La comunidad religiosa HeSed tiene 25 años de vida y una historia muy particular, y la misma está relacionada directamente con Medjugorje, ya que fue aquí donde las dos madres fundadoras tuvieron la inspiración de dar vida a una nueva comunidad religiosa con espiritualidad carmelitana, con adoración perpetua. Viven además la espiritualidad de Medjugorje, ayunando dos veces por semana, la lectura de la Biblia y el rezo del rosario diario…

Cada año vienen a Medjugorje, y esta vez tuvimos la posibilidad de hablar con la hermana María Cecilia, que vino coordinando al grupo de religiosas y religiosos de HeSed.

Sor María Cecilia nos contó: “Rezamos en comunidad todos los días las cuatro partes del rosario, tenemos confesión semanal. Somos una comunidad con 25 años de vida, vivimos la espiritualidad carmelitana, la adoración perpetua. Tenemos dos madres fundadoras, que se han conocido en una peregrinación a Medjugorje, por lo que el Instituto HeSed es fruto de Medjugorje”.

Nos relató como sucedió: “Las dos madres fundadoras, Madre Kelly Patricia y Madre Jane, viajaron sentadas en el avión una junto a la otra en una peregrinación a Medjugorje. Eran laicas y no se conocían, aunque una de ellas había tenido una experiencia en el Carmelo”.

 

La experiencia de fundar la comunidad

“La Madre Jane tenía 35 años y la Madre Kelly 26 años cuando se conocieron. Estando aquí, en Medjugorje, sintieron en el corazón la voluntad de servir a Dios, de una forma muy radical, como se vivía antiguamente en las órdenes religiosas. Y las dos fueron rezando y rezando. Al volver a Brasil, después de un año hablaron con el obispo y deciden llamar a nuevas jóvenes para vivir junto a ellas esta experiencia. La Madre Kelly, ha cantado en diversas partes del mundo. Ha cantado para el Papa Francisco. Ha estado en el Festival de la Juventud en Medjugorje en 2013 contando su testimonio de cómo nace la comunidad. La otra Madre fundadora, Jane, tuvo en Medjugorje una transformación muy grande. Cuando regresa a Brasil, siendo laica, viste una túnica, se corta el pelo y solo quiere vivir para Dios”.

En la actualidad HeSed tiene nueve casas en Brasil. La Casa Madre, donde yo resido, está en Fortaleza, una ciudad turística sobre el mar, somos unas cien hermanas. Y en las otras casas por lo menos doce o quince hermanas en cada una y tenemos dos casas en Portugal. Además de un monasterio de hermanos, vecino a la Casa Madre en Fortaleza, de unos 30 hombres. Hay laicos en nuestra orden, al menos unos seiscientos, que participan de grupos de matrimonios, de jóvenes, de niños, de mujeres y de hombres”.

 

El por qué de peregrinar a Medjugorje cada año

La hermana María Cecilia tuvo la gracia de venir muchas veces, como nos dijo: “Esta es la vez número doce para mí en Medjugorje, pero la primera vez para todas las demás hermanas. Todos los años organizamos una peregrinación a Medjugorje, porque nuestra comunidad se inició aquí, en Medjugorje, gracias a la Reina de la Paz. Entonces deseamos que todas puedan venir a Medjugorje una vez por lo menos. Creo que no hay ninguna persona que haya venido a Medjugorje y no ha encontrado una experiencia de amor, de alegría, de conversión, de sentir a la Virgen como Madre. Nosotras cuando venimos a Medjugorje sentimos que estamos en casa. Cuando partimos de Medjugorje, sentimos que nos tenemos que ir de nuestra casa, de estar con nuestra Madre”.

 

Medjugorje en la vida consagrada

La hermana María Cecilia nos relataba su experiencia personal: “Este sentimiento de nuestra Madre es muy fuerte. Por eso es muy especial, y porque he perdido a mi madre por Covid, ahora siento tener a dos mamás en el Cielo. Este sentimiento de maternidad que se siente en Medjugorje es muy grande, es una experiencia en la que la Virgen nos dice vamos juntos a Jesús. He ingresado al convento con catorce años, ahora tengo treinta y cuatro años, hace 20 años que estoy en el convento”.

 

Carisma

“La espiritualidad de la comunidad es carmelitana, el carisma de la comunidad es vivir, adorar, cantar y experimentar la Misericordia de Dios. HeSed es una palabra hebráica que significa “Misericordia”. En nuestra casa hay una gran devoción a Jesús Misericordioso, a santa Faustina. Todos los días rezamos juntas la coronilla a la Divina Misericordia. Hacemos encuentros de oración con unas cinco mil personas, rezando la coronilla de la Divina Misericordia”.

 

Apostolado en tiempo de pandemia

La hermana María Cecilia nos relató que “cuando comenzó la pandemia, empezamos a hacer un trabajo por internet con un lema – Ningún día sin Jesús. Y todos los días, desde el comienzo de la pandemia, a las 5 de la mañana rezamos las cuatro partes del rosario en vivo por internet con ochenta mil personas. Al mediodía, rezamos el rosario de la Virgen de Pompeya con, por lo menos, cincuenta mil personas todos los días. A las tres de la tarde, rezamos la Coronilla de la Divina Misericordia con al menos sesenta mil personas. Personas de todo el mundo, no solo de lengua portuguesa. A las siete y media de la noche, hacemos un momento de Adoración Eucarística y oración de sanación, con también unas ochenta mil personas. Todo lo hacemos delante del Santísimo. Todos los días nos vamos relevando con las hermanas cada una hora, para estar adorando. Y por la noche es una sola hermana la que permanece con Jesús hasta la mañana siguiente”.

 

La gracia que se lleva de Medjugorje

Una gracia de alegría, aunque siempre somos felices, es una felicidad diferente, de sacrificio. Tanto las hermanas como los hermanos, decidimos todos los días subir la Colina de las Apariciones dos veces, siempre descalzos. Ayunamos también dos veces por semana. Escogemos un mensaje de la Virgen por día, y lo leemos después de la Misa, lo volvemos a leer después de Laudes, y por la tarde después de Vísperas”.

Dios no deja de sorprendernos y sigue suscitando vocaciones, renovando la Iglesia con nuevas comunidades de vida consagrada. Si quieres conocer más sobre la comunidad, visita su página web https://institutohesed.org.br/

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