Todas las personas, relacionadas de una u otra forma con Medjugorje, teníamos nuestros ojos y nuestro corazón puestos en el Encuentro Internacional de la Juventud de este año.

Sabíamos que, durante esos días, Medjugorje iba a recibir la visita de varios cardenales y obispos con una cierta relevancia en la Iglesia Católica (además, lógicamente, de contar con la presencia del Visitador Apostólico, Monseñor H. Hoser) hecho éste que iba a proporcionar una especie de altavoz a todo lo que ocurre en este Festival, que se celebra, año tras año, desde 1989. Gracias a Dios y a la Gospa, han sido decenas de miles los jóvenes congregados en Medjugorje, miles también los sacerdotes (misas concelebradas por más de setecientos sacerdotes, sin contar los que se encontraban confesando durante la Eucaristía) y cientos de miles de personas siguiendo el Festival por internet y redes sociales.

Y todos los participantes coinciden en una idea principal, la íntima relación entre Medjugorje y la Nueva Evangelización de la que viene hablando la Iglesia desde hace muchos años.

Fray Ivan Dugandzic -sacerdote franciscano, miembro de la Provincia franciscana de Herzegovina- ya en 1988, mantenía que la Nueva Evangelización, anunciada y elaborada desde principios de los años setenta en numerosos documentos papales, ya se estaba llevando a cabo en Medjugorje durante todo ese tiempo, donde el Evangelio es anunciado con toda la seriedad que es requerida de parte del que lo anuncia y, puesto que millones de oyentes lo han vivido como la Buena Nueva sobre un Dios que ama y perdona, en eso han descubierto un tesoro escondido y han encontrado una perla de gran valor que, con tal de obtenerla, han sido capaces de sacrificar todo lo demás (Mt 13,44-46). La espiritualidad de Medjugorje, desde el principio, ha puesto en evidencia un rasgo caritativo que sensibiliza a los hombres ante las necesidades del hermano, lo que se ha manifestado en maravillosos ejemplos. Además, Medjugorje es mucho más que un lugar de oración y de conversión. Sobre todo, es el lugar en el que Dios desea señalar que la aspiración del hombre hacia Él no es vana y que el camino hacia Él es posible, también hoy día, ya que Él viene al encuentro del hombre.

Fray Ivan continuaba diciendo que no debíamos considerar Medjugorje, como una isla en donde podemos refugiarnos huyendo de un mundo que ya no podemos soportar, ni buscar un substituto para la Iglesia que está desorientada en el mundo de hoy. Por el contrario, Medjugorje acontece propiamente en medio del mundo contemporáneo que tiene necesidad de Dios para tener un futuro. Sucede en una Iglesia que será alejada de su confusión ante los enormes desafíos contemporáneos y en ella se revivirá el espíritu de sus orígenes. Parece que el significado profundo de los eventos de Medjugorje no es incluir otro movimiento más en la Iglesia, junto con muchos otros, sino más bien, promover la Iglesia, así como es, a fin de que hoy en día se reconozca su misión y se acepte su propia responsabilidad con respecto al futuro del mundo que, por varios motivos, está siendo objeto de discusión. Naturalmente, solo aquel que comprende que del insignificante Nazaret pudo venir algo bueno (Jn 1,46) y que Dios actúa siempre por medio de los pequeños y de los insignificantes, puede reaccionar de este modo.

Y Dios se ha servido durante estos años de los insignificantes y de los torpes. Ya lo creo que sí.

De otro lado, Monseñor Hoser, enviado del Papa a Medjugorje, en su primera comparecencia ante los medios de comunicación, afirmó que creía que Medjugorje ya está en la Nueva Evangelización, y las vocaciones surgidas aquí y el creciente número de peregrinos así lo atestiguan.

El cardenal De Donatis, Vicario del Santo Padre en Roma, durante la homilía de la Misa que presidió en el Encuentro de la Juventud nos dijo que ciertamente estamos en una dinámica de nueva evangelización y que está personal e íntimamente convencido de que Medjugorje ofrece un nuevo modelo. Medjugorje no está bajo la bandera directa del Consejo para la Nueva Evangelización, sino bajo el cuidado de la Secretaría de Estado y ésta, en el pasado mes de mayo, anunciaba que se permitía organizar oficialmente peregrinaciones a parroquias y diócesis por parte de obispos, cardenales y sacerdotes y que éstos podrían estar presentes en las celebraciones festivas, lo que significa que el Santo Padre ha abierto una gran puerta para entrar en Medjugorje.

Por último, el Festival de la Juventud terminó con la homilía del presidente del Pontificio Consejo para la Nueva Evangelización, el cardenal Rino Fisichella, lo cual resulta bastante significativo.

¿Y qué significa todo esto? ¿Qué es lo que ha cambiado en Medjugorje tras el Encuentro de la Juventud de este año? Cambiar, cambiar, estimo que nada si atendemos al fondo de la cuestión. La espiritualidad que aquí se vive y transmite es la misma desde el principio. El fuego que inflama los corazones de los peregrinos se asemeja mucho al del mensaje que Jesús nos dejó en el Evangelio cuando dice “he venido a traer fuego sobre la Tierra”. Y la Gospa nos lo recuerda con su maternal presencia y con su “escuela de amor”.

Ahora bien, Medjugorje ha tenido un respaldo importantísimo por parte de la Jerarquía Eclesiástica en el Mladifest de este año y ello traerá como consecuencia que católicos un tanto reticentes a la hora de peregrinar a Medjugorje, ahora no tengan impedimento alguno para ello. Sobre todo, después de las palabras del Nuncio Apostólico en Bosnia y Herzegovina, Monseñor Luigi Pezzuto, “ya estamos considerando cómo involucrar a los obispos dentro de la Iglesia universal, no solo viniendo aquí, sino también comprometiéndonos tanto con sus laicos como con sus sacerdotes, en la organización de los jóvenes de sus diócesis para asistir al Festival de la Juventud en Medjugorje y para las otras peregrinaciones. Debemos llegar al punto de que los obispos serán los que organizarán las peregrinaciones de sus fieles a Medjugorje y que exista una verdadera devoción mariana, que debería ser cristocéntrica”. ¡Gloria a Dios!.

La Gospa nos pide que seamos apóstoles de su amor y, no cabe duda, de que cuantos más seamos más amor difundiremos, en la medida de las posibilidades de cada uno. Sabemos que por nosotros mismos no somos capaces de nada, o de muy poco, pero con la ayuda del Espíritu Santo, de cuya mano viene nuestra Madre, Su corazón triunfará.

“Yo soy la Reina de la Paz”. Así se presentó la Virgen en Medjugorje. Pues nosotros somos su ejército. Somos la Infantería de María. Y cuantos más seamos mejor. Cuando servíamos a la Patria en las Milicias, lo primero que se hacía era el campamento en un Centro de Instrucción de Reclutas (C.I.R.). Esto es Medjugorje para la Iglesia actual, un maravilloso Centro de Instrucción de Reclutas, de jóvenes –Festival Internacional de la Juventud- y de no tan jóvenes. Y la Virgen nos acompaña, ilumina y protege en nuestra misión. Al fin y al cabo, somos bautizados y enviados.

Luis Miguel Onieva

Vicepresidente de la Fundación Centro Medjugorje

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