El sacerdote franciscano de la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos, fray Ivica Vrbić, recibió la visita de fray Zvonimir Pavičić, el párroco de Medjugorje, durante la Misión Latinoamericana 2023, el 4 de diciembre pasado. Aprovechamos la ocasión para entrevistarlo sobre la labor que desempeña en Bolivia, y también hablamos con una de las voluntarias croatas que están allí.

Fray Ivica tiene 41 años y es oriundo de Zavidovići, localidad que se ubica en la parte central de Bosnia-Herzegovina y es sacerdote desde 2009. Es parte de la provincia Croata de Franciscanos Capuchinos. Durante la guerra de los ‘90, cuando él tenía 10 años, dejó su país y fue a Croacia, donde conoció a los Capuchinos y se quedó allí.

Nos compartió que siempre tuvo en su corazón el deseo de ser misionero y que cuando se dio la oportunidad de ir de misión no lo dudó. Antes de Bolivia, mientras era estudiante de teología estuvo un mes en Manaos, en Brasil. Y después, ya siendo sacerdote, misionó en Benín, en África. Fray Ivica estuvo un tiempo de párroco de la parroquia San Leopoldo Mandić, en Dubrava, Croacia. Buscando la voluntad de Dios en la misión y habiendo conocido estas dos realidades de cerca, no fue él quien eligió donde ir, sino que dejo en manos de sus superiores el destino, ya sea África o América Latina.

Fundación Centro Medjugorje: Fray Ivica, ¿dónde desempeña la labor pastoral actualmente?

Fray Ivica: Soy parte de la delegación de los hermanos menores capuchinos en Bolivia, nosotros recién estamos implementando el carisma capuchino en Bolivia. Los primeros capuchinos llegaron aquí en el año 2008. Actualmente estoy en una parroquia que se llama Minero, en la fraternidad San Isidro Labrador. Nosotros la llamamos “Misión Minero” que se encuentra en la Arquidiócesis de Santa Cruz de la Sierra.

Fundación Centro Medjugorje: Usted es párroco, ¿Cuántos hermanos más viven con usted? ¿Tiene algún otro cargo además de ser el párroco?

Fray Ivica: Actualmente soy párroco desde enero de este año, anteriormente tenía la tarea de Guardián de la Fraternidad, por cuatro años. Ahora en este momento somos cinco hermanos aquí. En toda nuestra delegación, como en toda nuestra fraternidad, los demás hermanos son peruanos y yo soy el único croata que está siendo parte de la delegación de los capuchinos en Bolivia. Aparte de Minero, tenemos también otra comunidad en Santa Cruz de la Sierra. En la fraternidad de Naranjal está el noviciado internacional para la Conferencia de América Latina, donde está un hermano de Ecuador, un hermano de Argentina, un hermano de Paraguay y un hermano de Perú, y son parte del equipo interprovincial para la formación.

Como párroco, soy director de la acción social de nuestra delegación porque aquí tenemos una obra social de la delegación capuchina, sin fines de lucro, que se llama San Leopoldo Mandić. También soy confesor oficial de las Clarisas Capuchinas en Cochabamba y aquí en la fraternidad, soy el asistente espiritual de la Juventud Franciscana.

Fundación Centro Medjugorje: Nos puede contar ¿con qué se encontró al llegar a Montero? Y, ¿qué tipo de labor desempeña con los necesitados?

Fray Ivica: Llegué primero a Santa Cruz de la Sierra, donde iba a aprender español, porque cuando llegué a Bolivia sabía una sola palabra que era “hermano”, y luego iba poco a poco aprendiendo español, primero en un curso en Santa Cruz, después de dos meses y medio allí, pasé a Minero. Aquí me encontré con la situación de la gente de la calle, de la gente de escasos recursos, la gente que trabaja día a día para dar alimento a su familia. A mí me chocó mucho el tema de la pobreza, porque estoy llegando de otro continente, y los hermanos peruanos no tenían tanta acción social, porque también ellos son del mismo ambiente y están acostumbrados a este estilo de vida, por decirlo, de la pobreza. A nosotros, los europeos, cuando venimos aquí, nos choca eso. Y también cuando uno ve la situación no se desespera, sino que, gracias al don de Dios, siempre te nace en el corazón y en la cabeza la idea de ¿qué puedo hacer para ayudar a los demás?

Con mi llegada hemos empezado con las obras sociales de manera especial en la fraternidad de Minero, con el sentido de ayudar a las familias necesitadas con los alimentos, con los medicamentos, a los pobres, a los enfermos. Luego hemos empezado una obra muy importante que es el apoyo escolar, donde nosotros estamos ayudando a recuperar las clases a los niños de primaria que están retrasados en las materias, más que nada, por una falta de buena atención en la familia. Son los niños que crecen en una familia disfuncional, por decirlo así, o tienen una mamá soltera, o un papá que cría a su hijo solo, o crecen con una abuela, o son descuidados o son víctimas de abuso. Entonces, nosotros a estos niños, cuatro veces a la semana, le damos clases de dos horas y un plato de comida. En este momento tenemos 250 niños en este programa de apoyo escolar.

Aparte del apoyo escolar, estamos brindando un servicio de salud a los enfermos. Aquí la gente compra los medicamentos, no por caja, más bien por unidad. Uno que es pobre, no tiene plata para poder comprarse la caja de medicamentos. Entonces, hoy compra una pastilla, mañana otra si tiene plata, y así va comprando cuando puede. A los pobres que están enfermos les facilitamos la visita médica, voluntarios y también los medicamentos necesarios para su curación y sanación.

Ayudamos a las familias necesitadas con la construcción de su casa. Por ejemplo, una familia que tiene siete hijos, apenas le alcanza para comer, entonces ellos no tienen la posibilidad de construirse un cuarto, o una casa. Nosotros les ayudamos.

Algo que es parte de nuestro proyecto social, es que queremos hacer un internado estudiantil, para 60 chicos, y luego para 60 chicas. Donde los chicos podrían vivir en nuestro edificio, ser guiados por nuestros tutores y tener clases en el colegio donde nosotros vamos a ser los administradores. Son colegios de secundaria, parte de las escuelas Don Bosco, que pronto nosotros vamos a empezar a administrar en Chané, y también en Fernández Alonso que pertenece a nuestra parroquia. Aquí vendrán los chicos que en su propia comunidad no cuentan con la escuela secundaria y tienen que caminar 3, 5, 6 o hasta 10 kilómetros. Algunos tienen moto, pero muchas veces no tienen gasolina para ir al colegio, entonces, muchos de ellos, el 40% abandona el estudio en la secundaria. Por lo cual queremos ayudarles para que puedan seguir adelante.

Fundación Centro Medjugorje: ¿Cuántos habitantes viven en la ciudad de Montero? ¿Cuántos parroquianos tiene? ¿Son gente mayor, por lo general, o hay niños y jóvenes?

Fray Ivica: En nuestra parroquia San Isidro Labrador, en Minero, se encuentran dos municipios. El municipio de Minero y el de Fernández Alonso. Más o menos podrían ser ahora unos 45 mil habitantes. No todos católicos, ya que hay iglesias evangélicas, pentecostales y otras denominaciones y sectas. La población en su gran mayoría es joven, porque aquí en Bolivia, gracias a Dios, está prohibido el aborto. Algunos dicen que el 50% de la población en Bolivia son los niños y jóvenes hasta 18 años, yo no sé si esto es cierto, pero es muy probable, porque hay muchos niños y jóvenes en Bolivia. Y es una nación que tiene incremento natural de la población, y está creciendo más y más.

Fundación Centro Medjugorje: Estos días los ha visitado fray Zvonimir Pavičić, párroco de Medjugorje. ¿Usted lo conocía de antes? ¿Qué ha significado para su misión la visita de fray Zvonimir?

Fray Ivica: Yo conozco a fray Zvonimir desde hace mucho tiempo, de cuando él estudiaba teología en Zagreb y vivía en el convento de los franciscanos menores de Herzegovina, en Dubrava, que estaba en la jurisdicción de la parroquia donde yo estaba de párroco. Ahí nos conocimos, porque los seminaristas y los novicios, venían a nuestra parroquia a prestar sus servicios de acolitado. Zvonimir también prestaba servicios así, o cuando venían a cantar en la parroquia para distintas festividades. Es desde entonces que tenemos una amistad.

Aquí, cuando se habla de la visita del párroco de Medjugorje, ustedes tienen que comprender que, en la zona rural de la provincia, tienen una fe que recién está en pañales, por decirlo así. Nosotros, cuando preguntábamos unos domingos antes de la venida de fray Zvonimir, quién había escuchado de Medjugorje, muy pocas personas levantaban la mano entre los feligreses. Respecto a la fe, aquí la gente muchas veces empieza desde cero, y entonces lo que nosotros queríamos hacer con esta visita, era hablarles de la preocupación de nuestra Señora, la Reina de la Paz, por la salvación de sus hijos. Hablarles de una forma que ellos comprendan cómo Dios se ocupa de ellos, enviando a la Virgen, en medio de nosotros, en tantos lugares, como Fátima, Lourdes, Guadalupe, Ruanda, y también Medjugorje. Y aquí en Bolivia, se apareció la Virgen en Cochabamba, en Urkupiña, que es un santuario inmenso del pueblo boliviano. Lo que les estamos mostrando es la preocupación de Dios por la salvación de todos nosotros que se expresa a través de la visita de la Virgen María.

Algo que quería también subrayar, a los chicos y las personas que asistirán a la celebración en la que predicará fray Zvonimir, es que la Virgen, en cada país que se ha aparecido habla el idioma nativo. Entonces, Ella se comunica con la gente en el lenguaje que ellos conocen. A veces, cuando las palabras no son suficientes, la Virgen conoce también nuestro corazón, conoce nuestras preocupaciones, conoce todo lo que estamos viviendo y experimentando. Con Ella hay que hablar y tener siempre el contacto de corazón, porque Ella nos va a hablar de corazón a corazón, y así también le queremos hablar nosotros.

Fundación Centro Medjugorje: En este momento hay tres voluntarias que le están ayudando en la misión. ¿Cuál es el perfil de las jóvenes que ayudan en la misión y en qué les ayuda a ellas servir en un país tan pobre, pero tan hermoso como Bolivia?

Fray Ivica: En este momento, nuestra misión de Minero cuenta con tres voluntarias que vienen de Croacia. Son las chicas que normalmente terminan la universidad y vienen a prestar su servicio de voluntariado en nuestra misión. Algo que es importante saber es que, nuestro voluntariado, es misional, por decirlo así, porque muchas veces se ofrece un voluntariado en un hogar de niños, o en una institución. Pero aquí el voluntariado es misionero, donde las voluntarias están al servicio del anuncio de la Palabra y también de la acción social. Entonces, en primer lugar, nuestras voluntarias tienen que ser católicas, mujeres que quieren comprometerse con su Iglesia y anunciar el Evangelio así, con su corazón disponible. A cada una de las chicas que vienen aquí a ofrecer su servicio de voluntarias en nuestra parroquia y misión, nosotros siempre le respetamos su profesión. Las que terminaron sus estudios como doctoras, médicas, ejercen ese servicio. Las chicas que terminaron la universidad para ser educadoras, maestras, en el trabajo social o periodismo, a cada una se le decía que ejerza su ministerio, su vocación, su profesión en este servicio que están viviendo. A cada una de ellas, nosotros le damos la libertad para poder expresarse por el bien de las personas y la construcción del Reino de Dios.

Las chicas prestan su servicio también atendiendo a los pobres, con las visitas a domicilio a los enfermos, con todo lo que tiene que ver con la educación, el apoyo escolar. Y de manera especial, cuando nosotros cada noche salimos a las diferentes comunidades, porque nuestra parroquia tiene 23 comunidades que debemos atender, entonces ellas prestan su servicio con cantos, juegos, catequesis y trabajo social. Por el momento no recibimos a los varones, porque como tenemos una sola casa para el voluntariado, no podemos mezclar unos y otros.

Fundación Centro Medjugorje: Si alguien quiere ayudar la misión, ¿cómo puede hacerlo? ¿A quién se puede dirigir?

Fray Ivica: Si alguien quiere ayudar a la misión, se pueden comunicar conmigo mediante email vrba14@gmail.com o por Facebook, en la página Ivica Vrbić que tiene más de 10 mil seguidores. Vemos de dónde se comunican y si quieren aportar algo a la misión, y buscamos la forma más fácil de poder hacerlo.

Después del hermoso testimonio de la labor de la obra misionera que nos compartió fray Ivica Vrbić, conocimos las tres voluntarias que están en Minero: Petra Remenarić (28), doctora de la ciudad de Bjelovar; Kristina Bednjanec (37), abogada de Zagreb, ambas de Croacia. La tercera voluntaria, y con quien hablamos es Kristina Jozić, croata de Bosnia-Hercegovina, de 24 años, es periodista y viene de la localidad de Zepče. Hace 11 meses que está en la misión, y todavía le queda un mes por delante. En su perfecto español, nos compartió que de niña le encantan las misiones y que quería ser voluntaria en algún país. Y que escogió Bolivia porque ya conocía a fray Ivica, y él ya la había invitado hace unos años a venir, pero decidió esperar a terminar sus estudios, entonces aceptó hacer el voluntariado por un año.

Fundación Centro Medjugorje: Nos podrías contar ¿cuál es vuestra labor principal en la misión?

Kristina: Nuestro trabajo mayormente se trata de la pastoral con los niños. Casi cada día estamos visitando las comunidades de nuestra parroquia. Cuando las visitamos, juntamos a los niños, hacemos con ellos dinámicas, dibujos, canciones que les gustan. Después tenemos las catequesis con los jóvenes y adultos, también con los niños que se puede. Es bonito, pero también muy difícil, porque tenemos que esforzarnos mucho y preparar algo que ellos entiendan, y hacer cosas muy básicas, porque aquí los niños no conocen mucho la fe. Hay que hablarles de Jesús, de María, de los santos, hay que educarlos en espíritu católico. Siempre nos acompaña un sacerdote y tenemos la misa, que puede ser celebrada en la cancha, en un salón de la escuela o en una capilla, si el pueblo la tiene. Siempre les llevamos regalitos.

Fundación Centro Medjugorje: ¿Cómo te sentís con tu trabajo, con lo que realizas en Minero?

Kristina: No tenemos aquí un trabajo exacto que cuando viene una voluntaria tiene que hacer esto o aquello, no. Cada una de nosotras hace lo que sabe hacer, depende de nuestros talentos, de la carrera. Por ejemplo, si tenemos una doctora, ella se dedicará a curar a las personas. Yo soy periodista y no se hacer muchas cosas de medicina, pero entiendo la fe, se trabajar con los jóvenes, entonces puedo acercarme y de una manera interesante enseñarles muchas cosas de la fe. Me dedico a catequesis para la Primera Comunión y Confirmación, es muy difícil, no voy a decir que no lo es, pero después, cuando se ven los frutos, mi corazón está tan lleno al ver el cambio en esos niños.

Me demuestran cuanto me quieren, por ejemplo, cuando me hicieron la despedida, como me abrazaban. Eso es grande y no tiene precio. Y saber que esos niños de 9 o 10 años tienen ya tantas heridas de sus familias, de sus padres, lloran a cada rato. Entonces, si tú eres alguien que les va a mostrar que hay esperanza en la vida, que está Jesús que los quiere, tal vez parece poco, pero si cambiamos la vida de alguien, es mucho. Esto es difícil de explicar a los demás. Por eso, los invito a todos los que sienten esta vocación, que no tengan miedo y que vengan, porque no se van a arrepentir. Dios siempre va a devolver esa misericordia que tenemos por los demás ciento por uno.

Fundación Centro Medjugorje: ¿En qué te ha ayudado en tu vida este último año?

Kristina: Vengo de otro mundo, de Europa, donde se vive completamente diferente. Solo venir y ver aquí la pobreza, la mentalidad, todo diferente, ha hecho que cambiaran muchísimas cosas. Me ayuda en tener más paciencia, cuando me falta algo es ver en realidad que no es nada, porque lo tengo todo. Estoy viva, estoy sana, tengo mi familia. Lo que antes me molestaba ahora para mí son cosas insignificantes. Me ha cambiado la mirada totalmente, ver a estos niños, no solo los niños, sino los jóvenes que no tienen una oportunidad de elección en su vida, que van viviendo día a día, sin saber que van a hacer, sin la formación. Una niña de 12 o 13 años que no puede ir al colegio porque le queda lejos. Le pregunté qué estaba haciendo y me dijo que le ayudaba a su mamá en la cocina y limpiaba cada día. Viven en casas de barro, de palos de palma. Pienso que yo tuve tantas oportunidades en mi vida, no me voy a quejar nunca más.

Fundación Centro Medjugorje: Y en la fe, ¿te ha ayudado?

Kristina: Gracias a Dios crecí en una familia religiosa, no tuve nunca una crisis de fe. Me ayudó aún más para saber que cuando no tienes nada, le tienes a Dios. Que en cualquier momento puedes perder algo que quieres mucho, cosas materiales, personas, pero nunca lo vas a perder a Dios. Porque esta gente aquí pierde bastante, los niños pequeños pueden morir porque no están bien, no hay hospitales. Se pueden perder tantas cosas, pero siempre hay que tener esa esperanza que tenemos los católicos, que tenemos a Jesús. Ahora he visto de cerca lo que la gente está perdiendo, lo que yo no experimenté en mi vida, lo veo en ellos.

Fundación Centro Medjugorje: ¿Qué tiene que hacer una joven que quiere venir aquí?

Kristina: Comunicarse con los hermanos capuchinos aquí, lo mejor es con fray Ivica Vrbić porque es el encargado del voluntariado. Él tiene su Facebook, es muy fácil contactarse con él.

Después de pasar la mañana, almorzar en comunidad y la primera parte de la tarde en Minero, el resto del día continuó con el rezo del rosario, la celebración eucarística fue presidida por fray Ivica Vrbić, que al inicio dijo: “El Señor nos está visitando de manera especial a través de nuestro hermano sacerdote, franciscano, párroco de Medjugorje, donde en 1981 apareció la Virgen María y se presentó como Reina de la Paz. Le damos una cordial bienvenida a nuestro hermano fray Zvonimir”.

Fray Zvonimir Pavičić predicó en la homilía: Hace 42 años, el 24 de junio de 1981, seis niños vieron a la Virgen. Se les apareció la Bienaventurada Virgen María. Esos niños estaban fuera, jugaban, pasaban el tiempo juntos, vivían una vida normal. Primero vieron una luz en la cima del monte, y se asustaron. Pero al día siguiente volvieron al mismo lugar y subieron donde estaba la Virgen. Ella se les presento como la Reina de la Paz y les dijo que de manera especial escogió precisamente la parroquia de Medjugorje”.

“Queridos hermanos, estamos al comienzo del Adviento. Cada Adviento nos prepara para la Navidad, para el Nacimiento del Señor. Y esa fue la primera venida del Señor, aquí, en medio de nosotros en la tierra. Pero el Adviento nos prepara para algo más, y es la segunda venida del Señor. Cuando Él vendrá de nuevo y cuando lo encontraremos cara a cara. Y por eso es importante para nosotros el mensaje de la Virgen desde Medjugorje. Porque Ella desea prepararnos para ese encuentro, desea que nos convirtamos, que vivamos como los verdaderos y auténticos cristianos, y que no tengamos miedo de ese encuentro definitivo con el Señor”, dijo sobre el final.

Momentos después, fray Zvonimir repartió a los presentes las estampas de la Virgen traídas desde Medjugorje, y los parroquianos le dieron algunos regalos al párroco de Medjugorje “con el cariño de nuestro pueblo”, como uno de los fieles le dijo al saludarlo.

La jornada, y con ella la Misión Latinoamericana 2023, culminó con la Adoración Eucarística.

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