y fray Zvonimir fue quien predicó la homilía, que transcribimos a continuación:

“Mientras escuchábamos las lecturas de hoy, seguramente pudimos notar un lazo entre todas, y ese lazo es el templo. En la primera lectura, en el libro de los Macabeos, pudimos escuchar cómo los judíos renuevan su templo, lo reconstruyen. Ese libro habla del heroísmo de los hijos de Judea que lucharon por Dios. Que no permitían que los pueblos paganos y las costumbres paganas entraran en su pueblo. Sino que permanecieron fieles al Señor. Y aunque los paganos entraron en el templo, aunque sobre el altar pusieron sus estatuas, ellos permanecieron fieles a su Dios y lucharon por sus convicciones, por su fe, por su Dios. Y también sufrieron el martirio, solo para permanecer fieles a Dios. Porque profundamente en su interior sentían que únicamente Dios puede darles lo que necesitan, que es la vida eterna. Y hoy, finalmente, leemos como purificaron su templo, como lo recuperaron y como con danzas, con cantos alabaron y glorificaron a Dios. Las dos lecturas hablan de la purificación del templo. El templo concreto en Jerusalén. Pero, el apóstol san Pablo dirá que nosotros somos el templo de Dios, nuestro cuerpo es el templo del Espíritu Santo. Y si mi cuerpo es el templo del Espíritu Santo, eso significa que yo a diario tengo que purificar ese templo. Que tengo que purificarlo de todo lo que no sea de Dios, que no pertenezca a Dios, de todo lo que daña a ese templo, porque Dios nos ha creado para la eternidad. Por eso, profanamos nuestro ser cada vez que no vamos por el camino de Dios. Cuando no obedecemos los mandamientos de Dios y sus palabras”.

“Y pueden ver como termina este Evangelio, dicen que los letrados, los fariseos a Jesús no le pudieron hacer nada ¿por qué? Porque el pueblo pendía de su palabra. Es decir, el pueblo dependía de la palabra de Jesús. ¿Y qué es lo que nos dice eso hoy? Nos dice que, en la vida, a pesar de las tribulaciones y dificultades, nosotros pasaremos por ellas y las superaremos si pendemos de la palabra de Dios. Porque eso es lo que nos salva, eso es lo que nos cuida, lo que nos purifica, y eso es lo que nos llevará ante Dios a la vida eterna. Por eso, cada uno debería preguntarse a sí mismo hoy: ¿acaso vivo según la Palabra de Dios? ¿Acaso todavía hay algo en mi vida, en mi corazón que tiene que ser purificado, echado fuera? ¿Acaso hay en mi interior algo pagano, algún pecado que todavía no he confesado? Si el Señor viniera hoy a mi vida ¿qué es lo que Él purificaría en mí? Y esa es la pregunta que cada uno de nosotros debería hacerse a sí mismo. Solo el que sea puro, el que busca la misericordia de Dios, ese se salvará“.

“Yo vengo de un pequeño lugar, se llama Medjugorje. Donde la Virgen se apareció hace 42 años y, precisamente allí, la Virgen nos invitó a la conversión, precisamente nos invitó a lo que acabamos de leer en las lecturas de hoy. Y desde entonces, las personas, la gente del mundo entero van allí y se confiesan, se convierten, purifican el templo de su cuerpo, de su espíritu y abandonan el pecado. Y ese es el mensaje de Medjugorje. Y ese es el mensaje de la Palabra de Dios, que Él nos da hoy. Purifiquemos nuestros corazones, purifiquemos nuestra vida de todo lo que no sea de Dios, a fin de que podamos ser totalmente de Dios. Porque es así como Dios nos desea. Amén”.

Al culminar, fray Zvonimir repartió a los presentes estampitas de la Virgen traídas desde Medjugorje.

Antes de viajar hacia La Colmena, ciudad donde se celebrará el XII Congreso de la Reina de la Paz que comenzaba al día siguiente, fueron a casa de Julio César y Lidia para un refrigerio. Allí les dieron una hermosa acogida, donde con mucho amor y alegría, y al son del harpa, recibieron a fray Zvonimir en agradecimiento por haber venido a Paraguay.

Para terminar el artículo, vale recordar las palabras que fray Zvonimir Pavičić dijo al llegar, cuando le agradecieron por haber venido y haber hecho el sacrificio de ir a la otra punta del mundo: “Yo soy párroco de una parroquia donde viene la gente de todas partes del mundo, y me gusta y estoy muy feliz de poder viajar para conocer la cultura y la vida de la gente que va a Medjugorje”.

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