La Virgen sigue llamando, lo viene haciendo aquí desde hace 40 años, y muchos han respondido a su invitación maternal. Incluso aquellos que han llegado a Medjugorje sin haber planeado el viaje, también han sido invitados por la Gospa. Dios tiene infinitas maneras de llevar adelante sus planes, quiere contar con nosotros para realizarlos, y con nuestra ayuda llevar al mundo el mensaje de amor que sigue derramando desde Medjugorje. Que primero podamos sentirnos amados por Dios y por la Virgen, y que luego demos a los demás ese amor que hemos recibido, compartamos las experiencias y seamos las manos extendidas de la Virgen en medio del mundo, ahí donde el mismo Dios nos ha puesto a cada uno.

Llegaron esta semana a Medjugorje dos jóvenes sacerdotes y dos aspirantes al seminario. Vinieron desde Illescas y Toledo, en España. Solo uno había estado en Medjugorje antes. En sus palabras podremos conocer sus experiencias, y ver la mano de Dios providente en todo lo que les ha sucedido.

Alejandro Perea Medina tiene 25 años y es sacerdote desde diciembre de 2019. Él nos contaba que no tenía en sus planes venir a Medjugorje, y lo sorprendió la invitación a último momento: “Un compañero sacerdote me dijo un lunes: ¿te vienes el domingo a Medjugorje? y dije pues vale. No estaba planeado desde hace tiempo ni nada, fue de repente. Vine sin expectativas. Vine a rezar, a pasar unos días con la Virgen. Me lo he tomado en plan de retiro, para estar con nuestra Madre y disfrutar de ella”.

Hablando de que le había gustado más, nos dijo: “Una de las cosas que más me han sorprendido ha sido el silencio. El silencio cuando subíamos el Monte de las Apariciones mientras rezábamos el rosario. En la exposición del Santísimo en la parroquia había un silencio rotundo y se podía rezar muy bien. Y eso se notaba en la unción y devoción de la gente, porque se veía en sus caras el recogimiento, con los ojos cerrados, muchos de ellos de rodillas. Es decir, que se notaba que sabían que estaban delante del Rey de reyes. He venido a dejarme sorprender por la Virgen, y eso sería lo que le diría a una persona para invitarla. Solamente pon tu intención y tu deseo de encontrarte con ella y que el resto lo haga ella”.

Oscar Torres Manzanares tiene 26 años y es sacerdote hace un año y medio. También como Alejandro, su viaje fue sorpresa: “Casi que me prepararon el viaje sin yo saberlo. Los dos jóvenes con los que venimos compraron un billete de avión con mi nombre (se ríe). Al principio me negué a venir porque decía: que hace un cura en mayo yendo a Medjugorje y no estando en su parroquia. Pero luego, empecé a pensármelo porque en verdad sabía que necesitaba un descanso con el Señor, un descanso con la Virgen. Y entonces vi que era la Virgen que me había preparado el descanso, y acepté el viaje. Me han hablado mucho de Medjugorje, en tono a veces casi mágico. Y me he dado cuenta que en Medjugorje no hay magia, sino que lo que existe es el poder de la oración. Si ahora me llevo algo, es el poder de la oración y a través de María. En Medjugorje te puedes enamorar de rezar a la Virgen. Hay un ambiente especial, donde la Virgen y el Señor conceden unas gracias muy grandes para aquellos hijos que de rodillas y humildemente, se ponen ante ellos”.

Hablamos también con Adrián Alonso de 20 años y Pablo Nogueira de 29 años. Ambos están por ingresar al seminario, y nos cuentan de su experiencia en Medjugorje y como les fortaleció la vocación.

Adrían nos dijo: “Estar en Medjugorje es un regalo preparatorio de la Virgen. Se ha hecho realidad en un momento muy especial para mí, porque ha sido justo después de hacer público a mi familia que entraba al seminario. Durante estos días se está reafirmando cada vez más que Jesús me llama y que la Virgen me está asistiendo siempre y en todo momento. Medjugorje es un sitio de oración, y eso se ve a la legua. María es una Madre, y en estos días lo estoy sintiendo así, me lo está haciendo ver así. Me está pidiendo a mi convertirme cada día más”.

Pablo nos expresó sus vivencias diciendo:Medjugorje reafirmó mi vocación. En esta segunda vez aquí me doy cuenta de que el Señor, si me ha traído hasta aquí, es porque el Señor me quiere aquí, me quiere para servirlo a Él en cualquier lugar. Si ha sido capaz de traernos aquí con pandemia, pues me reafirma que cualquier cosa va a ser posible. Pues si el Señor me ha llamado al sacerdocio, sus gracias tendrá. En estos días me ha regalado mucha tranquilidad, tiempo para rezar juntos y hacer un poco de vida comunitaria. Mucha paz, mucha gracia, mucha serenidad y sobre todo recargar baterías”.

Con las palabras de estos jóvenes resonando todavía en nuestro interior, demos gracias a Dios, y oremos para tener amor en nuestros corazones, oremos para seguir avanzando en nuestra conversión, oremos especialmente por todos los sacerdotes que, como María Santísima, ya le han dado su sí a Dios. Así nos ha pedido la Virgen: “Oren, ayunen, tengan el corazón lleno de misericordia. No olviden a sus pastores. Oren para que no se pierdan, para que permanezcan en Mi Hijo a fin que sean buenos pastores de sus rebaños. De nuevo les digo: Si ustedes supieran cuánto los amo llorarían de alegría”. (Mensaje a Mirijana 18-03-2009).

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